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Sevilla innova

Fibes albergó una exposición sobre 40 compañías sevillanas de proyección mundial

La ciudad carece de contenidos empresariales que mostrar a sus millones de visitantes

En 2022 se cumplirán 30 años desde la celebración en la isla de la Cartuja de la Exposición Universal de 1992, bajo el lema ‘La Era de los Descubrimientos’ y en la que participaron, en pabellón propio o colectivo, 108 naciones, las 17 comunidades autónomas españolas y más de una veintena de grandes empresas y organismos internacionales.

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La misión

El delegado multiusos y chico para todo de Zoido, Gregorio Serrano, ha emulado al (sin) alcalde anterior haciendo lo que el PP decía cuando estaba en la oposición que jamás de los jamases  haría: un viaje turístico-comercial a Nueva York. Y es que la política, como la muerte, los iguala a todos, ideología al margen: quítate tú que me pongo yo. Y no sólo ha imitado al (sin) cruzando el Charco, sino que, para colmo, en las notas de prensa oficiales el Ayuntamiento ha destacado que iba a la Gran Manzana a dar a conocer las nuevas posibilidades de la ampliación del Palacio de Congresos y Exposiciones  y a presentar las ‘Setas’ de la Encarnación, “una obra que ha atraído la atención internacional por ser la mayor estructura de madera del mundo y cuya maqueta se encuentra expuesta desde hace tres años entre la colección del Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York”. Total, que yo no sé si Gregorio ha viajado a la ciudad de los rascacielos en calidad de delegado de Empleo, Economía, Turismo y etcétera del Ayuntamiento de Sevilla o como embajador de la marca Monteseirín.

 

Dineros

Guillermo Vázquez Consuegra ha lamentado de forma despectiva que a los periodistas que preguntaban en el ‘chupacámaras’ del alcalde por el coste final de la ampliación de  Fibes “sólo les preocupa el dinero” cuando, como Francisco Umbral en su famosa anécdota televisiva, si él había tragado con ir allí de escolta de Zoido era para hablar sólo de su libro, vamos, de su diseño arquitectónico. Pues sí, don Guillermo, aun sin dudar de su arte, cuando una obra ha sido presupuestada por los técnicos en 65,4 millones de euros y acaba costando al contribuyente 120 millones, comprenderá que incurramos en, para usted como sublime arquitecto-estrella, la ordinariez de interesarnos por esta ‘pequeña’ miseria terrenal ajena al Olimpo arquitectónico: un desfase de 55 millones, equivalentes al coste oficial de su restauración del Palacio de San Telmo. Aunque usted sólo querría hablar de su libro, como Umbral, en una Democracia que debe velar por el dinero con el que entre todos le  pagamos sus cuantiosos emolumentos también, aunque le pese, hay que hablar del libro de cuentas.

Sueldos

Juan Espadas anunció la presentación en el próximo Pleno de una moción para que se regulen los “elevados sueldos” de los 33 directivos y/o gerentes de las empresas municipales, y puso como ejemplo al director-gerente de Fibes, al que “irresponsablemente” –dijo el portavoz socialista – Zoido le mantiene una retribución de 150.000 euros/año. Pues bien, ese mismo día se conocía la sentencia que obliga al Consistorio a pagarle a Felipe Luis Maestro, antecesor de Gaspar Sanz en la Feria de Muestras, una indemnización de 218.256 euros estipulada en su contrato para caso de ruptura, que graciablemente le había aprobado Monteseirín y que hasta la propia juez que ha fallado a su favor (un contrato es un contrato) ha calificado de escandalosa para los tiempos que corren. Y a ello hay que unirle los 270.000 euros anuales que cobraba entre fijo y variables, por lo que Espadas se lo ha puesto a huevo a Zoido para el próximo Pleno, si es que aún piensa en presentar la moción. Hay días en que las noticias las carga el diablo para dejar a algún político con el culo al aire.

