Monteseirín ha reducido la Zona Franca a “un desliz electoral de Zoido y de Montoro”.
Zoido había logrado que el Pleno la aprobara durante el mandato del propio Monteseirín
Cuando tras llegar a la Alcaldía con sus históricos veinte concejales Zoido pidió oficialmente al Ministerio de Hacienda la creación de una Zona Franca en el puerto de Sevilla, círculos socialistas difundieron la tesis de que el nuevo alcalde se dedicaba a copiar una iniciativa que ya tenía madurada el gobierno de Monteseirín.
Así pues, Zoido se habría limitado a aprovecharse de los trabajos previos realizados durante el mandato de su antecesor, idea extendida para sostener el relato de que Monteseirín ya había diseñado la Sevilla del futuro y ejecutado en buena parte ese diseño de presunta modernidad mediante la resolución de cuestiones enquistadas llenando vacíos urbanos como el solar del mercado de la Encarnación con las Setas -con el dinero de los desarrollos urbanísticos- y el del Prado de San Sebastián con la biblioteca universitaria que luego hubo que demoler (no reparaba, por tanto, en el coste económico o en la adecuación a la legalidad de los proyectos); el tendido del tranvía (un costoso sucedáneo del Metro que acabó provocando la ocupación del espacio apenas sobrante por los veladores más que por los peatones) y la construcción de la torre Pelli, que a punto estuvo de dejar a Sevilla sin sus títulos de Patrimonio de la Humanidad.
Esa interesada leyenda de que Zoido se había apropiado de la idea y de los estudios previos sobre la Zona Franca de su antecesor ha permanecido flotando en el ambiente durante estos años hasta que sorprendentemente, y quizás por una traición del inconsciente, el ahora delegado especial del Ministerio de Hacienda para la misma le ha dado la puntilla.
Y es que Monteseirín ha declarado en el programa “Citas con la actualidad”, de Ondaluz Sevilla Tv, lo siguiente: “La Zona Franca nació de un desliz de carácter electoral que tuvieron el Gobierno de España y el gobierno de la ciudad. El señor Montoro, muy a regañadientes, aceptó una pretensión del señor Zoido; yo creo que fundamentalmente para intentar que el señor Zoido tuviera algo que presentar desde el punto de vista de la gestión”.
Independientemente de que luego la gestión de la Zona Franca por Montoro y por Zoido fuera un desastre y que éste ni siquiera fuera capaz en sus años de mandato, con mayoría absoluta del PP tanto en Madrid como en Sevilla, de levantar la valla perimetral que debía delimitar el recinto, el pretendido carácter electoral del que habla Monteseirín carece de sentido por cuanto Zoido ya había ganado las elecciones por mayoría absolutísima y tenía cuatro años por delante para desarrollar un proyecto que fue suyo desde el principio, no de Montoro ni de su antecesor en la Alcaldía.
MEDIO AÑO ANTES
Podemos comprobarlo remitiéndonos al Pleno municipal del 28 de enero de 2011, celebrado bajo la presidencia de la socialista Rosa Mar Prieto medio año antes de que, tras ganar las elecciones municipales, Zoido empuñara la vara de mando. En dicho Pleno éste defendió la propuesta de que el Ayuntamiento solicitara al Gobierno de España la autorización de una Zona Franca en el puerto de Sevilla.
Partió del demoledor dato de los 75.212 sevillanos que estaban en paro en aquella época y cuya situación calificó de auténtico drama, ante lo cual “todos debemos realizar un sobreesfuerzo -aseveró- para ayudar a frenar esa dinámica y generar oportunidades que puedan favorecer que encuentren empleo”.
Según Zoido, era el momento idóneo para que las empresas pudieran instalarse en el único puerto interior del país para almacenar, transformar y distribuir sus productos sin necesidad de pagar aranceles y aplazando además el pago del IVA, con lo que a su juicio Sevilla se convertiría en un imán “para quienes puedan crear el empleo que los sevillanos necesitan”.
El entonces líder de la oposición pidió que la solicitud fuera apoyada por todos los grupos políticos municipales “con una única voz” ante el Gobierno.
