En el momento de redactar estas líneas, a Zoido le ha estallado la primera huelga en su mandato de una empresa municipal, en este caso la de la limpieza (Lipasam), cuya consecuencia más inmediata será la acumulación de 900 toneladas de basura en las calles de la ciudad. Y empleo la expresión clásica en periodismo de “en el momento de redactar estas líneas” porque no sería la primera vez en que tras una negociación de ultimísima hora se cerrara un acuerdo que pusiera fin al conflicto laboral, con su desconvocatoria ‘ipso facto’ tras las habituales concesiones del gobierno local a los sindicalistas.
Las huelgas en los servicios municipales, desde el transporte público de Tussam hasta la recogida de basuras de Lipasam, pasando por los bomberos, son todo un clásico en la ciudad, una poción amarga que han probado casi todos los alcaldes, fuera cual fuera su color político, a lo largo de la Democracia. El primero en sufrir una de Lipasam fue el socialista Manuel Del Valle, en pleno mes de agosto, hasta el punto de que la procesión de la patrona de la ciudad, la Virgen de los Reyes, discurrió con el decorado de fondo de las bolsas de basura apiladas en las aceras de las calles.
Otro conflicto sonado lo sufrió, siete años más tarde, el andalucista Rojas-Marcos. En aquella ocasión, la fecha estratégica elegida por los sindicatos de Lipasam fue la Feria de Abril, con la consiguiente estampa de la basura acumulada por las calles del Real y acabando con la imagen de ‘glamour’ de la fiesta primaveral sevillana. Rojas-Marcos, que no se dejaba amilanar por nadie, afrontó la bronca de los huelguistas frente a la caseta del Ayuntamiento, episodio que, aumentado, volvió a repetirse al año siguiente, esa vez con los bomberos rebelados contra el alcalde.
UNA CONCESIÓN TRAS OTRA
En estos 30 años de ayuntamientos democráticos, los sevillanos han sufrido en numerosas ocasiones los conflictos laborales en el seno de los servicios básicos, planteados por los sindicatos generalmente en las vísperas de fechas señaladas como Semana Santa, Feria, el día de la patrona o Navidad, con el fin de multiplicar el efecto de las huelgas y doblegarle el brazo al alcalde de turno, temeroso del daño que pudiera sufrir la economía local, basada en el turismo, y la imagen de Sevilla.
Fruto del poderío sindical, acrecentado por la toma como rehenes de los ciudadanos al controlar a su antojo servicios urbanos esenciales, y de la debilidad de los sucesivos gobiernos, las empresas municipales han conseguido históricamente unos convenios colectivos con unas tablas salariales y ventajas sociales sin parangón con sus homólogas del sector privado. Todos los alcaldes han hecho el firme propósito de acabar con estas situaciones de privilegio, pero todos, indefectiblemente, han acabado transigiendo con las demandas sindicales.
Zoido observó en su momento, al igual que todos los sevillanos, la elevada conflictividad en las empresas municipales que marcó la última etapa del gobierno de Monteseirín, cuando la Plaza Nueva se convirtió en pasarela de manifestaciones como las del pasado viernes, cuando con motivo del Pleno desfilaron frente al Ayuntamiento todos los colectivos enfrentados al gobierno del PP. Y el nuevo alcalde se propuso como objetivo vital en su mandato el de evitar este tipo de revueltas sindicales desde su germen, antes de que tomaran cuerpo en la calle, para marcar así las diferencias con su predecesor.
LOS EVENTUALES
Pero Zoido empezó igual que acabaron sus antecesores en el cargo: cediendo. Nada más
ganar las elecciones, se dirigió a los eventuales de Tussam, que llevaban más de dos meses acampados en la Plaza Nueva en demanda de que la empresa municipal les hiciera un contrato justo cuando por su situación de quiebra la dirección procuraba recortar gastos como fuera e incluso externalizar servicios a terceros, mucho más baratos.
