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Rectora

Antonio Ramírez de Arellano, futuro rector de la Universidad Hispalense y aún mano derecha de Joaquín Luque, que tan poca mano izquierda ha tenido con la ilegal biblioteca en el Prado de San Serbastián, presentó su equipo de gobierno, continuista de la actual etapa. De sus catorce componentes –incluido el rector en ciernes-, nueve (el 64%) ya están gobernando la universidad con Joaquín  Luque. Segundo rasgo característico: la mayoría de sus miembros proceden de carreras científicas y técnicas. Y es que son malos tiempos para la lírica. Y el tercer aspecto subrayable: hay el doble de mujeres (nueve) que de hombres (cinco), sin que nadie haya abogado por las listas-cremallera o hable de discriminación feminista, al contrario de lo que, con la demagogia habitual, habría hecho la clase política en esas circunstancias. Esta mayoría refleja el creciente poder y la valía de las féminas universitarias. Por cierto: el Vicerrectorado de Infraestructuras lo ocupa una mujer, de lo que se infiere, conforme a la tradición de esta universidad, que más pronto que tarde habrá por fin una rectora pastoreando el rebaño de la Hispalense.

El tapado

Cuenta la leyenda que antes de Miguel Florencio hubo otros rectores en la  Universidad Hispalense, y que también hubo alcaldes en Dos Hermanas antes de Kiko Toscano.  Quizá Miguel Florencio fue vicerrector de Infraestructuras antes que rector, si no es que nació ya con este título bajo el brazo en vez de con un pan. Infraestructuras es a la Hispalense lo que Urbanismo al Ayuntamiento: la clave de bóveda del poder. Por eso, cuando Monteseirín ganó sus únicas elecciones por minoría mayoritaria y se quitó del medio a los andalucistas del PA, los sociatas, y especialmente Manuel Marchena,  daban saltos de alegría gritando aquello de “¡Urbanismo, Urbanismo!”. Joaquín Luque, actual rector, fue vicerrector de Infraestructuras con Florencio antes de que éste abdicara en él de su cargo perpetuo. Antonio Ramírez de Arellano es el vicerrector de Infraestructuras de Luque y, ahora, como candidato único, va a ser rector. Pero ésto no es noticia. La noticia saltará cuando nombre al vicerrector de Infraestructuras. Entonces ya sabremos quién será el rector en el año 2016.

Usted paga

Tras el fallo del Supremo que aboca inevitablemente al derribo de la biblioteca medio construida
por la Universidad en suelo amputado a los jardines del Prado, la Hispalense debería haber
reaccionado acatando públicamente la sentencia y anunciando en consecuencia la inmediata
demolición ‘motu proprio’ del adefesio de cemento perpetrado sobre una zona verde. Pero no.
Han sido el Ayuntamiento y el vecindario quienes han clamado por que este caso se acabe de
una vez por todas, mientras que la culpable y condenada, la entidad cinco veces centenaria
cuya historia quedará mancillada por  este baldón, guarda un inexplicable silencio y no asume
sus responsabilidades. Como la Universidad no se mueve ni se conmueve pese a los trece
fallos judiciales en contra que acumula, otra vez tendrán que ser los vecinos quienes insten a
que se dice un auto de ejecución de la sentencia, que puede tardar seis meses más. Como
cada día de demora supone 10.400 euros, la sinrazón universitaria supondrá un coste añadido
de 1.872.000 euros, que pagarán los sevillanos. Luque, suma y sigue.

Reponer

El rector de la Hispalense, que ya era vicerrector de Infraestructuras cuando se gestó el proyecto de la ilegal biblioteca universitaria por él mismo ejecutada en una zona verde del Prado, está buscando escaparse por la tangente al declarar que el Supremo no ha sentenciado que haya que derribar la susodicha en ningún caso y que está evaluando la mejor manera de ejecutar esa sentencia de común acuerdo con el Ayuntamiento. Esto huele a componenda, contubernio, pasteleo o como quiera llamarse y, para más ‘inri’, con un alcalde juez. ¿Se saltará Zoido a pídola el fallo del Supremo? Los vecinos le han recordado al rector que la sentencia ordena “reponer el estado original de la parcela”, lo cual implica la demolición. Es lo mismo que decía el Reglamento de la Expo a los participantes: devolver la parcela tal como se les había entregado. Y todos lo entendieron a la perfección: sin pabellón, osea, con el pabellón demolido. Claro que España, y más aún Sevilla, es diferente. Para el rector la palabra ‘reponer’ sólo le evoca al ‘reponedor’ de mercancías del supermercado.

El retruécano del rector

El retruécano es una figura retórica que consiste en la inversión de los términos de una proposición para que adopte un sentido completamente distinto al original. El rector invierte la carga de la prueba en su comunicado a la comunidad universitaria, donde pide perdón por el daño que a la imagen de la Hispalense ha hecho la interpretación por terceros de la norma sobre los copiones. Y he aquí el retruécano de Joaquín Luque: el perjuicio no lo ha causado él, sino quienes no han sabido leer correctamente el artículo 20 sobre las incidencias en los exámenes. “¡Dios mío, perdónalos porque no saben lo que interpretan!”, viene a decir el rector. Pero da la casualidad de que todo el mundo, desde Griñán al ministro de Educación, ha interpretado lo mismo. Como ha dicho el profesor Mantero, que no es un torpe precisamente, de mala interpretación del Reglamento, nada de nada. Se entiende todo: la letra indica muy bien el objetivo que se pretendía. Respondamos al retruécano del rector con un adagio jurídico: el causante de la causa es el causante del daño causado.