El Ayuntamiento de Sevilla no taló el árbol del Alcázar cuya rama desprendida mató a una persona e hirió a otras siete, dos de ellas de gravedad

Pero justifica la licencia para talar el ficus de San Jacinto en un accidente similar que provocó heridos en 2021

El Ayuntamiento de Sevilla ha tratado de justificar el permiso dado para la tala del ficus de San Jacinto con el argumento de que estaba generando problemas de seguridad, ya que en 2021 se produjo un incidente con heridos graves por la caída de ramas de gran porte, y que la zona en que se alza, la esquina de San Jacinto con Pagés del Corro, es de gran afluencia de paso, incluido un colegio y el acceso de la propia iglesia. El principio de la seguridad de las personas, sin embargo, no lo ha aplicado el Consistorio en un árbol de su propiedad que ha causado daños mucho más graves que el ficus de San Jacinto: un palo borracho sito en el interior del Alcázar, junto a la puerta del León (la del acceso de los turistas), una de cuyas ramas se desprendió en mayo de 2018 y provocó la muerte de una persona y dejó heridas a otras siete, dos de ellas de gravedad. Junto a ese árbol pasaron aquel año 1,87 millones de visitantes.

El Ayuntamiento de Sevilla ha invocado el principio de la seguridad de las personas como prioridad antes que la conservación de los árboles para, en una denominada ‘Aclaración sobre la licencia de apeo otorgada a la parroquia de San Jacinto’ https://www.sevilla.org/actualidad/blog/aclaracion-sobre-la-licencia-de-apeo-al-ficus-de-san-jacinto tratar de justificar el permiso dado para la tala del centenario ficus, símbolo del barrio de Triana.

«Ante esta situación -afirma el Consistorio en su página oficial-, la solución planteada por la Parroquia de San Jacinto, responsable del mantenimiento del ficus, fue el apeo del árbol, por lo que iniciaron la tramitación para solicitar la licencia presentando informes que avalaban la peligrosidad del ficus y donde se reflejaban los daños estructurales que afectaban al edificio BIC, donde se indicaba desplome en la fachada y grietas en el interior del templo.

La decisión de la iglesia -continúa- fue valorada en la Junta de Distrito Triana con el respaldo mayoritario de los grupos políticos y las entidades vecinales, debido al riesgo de seguridad para la ciudadanía. Finalmente la Gerencia de Urbanismo otorgó la licencia, tras de analizar tanto el dictamen de la Comisión de Patrimonio de la Junta (que ya vimos en el artículo ‘La permisividad del Ayuntamiento de Sevilla con la inacción de la parroquia causó sorpresa en la Comisión de Patrimonio‘ ) y los informes técnicos sobre su peligrosidad para las personas, atendiendo a la petición de la iglesia, titular de la parcela».

Sin embargo, el gobierno local aplica el principio de la seguridad de las personas antes que la conservación de forma selectiva, es decir, según convenga a sus intereses o a los de terceros, ya que si así fuera talaría de forma sistemática cada árbol en los que se produce la caída de una rama, episodios frecuentes en nuestra ciudad, como ha demostrado el desprendimiento de ramas en árboles de la Plaza Nueva y calles Valparaíso, Marqués de Nervión y Juan Díaz de Solís en tan sólo tres días a finales de agosto de 2022, y anteriormente en la Plaza de Las Mercedarias: https://okdiario.com/andalucia/abandono-socialista-convierte-sevilla-peligro-viandantes-4-ramas-caidas-solo-3-dias-9566850

El mayor ejemplo de esta política selectiva, según la cual prima la seguridad de las personas o la conservación del árbol en función de los intereses en juego, lo tenemos en uno de los palos borrachos ( ceiba speciosa ) sitos en el interior del Real Alcázar, de propiedad municipal, concretamente junto a la Puerta del León, el acceso obligado de los turistas al monumento, declarado Patrimonio de la Humanidad.

