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Los sabios han hablado por tercera vez

Doñana, paraíso para las aves acuáticas

Doñana, paraíso para las aves acuáticas

Carlos Román y Vicente Granados reseñaron en su día que Doñana es, probablemente, el espacio natural protegido sobre el que existe mayor literatura científica –y no científica- del mundo. Por sus especialísimas características, esta joya de la Naturaleza que tiene todos los títulos del planeta (desde Patrimonio de la Humanidad a Reserva de la Biosfera), es mucho más que un símbolo de la lucha conservacionista, hasta el punto de que una de las organizaciones ecologistas más importantes, el WWF, cuyo logotipo es el panda, se creó expresamente para luchar por su salvación..

En tres ocasiones en que a lo largo de la historia reciente se ha considerado en peligro el espacio natural, la clase política decidió encomendarse al dictamen de los científicos y proceder conforme a sus recomendaciones.

La primera fue a principios de los años 90, con motivo de la macrourbanización ‘Costa Doñana’. La UE, el Gobierno de España y la Junta de Andalucía impulsaron una comisión internacional de expertos que coordinó el sociólogo Manuel Castells y que, tras un año de trabajo, emitió un dictamen que tumbó el proyecto especulativo y apostó por un desarrollo sostenible basado en la universal marca ‘Doñana’.

EL VERTIDO TÓXICO

Vertido tóxico de Boliden desde Aznalcóllar

Vertido tóxico de Boliden desde Aznalcóllar

La segunda ocasión en que los políticos dejaron el futuro de Doñana en manos de los científicos fue tras la rotura, el 25 de abril de 1998, de la balsa de residuos tóxicos de la mina de Boliden en Aznalcóllar, la mayor catástrofe ecológica en Europa hasta entonces. La riada de 6 Hm3 de aguas contaminadas con 2,5 Hm3 de lodos piríticos con alto contenido en metales pesados y arsénico arrasó la vida animal y vegetal Guadiamar abajo y a duras penas pudo ser contenida a las puertas del Parque Nacional.

¿Cómo actuar para afrontar un desastre sin precedentes y descontaminar los suelos envenenados? Los políticos se pusieron a las órdenes de los científicos y éstos transmutaron la negligencia de la Administración (¿a quién se le ocurrió autorizar una inmensa balsa en parte del dominio hidráulico del río Agrio y con un pésimo control de su estabilidad?) y de la multinacional sueca –que se ha ido de rositas- en el corredor verde, con lo que salvaron la imagen de España ante el mundo.

EL DRAGADO DEL RÍO

La tercera ocasión está siendo el proyecto de ampliación del dragado del Guadalquivir, promovido por la Autoridad Portuaria de Sevilla. La declaración de impacto ambiental emitida en 2003 se supeditó a posteriores informes que despejaran las dudas sobre su impacto ecológico en el estuario del río y en Doñana.

El dictamen de la comisión de científicos, realizado a petición del Ministerio de Medio Ambiente, recomienda que en la desastrosa situación actual del río no se ahonde el canal de navegación  desde los -6 metros actuales hasta los -8 porque es incompatible con la conservación del estuario y, en consecuencia, de Doñana.

En el futuro, si mejoraran las condiciones del Guadalquivir, podría reexaminarse el proyecto, pero mientras tanto la recomendación es que se mantenga el actual dragado de mantenimiento y bajo control científico, para minimizar sus efectos negativos.

HECHOS CONSUMADOS

El puerto y las fuerzas vivas –las mismas que a las primeras objeciones, hace años, dijeron: “lo importante es que se hagan las obras y que el dinero nos lo llevemos nosotros”- han reaccionado poniendo de manifiesto el sinsentido de haber ejecutado una esclusa de 160 millones de euros para que ahora no se drague.

La nueva esclusa

La nueva esclusa

Este argumento no se compadece con otras declaraciones del presidente de la Autoridad Portuaria,  que dijo que la nueva esclusa había que hacerla “sí o sí”, ya que por la antigüedad y frecuentes averías de la antigua se habían tenido que gastar 1,5 millones de euros en los últimos tiempos.

