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La cubierta de la Davis cumplirá cuatro años arrumbada en un almacén

La celebración de la final de la Copa Davis de tenis en Sevilla ha sido históricamente un gran éxito para el deporte español, porque nuestra Selección ha ganado la popularmente conocida como ensaladera, pero una ruina para el Ayuntamiento de la ciudad, tanto por el déficit generado por el evento como con la odisea posterior con la cubierta bajo la cual se disputó: la primera fue expoliada y fue causa hasta de una crisis política en el Consistorio y la segunda cumplirá al menos cuatro años almacenadas en los bajos del estadio de la Cartuja.

La Junta de Gobierno de la Corporación Municipal se ha visto obligada a adjudicar de nuevo a la sociedad gestora del estadio  (Estadio de la Cartuja de Sevilla S. A.) un contrato de 4.025,17 euros (más 845,28 euros de IVA) por mantener almacenada durante otros cinco meses la cubierta bajo la que se disputó la final en diciembre de 2011, en la que España se impuso a Argentina por 3-1 y ya no hubo necesidad de disputar el último partido.

Según los informes recabados por la Delegación municipal de Hacienda, debido a su gran tamaño la cubierta permanece almacenada en los bajos del estadio porque supondría un gasto mayor para el Ayuntamiento su traslado a un inmueble de propiedad municipal que el arrendamiento de su actual ubicación.

La otra razón, aunque no se explicita, es la de la seguridad tras el enorme escándalo político que supuso el expolio de la cubierta anterior al haber sido abandonada a su suerte tras ser depositada en unos terrenos abiertos y sin vigilancia.

Con este contrato por cinco meses más, la cubierta acumulará cuatro años arrumbada en un almacén del estadio, con un coste estimado de casi 10.000 euros anuales, por lo que la suma de la factura en estos cuatro años ascenderá a unos 40.000.

La cubierta fue comprada por el gobierno local durante el mandato de Juan Ignacio Zoido como alcalde con el argumento de que sería más barato quedársela al coste de 429.025 euros (aunque se dieron varias cifras), incluyendo el montaje y desmontaje, para su posterior reutilización en la ciudad que alquilarla para los escasos días de la final tenística a cambio de unos 600.000 euros (también se dieron otras cifras).

Sin embargo, Zoido concluyó su mandato de cuatro años dejando la estructura en los bajos del mismo estadio de la Cartuja que albergó la final porque nunca acabó de concretar su uso alternativo.

La anterior corporación estudió la posibilidad de reinstalarla en terrenos deportivos del Charco de la Pava, Hytasa, Parque Amate, Parque de los Príncipes, Los Bermejales, distritos Norte y distrito Este, pero no acabó de materializar propuesta alguna.

Al coste del almacenamiento durante cuatro años hay que añadir el déficit generado por el evento deportivo en las arcas municipales, que ascendió a casi un millón de euros.

 

Amnesia

A José Luis Rodríguez Zapatero le empieza a pasar con el ‘Estatut’ de Autonomía de Cataluña lo mismo que a Alejandro Rojas Marcos con el estadio pseudo Olímpico de la Cartuja: todos los partidos votaron en el Ayuntamiento de Sevilla y en la Diputación Provincial a favor del faraónico proyecto, pero a la hora de presentar ante la opinión pública la escandalosa factura, equivalente a la de las Setas, le cargaron el mochuelo exclusivamente a él. Susana Díaz, en plan lanzada al moro muerto, ha despotricado en su puesta de largo en Madrid (en presencia de una amplia claque juntera, expresamente desplazada en AVE y con hotel incluido a la capital del Reino para arropar a la presidenta) contra el ‘error Zapatero’ con el Estatut catalán. Ha recibido loas generales de una clase política que olvida que cuando ella era diputada nacional del PSOE votó dos veces en las Cortes Generales a favor del texto avalado por el ya expresidente, de quien se proclamaba heredera política pero del que ha renegado antes de que el gallo cantara tres veces al alba. Desmemoria histórica.

