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Vaticinios

Torrijos ha vaticinado que, al contrario de lo anunciado por Monteseirín, las setas no estarán para el 31 de diciembre de este año sino, como muy pronto, para la primavera de 2011. El teniente del (sin) alcalde se ha amparado en el secreto profesional de los que viven del cuento de la política para no revelar sus fuentes “por deontología”, pero dice contar con información ‘top secret’ que avala su escepticismo “desde el sentido de la realidad, la responsabilidad y el conocimiento”. Ese es el problema. Torrijos entiende por terminar una cosa ponerle punto y final. Para Monteseirín, sin embargo, terminar algo es ponerlo a punto lo justo  para aparentar una foto inaugural en la que él aparezca como protagonista, aunque luego los albañiles se lleven meses e incluso años, como en la Avenida y calle San Fernando, cambiando losetas sobrepuestas o partidas y rematando las muchas puntadas sin hilo. Torrijos, en la más pura ortodoxia marxista, se atiene a la ‘real politik’. Monteseirín, un vendedor de motos averiadas, vive instalado en su particular ‘realismo mágico’.

El papel lo aguanta todo

Una de las puertas de la Expo se llamaba Puerta de Triana. ¿Por qué con los años pasó a denominarse aquella zona Puerto Triana, en masculino, en vez de Puerta Triana, en femenino? No, no fue por aquello de que Sevilla ha sido puerto y puerta de Indias, sino por algo más prosaico.

Agesa convocó un concurso internacional de ideas para el reaprovechamiento del sector Sur de la Cartuja. Lo ganó un proyecto denominado Puerto Triana porque incluía un gran puerto deportivo circular excavado en la margen derecha de la dársena, entre el puente del Cristo de la Expiración y la torre Schindler.

La simulación gráfica era una preciosidad. Allí se veían, como si se pudieran tocar con los dedos, maravillosos yates con unos enormes mástiles que proyectaban la idea de que Sevilla se convertiría en la nueva meca del turismo náutico de lujo. Lo gordo iba detrás del puerto: su complejo comercial, su torre diseñada por Ricardo Bofill…..pero ésa es otra historia.

Al cabo de unos días, un colega se dio en la Redacción un tortazo con la mano en la frente y gritó: “¡Pero si esto es imposible!”. Nadie, ni siquiera los miembros del jurado, había reparado en que ninguno de aquellos yates podía atracar junto a la Cartuja, porque con sus mástiles no podrían haber pasado jamás bajo los puentes fijos de Los Remedios, San Telmo, Triana y El Cachorro. Pero la simulación gráfica coló y fue vital para la adjudicación del concurso.

El papel lo soporta todo.

LA HISTORIA SE REPITE

En mayo de 2007, a poco de las municipales, la Gerencia de Urbanismo, dirigida por  Manuel Marchena,  ocultó el descubrimiento de sus técnicos y de  Sacyr: el dibujo de las setas con el que el arquitecto alemán Jürgen Mayer había ganado en marzo de 2004  el concurso internacional sobre la Encarnación era inejecutable.

El posterior delegado de Urbanismo, Celis, confesó luego que se trataba de “un proyecto imposible cuya ejecución ha sido incierta desde que comenzó y que se adjudicó sin que existiera la tecnología necesaria para poder ejecutarlo”. Nadie sabía entonces cómo se ensamblaban cada uno de los 5.000 cruces de las láminas de madera que debían componer los parasoles, pero el jurado quedó obnubilado por los dibujos presentados por Mayer y cuando se descubrió el pastel  el arquitecto puso como coartada “la ausencia de antecedentes similares en el mundo”.

LA FACTURA

El coste de haber asumido un simple boceto lo están pagando con creces los sevillanos –unos 116 millones de euros-, pero ¿qué fallos de supervisión han dado lugar a esta situación?

El decano de los arquitectos, Angel Díaz del Río, ha salido en defensa de Mayer con  la tesis de que “no hay ningún proyecto inviable técnicamente”. Según Del Río, al que se le vincula con el jurado que falló el concurso, la construcción de las setas nunca debió adjudicarse a partir del proyecto básico, como hizo Urbanismo, sino una vez redactado un proyecto de ejecución. ¿Cuál es la diferencia? El proyecto básico establece valores, estimaciones y previsiones genéricos, mientras que el proyecto de ejecución obliga a hacer cálculos detallados de estructura y a fijar un presupuesto desglosado por partidas y cerrado.

El secretario municipal, Luis Flores, dijo en su informe sobre las modificaciones presupuestarias para seguir sufragando las setas que los problemas técnicos debieron detectarse en el proyecto de ejecución, “lo que hubiera permitido una toma de decisiones con mayor conocimiento de causa y no encontrarnos ahora ante lo irreversible de la situación”.