Pero si ahora quieren darle la vuelta a sus tesis, cabe preguntarse entonces por la irresponsabilidad de haber gastado 160 millones en una nueva esclusa sin esperar a la finalización de los estudios científicos.

En el puerto de Sevilla siguen sin comprender que el Guadalquivir no es su monopolio y que hay multitud de actores en escena, todos con intereses tan legítimos como el suyo: arroceros, pescadores, Doñana, municipios ribereños, Sanlúcar…. Nuestro puerto, pese a su importancia, tiene las limitaciones de su carácter fluvial, por lo que jamás podrá competir en pie de igualdad con los puertos marítimos cercanos (Algeciras, Huelva, Cádiz), amén de que en un Estado de Derecho como España, obligada además por convenios internacionales, no puede plantear como un chantaje su política de hechos consumados. Como en la frase bíblica del sábado y el hombre, no se hizo el Guadalquivir para el puerto, sino que ha de ser el puerto el que se adapte al Guadalquivir y a todo su estuario.

La esclusa es una metáfora de esta Sevilla nuestra, donde, contra la lógica, se colocan los bueyes detrás  de la carreta. Aquí hacemos una esclusa tal que nos tomen por locos antes del dictamen científico sobre el Guadalquivir, como promotores inmobiliarios compraron Tablada para llenarla de ladrillos sin sopesar que el PGOU podía declararla zona verde, o se construyó el estadio olímpico sin pensar en que el Sevilla y el Betis jamás irían a compartirlo.

Por tercera vez, los científicos han dictaminado sobre Doñana. A una ministra andaluza, Rosa Aguilar, le toca ahora  el papel de obrar en consecuencia  o ser la primera gobernante de España que hace oídos sordos a su dictamen.

* ‘Radiografía del Guadalquivir’ (Informe del comité de expertos)

Un búnker en la Plaza Nueva

Griñán, presidente de la Junta y secretario general del PSOE (A), sólo ha sabido adoptar como medida de fuerza y autoridad ante el rebelde Monteseirín la consigna de hacerle el vacío desde su Gobierno como respuesta a su desmedido afán de protagonismo y a su torpedeo a Espadas.

A Griñán, que pilló descolocado al alcalde cuando anunció su defenestración mediante el famoso teletipo de Europa Press, le está pasando con Monteseirín lo mismo que a Viera en los últimos años y tras haberlo arrasado en el último congreso provincial: al no rematarlo políticamente cuando lo tenía contra las cuerdas, ni ser capaz de imponer su autoridad orgánica, el alcalde acaba haciendo caso omiso de sus directrices y tensa la situación al máximo para que sean los otros los que reculen por miedo a que decisiones drásticas que afecten a la Alcaldía de la capital de Andalucía tengan un coste electoral para  el partido.

Monteserín se crece a medida que pasa el tiempo y ve que nadie, ni Viera ni Griñán, lo meten en cintura, y acaba convirtiendo el Ayuntamiento en su búnker político.

NINGÚN PASO ATRÁS

Griñán  está comprobando el calificativo con que definió a Monteseirín su antiguo protector, Caballos: “Alfredo es un glotón de la política”.           Por esa glotonería, Monteseirín no va a quedarse en ayunas de fotos y actos, por más que reste protagonismo a Espadas y el PSOE le haya instado a que dé un paso atrás y deje los focos para el candidato, que necesita incrementar su grado de conocimiento a sólo siete meses para las elecciones.

Apenas iniciado el nuevo curso político, Viera lanzó el mensaje de que “ahora llega el turno del candidato y no del alcalde”.

Monteseirín recogió el guante. Seis días después se autoconcedió una entrevista en su televisión particular, Giralda TV, donde proclamó que su candidato a la Alcaldía (en defecto de él mismo) era Celis y no Espadas, y que aunque no había “ningún tipo de diferencias”, él se dedicaría a “visitar las obras, ver cómo van  e inaugurarlas”. Y añadió: “Yo voy a rematar la gestión;  el proyecto político de futuro le corresponde al candidato”.

