‘Si piensas en un elefante con intensidad, aparecerá un proboscídeo en tu salón’. Con esta metáfora, Rhonda Byrne, autor de ‘El secreto’ (uno de los libros más vendidos durante semanas según el ranking del suplemento literario de El Mundo), ilustra la ley de la atracción universal. Al igual que otros clásicos de la literatura de autoayuda y superación, Byrne preconiza que el universo responde a las frecuencias del deseo y que lo satisface como el genio de la lámpara maravillosa de Aladino, diciendo: “Tus deseos son órdenes para mí”. Javier Arenas, que ha cosechado su cuarto fracaso en su asalto a la Junta aun ganando las elecciones por primera vez, ha seguido al pie de la letra las enseñanzas del ‘best-seller’ de Byrne, porque proclamó en el mitin de Los Palacios: “En San Telmo no me quiero sentar”. Por éso, llegado el 25M, el genio de la lámpara contestó: “Tus deseos son órdenes para mí”. Y lo ha dejado sin silla en San Telmo, como Arenas dejó vacía la silla (no se habrá arrepentido ni ‘ná’) en el debate con Griñán y Valderas en Canal Sur. Profecía autocumplida.
El secreto
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