El alcalde ya caducado se esfuerza por aparentar que ha sido él quien ha decidido no repetir como candidato del PSOE. Pero no ha sido Monteseirín quien ha tirado la toalla, no. La toalla la ha arrojado Griñán desde fuera del cuadrilátero de la Plaza Nueva al observar que su pupilo deambulaba grogui por el ring -totalmente sonado tras la sentencia del Supremo sobre las facturas falsas- y temeroso de una derrota por K.O. antes del último asalto, por los golpes que pudiera propinarle el caso Mercasevilla. Monteseirín amagaba con su retirada, pero eso no era más que una finta para, en el peor de los casos, dejar colocado a su delfín Celis y sin capacidad de maniobra a Viera. Un político que quiere irse respira aliviado al saber que se van a cumplir sus deseos. Por el contrario, Monteseirín se quedó lívido en Alcosa cuando le comunicaron que Griñán lo daba por amortizado. Sus balbuceantes declaraciones ‘in situ’ a una emisora de radio evidencian su estado de ‘shock’. Como él es médico, para recuperarse se ha recetado un viaje a Nápoles. Huye de Sevilla.
La toalla la tiraron desde el rincón
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