 

Papeles cambiados

Fernando Rodríguez Villalobos, presidente del PSOE de Sevilla y de la Diputación, quiere, a pesar de su ideología socialista, privatizar las acciones que la Corporación Provincial posee en Fibes, el Teatro de la Maestranza y el estadio de la Cartuja, tras caerse del caballo por la crisis y descubrir, una vez desalojado Monteseirín de la Plaza Nueva, que su auténtica vocación son los pueblos como La Roda de Andalucía (sin ánimo de señalar) y no la capital. Zoido, presidente de la FEMP y alcalde de Sevilla por un partido conservador que defiende el libre mercado y la iniciativa privada, quiere que las acciones de la Diputación no salgan al mercado y las pueda comprar cualquier empresa, sino que se las quede el Ayuntamiento para que sigan en el sector público. ¿Hay quien lo entienda? Papeles intercambiados: Villalobos se derechiza y Zoido vira hacia la izquierda. ¿Serán presos de sus particulares síndromes de Estocolmo por contagio de eso que llaman colaboración público-privada? Con razón decía Fraga que la política acaba haciendo extraños compañeros de cama.

A la carta

La Cámara de Cuentas ha desvelado otra de las trapazas de Monteserín al dictaminar en su informe fiscalizador sobre la ampliación de Fibes -revela un sobrecoste del 91% al dispararse el precio ¿final? a 113 millones de euros- que la encomienda de la obra a Emvisesa fue ilegal. La empresa municipal de la vivienda, el cajón de sastre de Monteseirín, no era un medio propio del consorcio de Fibes, no tenía presupuesto ni crédito para acometer el trabajo y en el convenio diseñado a tal  efecto no se consignó su coste real (una especialidad monteseirinesca, por otra parte) . Un engaño de principio a fin contra el que alertó un informe jurídico encargado al bufete Garrigues y que, como a Monteseirín no le satisfizo por razones obvias, acabó en la papelera, se supone que después de pagarle a aquél la habitualmente módica factura de estos casos. El (sin) alcalde soslayó el obstáculo jurídico encargando otro informe al señor secretario municipal, que lo emitió conforme a su deseo. Osea, que aquí no sólo había Urbanismo a la carta, sino también Derecho a la carta.

El devenir

Las obras de Fibes van camino de superar en coste (si no lo han hecho ya) a las setas de la Encarnación. Una auditoría de la Cámara de Cuentas eleva la factura a casi 113 millones de euros, cuando el Ayuntamiento de Monteseirín sólo había previsto financiación por 78 millones. ¿A qué se debe esta desviación? La Dirección Facultativa ha tratado de justificarse con una perla lingüística: se han producido unas obras adicionales, aprobadas por “el devenir inexcusable”. Osea, que aquí se adjudica una obra por un presupuesto equis y al final (¿tendrá final esta historia interminable, digna de Michael Ende?) ya vamos por equis más 35 millones, como si esta desviación fuera fruto de una fatalidad y no consecuencia de los caprichos de última hora del arquitecto, de imprevistos previsibles o bajas temerarias para hacerse con el contrato, que ya pagará al que le toque. Y en eso llegó Zoido y mandó parar y no pagar hasta que no se revisen las facturas una por una. También el Ayuntamiento, en justa reciprocidad con las constructoras, puede invocar “el devenir inexcusable”.

 

 

Fibes, las segundas ‘setas’ de Monteseirín

“La obra de Fibes se adjudicó por 66 millones de euros y ya vamos por 100, por lo que no estamos dispuestos a seguir desembolsando dinero sin ningún control presupuestario”, ha dicho el delegado de Urbanismo, Maximiliano Vílchez, tras exigir a la UTE Acciona-Heliopol-Inabensa que construye la ampliación del Palacio de Congresos una explicación exhaustiva sobre los 12 millones de euros que quiere cobrar como sobrecoste.

