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El cochecito

El aún presidente del Parlamento de Andalucía, Manuel Gracia, ha tratado de justificar ‘a posteriori’ la frustrada subida en 400 euros mensuales de sus dietas de desplazamiento, amén de las de la plana mayor de la Cámara,  con el argumento de que como hacía un uso “restringido” de su coche oficial – un Audi, se supone que de alta gama- porque viajaba desde su domicilio hasta el antiguo hospital de las Cinco Llagas en su propio automóvil -un Renault-  tenía que compensarse los gastos que esto le causaba.

O sea, que el presidente de la Cámara autonómica parece que no tiene suficiente con los 6.557 euros mensuales que cobra y necesitaba 400 más para redondearse hasta casi los los 7.000, a cambio de ofrecer como contrapartida el rodaje de su coche, no vaya a ser que se le oxide por falta de uso.

Gracias a Gracia, los andaluces que cada día se desplazan a su puesto de trabajo en sus automóviles privados y pagándose de sus bolsillos el carburante, el aparcamiento, el coste de cualquier incidencia que sufran y las reparaciones mecánicas o de la carrocería, se han enterado de que su señoría goza del privilegio de un Audi gratis para que lo lleve y traiga a y desde su despacho a su domicilio particular, y no sólo y exclusivamente para moverse, como sí parece lógico, desde el Parlamento hasta los actos oficiales a que se vea obligado a ir por su rango institucional.

¿Por qué un médico con residencia en Sevilla y plaza temporal en un hospital de Huelva capital o Minas de Riotinto, por ejemplo, ha de pagarse diariamente el viaje a su centro sanitario si no quiere mudarse de residencia para que sus hijos no pierdan sus raíces y su ambiente educativo y el presidente del Parlamento andaluz dispone de vehículo y chófer oficiales a costa del contribuyente,  o un parlamentario que viva a similar distancia de la Cámara que aquéllos de su hospital cobren una dieta de 200 euros semanales por desplazamiento, además de los 3.020 euros mensuales del sueldo?

Cuando el PSOE llegó al Poder en el año 1982 con Felipe González a la cabeza, casi de la misma generación que Gracia, los socialistas ponían de ejemplo de socialdemocracia al primer ministro sueco, Olof Palme, porque iba a su oficina andando o en bicicleta. Más de treinta años después, Manuel Gracia nos ha demostrado que aun pudiendo ir a su despacho al menos en su coche particular, no estaba dispuesto a ahorrarle al contribuyente ni un solo euro pese a la crisis,  y quería darle a su vehículo el mismo rango que al coche oficial.

Bonos

Se publicó en el Boja el decreto-ley de la Junta por el que  los jóvenes en paro pueden solicitar el Bono de Empleo Joven, una ayuda de 400 euros/mes  destinada a facilitar su acceso a un contrato de trabajo. Simultáneamente se conocía, gracias a la primicia del periodista Antonio Fuentes, que el presidente del Parlamento andaluz, con la complicidad de  los grupos de la Cámara (PSOE, PP e IU), cobraba desde hacía dos meses otro ‘bono’ de 400 euros, que añadía a su remuneración mensual de 6.596.

Al ‘bono’ de Manuel Gracia, tratado de justificar inicialmente con el argumento de un incremento de su actividad (¿?), se sumaron por el contubernio secreto de quienes tanto hablan de transparencia y del escaño 110 para conectar con el sentir de los ciudadanos a quienes dan cotidianamente la espalda, 1.200 euros para los secretarios generales de los grupos Popular y Socialista y 920 euros para la portavoz adjunta de Izquierda Unida.

Los gerifaltes parlamentarios de los tres partidos que todos los días se tiran los trastos a la cabeza en las Cinco Llagas, han sido capaces de alcanzar un consenso sólo para cargarse a Chamizo y para repartirse más gabelas en la Andalucía del millón cien mil parados. Algunas estimaciones indican que hasta que se descubrió el pastel de las dietas suplementarias para el presidente y los portavoces adjuntos, éstos se habrían repartido unos 22.000 euros.

Sólo con estos sobresueldos de Manuel Gracia y sus adláteres se habría podido pagar el bono a 55 jóvenes andaluces en paro para su inserción en el mercado laboral, unos sobresueldos innecesarios habida cuenta de los salarios y complementos tan generosos de que ya gozan los diputados.

En esta tierra nuestra, donde el 51% del 1.100.000 parados ya no cuenta con ningún tipo de subsidio siquiera y hay recortes por doquier en educación, sanidad, dependencia y servicios sociales, los pretendidos padres de la patria andaluza, entre ellos cuatro diputados por Sevilla, han presentado la subida de sus dietas como “una actualización de indemnizaciones”, cual si se tratara de una nueva versión de un programa informático.

El mismo término que emplean, “indemnizaciones”, denota su concepto de la política, un perjuicio por el que deben ser resarcidos en vez de un servicio a la comunidad: no gratuito, pero tampoco con beneficios superiores al de su actividad privada previa.

Y tras ejemplos como éste aún tienen la desfachatez de preguntarse el porqué de la desafección ciudadana hacia la política y los políticos.

San Hermenegildo

Urbanismo ha enviado al Consejo de Cofradías un informe en el que evalúa en 1,62 millones de euros el coste de la rehabilitación de la antigua iglesia de San Hermenegildo, a cuya concesión aspiraba éste para convertirlo en sala multiusos. El presidente del Consejo ha reconocido que hace unos años, cuando la bonanza económica, habría podido contar con medios para restaurarla, pero que ahora, con la crisis, es imposible. Lo que no dice es que en aquel entonces y sin atender al sabio lema de Santiago Montoto (“ni fías, ni porfías, ni cuestión con cofradías”), el Parlamento de Andalucía se metió por medio y fastidió la operación. Aun teniendo metros cuadrados de sobra en el antiguo hospital de las Cinco Llagas, la Cámara autonómica deseó también la cesión de la iglesia desacralizada, su sede ‘in illo tempore’, por lo que Monteseirín optó por la solución salomónica de no dárselo ni a uno ni a otro. Mucho piar en sede parlamentaria y fuera de ella contra el centralismo sevillano, pero a la hora de la verdad el Parlamento también quería tener un escaparate en el Centro.