Ramas desprendidas desde el palo borracho sito en el patio del León del Real Alcázar

En mayo de 2018 se desprendió una rama de lo alto de la copa del árbol, impactó sobre otra situada más abajo y provocó la caída de ésta sobre un grupo de ocho vecinos de la Macarena que habían acudido a visitar el Alcázar. Como resultado del impacto, uno de ellos murió en el hospital al cabo de unos meses y los restantes resultaron heridos, dos de ellos de gravedad (en el desprendimiento de la rama del ficus de San Jacinto los heridos fueron seis).

¿Qué dijo entonces el Ayuntamiento? En una rueda de prensa que ofrecieron el hoy alcalde, Antonio Muñoz, y el entonces director general de Parques y Jardines, Adolfo Fernández, la explicación exculpatoria fue la siguiente: «Los árboles son muy difíciles de predecir. Hay dos tipos de caídas. Por un lado están las previsibles, que se pueden evitar. Son aquella en las que se detecta pudrición en el árbol o la longitud de éste es excesiva. En estas ocasiones, las caídas de ramas se producen por una mala práctica. El segundo tipo son las imprevisibles. La ciencia tiene sus límites y la arboricultura tiene los suyos. Lo que ocurrió en el Alcázar estaría dentro de una zona de incertidumbre, fenómenos que aún no podemos predecir con las técnicas actuales».

Atención a uno de los heridos en el Alcázar

Al día siguiente se realizó una «revisión exhaustiva» no sólo del ejemplar afectado, sino también de «todo el arbolado y la vegetación del Alcázar»; se acordonó la zona del incidente y se cambió la ruta de los visitantes como medida preventiva, según explicó el hoy alcalde, Antonio Muñoz. Estas medidas preventivas se mantuvieron durante toda la jornada pero se levantaron posteriormente, y no consta que se ordenara la tala del palo borracho. Muñoz recordó que el Alcázar, que en ningún momento se cerró al público tras el accidente, cuenta con un equipo propio y «permanente» de 22 personas, independientes al personal de Parques y Jardines, que realizan inspecciones periódicas de los árboles del monumento.

La misma tesis de «accidente imprevisible y fortuito» fue la defendida por el entonces alcalde, Juan Espadas, cuando se produjo, meses después, el fallecimiento de uno de los afectados. Compárese esta posición municipal con la mantenida en el caso del ficus de San Jacinto: la caída de la rama sobre varias personas en el año 2021, una de ellas herida de gravedad, es causa de inseguridad ciudadana y, por tanto, motivo más que suficiente para autorizarle al cura párroco la tala del árbol.

EL FICUS DE LA PLAZA DEL MUSEO

El 19 de octubre de 2018, tan sólo cinco meses después del accidente del palo borracho en el Alcázar que a la postre acabaría siendo mortal, se publicó la siguiente noticia: «Una rama de gran porte de uno de los dos ficus del extremo norte de la Plaza del Museo, el más próximo a la calle Alfonso XII, se desplomó en la noche de este viernes sin que se produjeran daños personales, pese a que había algunas personas sentadas en los bancos próximos, según han relatado testigos a este periódico.

No es la primera vez que estos árboles de tamaño considerable pierden alguna de sus grandes ramas, con el evidente riesgo que esto supone tanto para los viandantes como para el mobiliario de la plaza. Durante los últimos meses, los operarios de Parques y Jardines han estado cortando algunas de las ramas que presentaban mayor peligro, sobre todo debido a su gran peso, que podía provocar una rotura.

Este viernes, los operarios municipales han estado realizando tareas de comprobación y poda sobre el árbol afectado, llegado a cortar durante algún tiempo el carril de circulación de la Plaza del Museo».

Uno de los ficus de la plaza del Museo

Nos hallamos, pues, ante un caso similar al del ficus de San Jacinto, con la única diferencia de que la caída de la rama no afectó a nadie, aunque había personas sentadas en los bancos próximos. No era la primera vez que se desprendían ramas del enorme ejemplar, sito casi enfrente de la puerta de entrada al Museo de Bellas Artes, que ese año recibió la visita de 451.882 personas, y de la iglesia colindante, en la que cotidianamente se celebran oficios y cultos religiosos y hay salidas procesionales, con una muchedumbre a sus puertas durante la Semana Santa.

