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Facturas ‘sombra’

La Consejería de Salud empezará a emitir en  otoño facturas informativas, también denominadas ‘facturas sombra’, para –reza la nota oficial- facilitar a los ciudadanos los detalles sobre el coste aproximado de la atención sanitaria que hayan recibido aunque no tengan que abonarla. Con esta iniciativa se pretende concienciar de la inversión que el Gobierno andaluz realiza en el sistema sanitario público regional. ‘Nihil obstat’, pero ¿y si también la Consejería de Presidencia o de Gobernación emitiera ‘facturas sombra’ con los gastos en que incurren nuestros políticos?. Por ejemplo, el coste aproximado del uso de las tarjetas Visa en restaurantes de cinco tenedores –ellos no tiritan- como hacía Mellet con la de Mercasevilla, los viajes del (sin) alcalde de Sevilla en plan capitán Tán a lo ancho y largo de este mundo, las pinceladas de mariscos al centro de Manuel Marchena, el envío del coche de lujo del (sin) a Barcelona para la final de la Copa del Rey y toda la parafernalia que rodea a estos sufridos servidores del pueblo pero siempre a costa del pueblo.

Descaro

Urbanismo difunde una nota sobre  la concesión de licencia al  SAS  para ampliar el “antiguo Hospital Militar Vigil de Quiñones”. Tras su  traspaso a la Junta, intentaron  borrarle el nombre por pensar en su incultura los gerifaltes de hogaño que Vigil de Quiñones era un franquista de tomo y lomo, cuando fue un héroe de los ‘últimos de Filipinas’ que murió años antes de nuestra guerra incivil. Lo llamen como lo llamen, el centro sanitario será siempre el Hospital Militar en el argot popular, como el Duque del Infantado es  el Pabellón Vasco y a la Ciudad Sanitaria aún la denominan García Morato. El pueblo tiene su particular memoria histórica aunque los políticos, al igual que el corazón de Pascal, no lo puedan comprender. Lo mejor de la nota es ésto: “La Gerencia de Urbanismo contribuye con esta licencia a aumentar los servicios asistenciales de Sevilla”. Osea, que el SAS invierte los 12 millones de euros y el que se pone las medallas hospitalarias es Urbanismo por dar la burocrática licencia. En este caso el orden de los factores sí altera el producto.

La excelencia

Sevilla fue ayer noticia en los telediarios no por otro sórdido crimen en Los Pajaritos o por el rocambolesco viaje de Monteseirín a Turquía, sino por la comparecencia ante los medios de Rafael, convertido en el décimo hombre del mundo beneficiario de un trasplante facial, y del equipo médico que ha hecho realidad este milagro de la cirugía: más de cien doctores de quince servicios diferentes que lo intervinieron durante 30 horas. Todo en esta historia nos reconcilia con el género humano en medio de la mezquindad y mediocridad imperantes: la generosidad de la familia del donante; la impresionante pericia de los médicos en la reconstrucción del rostro deformado, y el supremo valor del paciente trasplantado -cuyo caso de neurofibromatosis nos recuerda el de Joseph Merrick en la película de David Lynch- al  aparecer ante las cámaras para mostrar su gratitud y promover las donaciones. Ahora sólo falta que las instituciones premien esta excelencia médica con alguna de esas medallas que habitualmente otorgan al mundo del artisteo. Sevilla es mucho más que folklore.