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Siete Puertas

Recordarán que Manuel Rey, el delegado de Urbanismo inventor de las pastillas Macabeo, se sacó de la chistera un estudio en la línea del innombrable (para Monteseirín) Emilio Carrillo en que cuantificaba en ‘cienes’ y ‘cienes’ de miles de millones y de empleos el impacto económico de las setas de la Encarnación. Pues menos lobos. El centenario comercio de ‘Las siete puertas’, uno de los teóricos beneficiarios del Parasol sin Metro(pol), ha hecho honor a su nombre y nos ha dado con la puerta en las narices. Vamos, que ha echado el cierre. Su propietario  culpa de su desgracia a las setas del cuento de la lechera del (sin) alcalde. Dice que en vez de ser el  “balón de oxígeno” para el comercio prometido por el Ayuntamiento, el Parasol ha convertido el área de la Encarnación “en un desierto”. ¿Ven cómo va a ser verdad que Sevilla acabará siendo similar al desierto de Tucson, en Arizona, conforme al augurio de los meteorólogos? El pronóstico le va a venir de perlas a Monteseirín, Marchena, Rey and Cía. La culpa no la tendrán las setas, sino el cambio climático.

Tucson

Conocemos Arizona por las películas del Oeste: esos áridos paisajes de tierras rojizas como el Cerro Colorado de Riotinto, donde la NASA busca pruebas de la vida en Marte, y salpicadas por gigantescos cactus, los saguaros, que pueden superar los 10 metros de altura. Arizona hasta tiene su particular Riotinto: el antiguo poblado minero de Tombstone, donde también hubo su ‘Año de los tiros’ antes del 4 de febrero de 1888: el duelo en OK Corral, inmortalizado por Hollywood. Los hombres del tiempo predicen que por causa del calentamiento global Sevilla será en 2100 como Tucson, la capital de Arizona, sita al borde de un desierto. Con el fuego que está arrojando el Lorenzo estos días sobre nosotros no creo que haya que esperar 90 años de cambio climático. Sevilla es ya más hermana de Tucson que de Kansas City, porque allí sólo hay dos estaciones: el verano y la del ferrocarril. Decía Antonio Burgos que La Habana era Cádiz con más negritos, y Cádiz, La Habana con más salero. Pues Tucson es Sevilla sin Monteseirín ni Marchena, y Sevilla, Tucson con menos chumberas.