Papeles cambiados

Fernando Rodríguez Villalobos, presidente del PSOE de Sevilla y de la Diputación, quiere, a pesar de su ideología socialista, privatizar las acciones que la Corporación Provincial posee en Fibes, el Teatro de la Maestranza y el estadio de la Cartuja, tras caerse del caballo por la crisis y descubrir, una vez desalojado Monteseirín de la Plaza Nueva, que su auténtica vocación son los pueblos como La Roda de Andalucía (sin ánimo de señalar) y no la capital. Zoido, presidente de la FEMP y alcalde de Sevilla por un partido conservador que defiende el libre mercado y la iniciativa privada, quiere que las acciones de la Diputación no salgan al mercado y las pueda comprar cualquier empresa, sino que se las quede el Ayuntamiento para que sigan en el sector público. ¿Hay quien lo entienda? Papeles intercambiados: Villalobos se derechiza y Zoido vira hacia la izquierda. ¿Serán presos de sus particulares síndromes de Estocolmo por contagio de eso que llaman colaboración público-privada? Con razón decía Fraga que la política acaba haciendo extraños compañeros de cama.

Los sabios han hablado por tercera vez

Doñana, paraíso para las aves acuáticas

Doñana, paraíso para las aves acuáticas

Carlos Román y Vicente Granados reseñaron en su día que Doñana es, probablemente, el espacio natural protegido sobre el que existe mayor literatura científica –y no científica- del mundo. Por sus especialísimas características, esta joya de la Naturaleza que tiene todos los títulos del planeta (desde Patrimonio de la Humanidad a Reserva de la Biosfera), es mucho más que un símbolo de la lucha conservacionista, hasta el punto de que una de las organizaciones ecologistas más importantes, el WWF, cuyo logotipo es el panda, se creó expresamente para luchar por su salvación..

En tres ocasiones en que a lo largo de la historia reciente se ha considerado en peligro el espacio natural, la clase política decidió encomendarse al dictamen de los científicos y proceder conforme a sus recomendaciones.

La primera fue a principios de los años 90, con motivo de la macrourbanización ‘Costa Doñana’. La UE, el Gobierno de España y la Junta de Andalucía impulsaron una comisión internacional de expertos que coordinó el sociólogo Manuel Castells y que, tras un año de trabajo, emitió un dictamen que tumbó el proyecto especulativo y apostó por un desarrollo sostenible basado en la universal marca ‘Doñana’.

EL VERTIDO TÓXICO

Vertido tóxico de Boliden desde Aznalcóllar

Vertido tóxico de Boliden desde Aznalcóllar

La segunda ocasión en que los políticos dejaron el futuro de Doñana en manos de los científicos fue tras la rotura, el 25 de abril de 1998, de la balsa de residuos tóxicos de la mina de Boliden en Aznalcóllar, la mayor catástrofe ecológica en Europa hasta entonces. La riada de 6 Hm3 de aguas contaminadas con 2,5 Hm3 de lodos piríticos con alto contenido en metales pesados y arsénico arrasó la vida animal y vegetal Guadiamar abajo y a duras penas pudo ser contenida a las puertas del Parque Nacional.

¿Cómo actuar para afrontar un desastre sin precedentes y descontaminar los suelos envenenados? Los políticos se pusieron a las órdenes de los científicos y éstos transmutaron la negligencia de la Administración (¿a quién se le ocurrió autorizar una inmensa balsa en parte del dominio hidráulico del río Agrio y con un pésimo control de su estabilidad?) y de la multinacional sueca –que se ha ido de rositas- en el corredor verde, con lo que salvaron la imagen de España ante el mundo.