ESPACIO LLENO

No tardó en desmentirse a sí mismo, como cuando anunció que estaba promoviendo una nueva pasarela sobre el río, proyecto que Espadas interpretó suponía una intromisión en ese futuro que él debía representar y al que por eso calificó de obra no prioritaria: “Claramente –dijo- es una propuesta que corresponde analizar al nuevo mandato municipal”.

Monteseirín, acusado por Del Valle de haber propiciado un exceso de protagonismo de Torrijos por haber dejado vacío el espacio que le correspondía como alcalde, hace ahora justo lo contrario con Espadas y se niega, con una política de hechos consumados, a cederle sitio. El alcalde quiere morir matando y tiende a fagocitarlo todo, haciendo honor a su ‘glotonería política’.

Griñán no sólo ha descubierto que Monteseirín ‘ningunea’ a Espadas, sino que se ha destapado como el hombre de Chaves, justo cuando el presidente más procura desmarcarse de su predecesor (nadie significado de la Junta fue a su conferencia en el club Cámara 500 ni a la reinauguración de la Plaza de España), para no aparecer como una marioneta del hombre que gobernó Andalucía 20 años.

PROTEGIDO DE CHAVES

La identificación de Monteseirín con Chaves no es de ahora, sino de siempre, porque fue el expresidente quien, contra el criterio de Viera y de Blanco, se empecinó en mantenerlo primero como candidato y, luego, como alcalde, cuando el PSOE (A) aún estaba a tiempo de sustituirlo por Carrillo y de remontar en las encuestas.

En Madrid, Zapatero y Blanco esgrimieron los sondeos favorables a Trinidad Jiménez para organizar su asalto a la Comunidad por encima de Tomás Gómez. En Sevilla, Monteseirín no ha aprobado jamás un sondeo en doce años y es rechazado por el 80% de sus correligionarios, pese a lo cual el PSOE no ha podido defenestrarlo de candidato a la Alcaldía hasta que, ido Chaves, Griñán se hizo con el poder orgánico.

Y es que Chaves temía que si daba luz verde a su relevo en pleno mandato como alcalde, abría el debate de su propia sucesión en la Junta a mitad de legislatura, como así acabó sucediendo. Sus destinos estaban entrelazados como cerezas: él acabó en Madrid y Monteseirín, de alcalde amortizado y peripatético por Sevilla.

OPORTUNIDAD PERDIDA

Pero ni Griñán, pese a tener todo el poder, ni Viera han sabido forzar la salida de Monteseirín de la Alcaldía cuando más factible era nombrar como sucesora a Rosamar Prieto y ‘dedil’ a Espadas para que, como delegado de la Presidencia en el Ayuntamiento, cobrara visibilidad ante los sevillanos. El  PSOE ha perdido los meses en buscarle un cargo a Espadas, al que ha dejado huérfano institucional tras quitarlo de consejero (en Madrid, Trinidad Jiménez no se planteó dejar el Ministerio aunque hubiera sido la candidata a la Comunidad) y luego en evidencia con la torpe maniobra para elevarlo al Senado.

Mientras, Monteseirín se ha encastillado en la Alcaldía en una actitud (llegó a exigir un cargo remunerado con 220.000 euros) que recuerda a la de Beneroso y Benjumea en las cajas.

Griñán ha perdido ahora una gran oportunidad con la marcha de Rosa Aguilar a Madrid. Podría haber nombrado consejero de Obras Públicas a Monteseirín y quitarlo del medio en beneficio de Espadas activando la solución Rosamar. Obras Públicas habría sido el destino ideal para Alfredo, el de las setas de la Encarnación. Como allí ya está exiliado Celis, ni siquiera habría hecho falta retocar el organigrama de la Consejería.