¿Taló el Ayuntamiento el ficus cercano al museo y a la iglesia pese a desprendimientos de ramas y, según su propia tesis, suponer un peligro para la seguridad de las personas, como ha autorizado con el ficus de San Jacinto? Tampoco, sino todo lo contrario. Veamos las medidas adoptadas posteriormente y comparemos con lo autorizado para el ficus de la parroquia trianera.

MÁS ESPACIO PARA LAS RAÍCES

El 19 de febrero de 2021, el Ayuntamiento de Sevilla publicó en su página oficial una nota con el título ‘Más espacio para las raíces del gran ficus de la Plaza del Museo’https://www.urbanismosevilla.org/noticias/mas-espacio-para-las-raices-del-gran-ficus-de-la-plaza-del-museo , que merece la pena ser leída en su integridad a la luz de su posterior actuación con el ficus de San Jacinto. Dice así:

«En uno de los bancos de piedra de la Plaza del Museo, bajo la sombra de uno de los dos grandes ficus centenarios que dominan con su porte este céntrico espacio, hay dos adolescentes sentados. Seguramente ajenos a la historia de esta plaza y del gran árbol que los cobija, andan enfrascados en animada conversación. Detrás de ellos, entre el enrejado que dibujan las enormes raíces del árbol, un discreto cartel del Ayuntamiento tranquiliza a los viandantes ante la posible caída de ramas, sustentando justamente la escasa posibilidad de que ocurra en la envoltura de esas raíces.

Las raíces del ficus más próximo al Museo de Bellas Artes

“Las raíces aéreas de este árbol se han envuelto para acelerar su crecimiento y proporcionar más estabilidad a sus ramas, ya que al llegar al suelo forman verdaderas columnas naturales, capaces de soportar el peso de las mismas, dando robustez a todo el conjunto. Esto hace que disminuya el riesgo de caída de ramas”, reza el aviso.

Como brazos que se extienden a lo largo y ancho de todo el parterre, las enormes raíces aéreas se imponen sobre cualquier otro elemento desbordando incluso los límites del propio arriate y traspasando la frontera entre éste y el acerado perimetral de la plaza en su tramo frente a la fachada del Museo del Bellas Artes.

Las raíces aéreas, cuyo crecimiento ha estimulado el Ayuntamiento para que ayuden a soportar las ramas

Es el resultado del crecimiento natural de este ejemplar centenario (Ficus macrophylla), catalogado junto a la pareja que forma con el plantado al otro lado de la plaza, como árbol singular de Sevilla; porque así como hay monumentos singulares, también hay árboles considerados como tal, a los que su frondosidad y longevidad en el tiempo les ha otorgado la condición de históricos y patrimoniales. Tanto tiempo llevan los dos enormes ficus de la Plaza del Museo dominando este espacio, que rivalizan en protagonismo con la estatua de Murillo que se levanta en el centro, disputándole altivez y presencia.

Para satisfacer ese recorrido natural de las raíces del ficus que se alza frente a la fachada del Museo, liberándolas del pavimento que las oprime, la Gerencia de Urbanismo ha aumentado la superficie terriza del parterre que las resguarda. De esta forma, respetando la huella de su alineación actual y bajo el estricto cumplimiento de las normas de protección patrimonial aplicables, se han sustituido unos metros del pavimento del acerado por una malla metálica que garantiza el crecimiento ordenado de las raíces y que les permite expandirse sin tener que luchar contra el corsé del pavimento de la acera, que las oprime.

Trabajos de ampliación del parterre de un ficus de la plaza del Museo

Urbanismo ha realizado esta sencilla operación en el transcurso de unas obras acometidas en la confluencia de la plaza con las calles Miguel de Carvajal y Rafael Calvo, dirigidas a ordenar esta trasegada zona, donde se realizan las operaciones de entrada y salida de mercancías del Museo de Bellas Artes. La presencia constante de vehículos aparcados en este punto, afectaba normalmente al desarrollo de estos trabajos, de manera que la Gerencia de Urbanismo ha sustituido la anterior superficie reservada para aparcamiento y la ha incorporado al acerado perimetral de la plaza, incrementado de esta forma su tamaño. El resultado es un espacio más libre de coches, accesible y favorable para el recorrido peatonal.