EL DRAGADO DEL RÍO

La tercera ocasión está siendo el proyecto de ampliación del dragado del Guadalquivir, promovido por la Autoridad Portuaria de Sevilla. La declaración de impacto ambiental emitida en 2003 se supeditó a posteriores informes que despejaran las dudas sobre su impacto ecológico en el estuario del río y en Doñana.

El dictamen de la comisión de científicos, realizado a petición del Ministerio de Medio Ambiente, recomienda que en la desastrosa situación actual del río no se ahonde el canal de navegación  desde los -6 metros actuales hasta los -8 porque es incompatible con la conservación del estuario y, en consecuencia, de Doñana.

En el futuro, si mejoraran las condiciones del Guadalquivir, podría reexaminarse el proyecto, pero mientras tanto la recomendación es que se mantenga el actual dragado de mantenimiento y bajo control científico, para minimizar sus efectos negativos.

HECHOS CONSUMADOS

El puerto y las fuerzas vivas –las mismas que a las primeras objeciones, hace años, dijeron: “lo importante es que se hagan las obras y que el dinero nos lo llevemos nosotros”- han reaccionado poniendo de manifiesto el sinsentido de haber ejecutado una esclusa de 160 millones de euros para que ahora no se drague.

La nueva esclusa

La nueva esclusa

Este argumento no se compadece con otras declaraciones del presidente de la Autoridad Portuaria,  que dijo que la nueva esclusa había que hacerla “sí o sí”, ya que por la antigüedad y frecuentes averías de la antigua se habían tenido que gastar 1,5 millones de euros en los últimos tiempos.

Pero si ahora quieren darle la vuelta a sus tesis, cabe preguntarse entonces por la irresponsabilidad de haber gastado 160 millones en una nueva esclusa sin esperar a la finalización de los estudios científicos.

En el puerto de Sevilla siguen sin comprender que el Guadalquivir no es su monopolio y que hay multitud de actores en escena, todos con intereses tan legítimos como el suyo: arroceros, pescadores, Doñana, municipios ribereños, Sanlúcar…. Nuestro puerto, pese a su importancia, tiene las limitaciones de su carácter fluvial, por lo que jamás podrá competir en pie de igualdad con los puertos marítimos cercanos (Algeciras, Huelva, Cádiz), amén de que en un Estado de Derecho como España, obligada además por convenios internacionales, no puede plantear como un chantaje su política de hechos consumados. Como en la frase bíblica del sábado y el hombre, no se hizo el Guadalquivir para el puerto, sino que ha de ser el puerto el que se adapte al Guadalquivir y a todo su estuario.

La esclusa es una metáfora de esta Sevilla nuestra, donde, contra la lógica, se colocan los bueyes detrás  de la carreta. Aquí hacemos una esclusa tal que nos tomen por locos antes del dictamen científico sobre el Guadalquivir, como promotores inmobiliarios compraron Tablada para llenarla de ladrillos sin sopesar que el PGOU podía declararla zona verde, o se construyó el estadio olímpico sin pensar en que el Sevilla y el Betis jamás irían a compartirlo.

Por tercera vez, los científicos han dictaminado sobre Doñana. A una ministra andaluza, Rosa Aguilar, le toca ahora  el papel de obrar en consecuencia  o ser la primera gobernante de España que hace oídos sordos a su dictamen.

* ‘Radiografía del Guadalquivir’ (Informe del comité de expertos)

Desmemoria

Griñan-EspadasEl presidente de los andaluces, al que yo respeto más que su propio su partido, donde  malévolamente ya empiezan a llamarle  Pepe Gri(s)ñán por el panorama del mismo color que pintan las encuestas (tan “inauditas” para el PSOE como para la Junta la lluvia en forma de chuzos de punta en Écija), ha dicho al presentar a Juan Espadas como el futuro Martínez de la Rosa –inventor del pasteleo político- de IU que “entre Del Valle y Alfredo no se hizo otra obra que la portada de la Feria”. Se equivoca, señor presidente. Por en medio se construyó un estadio presuntamente olímpico en la isla de la Cartuja, presentado por el PSOE como supremo ejemplo del dispendio de Alejandro Rojas Marcos. Pero, ¿adivina Griñán quién votó a favor de su construcción y pagó buena parte de su factura cuando era presidente de la Diputación y luego alcalde de Sevilla? Pues el mismo que también votó cinco veces a favor del parking subterráneo que se cargaba los restos arqueológicos en la Encarnación y luego mejoró el dispendio con un estadio olímpico bis en forma de setas: Monteseirín.

