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El ex decano Angel Díaz del Río tumba la Asamblea de Presupuestos del Colegio de Arquitectos de Sevilla

El y cinco colegiados más presentan

Un recurso de alzada contra la Junta de Gobierno

 

La nueva Dirección acusa al equipo anterior de

Torpedear su gestión con continuas denuncias

 

Revela que ha heredado más de 30 pleitos con

Posibles indemnizaciones y un saldo de -27.000 euros en caja

La Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla (COAS) se vio obligada a suspender ayer sobre la marcha la Asamblea General Ordinaria prevista para la aprobación de los Presupuestos de la entidad de 2018 al recibir tan sólo unas horas antes (13:10) una notificación del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Arquitectos (CACOA) sobre la presentación cinco días antes de un recurso de alzada por parte del ex decano, Angel Díaz del Río.

El recurso, encabezado por el antiguo máximo dirigente de la institución colegial, lo firmaron con él los arquitectos José María Gentil, Marcelino Sánchez, Pedro Moscoso, Enrique Soler Arias y Luis Tulla. Va dirigido contra el acuerdo de convocatoria de Asamblea General, adoptado el pasado 20 de noviembre.

Conforme al texto del recurso, piden su nulidad por no haberse incluido en el orden del día una propuesta por ellos presentada para que sea resuelta por el Pleno de Consejeros en lugar de por el presidente del CACOA.

Por su parte, este último ha informado a la Junta de Gobierno del Colegio sevillano que dada la fecha de presentación del recurso (tan sólo unas pocas fechas antes) por el anterior decano y otros cinco colegiados no existía plazo suficiente para convocar un Pleno de consejeros de carácter extraordinario como aquellos demandaban; que él carecía de conocimiento sobre las cuestiones de fondo que planteaban y que al no poder decidir sobre la suspensión cautelar de la Asamblea que solicitaban lo dejaba todo en manos de la nueva decana y de la actual Junta de Gobierno del COAS.

La decana y su Junta, para evitar el riesgo de una posible nulidad de la Asamblea General, han decidido su suspensión hasta que no se pronuncie la Asesoría Jurídica del Colegio. El nuevo equipo de gobierno ha acusado al anterior de torpedear su gestión desde que aquél perdió las elecciones internas hace seis meses, ya que se ha dedicado a presentar “de modo recurrente escritos con peticiones exageradas y amenazas que están judicializando las actuaciones de la Junta de Gobierno y que no hacen más -afirma- que colapsar el normal funcionamiento de este Colegio”.

Los miembros de la nueva Junta de Gobierno revelan que tras tomar posesión de sus cargos el pasado 14 de junio se encontraron con que el Colegio de Arquitectos tenía un saldo negativo de 27.000 euros y más de 30 pleitos iniciados con posibles indemnizaciones para las que no dispone de recursos económicos.

Babia

Luis Díaz del Río, decano de los arquitectos sevillanos a sus 90 años y padre del decano del Colegio de Arquitectos (toda una saga profesional), ha declarado en una entrevista concedida a la compañera María Jesús Pereira que no le dejaron terminar la restauración de la Casa de los Artistas, tarea por la que aún no le han pagado, porque decían que era demasiado exigente con las calidades y la forma de actuar. Y, lo más grave. A la pregunta de si otra persona remató la obra, apostilló: “Usted lo ha dicho muy bien: la ‘remató’. Yo no quería tocar la portada -añadió- y finalmente le han puesto un estuco delante, así que han matado la obra porque el edificio ya no tiene nada de viejo. Había allí un arco califal cordobés que había que mantener y cuando llegué un día lo habían tirado, por lo que yo sentía que boicoteaban mi trabajo”. Y mientras, la Comisión de Patrimonio, que tras estas palabras debería haber actuado automáticamente de oficio -siquiera para confrontar con el Ayuntamiento, propietario del antiguo palacio de los marqueses de Torrenueva-, en Babia.

Los arquitectos salen de la clandestinidad

Los arquitectos salen de la clandestinidad

Hace años, un prestigioso arquitecto llamó indignado a mi periódico por entonces para denunciar la desastrosa situación de las orillas del Guadalquivir.

El espacio comprendido entre el muelle de la sal y la torre del Oro seguía convertido en un gran parking, en contraste con los muelles del Sena, en París, que el ilustre comunicante ponía de ejemplo.

No quedó ahí la filípica, porque del abandono a su suerte de las riberas del río pasó a criticar con gran fundamento muchos otros aspectos de la ciudad.

El redactor que le atendía le dijo:

-Tienes toda la razón. Voy a darle a tus denuncias el máximo espacio posible. Seguro que viniendo de ti se va a abrir un debate público sobre todo lo que has dicho y que el Ayuntamiento va a tomar buena nota para corregir la situación.