DISEÑADOR Y EJECUTOR

Una situación propiciada además por que Sacyr, la constructora, encargó el proyecto de ejecución al propio Jürgen Mayer, justamente el menos interesado en desvelar las deficiencias técnicas de su diseño, hasta que ya no fue posible ocultarlas por más tiempo.

Tal como ha señalado el decano de los arquitectos, el Ayuntamiento perdió gran parte de su capacidad de control sobre las setas al permitir una situación “poco recomendable”: que Mayer acabara convertido en director facultativo de la obra al firmar un contrato a sueldo de Sacyr.

El informe del secretario municipal es aún más tajante, cuando dice: “Sería necesario extremar los controles para evitar situaciones como ésta, en la que falló el proyecto del arquitecto, no fue debidamente controlado por la empresa concesionaria que presentó el proyecto y tampoco encontró reparo alguno en la Oficina de Supervisión”. ¿Y quién era el máximo responsable de esta oficina en su calidad de gerente de Urbanismo? Pues Marchena, cuya nómina era  tan sólo 20.000 euros menor que la del gobernador del Banco de España.

HACIA EL OLVIDO

El secretario instó a que se depuraran responsabilidades por el quebranto económico sufrido por las arcas públicas a consecuencia de la enorme desviación presupuestaria  de las setas, pero en vez de atender el deictamen del funcionario municipal y abrir un expediente en tal sentido, Monteseirín, al decidir con su voto de calidad aportar otros 30,4 millones de euros y diferir la apertura de un expediente a la conclusión de la obra, ha asumido implícitamente que toda la responsabilidad por los fallos es del Ayuntamiento y no del arquitecto ni de la constructora.

Si llega el día en que se sustancie esta responsabilidad, probablemente tras pleitos y recursos en los tribunales, Alfredo ya hará años que no estará en el Ayuntamiento y los errores de su gestión no le pasarán factura ni a él ni a su partido en las urnas. Al fin y al cabo, es ya un político amortizado.

Macabeo

Monteseirín  dice que, como  es médico, a él que lo registren. Su delegado Manuel Rey, queriendo ser más papista que el Papa y emular a su jefe, expidió una receta a Zoido y a sus concejales en el Pleno sobre las setas. Al observar el enojo de Juan Ignacio y sus gavioteros por la desviación presupuestaria superior al 70% del Parasol sin Metro(pol), que cuesta  ya como el Estadio Olímpico, el aprendiz de médico garabateó: “Contra el cabreo, pastillas Macabeo”. Todos sabemos, a excepción de Rey, que el dicho es: “Contra el cabreo (o el mosqueo), pastillas Timoteo”. Incluso existe una web en Internet (pastillastimoteo.blogspot.com), con el siguiente lema: “Lo que te cabrea, te enfada, te molesta, dilo en el Foro”. A partir de ahora, habrá que redireccionar el blog a la Gerencia de Urbanismo, donde Rey verá los partidos del Macabbi por su fijación macabea. La confusión de Rey demuestra lo alejada que está esta clase política de la calle. Parafraseando un dicho popular mexicano, cabe decir: ‘¡Pobre Manuel Rey, tan lejos del pueblo y tan cerca de Monteseirín!’.

Política de hechos consumados

Monteseirín ha recurrido a su voto de calidad para imponer la continuación de las setas mediante un segundo modificado del proyecto, por 30,4 millones de euros, que se une al primero,de 8,4 millones. Según las referencias periodísticas, el coste de la obra se eleva a los 89,6 millones, con un incremento del 50%.

Justamente, el Consejo Consultivo, en un dictamen al que Monteseirín ha hecho oídos sordos por no ser vinculante –aunque hasta ahora han sido acatados el 95% de las veces, siendo la Sevilla del gobierno ‘de progreso’ PSOE-IU una de las escasas excepciones-, había rechazado la modificación presupuestaria por superar el límite legal del 20%, admisible  sólo en casos de fuerza mayor y no, como aquí, de cambios para encubrir errores e imprevisiones.

Monteseirín ocultó desde antes de las municipales de 2007 que el proyecto era inviable técnicamente, y mantuvo durante los 20 meses posteriores  las apariencias de que se seguía trabajando –al ralentí-, mientras se cavilaba cómo corregir los muchos entuertos de un diseño aprobado sin siquiera proyecto de ejecución.