Macabeo

Monteseirín  dice que, como  es médico, a él que lo registren. Su delegado Manuel Rey, queriendo ser más papista que el Papa y emular a su jefe, expidió una receta a Zoido y a sus concejales en el Pleno sobre las setas. Al observar el enojo de Juan Ignacio y sus gavioteros por la desviación presupuestaria superior al 70% del Parasol sin Metro(pol), que cuesta  ya como el Estadio Olímpico, el aprendiz de médico garabateó: “Contra el cabreo, pastillas Macabeo”. Todos sabemos, a excepción de Rey, que el dicho es: “Contra el cabreo (o el mosqueo), pastillas Timoteo”. Incluso existe una web en Internet (pastillastimoteo.blogspot.com), con el siguiente lema: “Lo que te cabrea, te enfada, te molesta, dilo en el Foro”. A partir de ahora, habrá que redireccionar el blog a la Gerencia de Urbanismo, donde Rey verá los partidos del Macabbi por su fijación macabea. La confusión de Rey demuestra lo alejada que está esta clase política de la calle. Parafraseando un dicho popular mexicano, cabe decir: ‘¡Pobre Manuel Rey, tan lejos del pueblo y tan cerca de Monteseirín!’.

Política de hechos consumados

Monteseirín ha recurrido a su voto de calidad para imponer la continuación de las setas mediante un segundo modificado del proyecto, por 30,4 millones de euros, que se une al primero,de 8,4 millones. Según las referencias periodísticas, el coste de la obra se eleva a los 89,6 millones, con un incremento del 50%.

Justamente, el Consejo Consultivo, en un dictamen al que Monteseirín ha hecho oídos sordos por no ser vinculante –aunque hasta ahora han sido acatados el 95% de las veces, siendo la Sevilla del gobierno ‘de progreso’ PSOE-IU una de las escasas excepciones-, había rechazado la modificación presupuestaria por superar el límite legal del 20%, admisible  sólo en casos de fuerza mayor y no, como aquí, de cambios para encubrir errores e imprevisiones.

Monteseirín ocultó desde antes de las municipales de 2007 que el proyecto era inviable técnicamente, y mantuvo durante los 20 meses posteriores  las apariencias de que se seguía trabajando –al ralentí-, mientras se cavilaba cómo corregir los muchos entuertos de un diseño aprobado sin siquiera proyecto de ejecución.

SEGUNDA ERA

Éste no es el segundo modificado de las setas. Es, sí, el segundo modificado de la segunda era, pero aquí no se puede hacer borrón y cuenta nueva, como si los costes de la liquidación por Monteseirín del proyecto del PA en la primera etapa no se debieran tener en cuenta. Recordemos: Sacyr se comprometió a ejecutar la obra en 20 meses (para junio de 2007) y por 51,20 millones de euros. Estamos en julio de 2010 y no sólo el Ayuntamiento no la ha penalizado con 3.000 euros diarios por la demora, sino que encima le ha inyectado 63,4 millones de euros entre la aportación inicial y los modificados.

Ahora, sólo en la segunda era de las setas, su coste asciende ya al menos a 90.070.537 euros, lo que supone una desviación del 75,91%, casi cuatro veces más del máximo legal. Y si sumamos todos los costes de la primera etapa (véase esta misma página del 7 de febrero), la suma de costes en dinero y en especie para los sevillanos se aproxima a los 116 millones de euros.

