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Campana

Entre dos poderes fácticos de la ciudad, los comerciantes del Centro y el Consejo General de Hermandades y Cofradías, Zoido se decantó esta vez por los capillitas cuando, según confesó ingenuamente Amidea Navarro, decidió cambiar este verano los tradicionales adoquines de la Campana sólo porque aquéllos se quejaron de que algún desnivel dificultaba el racheo de los costaleros. Atendiendo el dicho de “tus deseos son órdenes para mí”, el alcalde se ha gastado 80.000 euros en cabrear a Aprocom y complacer al Consejo cambiando los adoquines de toda la vida, bastante pasables (¿y no habría bastado y resultado más barato con arreglar el desnivel?), por otros foráneos que como chupan el gasóleo que sueltan los autobuses y la grasa del tráfico pues ya parece que llevan allí desde siempre, de sucios que están. Y, sin embargo, a pocos metros, el asfalto de Alfonso XII está carcomido y lleno de baches, sin que la calle se arregle. Será que la Hermandad del Silencio, haciendo honor a su nombre, los soporta con resignación cristiana y no ha formulado aún queja alguna.

 

Reyes de la ‘grasia’

Si el Ayuntamiento quería destacar como elemento diferenciador de Sevilla en Navidad su buen tiempo -en contraste con el gélido clima de otras latitudes- y usar como imagen promocional de esa idea-fuerza a los Reyes Magos en su campaña ‘En Sevilla, como un Rey’, podría haber situado a Sus Majestades con sus camellos en un París o un Londres nevados y evocando una Sevilla soleada, por ejemplo. Pero como aquí somos el jugador número 12 en cualquier evento y ‘la grasia no se pué aguantá’, los Reyes Magos del vídeo municipal aparecen durmiendo al solito en un banco próximo a la Catedral, musitando entre ellos un “¡Ojú!” y con los regalos a sus pies, olvidados y sin repartir. El PSOE ha pedido la retirada del vídeo por la imagen de vagancia que proyecta de Sevilla, máxime tras la acusación de “vagos” que nos lanzó el reprobado Duran i Lleida. El edil Serrano acusa a los socialistas de haber perdido “el sentido del humor”. ¿Y no hay otro sentido asociable a la ciudad que no sea el humorístico? Sevilla es algo demasiado serio como para tomársela siempre a guasa.

Trampas

Apenas concluido el mitin con ZP en las Delicias, donde en vez de distanciarse de  Monteseirín acabó presentándose como continuador del alfredismo, Espadas anunció  que propondría a Zoido y a Torrijos una campaña “limpia”, en la que todos respetasen las reglas del juego. ¿Será cínico? Apeló a la limpieza el día en que Rosa Aguilar utilizó con total descaro su cargo de consejera para poner la Junta de Andalucía a su servicio y prepararle un encuentro con los vecinos de Alcosa, a fin de que parezca que el Metro va a tener parada  allí gracias al candidato socialista. Y más que el jefe de Personal de la Diputación lo traslade en su coche pese a no tener carnet (de conducir, que seguro que el otro sí lo tiene), me escandaliza ver cómo el delegado de Urbanismo y el gerente de Lipasam le hacen de teloneros en su precampaña por el Polígono en vez de dedicar su tiempo a aquello por lo que cobran: Sevilla. Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. Mucho invocar el juego limpio, pero el primero que hace trampas es Espadas. El ‘fair play’ empieza por uno mismo.

De espaldas

La Audiencia se ha opuesto a la liberación de José Pardo, condenado por el caso de las facturas falsas, y a la sustitución de sus penas de cárcel por una multa o por trabajos comunitarios esgrimiendo su trayectoria delictiva, su peligrosidad y la falta de estímulos reinsertadotes. Con gran ojo clínico, el periodista subraya el hecho escandaloso de que una persona con cuatro condenas por coacciones, cohecho, hurto y conducción bajo la influencia del alcohol fuera escolta de Monteseirín en la campaña de 2003. Más escandaloso aún fue que, tras estallar el caso, el (sin) alcalde negara que conociera siquiera a Pardo, pese a que lo sacaron con él en la portada de un periódico en foto tomada, creo recordar, en un mitin en Bellavista. Allí Pardo hasta se enfrentó con taxistas cuando iban a tirarle huevos al alcalde. Reparen en la metáfora: el escolta se enfrentó a los huevazos de los taxistas y el (sin) no tuvo h…. de reconocer la condición de  Pardo, y luego se hizo el loco con José Antonio García. Alfredo siempre da la espalda a los que le guardan la suya propia.