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Y tú, más

Cuando Griñán retó a Zoido a que hiciera pública su declaración de la renta, éste guardó silencio. Fuentes de su partido argumentaron que no iba a hacerle el juego al presidente de la Junta. Zoido se ha resistido como gato panza arriba durante semanas a divulgar sus emolumentos para no admitir lo que finalmente ha revelado la prensa: el cobro del PP de un fijo de 24.840 euros brutos desde 2006 a 2011 (incluso cuando ya era alcalde), hasta un total de 149.040 euros, que ha tratado de presentar como gastos de representación y/o colaboración en vez de como sobresueldo.

Tras sufrir el desgaste político por sus maniobras evasivas, con las que incrementaba la sensación de que tenía algo que ocultar, Zoido ha acabado claudicando y forzado a desvelar al menos dos declaraciones de su renta. En una de ellas ( 2011) refleja los pagos del PP  como un rendimiento por actividad económica en estimación directa y epígrafe 731 en el censo del IAE, el de los abogados autónomos. Es la demostración de que no se trata de un mero gasto de representación, sino de una facturación de carácter profesional.

EN EVIDENCIA

En éste y otros casos, como el de la subida de dietas en la Mesa del Parlamento andaluz, hemos vuelto a asistir a la estrategia defensiva del ‘y tú, más’, ya que cuando Zoido no ha tenido más remedio que rendirse y quedar en evidencia, él y su equipo se han escudado en que los pretendidos ‘gastos de representación’ habían tributado a Hacienda y en que Monteseirín había cobrado 42.000 euros por dietas de las empresas municipales cuando era alcalde.

Efectivamente, pero Zoido ha acabado incurriendo a su manera en lo mismo que le reprochaba a su predecesor cuando él ejercía de líder de la oposición. Monteseirín, cuya primera decisión apenas llegar a la Alcaldía fue la de subirse el sueldo y retractarse a continuación al ser desautorizado por el PSOE tras convertirse en escándalo nacional, tenía un doble discurso. O más bien un discurso público y una práctica encubierta. Con falsa modestia decía que era uno de los alcaldes de grandes ciudades con sueldo más bajo de España (entre 60.000 y 65.000 euros, según el año de sus doce de mandato), pero ocultaba que cobraba dietas por asistir a las reuniones de las empresas municipales, de la Caja San Fernando y hasta de la Autoridad Portuaria, por lo que realmente sus ingresos frisaban o superaban los 100.000 euros.

RECORTES Y CONGELACIONES

Un año después del estallido de la crisis económica, Monteseirín alertó de que la situación financiera del Ayuntamiento era tan delicada que peligraba incluso la prestación de los servicios básicos, por lo que en septiembre de 2009, con Zoido de líder de la oposición, los tres grupos políticos representados en el Pleno municipal (PSOE, PP e IU) acordaron mantener congelados los sueldos y dietas en los mismos términos de un acuerdo plenario adoptado el año anterior, así como reducir todas las retribuciones de los altos cargos en el propio Ayuntamiento, organismos autónomos, asociaciones, fundaciones y empresas municipales.

Obsérvese que mientras Zoido apoyaba estos primeros acuerdos de recortes y congelaciones de sueldos y dietas en el Consistorio, en línea con el posterior discurso de austeridad cuando accede a la Alcaldía y aplica tijeretazos a los empleados municipales y de empresas como Tussam y Lipasam, ocultaba que desde 2006 venía percibiendo mes tras mes del PP un/una/unos (que el lector elija el término que estime conveniente entre sobresueldo, colaboración, gastos de representación) ingresos de 2.070 euros brutos (1.759,50 netos).