El nuevo alcalde, en vez de rebajar la masa salarial en Tussam, la incrementó contratando a los eventuales acampados y camufló la operación justificando su aparente necesidad con una mejora del servicio mediante la ampliación del recorrido de once líneas y/o la creación de otras nuevas, política similar a la que acometió en su día Blas Ballesteros, con catastróficos resultados económicos por la falta de suficiente demanda.
Aquel gesto de Zoido, que mereció la alabanza del portavoz de los acampados, fue el inicio de su luna de miel con los sindicatos en las empresas municipales. En este sentido, Zoido proclamó: “Con el anterior equipo de gobierno, desgraciadamente en cada Pleno se levantaba la Junta de Personal o el comité de empresa; era una constante. A partir de ahora, los entes municipales empezarán a funcionar de otra forma, con respeto al cumplimiento de los acuerdos que se cierren con los comités de empresa”.
Tras la decisión de Zoido de contratar a los eventuales de Tussam, el Ayuntamiento tuvo que aprobar para el ejercicio de 2012 una aportación superior en 6,4 millones de euros, para gastos de personal, mientras que las líneas modificadas ganaron al final de 2011 unos 139.000 usuarios, lo que significó que cada nuevo viajero le costó al Consistorio 46 euros. Cuando a final de año volvieron las dificultades para pagar a tiempo las nóminas en Tussam (con una deuda entonces cercana a los 70 millones de euros), el sindicato CCOO denunció la gestión del alcalde, en estos términos: “El Ayuntamiento conocía los problemas de liquidez que se iban a plantear en octubre y, en vez de actuar con previsión, ha aprobado medidas populistas con un elevado coste económico sabiendo que no había dinero para pagar al personal. La ampliación de la red de líneas para contentar a los comerciantes y de la gratuidad a todos los pensionistas, así como la contratación de los compañeros de la bolsa (de trabajo), a pesar de que siempre hemos defendido la creación de empleo, ha sido una irresponsabilidad por parte de Zoido”.
EL PLAN DE AJUSTE
La diferencia entre Tussam y Lipasam es que en aquel entonces aún no regía el Plan de Ajuste suscrito por el gobierno local para pagar los atrasos a los proveedores merced a la
financiación avalada por el Estado y que obliga al ayuntamiento a aplicar un recorte salarial del 5% y ampliar la jornada a 37,5 horas semanales; y que como con la crisis del ladrillo se ha frenado el crecimiento urbanístico de la ciudad, difícilmente se puede justificar un incremento del número de calles a barrer para adoptar medidas similares a las de Tussam. Aun así, la plantilla ha aumentado en un 1% por la contratación de eventuales para acometer las limpiezas de choque realizadas por el nuevo gobierno para mejorar el aspecto de la ciudad.
El Consistorio quiere ahorrar entre 3,5 y 4,5 millones de euros con medidas como no contratar más eventuales en épocas festivas, para que esa labor la haga la plantilla a costa de disfrutar de menos días libres, una pretensión que el comité rechaza, hasta el punto de convocar la huelga en defensa de la bolsa de trabajo de los eventuales, compuesta en buena parte, según fuentes de Lipasam, por familiares de los propios trabajadores. Dado el generoso convenio colectivo del que gozan los empleados de Lipasam, los cuales cobran hasta una paga extra de 1.400 euros sólo por no faltar al trabajo, el alcalde les ha pedido “solidaridad” con la ciudad y que hagan un esfuerzo, ya que el Ayuntamiento está “en la ruina”.
RECHAZO SINDICAL
Para los trabajadores de Lipasam, sin embargo, Zoido carece de fuerza moral para lanzarles el discurso de la “ruina” municipal, por razones como éstas:
-El pago de 600.000 euros a final de año a la Policía como paga extra de Navidad camuflada de productividades atrasadas pese al informe en contra de la Intervención Municipal.
-El establecimiento de un plus de 1,5 millones de euros para gratificar a los 233 empleados de la Agencia Tributaria.