A esta cantidad se añaden otros 12 millones pendientes de pago, por lo que el difrendo entre el Ayuntamiento y las empresas ha provocado la ralentización/paralización de las obras y amenaza con dirimirse en los tribunales y eternizar un proyecto que se anunció en mayo del año 2000. Con Fibes se cumple una vez más la maldición que pesa sobre Sevilla de que ninguna gran obra verá la luz antes de un decenio, con la excepción de la que se preveía la más improbable de todas para estar en plazo: la Expo (1984-1992). En abril de 2002, el Ayuntamiento presidido por Monteseirín y la Diputación aprobaron el coste de la ampliación de Fibes para acoger congresos de hasta 3.000 personas: 39 millones de euros. La mitad la aportarían ambos organismos y la otra mitad –se dijo- la Junta  mediante fondos Feder. Esos 39 millones se han convertido ya en 100.

El paralelismo con las ‘setas’ es evidente. En su día, Monteseirín valoró la ejecución del  Parasol en 51,2 millones de euros. Dos modificados y varios años de retraso después el coste ‘oficial’ se había elevado a más de 80 millones, que han superado los 100 si se contabilizan todas las partidas conexas y superan con creces esa cifra si se agregan los 32,3 millones de euros de la aportación en especie a Sacyr del edificio de la Delegación municipal de Hacienda durante 40 años.

 

MUCHO MÁS QUE UNA AMPLIACIÓN

 

La clave de los retrasos y los sobrecostes en Fibes es  que no se trata de una ampliación, que hubiera sido suficiente para cumplir el objetivo de disponer de un espacio para congresos multitudinarios a un coste razonable en dinero y tiempo, sino de la construcción de un nuevo Palacio que envuelve el original, porque en el programa  del exalcalde, que se gastó en obras ‘emblemáticas’ hasta los 100 millones y pico de la ‘hucha’ del PGOU, figuraba la resolución de las asignaturas pendientes (a su juicio) de la ciudad para pasar él así a la historia: rellenar los ‘vacíos’ urbanos del Prado (la biblioteca universitaria) y la Encarnación (las ‘setas’), incorporar la ‘modernidad’ con un rascacielos en la Cartuja, legar un nuevo auditorio…. Y todo con la firma de arquitectos ‘de marca’, costara lo que costara.

 

Cuando en julio de 2003 el jurado del concurso de ideas convocado al efecto aprobó la ‘Propuesta rojo y plata’ presentada por Vázquez Consuegra, el entonces delegado municipal de Economía, Celis, declaró que el nuevo edificio se convertiría en un “símbolo” en el futuro. La ‘grandeur’ de Monteseirín no podía conformarse con una obra funcional (39 millones de euros podían dar mucho de sí en ese sentido) y rápida de ejecución, sino que exigía iconos, emblemas, símbolos asociados a su mandato y a su vanidad y justificados con el argumento de que todo debía estar a la altura de Sevilla.

Vázquez Consuegra diseñó un auditorio de madera y aluminio con capacidad para 3.590 personas sentadas, un escenario de 600 m2, cabinas de traducción, salas VIP, cafetería y guardarropa. Un edificio multiusos con restaurante (2.500 m2) y 18 salas polivalentes. Una pasarela cubierta de uso expositivo para certámenes comerciales de 3.000 m2 que debía conectar con el edificio antiguo, más un aparcamiento subterráneo de cinco plantas para 800 vehículos y un parking en superficie para 30 autobuses.

 

PRESUPUESTO IRREAL

 

Las obras debían comenzar en 2004 y terminarse en el verano de 2006. No se puso la primera piedra hasta enero de 2008 y aunque fueron adjudicadas en 66,1 millones de euros, Monteseirín ya sabía que era un presupuesto irreal, porque incluso antes, el 13 de octubre de 2007, pidió al Estado que financiara con 30 millones el proyecto y ya se lo valoró a Madrid en 94,9 millones.