Ambas actuaciones se han hecho de manera conjunta, en apenas unas semanas y con una inversión que ha rondado los 15.000 euros. Una puntual intervención que ha supuesto unas mejoras del todo necesarias. La Plaza del Museo se ha ordenado por su extremo sur, facilitando la carga y descarga del Museo de Bellas Artes y ganando más metros para peatón. Y el ficus centenario de su lado norte, al que se le ahogaban sus raíces bajo el pavimento, ya puede respirar».

La copa del ficus llega a la fachada del Museo de Bellas Artes

En resumen, el Ayuntamiento otorga un enorme valor a los ficus de la plaza del Museo, por las siguientes razones:

-Son centenarios (como el ficus de San Jacinto).

-Por su frondosidad y longevidad han adquirido la condición de «históricos y patrimoniales» (misma condición aplicable al ficus de San Jacinto, ¿no?).

-Para evitar el riesgo de caída de ramas y que el árbol se fortalezca procede a levantar la acera colindante que oprime las raíces.

-Y favorece el crecimiento de las raíces aéreas para que lleguen hasta el suelo y formen así columnas naturales que soporten el peso de las ramas.

EL INFORME DEL ARQUITECTO

Veamos ahora qué dice el informe del arquitecto Miguel Ángel López, encargado y pagado por la parroquia de San Jacinto (la que dice ser pobre y carecer de dinero) y que ha sido admitido por el Ayuntamiento de Sevilla para justificar la tala del ficus también centenario, también histórico y tan patrimonial como los de la plaza del Museo. En el informe, que puede consultarse en el siguiente enlace https://www.sevilla.org/actualidad/archivos-pdf/documentacion-tecnica-informe-afeccion-ficus_agosto-2021.pdf , puede leerse, entre otras cosas, lo siguiente:

«Existen estudios muy complejos y concluyentes, en especial el realizado por
Ashika Jagdish (otros, 2019) y otros que concluyen en la eficacia de potenciar
las raíces aéreas de esta especie hasta conseguir que conecte con el terreno y
suponga un soporte natural que reduzca los momentos que soporta la rama en
el encuentro con el tronco. El estudio citado analiza los métodos diversos que
existen para potenciar este crecimiento y realiza una comparativa.

Ha quedado probado que el potenciar las raíces aéreas hasta que estas
conecten con el suelo y proponer unos enraizamientos (Guillén Pérez, Franco, &
Ochoa) que favorezcan el autoenraizamiento, colaborará a mejorar la
estabilidad y reequilibrar el ejemplar, creando pilares naturales de sustentación.

Pero en nuestro caso esta no es una opción, ni en la mayoría de los ejemplares
urbanos, el potenciar estos pilares de soporte naturales supondría inutilizar el
espacio urbano, y esta dicotomía es absolutamente inútil. El espacio urbano se
crea para el servicio de las personas no para el de los árboles, los árboles son
complementos de paisaje urbano y es el árbol el que está al servicio del
urbanismo, no puede ser al contrario.

El ficus de San Jacinto, antes de una poda realizada en 2018

Nunca el urbanismo deberá estar al servicio del árbol porque en ese caso habrá perdido su esencia. Esta solución es ideal para grandes extensiones de zonas verdes, grandes bulevares, pero no para ciudades históricas con espacio público reducido».

Este párrafo ya denota que el auténtico objetivo del informe es justificar como sea la tala del ficus y la mentalidad anti arbórea de su autor, además de la doble moral de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla, que mientras estimula el crecimiento de las raíces aéreas de los ficus de la plaza del Museo para evitar la caída de ramas se traga un informe «a instancia de parte» en que se niega la efectividad de dicho método en vez de exigir a la parroquia, como propietaria del ficus, que haga lo mismo que lo realizado por el Consistorio en la plaza del Museo para apuntalar de forma natural el centenario ejemplar, que como tal tendría que ser considerado «histórico y patrimonial» (de hecho y de derecho lo es, al estar incluido en la declaración del templo y de su recinto como Bien de Interés Cultural: https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-1990-27226 ).