-Los 20 millones de euros de excedente de tesorería colocados a plazo fijo en la banca.
-Los 450.000 euros que ha anunciado para organizar una muestra sobre los trajes que aparecen en las pinturas de Zurbarán.
-Sueldos de los gerentes municipales en el entorno de los 100.000 euros, pese a la prohibición de que superaran la retribución de los gobernantes con mayor responsabilidad.
Así pues, Zoido ha podido mantener la paz social en el Ayuntamiento durante menos de dos años, pero al final, por unas razones o por otras y atrapado entre las promesas que hizo cuando estaba en la oposición y la realidad que le impone la crisis económica y las políticas de ajuste, la plantilla -y ya no sólo Lipasam- se le ha rebelado y el último Pleno empezó y acabó de la misma manera en que él denunciaba le ocurría a Monteseirín, con empleados contestatarios desalojados por la Policía y la Plaza Nueva convertida en un carnaval de protestas.
Es el final de la luna de miel sindical de Zoido, que ahora se ve en el mismo dilema de sus antecesores ante la huelga: ceder o no ceder, ésa es la cuestión.
el delegado de Urbanismo, Maximiliano Vílchez, “desearían gran parte de los sevillanos en los tiempos que corren”. Los sindicatos han contratacado diciendo que el sueldo de un peón es de 721 euros frente a los 100.000 del gerente, y que si ésa es la media será por la suma de los sueldazos (sic) de los directivos.
ciudad española con más gasto per cápita para mantener la plantilla de empleados municipales. Mientras que la media de gasto nacional era de 430 euros anuales, los sevillanos debían aportar 495 euros para los gastos del personal del Ayuntamiento, frente a, por ejemplo, los 270 euros que aportaban los ciudadanos de Barcelona.
Y como los métodos de control no daban los resultados apetecidos, hubo que recurrir a crear un incentivo cuya existencia debería ser considerada por Torrijos y Espadas, que no dicen nada al respecto, como un desprestigio y denigrante para la dignidad de todo trabajador que se precie: una paga no por trabajar, si no por no faltar al trabajo, de 1.400 euros y de carácter lineal que supone a la empresa un coste extra de unos 2 millones de euros (artículo 39 del convenio colectivo, página 19 del BOP de Sevilla Nº 149, de 28 de agosto de 2009). No hay ahorros en esa partida, por cuanto el dinero que no se paga a los absentistas se reparte entre quienes cumplen con su obligación.
Zoido cogió carrerilla en el desayuno del ‘Fórum Europa. Tribuna Andalucía’ y como llegó sin haber probado bocado aún se comió de una tacada 200 millones de deuda municipal. El alcalde dijo que cuando aterrizó se encontró con más de 700 millones de euros en números rojos pero que ya ha logrado reducirlos a unos 500. Menos lobos, Juan Ignacio. Si las cuentas que le hice en su día al manirroto de Monteseirín, justo antes de tu desembarco en la Plaza Nueva, son correctas, la lápida municipal (Ayuntamiento más consorcio de empresas) ascendía a unos 633 millones de euros. Como al 31 de diciembre de 2012 la deuda (sólo la del Consistorio, sin empresas ni organismos autónomos) era de 519 millones en números redondos, resulta que en el mejor de los casos se habría reducido en 114 millones, no en 200. Si fuera verdad éso de que estás recortando déficit público a un promedio de 10,5 millones de euros mensuales (y los mercados, sin saberlo), habría que convenir en que Sevilla habría ganado contigo un alcalde, pero España se estaría perdiendo un ministro de Hacienda.
En aquella reunión de hace siete meses en el polígono El Pino, el delegado de Economía destacó la importancia que los polígonos industriales tienen para Zoido, con estas palabras: “El alcalde tiene un especial interés en los polígonos industriales porque no son sólo realidades urbanísticas, sino también económicas y de convivencia, y son una parte fundamental del desarrollo económico de la ciudad”.
