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Los ‘nimby’

El sociológicamente denominado ‘síndrome nimby’ deriva de las abreviaturas de las palabras que componen la expresión inglesa ‘not in my back yard’, que significa ‘no en mi patio trasero’ o,  figuradamente,  ‘no delante de mi casa’. Sevilla está llena de ‘nimbys’ muy británicos ellos, como demuestra el último barómetro de Antonio Pascual para Antares: el número de partidarios de la torre Cajasol y del parking rotatorio en la Alameda experimenta, en plan Arquímedes, un impulso hacia arriba equivalente a la distancia a la que aquéllos residen del Centro. Desde la lejanía, y sin ver ni sufrir las obras y sus impactos en el paisaje y en la vida cotidiana, es muy fácil pronunciarse a favor de cualquier proyecto: urbanismo de salón,  porque constatan que no les afecta. Por contra, en el Casco Antiguo, Los Remedios y Triana, el número de detractores del rascacielos y del parking rotatorio se dispara. Son quienes están a su sombra las veinticuatro horas del día o  sentirán el ruido y los gases contaminantes de los coches. El roce propicia animadversión en vez de cariño.

Sevilla real versus Sevilla oficial

Veinticuatro horas después de la accidentada presentación en Fibes de Espadas como candidato del PSOE a la Alcaldía, otro socialista, el exconsejero de la Junta Antonio Pascual, divulgaba el Barómetro Socioeconómico de Sevilla que ha elaborado el Centro Andaluz de Prospectiva para Antares.

En una ciudad con más de 70.000 parados es lógico que en el sondeo aparezca el desempleo como el principal problema. En nueve de los once distritos (el duodécimo, la isla de la Cartuja, es puramente administrativo y no tiene vida propia), la falta de ocupación es señalada como la primera preocupación de sus habitantes, y la impresión general es que la situación apenas va a variar durante el año recién estrenado.

Tres de cada cinco sevillanos aseguran que en su entorno familiar hay algún parado. La proporción sube en distritos que son tradicionales graneros de votos del PSOE, como Sur (77,5% de los encuestados), Este-Alcosa-Torreblanca (70%) y Macarena (70%).

OTRA SEVILLA

De espaldas a esta realidad social, el alcalde saliente lleva desde el Año Nuevo con una macrocampaña publicitaria denominada ‘Sevilla se ve’ pero que, tomando a la ciudad como pretexto y coartada, no es más que propaganda de autobombo personal cuya factura están pagando todos los sevillanos en esta hora tan difícil.

Campaña de autobombo de Monteseirín

Campaña de autobombo de Monteseirín

El botafumeiro monteseirinesco durará nada menos que tres meses, por lo que no se acabará hasta el 30 de marzo, a sólo 52 días de las elecciones y casi en el límite temporal para no infringir la prohibición legal de realizar propaganda camuflada en periodo preelectoral. El alcalde, no obstante, ya tiene antecedentes: fue condenado por vulnerar la ley al buzonear por toda Sevilla esas pseudorrevistas de barrio plagadas de fotos suyas.

Para esta campaña a la mayor gloria de Monteseirín, el Ayuntamiento utilizará 300 vallas publicitarias, 300 kioscos, 30 pantallas gigantescas de televisión, una serie en  DVD distribuida a través de un periódico adicto a la causa, los autobuses de Tussam, el Metro, el Ave, el aeropuerto, los eventos que organice el Consistorio, una página web específica como la que en su día le encargó el alcalde a su primo, una exposición especial en el antiguo mercado del Barranco y hasta un concierto en el Manhatan Center de Nueva York con artistas ‘de la ceja’.

LA FACTURA

¿Cuánto va a costar este alarde en plena crisis económica, cuando ni siquiera Monteseirín va a poder presentarse a la reelección? Obviamente, la cifra es ‘top secret’, pero ha trascendido que el alcalde se va a gastar al menos el 70% del presupuesto del Ayuntamiento y de las empresas municipales destinado en principio a información de interés público (convocatorias y demás). Monteseirín repite su táctica de ‘economía quemada’ que ya practicó en su último año como presidente de la Diputación, cuando dejó las arcas vacías a su sucesor.

El alcalde está tapando con su avalancha propagandística las acciones publicitarias que tuviera planeadas el candidato de su partido, Juan Espadas, y dando balas a la oposición para asociar el despilfarro a las siglas del PSOE. Zoido no ha dejado escapar la oportunidad de criticar a diario el botafumeiro alfredista y ha declarado: “los socialistas se juegan el dinero de los sevillanos al rojo o al negro, y en estos momentos Sevilla no está ni para rojo ni para negro, sino para austeridad”.

Mientras el  Consejo Económico y Social se lamenta de la falta de inversiones en el último presupuesto municipal de la era Monteseirín, con lo que no habrá medios para combatir la crisis y el paro; mientras los sevillanos deben ir a incinerar a sus seres queridos al área metropolitana porque no hay dinero para reparar los crematorios del cementerio San Fernando; mientras se acumulan los retrasos a los funcionarios del Ayuntamiento y se demoran los pagos a los proveedores, el alcalde demuestra con su campaña de propaganda que para sus fines políticos y/o personales siempre hay rendijas, como en el sofá de Rubalcaba parodiado por Mota el fin de año, por donde se cuela el dinero.

REFINANCIACIÓN

El alcalde ya por poco tiempo hace caja para él y la deja vacía o hipotecada para su sucesor al refinanciar una y otra vez la deuda municipal con el fin de gozar de liquidez en sus últimos meses en la Casa Grande y cargarle el pago de los cada vez mayores intereses a la(s) próxima(s) corporación(es) municipal(es).