Torrijos, en nombre de Izquierda Unida, anunció la abstención de su grupo porque a su juicio se trataba de una “propuesta-trampa” al plantear Zoido una preocupación extrema sobre el empleo y el río Guadalquivir, cuando ya la tenía el gobierno local de coalición PSOE-IU (Monteseirín-Torrijos) y porque en su discurso aquél vinculaba la Zona Franca, el puerto, la esclusa y el dragado, cuando este último estaba en cuestión y pendiente del pronunciamiento de los científicos y de los responsables del Parque Nacional de Doñana para su aprobación.
CAL Y ARENA
Por su parte, el representante del PSOE, Manuel Rey, empezó diciendo que “ya el gobierno municipal viene planteando esas cuestiones desde hace tiempo”, para luego expresar su alegría por que al equipo de gobierno “le preocupa lo mismo que al señor Zoido” (reconocimiento de que era éste el que le marcaba el paso a aquél), de ahí el anuncio del voto favorable a la propuesta para, sorprendentemente, dedicarse a continuación a cuestionarla.
Rey aludió a un informe realizado por la Autoridad Portuaria y la Cámara de Comercio según el cual Sevilla ya ejercía si no de derecho, sí de hecho como Zona Franca. Asimismo, destacó que existía un acuerdo de colaboración desde octubre del año 2008 firmado por la Cámara de Comercio sevillana, la Autoridad Portuaria y el Consorcio de la Zona Franca de Cádiz, en virtud del cual se iba a elaborar un estudio sobre este tema y en el que se analizarían aspectos y características diferenciadoras con otras figuras existentes similares, el comercio de la ciudad y las ventajas que para el sector empresarial tendría su existencia.
Según el representante socialista, ese informe generaba ciertas dudas sobre la necesidad de una Zona Franca para Sevilla debido, fundamentalmente, a dos cuestiones. Por una parte, se hablaba de que las ventajas aduaneras de la Zona Franca habían disminuido con el tiempo dada la liberalización del comercio mundial; y, por otra, aludía a las competencias al respecto sobre dichas Zonas, más vinculadas con la Unión Europea que con los Estados.
INMOBILIARIA
Finalmente, destacó cómo el 85% de los ingresos de la Zona Franca de Cádiz no tenían nada que ver con la actividad primaria, sino con la inmobiliaria.
(De hecho, poco tiempo después la Zona Franca gaditana empezó a construir otro edificio, al que llamó Europa, para alquilarlo a empresas y organismos como el Servicio de Recaudación de la Diputación Provincial, más una nave para Procosur y otro inmueble en Algeciras).
En el turno de explicación de voto, Zoido subrayó el hecho de que el estudio en que se cuestionaba la Zona Franca para Sevilla se había elaborado al mes siguiente de haber presentado su grupo la propuesta de creación de la misma; que frente a su supuesta inviabilidad no se conocía ninguna que se hubiese disuelto; que era el Ministerio de Hacienda quien las seguía autorizando y que el Consorcio de la Zona Franca de Cádiz prefería que no existiera la de Sevilla para así no tener competencia.
Por tanto, no fue Montoro, como sostiene Monteseirín, el que muy a regañadientes aceptó luego la petición de Zoido, sino el propio gobierno de Monteseirín (éste, por cierto, pese a ser el alcalde entonces no asistió al Pleno municipal en que se votó la propuesta del PP y así no tuvo que pronunciarse a favor de la misma) el que, en cumplimiento del acuerdo plenario, habría enviado a Hacienda la petición de creación de una Zona Franca en Sevilla pero con errores formales que al no ser subsanados ante Hacienda provocaron que la solicitud fuera nula de pleno derecho y ni siquiera considerada.
Curiosamente, sólo ahora tras su nombramiento como representante del Gobierno central es cuando Monteseirín declara su entusiasmo por la Zona Franca, cuya paternidad indudable, máxime en estos tiempos de Trump y de vuelta al proteccionismo y a los aranceles comerciales, tiene un nombre, el de Juan Ignacio Zoido.