CEREMONIA DE LA CONFUSIÓN

Monteseirín, en su huida hacia delante y política de hechos consumados,  argumenta que las obras debían seguir pese a haberse convertido en un pozo sin fondo, en su particular Estadio Olímpico, porque rescindirle el contrato a Sacyr y sacarlo de nuevo a concurso habría supuesto multiplicar por 2,3 su coste. Falso, según ‘El Correo de Andalucía’, ya que el alcalde sumó las dos estimaciones realizadas por Urbanismo (por cierto, ¿por qué le dieron vacaciones al incómodo director técnico que realizó en su día el informe que revelaba la verdad sobre las setas?), bien la de romper el contrato con Sacyr, bien la de prorrogarlo, cuando en realidad habría costado lo mismo paralizar las obras que continuarlas.

Monteseirín ha invocado también “el interés general”. El argumento es totalmente reversible. Por ejemplo, el ministro de Fomento ha tenido en cuenta ese mismo “interés general” para cancelar entre el 8% y el 15% de las obras pendientes de ejecutar en España con tal de ahorrarle al Estado una factura de 2.000 millones de euros en plena crisis. ¿Qué habría hecho el ministro Blanco con las setas, que acumulan un sobrecoste del 75,91%?

ARGUMENTO REVERSIBLE

La paradoja es que Monteseirín invocó ese etéreo “interés general” para hacer hace 11 años lo contrario de lo que ahora: paralizar una obra ya en ejecución, el edificio diseñado por Moneo en el Prado para concentrar todas las sedes municipales y presupuestado en 30 millones de euros, menos dinero aún que el segundo modificado del Parasol. El Ayuntamiento ya había pagado hasta los 214 millones de pesetas del coste de la redacción del proyecto y hubo de enfrentarse a una demanda de la empresa constructora, Dragados, por 5.057.179,83 euros en concepto de daños y perjuicios.

A Monteseirín no le importó entonces lo que dice ahora que más le importaría si se frenaran las setas: el impacto en la imagen de Sevilla, a pesar de que Rafael Moneo era premio Pritzker, el equivalente al Nobel en Arquitectura, y no un desconocido como el diseñador del Parasol, el alemán Jurgen Mayer. Colegas de Moneo tan dilectos de Monteseirín como Antonio Cruz y Víctor Pérez Escolano erosionaron la imagen de la ciudad al criticar su decisión y elogiar a Moneo, de quien dijeron que era el arquitecto “mejor considerado mundialmente”, y que Sevilla había sufrido una gran pérdida patrimonial al privársela de su edificio-icono en el Prado.

LA METAMORFOSIS

El alcalde dijo entonces que “gastar 5.000 millones de pesetas en este inmueble  no entra en los cálculos de la política de los socialistas; la prioridad es trasladar esta inversión a los barrios de la ciudad, más necesitados de mejoras”. Ahora, el alcalde mete la mano en la hucha del PGOU, destinada a los sistemas generales de los futuros barrios y nutrida con los dineros de promotores y constructores, con el argumento de que la prioridad es equipar la ciudad construida…en el Centro.

Esta metamorfosis que va del no al  edificio de Moneo al sí a las setas en la Encarnación (cuatro veces más costosas) explica perfectamente la deriva de Monteseirín en sus 11 años de mandato: de pensar en los barrios humildes a convertir exclusivamene el Centro (la biblioteca en el Prado, la adulteración total de la Alameda, la ‘piel sensible’, el Metropol Parasol…) en el escaparate arquitectónico de su megalomanía.

También hay socialistas neocon.

