Congelar, según la octava acepción del DRAE, significa declarar inmodificables los precios. La delegada de Hacienda, Asunción Fley, vende la burra de que nos congela los impuestos. La congelación se logra físicamente a los cero grados, pero los políticos obran el milagro de congelar subiendo la temperatura por encima de cero. Así, la doña de Hacienda nos pone por delante la zanahoria de la congelación de impuestos para que los periódicos piquen con ese titular, cuando son sólo cinco, y minimiza el dato de que nos sube 37 de las 42 ordenanzas fiscales y se inventa siete nuevas. Haciendo juegos malabares con el lenguaje, no se sale de la vereda de la congelación y empieza a enredar diciendo que cinco ordenanzas mantienen congelación nominal de tipos y tarifas, 13 mantienen congelación real al 3% (vamos, que sube este porcentaje, y que de congelación nada de nada) y 7 mantienen la misma congelación pero amplían impuestos impositivos. Y sí, nos congela el IBI, pero, claro, tras haberlo subido previamente un 10%. ¡Qué buena es Asunción, que nos aplica su congelación!