La actuación de la Gerencia de Urbanismo en la plaza del Museo data de febrero de 2021, pero el arquitecto Miguel Ángel López, que redacta su informe favorable a la tala en julio de ese mismo año, no se ha enterado de que sí se puede favorecer el crecimiento de las raíces aéreas de los ficus en espacios urbanos reducidos, como la plaza del Museo o el atrio de la parroquia de San Jacinto y no sólo en grandes extensiones de zonas verdes, en grandes bulevares, como él sostiene.

Hay un método natural de incrementar la estabilidad del árbol y de sus ramas, permitir el desarrollo de sus raíces aéreas y/o estimularlo, pero como el objetivo de su informe, pagado por la parroquia, es justificar como sea la tala del ficus, el arquitecto Miguel Ángel López (que se dé una vuelta por la plaza del Museo y lo vea con sus propios ojos) niega la evidencia con el peregrino argumento de que en última instancia los árboles están al servicio del Urbanismo y han de ser sacrificados en el altar del cemento.

CAÍDAS IMPREVISIBLES

El arquitecto dice en su informe lo mismo que dijo el Ayuntamiento en el caso del palo borracho del Patio del León en el Alcázar: que la caída de ramas de los árboles es imprevisible: «De todas formas, intentar prever la ruptura o desplomes de parte del ramaje o del propio árbol en determinados periodos es verdaderamente complejo a
pesar de los numerosos métodos y estudios (Sterken, 2005). Aún no se ha
encontrado forma de predicción, como afirman Mattheck y Breloer (Mattheck,
1995). Tampoco hay suficientes datos acumulados, salvo informes o
anotaciones en el Programa de trabajo de las podas y revisiones de las Brigadas
de parques y Jardines, que deduzcan respuestas de un árbol aparentemente
robusto y voluminoso, pero tan sensible a las adversidades como una planta
estacional».

Y si no se puede prever la caída de ramas, incluso de árboles aparentemente robustos y voluminosos, eso significa que cualquier árbol es un peligro potencial para la seguridad de las personas. ¿Se talan todos entonces? ¿Por qué sólo el ficus de San Jacinto? ¿Por qué no el palo borracho del Alcázar o el ficus de la plaza del Museo cuando se les desprendieron ramas? ¿Por qué tampoco los árboles de cinco sitios diferentes de Sevilla en los que se han caído ramas en la segunda mitad de agosto? ¿Por qué unos sí y otros no? ¿Cuál es el criterio?

El hueco dejado en la plaza de las Mercedarias por el árbol caído

Lógicamente, se corre un mayor riesgo de caída de ramas en aquellos ejemplares abandonados a su suerte, como ha sido el caso del centenario ficus de San Jacinto.

En noviembre de 2016, El Correo de Andalucía publicó la siguiente información: «En el patio de la iglesia de San Jacinto hay un ficus que necesita ser podado para evitar el riesgo de caída no solo sobre quienes frecuentan el templo sino también sobre los viandantes de esta frecuentada zona de Triana.

El Ayuntamiento ha aprobado recientemente en una junta de portavoces correr con el gasto de esta intervención, que asciende a unos 4.700 euros, a pesar de que la propietaria de la finca a la que pertenece este árbol es la orden de los dominicos.
El motivo es que, según asegura la memoria del proyecto de actuación, «desde el año 2012 a la actualidad la propietaria de los terrenos no ha efectuado actuación alguna de revisión o mantenimiento sobre el ejemplar de ficus que se encuentra ubicado en el patio de la iglesia de San Jacinto».

Esta dejadez ha supuesto que el pasado 12 de octubre se produjera el desprendimiento de una rama de dicho árbol afectando tanto al vallado de la iglesia como al mobiliario urbano, «aunque no causó daños personales».

La memoria asegura que la última intervención realizada fue hace cuatro años y también a consecuencia de la caída de una rama desde gran altura. Además, explica que el ejemplar «requiere un seguimiento anual y actuaciones en la copa». La ubicación de este árbol en la esquina de las calles Pagés del Corro y San Jacinto, «es por sus características muy delicada». La copa, «aunque se ha ido reduciendo no solo afecta al patio sino que se proyecta sobre la calle», lo que hace que «nos encontremos con un nivel máximo de riesgo, por tanto la atención tiene que ser redoblada», explica el documento.