Acoplamiento

“Las imágenes muestran la ‘ceremonia tradicional’, en la que los equipos intercambian  abrazos y apretones de mano. Ambos realizarán operaciones conjuntas los próximos días”. Yo pensaba que hablaban de Espadas en la ‘tele’ y era del  acoplamiento de una nave a la Estación Espacial. Mi confusión estaba justificada porque Espadas hace lo mismo que el ‘Discovery’ o la ‘Soyuz’: acoplarse a su particular estación espacial, que son la Junta y el Ayuntamiento. Ya hizo una arriesgada maniobra de incrustación en la  inauguración del curso escolar pese a no haber sido anunciado su lanzamiento desde Cabo Cañaveral. También utilizó una grúa para acoplarse al Ayuntamiento en la iniciativa ‘Arte para todos’ en el Polígono San Pablo. Y ya se acopló con éxito a la comitiva de Rosa Aguilar en la gira por Alcosa. La diferencia con la Estación Espacial es que mientras allí realizan operaciones conjuntas sólo por unos días, Espadas amenaza con acoplarse a la Junta y al Ayuntamiento durante ocho meses. ¿Será porque Monteseirín le ha contagiado su frustrada vocación de astronauta?

Trampas

Apenas concluido el mitin con ZP en las Delicias, donde en vez de distanciarse de  Monteseirín acabó presentándose como continuador del alfredismo, Espadas anunció  que propondría a Zoido y a Torrijos una campaña “limpia”, en la que todos respetasen las reglas del juego. ¿Será cínico? Apeló a la limpieza el día en que Rosa Aguilar utilizó con total descaro su cargo de consejera para poner la Junta de Andalucía a su servicio y prepararle un encuentro con los vecinos de Alcosa, a fin de que parezca que el Metro va a tener parada  allí gracias al candidato socialista. Y más que el jefe de Personal de la Diputación lo traslade en su coche pese a no tener carnet (de conducir, que seguro que el otro sí lo tiene), me escandaliza ver cómo el delegado de Urbanismo y el gerente de Lipasam le hacen de teloneros en su precampaña por el Polígono en vez de dedicar su tiempo a aquello por lo que cobran: Sevilla. Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. Mucho invocar el juego limpio, pero el primero que hace trampas es Espadas. El ‘fair play’ empieza por uno mismo.

Gómez

Repasa en la soledad de su despacho los periódicos. Allí está él, protagonista de todas las portadas, informaciones de apertura y editoriales, con su foto en primer plano haciendo la señal de la victoria. Los medios, desde los adictos a los situados en las antípodas de su ideología progresista, son unánimes al reconocer su apoteósico triunfo en las primarias del PSOE frente a la candidatura oficialista avalada por el líder. Sí, esta vez el sector crítico encarnado por él ha ganado contra todo pronóstico y contra el aparato, por haber sabido conectar con las bases y presentarse como el hombre joven y carismático, capaz de rebelarse contra el orden establecido y ganar. Ahora será designado el candidato del partido. El ring-ring del teléfono le despierta de su ensoñación. Rosa Aguilar le llama para que la acompañe a Alcosa a un acto público montado por la Junta en disimulado apoyo a Juan Espadas. Da un suspiro de resignación y sale en busca de la consejera. La puerta se cierra detras de él y se puede ver la placa con su nombre: Alfonso Rodríguez Gómez de Celis.

Reversible

Obras Públicas dice nones a las alegaciones en pro de conectar  por Metro la Macarena con la Puerta de Jerez, con paradas en Alameda,  Plaza del Duque y Plaza Nueva, trayecto que parece ‘de cajón’ menos para Rosa Aguilar. Arguye el fichaje estrella de Griñán que fue una línea diseñada en los 70 y que lo que planificado entonces ya no vale, amén de que tendría que excavar un túnel a 50 metros de profundidad y que no está dispuesta a pasar bajo la Catedral. Curioso cuando menos, porque a -50 metros discurrirá la línea 2 proyectada por la Junta con el fin de salvar todo tipo de cimientos (ni siquiera los de Giralda tienen tal profundidad) y yacimientos arqueológicos. Y no se trataría de perforar bajo la Catedral (miren el túnel del AVE en Barcelona, pegado a la Sagrada Familia), sino de la Avenida,  horadada ya por la microtuneladora de Emasesa. Y si lo que se planificó hace 30 años no vale hoy, ¿cómo es que la Junta ha reutilizado los antiguos túneles para la línea 1? El argumentario de doña Rosa es perfectamente reversible: ella le da la vuelta según convenga.