Floreros

Al (sin) alcalde de Sevilla habría que hacerle una pregunta equivalente a la del pescadero de Triana en la casa-hermandad de la Esperanza: “¿Usted cree en el Consejo Consultivo de Andalucía?”. Porque si se precia de demócrata que dice hasta creer en la libertad de prensa (¡ja, ja,ja!) y que un día fantaseó con que había corrido delante de los grises, debería atenerse al demoledor dictamen del Consejo en contra de las setas de la Encarnación, su particular Estadio Olímpico. Pero si se pasa olímpicamente por el arco del triunfo ese informe, lo mismo que las peticiones de información del Defensor del Pueblo sobre la peatonalización de San Jacinto escudándose en que ninguno de los dos son vinculantes, entonces habrá vuelto a demostrar que ambos organismos son lo que son: floreros que sirven de coartada al sistema político y que a la hora de la verdad aquél utiliza según le convenga. Si el (sin) alcalde desobedece al Consejo y al  Defensor del Pueblo y aquí no pasa nada, ¿para qué nos sirve en tiempos de crisis y de recortes mantener los floreros del sistema?

Agenda oculta

El (sin) alcalde ha dicho más de una vez que Zoido tenía una agenda oculta. Yo no sé si Juan Ignacio tendrá una agenda o un cuaderno azul, pero lo que toda Sevilla ya sabe es que las setas son  la agenda oculta de Monteseirín. Él, Marchena y el resto de la peña política de los ultra-Sur(Africa) han tapado con sus mentiras durante años la inviabilidad del Parasol sin Metro(pol), los errores de todo tipo cometidos en el particular Estadio Olímpico del (sin) alcalde, las causas de su paralización y el multimillonario desvío presupuestario a costa de los sevillanos y de los señores del ladrillo. Éstos, tras pagar la derrama del PGOU y las ‘pinceladas’ al centro, ahora se percatan de que de nada les ha valido hacerle la pelota durante años al ídem. Todo ha sido ocultación y mentira en las setas, y como lo que mal empieza mal acaba y la cabra siempre tira al monte, el Ayuntamiento se inventa  que el Consejo Consultivo recomienda en su demoledor –nunca mejor dicho- informe mantener el contrato para acabar la faraónica obra. A Monteseirín pronto le crecerá la nariz.

Coartadas

Monteseirín ha tardado casi dos semanas en fabricar una coartada sobre el envío a Barcelona de su coche durante los tres días que duró su estancia ‘empotrado’ en la expedición del Sevilla a la final de la Copa. Cuando el escándalo destapado por El Mundo ha alcanzado eco nacional y Monteseirín no ha podido constreñirlo al ámbito local, ha decidido romper su silencio culpable y escudarse en que se trató de una cuestión de seguridad y que con la seguridad no se juega.

Dice que la decisión no fue suya –que lo fue- ni de sus asesores de prensa ni de economía, sino que obedecía a un protocolo de seguridad: cuando se prevé situación de riesgo, como acudir a la Moncloa o un partido de fútbol, el  protocolo exige que lo acompañen policías.

El protocolo, que como es de seguridad es secreto y obliga a un acto de fe en el alcalde (¡pero si en Alfredo no cree ni su propio partido!), podrá decir (concedámosle el beneficio de la duda) que lleve escolta, pero no que los policías se vayan dos días antes en el Renault Vel Satis del alcalde (coche valorado entre 35.000 y 60.000 euros según su equipamiento) para que éste se pasee por Barcelona a todo confort en vez de usar transporte público y que luego los escoltas se vuelvan en el coche oficial dejando de nuevo solo al alcalde en su regreso a Sevilla.

¿Cuál era entonces la misión de los policías? ¿Proteger al alcalde o hacerle de chóferes en Barcelona?

LA DIFERENCIA CON GALLARDÓN

La final era una situación similar para el alcalde  de Sevilla y el de Madrid. Monteseirín, además de enviar el coche por delante, estuvo tres días fuera  y alardeó de que iba invitado por el club blanco, aunque ocultó la factura en combustible y dietas de la expedición policial. Gallardón viajó  el mismo día a las 5 de la tarde en un vuelo de Iberia pagado por el Ayuntamiento de Madrid, al considerarse la Copa que lleva el nombre del Rey y la participación de un equipo madrileño, motivos más que suficientes para justificar un viaje oficial.