Las intervenciones municipales, que supondrán unos siete días de trabajo y el corte de la vía en algunos tramos del día, incluyen además la eliminación de una palmera canaria que, según el informe, «lleva seca desde 2014 también a causa de la falta de mantenimiento y conservación por parte de la orden dominica».

Esta noticia de hace casi seis años coincide con el informe elevado por el Servicio de Parques y Jardines a la Comisión Provincial de Patrimonio y que vimos en un anterior artículo https://www.manueljesusflorencio.com/2022/06/el-ayuntamiento-de-sevilla-reconocio-ante-la-comision-de-patrimonio-la-falta-de-conservacion-del-ficus-de-san-jacinto-por-parte-de-la-parroquia/ . Los dominicos ni han cuidado el ficus, ni la palmera canaria, ni la jacaranda, ni nada de nada, porque su interés siempre ha sido que se pierdan los árboles existentes para que «luzca» el templo. Y esa falta de cuidados ha desembocado en la desaparición de los ejemplares citados y en el incremento del riesgo de caída de ramas del ficus centenario y con ello del peligro para la seguridad de las personas. Recuérdese en este sentido el adagio jurídico que reza así: «La causa de la causa es la causa del mal causado”.

En mayo de 2018 se abordó el asunto en la Junta de Distrito, a preguntas del grupo de Ciudadanos. En la misma, la delegada municipal, Carmen Castreño, informó de que «“recientemente ha habido alguna intervención por Parques y Jardines y en particular sobre el desprendimiento de una rama”, motivo por el que el Ayuntamiento tuvo que pagar la correspondiente factura “por un importe de 2.900 euros”.

Carmen Castreño

El PP también intervino para “recordar al Gobierno actual” que desde los tiempos de Alfredo Sánchez Monteseirín y de Juan Ignacio Zoido las actuaciones que acometían sobre el ficus “no se le cobraban a la parroquia”, perteneciente a la Orden de Dominicos. Así pues, desde los tiempos de Monteseirín (llegó a la Alcaldía en 1999) los sevillanos han corrido con los gastos derivados del ficus debido a la falta de mantenimiento por parte de la comunidad parroquial.

Item más. El Ayuntamiento de Sevilla, según una información publicada por ABC, tuvo que volver a contratar de forma subsidiaria a una empresa para que interviniera en el ficus en marzo de 2021. La adjudicación del contrato menor tuvo lugar el 16 de marzo por un importe de 2.277,43 euros . Pasaron los cuatro días y, el mismo día en que vencía el plazo, se produjo el accidente en que resultaron heridas seis personas. Nadie había acudido a podar (si se hubiera podado, el accidente no se habría producido).

De esta forma, el Ayuntamiento ordenó el día 25 de ese mes a la misma empresa que realizase de emergencia las actuaciones necesarias para eliminar el grave riesgo de desprendimiento de las ramas, por otros 9.253,45 euros y Espadas, harto de la desidia de los dominicos, decidió pasarles las facturas (¿comprobará alguien si las han pagado?).

Y atención a este párrafo de la información: «La comunidad dominica lleva pidiendo desde hace años el apeo del árbol por el peligro que supone para los viandantes y para el colegio que está situado al lado, después de numerosos antecedentes previos al suceso del pasado 20 de marzo. Por ello, no asumió la poda que el Ayuntamiento le exigió al estar el ficus en un suelo de titularidad privada…».

¿Cabe mayor irresponsabilidad? El Ayuntamiento le había exigido que podara pero como el único objetivo de la parroquia es que se talara el árbol por eso no hizo nada, y ese abandono fue la causa del desprendimiento de la rama que hirió a seis personas. Dicho de otro modo: durante años la parroquia ha propiciado que el ficus se convirtiera en un riesgo para la seguridad de las personas, la razón invocada una y otra vez para justificar la tala, el objetivo pretendido, sin que el Ayuntamiento ni sancionara, ni obligara a la propiedad a conservar el árbol, sino todo lo contrario: pagando las facturas con el dinero de todos los sevillanos para tratar de paliar su deliberada desidia.