Pinza contra Sevilla

Las 22 academias de la Lengua Española incorporaron recientemente a la página web del Diccionario voces como ‘abducir’, ‘cultureta’, ‘muslamen’, ‘tsunami’, ‘bróker’, ‘meloncete’, ‘rojillo’….y así hasta 2.996 enmiendas y adiciones al texto normativo de nuestro idioma porque, según el secretario de la Real Academia, ésta está “en el tajo siempre, haciendo aportes continuos para seguir el ritmo de la sociedad y del idioma”.

No estará tan en el tajo cuando aún no ha incorporado la palabra de moda del  verano tras su invención por esa maestra del eufemismo que tiene la Junta de Andalucía y que se llama Rosa Aguilar. Si usted teclea en el buscador web de la Academia los neologismos ‘reprogramación’ y ‘reprogramar’, acuñados por la consejera de Obras Públicas, la respuesta que obtendrá será que “no están en el Diccionario”.

Sí están en el Diccionario palabras de toda la vida como ‘retrasar’, ‘diferir’, ‘aplazar’, ‘posponer’….pero como con ésas se entiende todo y de lo que se trata es justamente de contrariar a nuestro universal poeta Juan Ramón Jiménez, que decía “inteligencia, dame el nombre exacto de las cosas”, Rosa Aguilar no anunció  este agosto un retraso en la ejecución de 39 obras públicas programadas por la Junta y un recorte de 850 millones de euros en las inversiones, sino una ‘reprogramación’.

DISFRAZAR LA REALIDAD

¿Que cuál es la diferencia? Según la María Moliner del Gobierno andaluz, “retraso significa que no se sabe cuándo culminarán las obras; hablamos de ‘reprogramación’ con la certeza de que las obras se van a culminar”. Extrapolando a la realidad sevillana el argot de la consejera, el que las setas de la Encarnación no se concluyeran en ninguna de las cuatro fechas anunciadas desde 2004 hasta hoy no significa que acumulen tres años de retraso, sino simplemente  que su ejecución fue ‘reprogramada’.

Y cuando a Rosa Aguilar le preguntaron por una obra sevillana cuyo inicio se retrasará, perdón, quería decir ‘reprogramar’, seis meses, estuvo sembrada al decir que sufriría “una deriva en el tiempo”. Genial. Habrá que pensar seriamente en proponer la candidatura de nuestra maga del lenguaje para el primer sillón vacante de la Academia, porque esta inventora de eufemismos se merece una letra mayúscula.

SEVILLA TRAGA

Para que no la acusen de estar al servicio del ‘centralismo sevillano’ y sabedora de que a quien dentro del PSOE levante la voz en defensa de Sevilla le puede pasar lo mismo que a José Caballos, y que todos los suyos aquí van a decir amén o a repetir como papagayos  el argumentario oficial, Rosa Aguilar le ha pasado la mayor parte de la factura de la ‘reprogramación’ a Sevilla, para blindarse frente a las protestas de otras provincias. Así, del ahorro global de 850 millones en toda Andalucía, la Junta le ha metido un tijeretazo de 451,6 millones a Sevilla o, lo que es lo mismo, de cada 100 euros que no invierte, 53 se los quita a nuestra provincia. Y de las 39 obras que se ‘reprograman’, 12 (el 30,76% del total) estaban previstas en Sevilla.

Sufrirán un retraso de entre 6 y 10 meses el viaducto del Pago del Medio -que debe unir La Rinconada con San José-, el ramal de Brenes, la ronda urbana sur de Mairena del Aljarafe y otras tres carreteras. En materia ferroviaria, la consejera no ha osado meterle mano al tren de la Bahía de Cádiz, el tranvía de Jaén o los Metros de Granada y Málaga, pero ha ‘reprogramado’ todas las conexiones de Sevilla. Ni siquiera ha dejado indemne una sola para al menos disimular: dos tramos del tranvía de Dos Hermanas –y Toscano, tan contento-, el tranvía del Aljarafe, el tramo final del tranvía de Alcalá de Guadaíra con la Universidad Pablo de Olavide y dos tramos de la alta velocidad, el de la estación de Santa Justa al aeropuerto y el túnel de los Alcores.