Portada del famoso disco de Supertramp '¿Crisis? ¿Qué crisis?'

Portada del famoso disco de Supertramp '¿Crisis? ¿Qué crisis?'

Tal como ha desvelado el colega Carlos Navarro, primero su también defenestrado ‘delfín’, Celis, y ahora su delegada de Economía, Nieves Hernández, han procedido a alargar la vigencia de los préstamos que el Ayuntamiento tiene suscritos con la banca, mediante la fórmula de retrasar el abono de los intereses, pero a tipos cada vez más altos.

Así, en este año de elecciones, el Consistorio no paga el principal de la deuda; sí los intereses, pero sólo al 1,92%. Por el contrario, el sucesor de Monteseirín tendrá que hacer frente a partir del año próximo al pago del capital y a unos intereses del 5,62%, ¡el triple que el que había antes de esta jugada ‘maestra’ de Alfredo!

Por eso, Monteseirín, al que tanto le gusta adornarse con títulos, letras y melodías  de canciones, bien puede repetir la famosa frase del premier laborista británico James Callaghan y que inspiró el disco del mismo título de Super Tramp cuando, en la gran recesión económica de los años 70, un periodista le preguntó al bajarse del avión tras un viaje a EEUU por la crisis que estaba sufriendo el Reino Unido:

-¿Crisis? ¿Qué crisis?

El sabihondo

Las interrogaciones de Torrijos en su blog

Las interrogaciones de Torrijos en su blog

A propósito de la encuesta del hombre del pelo blanco para Antares, Torrijos escribe en su blog: “nadie  sabe qué es lo que piensan los sevillanos; y menos lo que piensa Sevilla, aunque hay algunos que hablan continuamente en su nombre”. El primero en hacerlo es él, que se las da de sabihondo al prescribirle a Espadas un cursillo acelerado sobre Sevilla “porque no tiene conocimiento suficiente”. Torrijos es de los que dicen que no creen en las encuestas, salvo en la parte que le beneficia. Así, el incrédulo se cree el dato del sociata Pascual de que un 38,6% de los sevillanos dice que la ciudad ha mejorado, frente al 33,9% que piensa lo contrario y un 25,9% que cree que está igual. Vamos a ver: si, según Torrijos, nadie sabe lo que piensan los sevillanos, ¿cómo él avala estas cifras? Respuesta obvia: porque le conviene. Sin faltar a la verdad, podría dársele la vuelta a la tortilla y decir que un 61,40% de los sevillanos no cree que la ciudad haya mejorado bajo Monteseirín y Torrijos. Los sondeos son como el cristal: dependen del color con que se miren.

Deméritos

Fran Fernández, junto a Espadas

Fran Fernández, junto a Espadas

Dicen que el último de Filipinas del (sin) alcalde, el hombre grande –que no al revés- Fran Fernández, se arrimó todo lo que pudo a Espadas en Fibes (no le hacía falta; a él se le ve venir de lejos) como diciendo “qué hay de lo mío”. El delegado de (in)Movilidad ha tenido el mal fario de que al día siguiente su correligionario del pelo blanco, el siempre cortés Antonio Pascual, hiciera otra presentación: el Barómetro de Antares. ¿Y no se van a creer en el PSOE las encuestas de Pascual? Según el sondeo, menos el paro casi todo lo malo que pasa en Sevilla se lo achacan a Fran: el tráfico es el segundo problema que más preocupa a los sevillanos, que lo ven más mal que ayer pero menos que mañana; la falta de parkings es el quinto, y le suspenden el Plan Centro. Para colmo, va Espadas y públicamente pide al (sin) una oficina que arregle el atasco del papeleo para poder circular por el casco antiguo. Una desautorización en toda regla. ¿Cómo meter al delegado en la lista electoral con estos antecedentes? Me huele que Fran tiene ya  pie y medio fuera del Ayuntamiento.

Incomprendido

SoriaAhora lo comprendo todo. Comprendo la obra de caridad que hizo el presidente de la Junta de Andalucía y secretario general del PSOE  andaluz, José Antonio Griñán al defenestrar a Alfredo Sánchez Monteseirín por el procedimiento de urgencia del teletipo de la agencia  Europa Press viendo, a buen seguro, el estado de postración anímica en que debía de hallarse el (sin) alcalde. También comprendo por qué el (sin) ha cantado en plan bolero eso de “si se piensa en mí para un cargo político, que sea fuera de Sevilla”. Y es que Alfredo ha comprobado que no  es profeta en su tierra. Este incomprendido y adelantado a su tiempo, se ha esforzado por llevarnos a todos la tierra prometida de la Modernidad y, a las primeras de cambio, los sevillanos han rechazado en el Barómetro que su correligionario  Antonio Pascual ha realizado con el Centro Andaluz de Prospectiva para Antares sus máximos iconos: el cierre del Centro al tráfico para que, no pasando en el mismo más de 45 minutos, no se arruinen  sucumbiendo a los cantos de sirena de los comerciantes, y la nueva pirámide del siglo XXI, las faraónicas setas del Metropol Parasol en  la Encarnación, que hasta al ingrato Juan Espadas, el alcaldable socialista,  le parecen fuera de escala. Por eso se nos va. Como Paco Martínez Soria en aquella película clásica del cine español, Alfredo ya pregona: “esta ciudad no es para mí”.