La cruz, seccionada por la caída de una rama durante una poda contratada por los dominicos

Como toda regla tiene su excepción, en el verano de 2018 la parroquia habría contratado una poda al ficus, realizada de forma tan poco profesional que una de las ramas que cortaron seccionó uno de los brazos de la cruz existente en el patio. La Orden de los Dominicos expresó su total apoyo a la empresa contratada (por ella), ya que decía entender que «como en todas las profesiones», pueden ocurrir accidentes. Entiende, cuando le conviene, que haya accidentes relacionados con el árbol, y cuando también le conviene los presenta como riesgo para la seguridad de las personas y por tanto razón para talarlo.

LOS DAÑOS A LA BÓVEDA

En su informe, esgrimido por la parroquia y por Urbanismo para justificar la tala del ficus, el arquitecto Miguel Ángel López afirma: «Es indudable que el ficus está afectando al edificio, y lo hace desde dos factores que están ocasionando movimientos en las cimentaciones, principalmente en el muro de fachada, en el que como veremos se detecta ya un desplome hacia el exterior que ha ocasionado la aparición de una grieta en la bóveda principal de la nave en la zona próxima al coro».

Olvida al hacer un recordatorio de la historia del templo que éste ha sufrido al menos dos desplomes de la bóveda, uno en el año 1730 y otro en 1742, ninguno, obviamente, imputables al ficus, el cual fue plantado por los propios frailes dominicos, no por el Ayuntamiento, en 1913. La reparación de la bóveda no se culminó hasta 1774. Con estos antecedentes, ¿no cabe sospechar en algún problema de origen arquitectónico?

La fisura en la bóveda, que el arquitecto atribuye al ficus

Y, si como sostiene el arquitecto, hay una grieta en la bóveda como consecuencia de un desplome de 12 centímetros en la fachada achacable al ficus, ¿esa grieta no supone un factor de riesgo para las personas que debería haber obligado a los dominicos a adoptar medidas como colocar una red debajo en previsión de posibles desprendimientos? ¿O es que el único factor de riesgo es el árbol?

Según el arquitecto, el que niega la posibilidad de dejar crecer las raíces aéreas del ficus para que soporten mejor el peso de las ramas y éstas no caigan, al final todo se debe a que esta especie necesita de un radio de 40,50 metros para la expansión de sus raíces y como no lo tiene en San Jacinto acaban por extenderse por debajo de la solería del templo y atacando a sus muros: «Dado que el compás de la Iglesia se encuentra a una altura sobre la vía publica próxima al metro, este muro -afirma- está entorpeciendo el paso de 95% de las raíces y por lo tanto reduciendo de forma drástica el área de ocupación de las mismas. Mas conflictivo -añade- resulta para el propio árbol la presencia de la cimentación del muro principal de la iglesia, este alcanza una profundidad que puede superar los tres metros. El muro de la fachada supone una barrera infranqueable y ha obligado al árbol a sacar raíces por debajo del muro de contención del compás hasta la propia calle San Jacinto por la que aparecen».

Distancia del ficus a la parroquia de San Jacinto

En contraste, no se ha reportado hasta ahora ninguna afección de las raíces de los ficus existentes en la plaza del Museo, especialmente el situado más al Noroeste, ni al Museo de Bellas Artes ni a la Capilla de la Expiración, contigua a aquél, pese a que el centenario ejemplar existente en esta zona se halla a una distancia a la fachada del complejo cultural similar a la del ficus de San Jacinto respecto de la parroquia trianera.

Distancia desde el ficus al Museo de Bellas Artes
Radio de 40 metros que necesitaría el ficus de la plaza del Museo, según la tesis del arquitecto

Según la teoría del arquitecto, las raíces del ficus de la plaza del Museo habrían tenido tiempo más que suficiente en sus más de cien años de extenderse hasta un radio de 40 metros bajo el Museo de Bellas Artes, pero no hay noticia de que hayan producido daño alguno, como tampoco los ficus de la plaza de San Pedro en la cercana iglesia homónima.

Un comentario en “El Ayuntamiento de Sevilla no taló el árbol del Alcázar cuya rama desprendida mató a una persona e hirió a otras siete, dos de ellas de gravedad

  1. David

    Me quito el sombrero ante Ud. y ante este análisis más que documentado de la situación del ficus de San Jacinto. Amén.

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