Ésta era, a lo que se ve, la apuesta de la Junta por la movilidad sostenible en el área metropolitana. Si a la ‘reprogramación’ de la Junta en materia ferroviaria se le une la del Ministerio de Fomento en carreteras, especialmente en la SE-40, vemos que Sevilla es la gran víctima andaluza de la ‘pinza’ formada por las dos Administraciones en materia de obras públicas.

CONSECUENCIAS

La Junta va a diferir la inversión de 451 millones de euros en la provincia de Sevilla durante los próximos seis, siete o diez meses si, en el mejor de los casos, se cumplen los plazos de la ‘reprogramación’, pero, por la magia del lenguaje eufemístico de Rosa Aguilar, como no se van a rescindir los contratos, ni se van a paralizar (¿?) las obras, no va a haber repercusión alguna en el empleo, como si las empresas constructoras pudieran mantener en plena crisis mano sobre mano a sus plantillas si no hay carga de trabajo.

Cuando el Ministerio de Fomento anunció su propio plan de recortes y anulaciones de obras públicas, las patronales de la construcción, en un vano intento de frenar al ministro Blanco, hicieron un estudio para estimar los efectos de las desinversiones gubernamentales. Según el informe, por cada millón de euros dejados de invertir en las obras públicas se pierden 18 empleos directos e indirectos, tanto en la construcción como en los sectores auxiliares.

Aplicando estos cálculos al anuncio de la Junta, los 451 millones de euros que por de pronto no se invertirán en Sevilla se traducirán en la pérdida de 8.118 empleos.

Esta cifra equivale a todos los habitantes de un municipio como Santiponce, pero probablemente Rosa Aguilar diría que se trata  de “una deriva temporal en la ocupación”.

Tres en uno

El (sin) alcalde es un mar de contradicciones: unas veces Alfredo desmiente a Sánchez; otras, es Sánchez el que lleva la contraria a Monteseirín y, las más, Alfredo deja en ridículo a Sánchez y a Monteseirín. Alfredo, Sánchez y Monteseirín, uno y trino. Recordarán que Alfredo dijo que no alegaría al proyecto del Metro por coherencia,  al haberlo pactado previamente todo con la Junta. Sin embargo, ahora Monteseirín  dice a los empresarios lo opuesto a las tesis de Alfredo: que cómo iba a haberse pactado el trayecto de las líneas 2, 3 y 4 si resulta que provocan una especial afección a avenidas como la de Juventudes Musicales y Montes Sierra, y que la mejor estación en el Centro no sería la del Duque, como sostiene Rosa-Rosae Aguilar, sino la de la Encarnación. Sólo falta saber si, con tal de darle en la cabeza a Alfredo y a Monteseirín, el señor Sánchez decide  alegar al proyecto ‘in extremis’,  para pedir al menos una parada en el Metropol Parasol, aunque sea en superficie porque aún no se ha enterado de que la impiden los cimientos de sus propias setas.

‘Safety car’

La consejera de Obras Públicas no descarta la creación de, ojo,  varias paradas de Metro en el centro. El fino oído político de Rosa Aguilar ha detectado en el proceso de alegaciones a las líneas 2,3 y 4 -el mismo en el que el Ayuntamiento ni-ni del (sin) alcalde se niega a participar por creer que está todo atado y bien atado-  cierto runrún en tal sentido y, en vez de enrocarse en el diseño de los técnicos, se muestra predispuesta a coger esa bandera reivindicativa y a ponerse al frente de la manifestación. Parafraseando a Fernando VII, de deseado a pérfido, doña Rosa está en trance de decir: “marchemos francamente, y yo la primera, por la senda de las dos estaciones en el centro”. El volantazo de la consejera deja en evidencia al (sin) alcalde que, más papista que el Papa, sigue empecinado en defender una sola parada pensando que así se congracia con la Junta. A Monteseirín le pasa como a Fernando Alonso: cree estar en cabeza de carrera y aún no se ha percatado de que la salida a pista del ‘safety car’ de la consejera lo ha dejado a la cola del pelotón.