Y ahora, cuando por la crisis la ciudad necesita más que nunca que los polígonos emerjan como focos de dinamización para tratar al menos de contener un paro que afecta a casi 90.000 sevillanos, la situación apenas ha mejorado. Durante su mandato, Monteseirín, a la vista de la marcha de empresas emblemáticas y de la recalificación de sus suelos para su conversión en las mucho más lucrativas viviendas de la época de los ‘pelotazos’ inmobiliarios, prometió una apuesta por la economía productiva en vez de por la especulativa o suntuaria.
Durante un acto celebrado en los Jardines de la Buhaira en marzo de 2011 y en el que estuvo acompañado de la alcaldesa valenciana, Rita Barberá, Zoido defendió la necesidad de aprender de experiencias como las protagonizadas por la capital del Turia en la obtención de fondos comunitarios, sobre todo porque en su opinión el gobierno de coalición PSOE-IU había omitido esta fuente de financiación. El Gobierno municipal que encabezaba Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE) había sido «muy poco activo» -dijo- a la hora de buscar y cosechar ayudas derivadas de los fondos comunitarios, y «se ha limitado a recibir los fondos que le han llegado de alguna u otra manera».
La caída del paro en 3.400 personas en Sevilla es un mínimo consuelo ante la tragedia que aún sufren 254.855 sevillanos, víctimas de la crisis e inscritos en las oficinas del Inem. Lo peor que puede ocurrirnos es acostumbrarnos a la frialdad de las cifras sin darles cuerpo para que se materialicen ante nuestros ojos, ya que no podemos ponerles cara a todos y cada uno de ellos. Esos conciudadanos desempleados, puestos en fila india llegarían desde Sevilla hasta Córdoba y aun seis kilómetros más lejos. Para contenerlos a todos harían falta cuatro estadios y medio como el denominado ‘Olímpico’ de la isla de la Cartuja, y equivalen a dos veces los habitantes de Dos Hermanas, la población más importante de la provincia excluida la capital. Item más, entre las cincuenta capitales de provincia españolas, sólo trece tienen una población mayor que la del número de parados sevillanos, que constituirían la decimocuarta capital del país. Y aun así, ninguna de estas imágenes puede reflejar la magnitud de estos 254.855 dramas personales, ante los que nadie puede sentirse ajeno.
Detea le ha enviado un preaviso de demanda al Ayuntamiento por 17,1 millones de euros debido al ruinoso estado en que, con cuatro años de retraso (tres de ellos imputables a Monteseirín), le ha devuelto los edificios que cedió a la Policía Local en la isla de la Cartuja mientras le construía su nueva sede en la Ranilla. Como además plantea que el Consistorio se quede con las ruinas de Palmira en que le ha convertido los locales cartujanos y le devuelva los 23,7 millones que le pagó en su día, el pleito se sustancia por 40,8 millones de euros, más dinero que el que exige Sacyr por devolver las ‘Setas’ de la Encarnación, otra ruina, aunque sólo económica. Detea dice que se ha visto obligada a dar este paso tras tratar en numerosas ocasiones de contactar tanto con el alcalde como con el delegado de Urbanismo, siempre de forma infructuosa. Recordarán que Zoido dijo aquello de ponerle una alfombra roja a todo empresario que llamara al Ayuntamiento. Lo que omitió decir es que si le llamaban para plantearle un problemón como éste su teléfono estaría fuera de cobertura.
A pesar de que, según José Antonio Bosch, el Real Betis Balompié ha obtenido en su último ejercicio económico unos beneficios ordinarios, “sin maquillaje”, de 2,4 millones de euros más 30,8 millones de extraordinarios, la entidad verdiblanca y el Sevilla F. C. son dos de los grandes morosos de la ciudad: entre ambos adeudan al Ayuntamiento, por diversos conceptos tributarios, unos 4 millones de euros. Y, sin embargo, Espadas ha descubierto en los Presupuestos municipales para 2013 que el Ayuntamiento ha reservado 340.000 euros para un convenio con estas dos sociedades anónimas deportivas, que no clubes a la antigua usanza. El portavoz socialista va a presentar una enmienda a las Cuentas para que el Consistorio suprima esta partida y la dedique a programas de apoyo al deporte base y a compensar el efecto que está teniendo sobre las entidades deportivas la subida de tarifas decretada por el gobierno local. Creo que Espadas, con esta iniciativa, le ha metido al populista Zoido, el mismo de las visitas a los barrios y la micropolítica, un gol por toda la escuadra.
