Repasa en la soledad de su despacho los periódicos. Allí está él, protagonista de todas las portadas, informaciones de apertura y editoriales, con su foto en primer plano haciendo la señal de la victoria. Los medios, desde los adictos a los situados en las antípodas de su ideología progresista, son unánimes al reconocer su apoteósico triunfo en las primarias del PSOE frente a la candidatura oficialista avalada por el líder. Sí, esta vez el sector crítico encarnado por él ha ganado contra todo pronóstico y contra el aparato, por haber sabido conectar con las bases y presentarse como el hombre joven y carismático, capaz de rebelarse contra el orden establecido y ganar. Ahora será designado el candidato del partido. El ring-ring del teléfono le despierta de su ensoñación. Rosa Aguilar le llama para que la acompañe a Alcosa a un acto público montado por la Junta en disimulado apoyo a Juan Espadas. Da un suspiro de resignación y sale en busca de la consejera. La puerta se cierra detras de él y se puede ver la placa con su nombre: Alfonso Rodríguez Gómez de Celis.
Gómez
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