A su llegada una hora después al aeropuerto de Barcelona, lo recogió un coche del Atlético de Madrid, que lo trasladó hasta el hotel donde se hallaban los colchoneros. Vio el partido y prefirió volverse aquella misma noche en el avión del Atlético para confortar a los perdedores. El vuelo partió a las 2:30 de la madrugada. El llegó a su casa a las 4 de la mañana y a las 9 ya estaba en la Casa de la Villa  presidiendo una Junta de Gobierno.

En plena crisis, Gallardón no le restó ni un minuto a su tiempo de despacho en el Ayuntamiento. Monteseirín, en cambio, se quitó del medio durante tres días. Siguiendo su ejemplo, ¿no iba a caerse también Rosamar de un Pleno para largarse al Rocío?

SETAS INTOCABLES

Ha habido que esperar a su vuelta  para que, tras el desmarque de sus socios de IU al optar por la abstención, el voto de calidad del alcalde en uno de los múltiples Plenos convocados el  mismo día a la proustiana busca del tiempo perdido permitiera librar 13 millones para las ‘setas’ de la Encarnación. El mensaje es difícil de digerir para los funcionarios municipales, a los que se recorta el sueldo con el argumento del ahorro y que simultáneamente ven cómo Monteseirín se saca de la chistera 13 millones para rematar su cada vez más cuestionado proyecto emblemático, su particular Estadio Olímpico.

Ignorando también olímpicamente el informe del secretario municipal, en el que exigía que se depuraran responsabilidades por el sobrecoste en 38 millones, Monteseirín ha atribuido la desviación presupuestaria a la crisis. Otra mentira más. Las ‘setas’ se paralizaron justo antes de las elecciones municipales de 2007, cuando se comprobó que eran técnicamente inviables, y por entonces no había crisis. El sobrecoste, que aproxima el coste final a más de 100 millones de euros sumando la primera fase de las obras, se ha debido a la necesidad de inventarse soluciones técnicas a un problema que se ocultó a los sevillanos para evitar que dieran al PSOE un voto de castigo en las urnas hace tres años.

VIEJAS VANGUARDIAS

Monteseirín esgrime como coartada que “no se trata de hacer un bloque en medio del campo, sino un proyecto de vanguardia que va a dinamizar la parte norte de la ciudad y en la que ya hay muchas empresas invirtiendo”. ¿Es capaz de citar alguna y los empleos creados? Si existieran unas y otros, ya lo habría divulgado ‘urbi et orbi’, pero como no hay nada, se inventa que las ‘setas’ generarán unos beneficios de casi 400 millones/año (Isla Mágica, con casi un millón de visitas, factura sólo 20 millones) y más de 4.000 empleos (¿?).

Mientras Espadas reconoce que las ‘setas’ se le han escapado de las manos al Ayuntamiento, a Monteseirín se le llena la boca con las palabras “vanguardia” y “modernidad”. Pues bien, esta semana se celebrará en Pamplona un congreso de arquitectura con premios Pritzker como Herzog, Piano y Murcutt. Uno de los promotores, Fernández-Galiano, ha declarado: “La bonanza económica ha impulsado la creación de edificios-icono y ha eclipsado el concepto de arquitectura como arte útil y de servicio a las personas. El gran carnaval de exceso y despilfarro debe dar paso a otra arquitectura . La conciencia de que hay que construir de otra manera, con sensibilidad hacia el entorno, está calando. Alemania lo está haciendo de forma decidida…”.

Aquí levantamos las ‘setas’ de un alemán que ya no se harían en Alemania,  por el complejo de Monteseirín de parecer muy moderno y muy de vanguardia. Cuando él va, los demás ya están de vuelta.