Y aunque Bendodo pudiera tener razón, hace tan sólo tres meses coincidía plenamente con Sanz, ya que cuando en una entrevista en este mismo medio le preguntaban si creía que había ya candidato para las autonómicas, afirmaba: “Es pronto para hablar de eso. El mismo Zoido lo ha dicho. Toca reforzar el partido y marcar las estrategias de ganar para gobernar. Además, la prioridad es 2015, donde queremos seguir siendo la principal fuerza política con ese carácter municipalista”.
En el año 2009, último del que conozco datos aplicables a esta manida y superficial cuestión, la Cámara de Comercio hispalense realizó un informe sobre la posición relativa de Sevilla respecto al resto de provincias andaluzas, en el que de la comparación general entre las ocho puede deducirse otra bilateral entre Sevilla y Málaga. Este estudio se basó en datos del Instituto Nacional de Estadística para cerca de una veintena de indicadores, que vamos a enumerar con, a continuación, la posición de Sevilla en comparación con el resto de provincias, Málaga incluida:
El estudio no deja de reconocer el comportamiento “muy dinámico”, similar o incluso superior al de Sevilla en algunas variables de la economía malagueña, pero en el conjunto general el peso económico de Sevilla sigue siendo superior al de Málaga y Sevilla aúna, por tanto, la doble condición de capital política y capital económica de Andalucía.
El delegado multiusos y chico para todo de Zoido, Gregorio Serrano, ha emulado al (sin) alcalde anterior haciendo lo que el PP decía cuando estaba en la oposición que jamás de los jamases haría: un viaje turístico-comercial a Nueva York. Y es que la política, como la muerte, los iguala a todos, ideología al margen: quítate tú que me pongo yo. Y no sólo ha imitado al (sin) cruzando el Charco, sino que, para colmo, en las notas de prensa oficiales el Ayuntamiento ha destacado que iba a la Gran Manzana a dar a conocer las nuevas posibilidades de la ampliación del Palacio de Congresos y Exposiciones y a presentar las ‘Setas’ de la Encarnación, “una obra que ha atraído la atención internacional por ser la mayor estructura de madera del mundo y cuya maqueta se encuentra expuesta desde hace tres años entre la colección del Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York”. Total, que yo no sé si Gregorio ha viajado a la ciudad de los rascacielos en calidad de delegado de Empleo, Economía, Turismo y etcétera del Ayuntamiento de Sevilla o como embajador de la marca Monteseirín.
El Gobierno amenaza con actuar contra los subterfugios que usan las Administraciones para que más de 80.000 funcionarios cobren paga extra por Navidad burlando el decreto de Rajoy con adelantos y pagos de complementos de productividad, que equiparan a sus beneficiarios a esos futbolistas a los que, al margen de su ficha y/o nómina, se les abona una prima por ganar o empatar los partidos, como si luchar por la victoria no fuera su obligación contractual. Zoido se ha comportado como esos manirrotos presidentes del fútbol que regalan primas a sus jugadores al repartir por Navidad un aguinaldo de 600.000 euros, camuflado como productividad, entre los policías por el mero cumplimiento de su deber. Será que recaudar 25,5 millones en multas para el alcalde debe ser un tarea agotadora. La Intervención ha señalado que esta productividad ‘a posteriori’, pagada linealmente y hasta a los liberados sindicales, es un fraude de ley, palabras mayores en el Ayuntamiento del alcalde-juez. Si en casa del herrero cuchillo de palo, en casa del magistrado Zoido, leyes papel mojado.