El alcalde que quería construir en Tablada, inundable, el primero que ha cerrado las compuertas del muro de defensa por la crecida del río

El malecón en Vega de Triana protege de una avenida del Guadalquivir de hasta 6.000 m3/segundo

Por ironías del Destino, el alcalde José Luis Sanz, que apenas tomar posesión de su cargo en junio de 2023 declaró ser partidario de construir en la dehesa inundable de Tablada, acaba de pasar a la historia como el primer regidor de Sevilla que ha ordenado el cierre de las compuertas del muro de defensa por temor al efecto que podría haber provocado la crecida del Guadalquivir como consecuencia del tren de borrascas que azota a la Península Ibérica a lo largo de este mes de marzo de 2025.

Los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir levantaron por la parte conocida tradicionalmente como el Charco de la Pava -lo que ahora se ha convenido en llamar la Vega de Triana- un muro de defensa a la cota 8,50 metros sobre el nivel del mar que protege de crecidas del río de hasta 6.000 m3/segundo, avenida de un periodo de 50 años que alcanzaría la cota 8,00 metros. Es decir que todavía quedaría un margen de seguridad suplementario de 0,50 metros.

El pasado martes, 18 de marzo (2025), a las 4 de la madrugada se activó el umbral de aviso rojo al comprobarse que el caudal del Guadalquivir a su paso por Alcalá del Río superaba los 2.000 m3/segundo, concretamente 2.102 m3/segundo.

Aunque habría hecho falta un caudal tres veces superior para que la crecida del Guadalquivir hubiera superado el muro de defensa por la zona del Charco de la Pava/Vega de Triana, los desembalses aguas arriba y el pronóstico de más lluvias intensas fueron suficientes motivos para que el alcalde Sanz ordenara de forma preventiva el cierre de las compuertas, que datan de 2011 y que permiten comunicar Triana con el Charco de la Pava a través del muro de defensa, y desalojar y acordonar el parque Vega de Triana y otras zonas de la ribera del río.

Hay que recordar que el muro de defensa que discurre en paralelo al parque no es más que una parte del sistema de más de cien kilómetros de muros artificiales construidos a lo largo de siglo y medio para proteger la ciudad de las avenidas del Guadalquivir: la muralla «china» de Sevilla.

José Luis Sanz, con los bomberos en el momento del cierre de las compuertas

El alcalde Sanz ha actuado con sentido de la prudencia al cerrar las compuertas y ordenar el desalojo del parque, porque después de la catastrófica Dana de octubre de 2024 en Valencia , donde hubo sitios como Turis en que cayeron 630 litros/m2 en 24 horas, toda precaución es ya poca. Por más que existan los negacionistas del cambio climático, las evidencias demuestran que nos hallamos ante un riesgo cada vez más frecuente de fenómenos meteorológicos extremos.

A raiz de la Dana de Valencia, Sanz corrigió, con matices, su discurso sobre Tablada y declaró a la cadena SER: ««Este tipo catástrofes naturales nos tienen que llevar a repensar muchas cosas y si evidentemente hay zonas que son inundables, más vale olvidarse de ellas. No tiene sentido que pensemos en urbanizar zonas inundables, como las que se han inundado en Valencia»

Ahora ha podido comprobar «in situ» el riesgo que implica una crecida del Guadalquivir de «tan sólo» 2.000 m3/segundo, lejos de las avenidas históricas del rio.

Tal como vimos en la serie de informes sobre la antigua dehesa publicados en el blog en el verano de 2023, para construir en Tablada habría que levantar primero otro muro de defensa, pero al perderse la llanura de inundación que aún supone la misma el río quedaría encajonado, se elevaría su nivel y podría inundar las zonas bajas de San Juan, Gelves, Coria y La Puebla.

Tablada cumple una función natural de colchón amortiguador de las avenidas del Guadalquivir, función que perdería si allí se levantaran bloques de pisos con la coartada de que como es tan grande cabe todo. Justamente su extensión es la que diluye el efecto de las riadas, por lo que la coartada carece de fundamento.

El sistema de defensa de Sevilla es la suma de los más de 100 kilómetros de muros existentes y la ausencia de los mismos en la llanura abierta de Tablada.

Confiemos en que Sanz lo haya comprendido por fin al pie de las compuertas que ordenó cerrar por primera vez en la historia.

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