BAJO CUERDA

De cara a la galería, el Ayuntamiento gobernado por Monteseirín renovaba cada año desde 2008 los acuerdos para recortar gastos y suprimir dietas por asistencia a los consejos de administración de las empresas municipales, pero en la práctica, tanto el entonces alcalde como la mayoría de los concejales/consejeros en representación de los partidos políticos, seguían cobrando bajo cuerda, de manera que mientras Monteseirín aparecía ante la opinión pública como sufridor de una reducción del 15% en su salario como alcalde debido a las medidas de austeridad por la crisis, no dejaba de percibir dietas por acudir a las reuniones de las sociedades públicas. Sólo de la Empresa Municipal de la Vivienda (Emvisesa) percibió por este concepto durante el año 2010 la cantidad de 7.392,40 euros brutos, que tras la obligada retención por IRPF se quedaron en 4.805.

Zoido, que siempre fustigó a Monteseirín desde la oposición por esta doble vía de ingresos (sueldos más dietas de las empresas municipales), lanzó en este sentido un discurso de regeneración basado en el siguiente argumentario:

1) El y su equipo perdían dinero con la política porque anteponían el servicio a los ciudadanos a sus intereses personales.

2) Nunca había cobrado ningún tipo de sobresueldo (atención a la expresión ningún tipo).

3) Los sobresueldos a los políticos había que prohibirlos por ley.

4) Había que tener una transparencia absoluta al respecto para generar confianza entre los ciudadanos.

Zoido, pues, prometió ser lo opuesto a su predecesor, de ahí los 20 ediles cosechados. Tras demostrarse que no ha perdido dinero con la política, sino que incluso podría haber ganado más; que cobraba algún tipo de sobresueldo; que sólo abogó por su prohibición una vez que ya estaban prohibidos (incluso los cobró siendo alcalde) y que en vez de transparencia absoluta los mantuvo ocultos durante seis años, lo único que se les ocurre decir a sus guardias pretorianos (Serrano, Bueno) es que Monteseirín también cobraba dietas.

La política los iguala a todos.

 

El cochecito

El aún presidente del Parlamento de Andalucía, Manuel Gracia, ha tratado de justificar ‘a posteriori’ la frustrada subida en 400 euros mensuales de sus dietas de desplazamiento, amén de las de la plana mayor de la Cámara,  con el argumento de que como hacía un uso “restringido” de su coche oficial – un Audi, se supone que de alta gama- porque viajaba desde su domicilio hasta el antiguo hospital de las Cinco Llagas en su propio automóvil -un Renault-  tenía que compensarse los gastos que esto le causaba.

O sea, que el presidente de la Cámara autonómica parece que no tiene suficiente con los 6.557 euros mensuales que cobra y necesitaba 400 más para redondearse hasta casi los los 7.000, a cambio de ofrecer como contrapartida el rodaje de su coche, no vaya a ser que se le oxide por falta de uso.

Gracias a Gracia, los andaluces que cada día se desplazan a su puesto de trabajo en sus automóviles privados y pagándose de sus bolsillos el carburante, el aparcamiento, el coste de cualquier incidencia que sufran y las reparaciones mecánicas o de la carrocería, se han enterado de que su señoría goza del privilegio de un Audi gratis para que lo lleve y traiga a y desde su despacho a su domicilio particular, y no sólo y exclusivamente para moverse, como sí parece lógico, desde el Parlamento hasta los actos oficiales a que se vea obligado a ir por su rango institucional.

¿Por qué un médico con residencia en Sevilla y plaza temporal en un hospital de Huelva capital o Minas de Riotinto, por ejemplo, ha de pagarse diariamente el viaje a su centro sanitario si no quiere mudarse de residencia para que sus hijos no pierdan sus raíces y su ambiente educativo y el presidente del Parlamento andaluz dispone de vehículo y chófer oficiales a costa del contribuyente,  o un parlamentario que viva a similar distancia de la Cámara que aquéllos de su hospital cobren una dieta de 200 euros semanales por desplazamiento, además de los 3.020 euros mensuales del sueldo?