Al margen del incumplimiento de la promesa de Zapatero en aquel mitin del Paraguas sobre la participación del Estado en la financiación; de que la Junta sólo aportó 17 millones y 3 la Diputación, y de que Emvisesa ha tenido que cargar con un crédito de 58,7 millones de euros que deberá pagar hasta el año 2022 para poder continuar las obras desde hace año y medio hasta ahora, al margen de todo eso y de la soledad financiera en que ha sido dejado el Ayuntamiento socialista por sus Gobiernos amigos (en Madrid y Sevilla), lo peor es que al final de este largo decenio de proyectos y ejecución del macroFibes, Sevilla ha retrocedido 97 puestos en el ranking de ciudades organizadoras de congresos internacionales.

Según la clasificación de la International Congress and Convention Association, elaborada con la información de más de 6.000 asociaciones que celebraron el año pasado 9.170 congresos, Sevilla ocupó el puesto 196 del mundo, el 104 de Europa y el séptimo de España, tras ser superada por Bilbao y Málaga. Hemos retrocedido internacionalmente al nivel de ciudades medianitas como Padua, Innsbruck y Essen.

Diecinueve años después de la Expo , todavía no hemos logrado el nivel de ocupación y de tráfico aéreo para el que se dimensionó entonces el aeropuerto de San Pablo. ¿Cuánto tardaremos en un escenario de crisis económica internacional en rentabilizar los 100 millones –por ahora- de euros y los once años invertidos en el nuevo Fibes?

Sin flor

Hasta los micrófonos le fallaron a Espadas

Hasta los micrófonos le fallaron a Espadas

Sólo los niños y quienes viven instalados en una inocencia similar a la de ellos dicen la verdad. Como los ancianos son niños transmutados con los años, hay que otorgarles la misma presunción de veracidad que a los más tiernos infantes. Por eso, la exclamación de una de las asistentes a la presentación de Juan Espadas en Fibes, previa advertencia del partido de que se iba a pasar lista para fichar a los que hicieran rabona, delató cómo se organizó el baño de masas del alcaldable socialista: “¡A las viejas nos han hecho venir y no tenemos donde estar!”. Los viejos no fueron voluntariamente, los hicieron ir, que no es lo mismo. Y si, según la mayoría de las crónicas, al bocadillo y al bus  se le suma que fallaron los micrófonos, los vídeos no entraban y las pantallas exteriores se quedaron sin sonido, ¿qué imagen de modernidad y eficacia proyectó el alcaldable? De Monteseirín se decía, con razón dada su mediocridad, que tenía una flor en salva sea la parte que le permitió ser tres veces alcalde, pero Espadas, en vez de flor, por ahora sólo  tiene el cenizo.

Cajón de sastre

Nos lo dijo Pérez, no el que estaba de vacaciones en Mallorca, sino el de guardia en el palomar del Ayuntamiento, donde anidan los gavioteros del PP. Curro Pérez, el portavoz adjunto de Zoido, ha dado en el clavo al definir a la Empresa Municipal de la Vivienda como el cajón de sastre de Monteseirín: “Que Fibes no sale y se atasca, ahí está Emvisesa para promover un Palacio de Congresos; también para resolver el pabellón de la Paz, centros de salud que tendría que construir la Junta, centros cívicos y hasta un campo de césped artificial”. ¿Y las VPO, que por definición son el objeto social de la empresa municipal? Pues cada día menos, porque por mor de la falta de créditos y tal y que cual han puesto tan alto el listón de las exigencias que los 90.000 demandantes de pisos de antaño han quedado reducidos a 8.000. Así Emvisesa tiene la coartada para distraerse con los encargos de Monteseirín en vez de pensar en viviendas para los sevillanos. En Emvisesa se incumple a la perfección aquella máxima que dice: ‘que el objetivo secundario no te desvíe del principal’.