Al otro lado del teléfono se oyó una voz suplicante. El ilustrísimo arquitecto se había arrepentido ‘ipso facto’ y dijo que de ninguna manera podía salir su nombre en los papeles, ya que ello podría ponerle en peligro ante la Junta y el Ayuntamiento. En realidad, según aclaró, él había llamado para que fuera el periodista el denunciante de la desidia o las barrabasadas urbanísticas municipales, nunca él mismo.

AL CABO DE DOCE AÑOS

Recordé este caso tras la reciente presentación por el decano del Colegio de Arquitectos, Angel Díaz del Río, del Consejo Consultivo del ente colegial, formado por José Antonio Carbajal, Rafael Manzano, Fernando Mendoza, Antonio Sáseta y Gabriel Verd.

Consejo consultivoEl decano anunció la celebración de unas futuras jornadas sobre arquitectura con el fin de que Sevilla “recupere la sensatez”, perdida a su juicio durante el mandato de Monteseirín por causa de tres iconos de la modernidad según el alcalde: las ‘setas’ de la Encarnación, la torre Cajasol en la Cartuja y la Biblioteca en el Prado.

Los miembros del recién creado Consejo no ahorraron descalificaciones a estos hitos de la era Monteseirín. Para ellos, supuestos representantes de todas las corrientes arquitectónicas del colegio sevillano, las ‘setas’ son como naves extraterrestres que han aterrizado en una ciudad poseedora de una arquitectura y un urbanismo únicos; la biblioteca del Prado es estrafalaria, de pladur y supone un misil contra el PGOU, y el rascacielos en la Cartuja, aparte de ilegal, representa un modelo de arquitectura-espectáculo que sólo busca hacer negocio cuando en realidad nos lleva a la ruina.

El decano, Angel Díaz del Río, ha resumido la cuestión con estas palabras: “Sevilla no necesita más iconos porque ya los tiene y son los que viene buscando la gente”.

TORRES DE MARFIL

Todas estas opiniones de primeros espadas de la arquitectura sevillana (salvo algún caso, en mi modesta consideración) son tan respetables como sus contrarias, porque el libro de los gustos no está escrito, ni hay unanimidad sobre cuál debe ser el canon arquitectónico de Sevilla, aunque algunos se empeñen en erigirse en martillo de la tradición y otros se rebelen contra los profetas de la modernidad. En realidad, existen tantas Sevilla como sevillanos, pero no es éste, el estético, el debate que quiero suscitar.

No, la cuestión de fondo es por qué ahora, a dos meses y pico de las elecciones municipales tras las que se augura un hipotético cambio de ciclo político, se constituye este Consejo y se lanzan estos ataques contra los símbolos de la era Monteseirín, y no durante cualquiera de los doce años de su mandato.

¿Acaso no es este decano del Colegio de Arquitectos que arroja denuestos contra las ‘setas’, la biblioteca y el rascacielos el mismo que participó en algún jurado o comité de expertos convocado por el Ayuntamiento para elegir esos proyectos faraónicos contra los que ahora se pronuncia?

setas-encarnacion¿Acaso no es este Angel Díaz del Río que ahora tacha de innecesaria la torre Pelli el mismo que, nadando entre dos aguas para no significarse públicamente, lo máximo que se atrevió a decir antaño sobre el rascacielos fue que era “contundente”?

Y, ¿dónde han estado en estos doce años, cuando aún estaban abiertas las mesas del PGOU y se hicieron públicos luego los diseños ganadores de esos concursos o encargos para las ‘setas’, la biblioteca y la torre de casi 200 metros quienes ahora los tachan de platillos volantes, tabiques de pladur y misiles urbanísticos?

¿Estaban acaso en Marte o más bien refugiados tras los seguros muros de  sus propias torres de marfil, sin bajar a la arena ni decir esta boca es mía?

COLECTIVO SIN VOZ

Cuando debieron y pudieron alzar la voz para evitar lo que ahora consideran irreparable permanecieron mudos, y en este momento, tras años de una política de hechos consumados y de urbanismo de mesa camilla que ya no tiene remedio, tratan de ponerse al frente de una manifestación que, dada la insensibilidad predominante (salvo casos aislados), ni siquiera ha sido convocada.

La posición del Colegio de Arquitectos, un referente cívico incluso en momentos más comprometidos como los del franquismo (contestación a la usurpación del ejido comunal del Prado o al Actur de la isla de la Cartuja), recuerda la verídica historia de Caracol el del Bulto, aquel flamenco que fue padre de Manolo Caracol y mozo de estoques del torero Joselito ‘El Gallo’, durante un viaje desde Sevilla hasta Madrid en un tren tirado a duras penas por una locomotora decimonónica.

Cuando, tras descender del tren en la estación de Atocha, caminaba ya por el andén, de pronto la máquina dio un resoplido y lo envolvió por completo en una nube de vapor.

Caracol no pudo contenerse y exclamó:

-¿Ahora me vas a venir con eso? ¡Esos cojones, en Despeñaperros!