Cuando el PSOE llegó al Poder en el año 1982 con Felipe González a la cabeza, casi de la misma generación que Gracia, los socialistas ponían de ejemplo de socialdemocracia al primer ministro sueco, Olof Palme, porque iba a su oficina andando o en bicicleta. Más de treinta años después, Manuel Gracia nos ha demostrado que aun pudiendo ir a su despacho al menos en su coche particular, no estaba dispuesto a ahorrarle al contribuyente ni un solo euro pese a la crisis,  y quería darle a su vehículo el mismo rango que al coche oficial.

Bonos

Se publicó en el Boja el decreto-ley de la Junta por el que  los jóvenes en paro pueden solicitar el Bono de Empleo Joven, una ayuda de 400 euros/mes  destinada a facilitar su acceso a un contrato de trabajo. Simultáneamente se conocía, gracias a la primicia del periodista Antonio Fuentes, que el presidente del Parlamento andaluz, con la complicidad de  los grupos de la Cámara (PSOE, PP e IU), cobraba desde hacía dos meses otro ‘bono’ de 400 euros, que añadía a su remuneración mensual de 6.596.

Al ‘bono’ de Manuel Gracia, tratado de justificar inicialmente con el argumento de un incremento de su actividad (¿?), se sumaron por el contubernio secreto de quienes tanto hablan de transparencia y del escaño 110 para conectar con el sentir de los ciudadanos a quienes dan cotidianamente la espalda, 1.200 euros para los secretarios generales de los grupos Popular y Socialista y 920 euros para la portavoz adjunta de Izquierda Unida.

Los gerifaltes parlamentarios de los tres partidos que todos los días se tiran los trastos a la cabeza en las Cinco Llagas, han sido capaces de alcanzar un consenso sólo para cargarse a Chamizo y para repartirse más gabelas en la Andalucía del millón cien mil parados. Algunas estimaciones indican que hasta que se descubrió el pastel de las dietas suplementarias para el presidente y los portavoces adjuntos, éstos se habrían repartido unos 22.000 euros.

Sólo con estos sobresueldos de Manuel Gracia y sus adláteres se habría podido pagar el bono a 55 jóvenes andaluces en paro para su inserción en el mercado laboral, unos sobresueldos innecesarios habida cuenta de los salarios y complementos tan generosos de que ya gozan los diputados.

En esta tierra nuestra, donde el 51% del 1.100.000 parados ya no cuenta con ningún tipo de subsidio siquiera y hay recortes por doquier en educación, sanidad, dependencia y servicios sociales, los pretendidos padres de la patria andaluza, entre ellos cuatro diputados por Sevilla, han presentado la subida de sus dietas como “una actualización de indemnizaciones”, cual si se tratara de una nueva versión de un programa informático.

El mismo término que emplean, “indemnizaciones”, denota su concepto de la política, un perjuicio por el que deben ser resarcidos en vez de un servicio a la comunidad: no gratuito, pero tampoco con beneficios superiores al de su actividad privada previa.

Y tras ejemplos como éste aún tienen la desfachatez de preguntarse el porqué de la desafección ciudadana hacia la política y los políticos.

A dieta

Tras un acuerdo del Consejo de Ministros en el que se instaba a adoptar medidas urgentes para reducir el déficit público y otro de la FEMP sobre aminoración de salarios de los altos cargos municipales, Monteseirín llevó al Pleno de mayo de 2010 una moción en la que instó a suprimir las dietas por asistencia a las reuniones en las empresas municipales. Marchemos por la senda del sacrificio y yo el primero, parece que dijo el prócer. Ya encendido en su discurso patriótico, el (sin) alcalde propuso “no ya una regulación coyuntural como la que se está tratando ahora, sino una de más calado”. Ahora se ha descubierto que no sólo no dejó de cobrar dietas, sino que las trincó todas, al menos en Emvisesa, donde la crisis inmobiliaria no fue óbice para que él se embolsara 7.392 euros hasta el final de 2010. Y es que en el fondo Alfredo es muy unamuniano. Mientras que don Miguel decía eso de que inventen ellos, Monteseirín, degustador de restaurantes de cinco tenedores junto a su valido en su paso por la Alcaldía, ha acuñado esto otro: “¡A dieta, que se pongan ellos!”.