SEGUNDA ERA

Éste no es el segundo modificado de las setas. Es, sí, el segundo modificado de la segunda era, pero aquí no se puede hacer borrón y cuenta nueva, como si los costes de la liquidación por Monteseirín del proyecto del PA en la primera etapa no se debieran tener en cuenta. Recordemos: Sacyr se comprometió a ejecutar la obra en 20 meses (para junio de 2007) y por 51,20 millones de euros. Estamos en julio de 2010 y no sólo el Ayuntamiento no la ha penalizado con 3.000 euros diarios por la demora, sino que encima le ha inyectado 63,4 millones de euros entre la aportación inicial y los modificados.

Ahora, sólo en la segunda era de las setas, su coste asciende ya al menos a 90.070.537 euros, lo que supone una desviación del 75,91%, casi cuatro veces más del máximo legal. Y si sumamos todos los costes de la primera etapa (véase esta misma página del 7 de febrero), la suma de costes en dinero y en especie para los sevillanos se aproxima a los 116 millones de euros.

CEREMONIA DE LA CONFUSIÓN

Monteseirín, en su huida hacia delante y política de hechos consumados,  argumenta que las obras debían seguir pese a haberse convertido en un pozo sin fondo, en su particular Estadio Olímpico, porque rescindirle el contrato a Sacyr y sacarlo de nuevo a concurso habría supuesto multiplicar por 2,3 su coste. Falso, según ‘El Correo de Andalucía’, ya que el alcalde sumó las dos estimaciones realizadas por Urbanismo (por cierto, ¿por qué le dieron vacaciones al incómodo director técnico que realizó en su día el informe que revelaba la verdad sobre las setas?), bien la de romper el contrato con Sacyr, bien la de prorrogarlo, cuando en realidad habría costado lo mismo paralizar las obras que continuarlas.

Monteseirín ha invocado también “el interés general”. El argumento es totalmente reversible. Por ejemplo, el ministro de Fomento ha tenido en cuenta ese mismo “interés general” para cancelar entre el 8% y el 15% de las obras pendientes de ejecutar en España con tal de ahorrarle al Estado una factura de 2.000 millones de euros en plena crisis. ¿Qué habría hecho el ministro Blanco con las setas, que acumulan un sobrecoste del 75,91%?

ARGUMENTO REVERSIBLE

La paradoja es que Monteseirín invocó ese etéreo “interés general” para hacer hace 11 años lo contrario de lo que ahora: paralizar una obra ya en ejecución, el edificio diseñado por Moneo en el Prado para concentrar todas las sedes municipales y presupuestado en 30 millones de euros, menos dinero aún que el segundo modificado del Parasol. El Ayuntamiento ya había pagado hasta los 214 millones de pesetas del coste de la redacción del proyecto y hubo de enfrentarse a una demanda de la empresa constructora, Dragados, por 5.057.179,83 euros en concepto de daños y perjuicios.

A Monteseirín no le importó entonces lo que dice ahora que más le importaría si se frenaran las setas: el impacto en la imagen de Sevilla, a pesar de que Rafael Moneo era premio Pritzker, el equivalente al Nobel en Arquitectura, y no un desconocido como el diseñador del Parasol, el alemán Jurgen Mayer. Colegas de Moneo tan dilectos de Monteseirín como Antonio Cruz y Víctor Pérez Escolano erosionaron la imagen de la ciudad al criticar su decisión y elogiar a Moneo, de quien dijeron que era el arquitecto “mejor considerado mundialmente”, y que Sevilla había sufrido una gran pérdida patrimonial al privársela de su edificio-icono en el Prado.

LA METAMORFOSIS

El alcalde dijo entonces que “gastar 5.000 millones de pesetas en este inmueble  no entra en los cálculos de la política de los socialistas; la prioridad es trasladar esta inversión a los barrios de la ciudad, más necesitados de mejoras”. Ahora, el alcalde mete la mano en la hucha del PGOU, destinada a los sistemas generales de los futuros barrios y nutrida con los dineros de promotores y constructores, con el argumento de que la prioridad es equipar la ciudad construida…en el Centro.

Esta metamorfosis que va del no al  edificio de Moneo al sí a las setas en la Encarnación (cuatro veces más costosas) explica perfectamente la deriva de Monteseirín en sus 11 años de mandato: de pensar en los barrios humildes a convertir exclusivamene el Centro (la biblioteca en el Prado, la adulteración total de la Alameda, la ‘piel sensible’, el Metropol Parasol…) en el escaparate arquitectónico de su megalomanía.

También hay socialistas neocon.

Enchufes

El (sin) alcalde ha firmado un acuerdo con Endesa para empezar a llenar de enchufes Sevilla en primavera, dentro de su estrategia de movilidad eléctrica global. Sí, hay que moverse eléctricamente en la ciudad con gobierno ‘de progreso’ porque, contrariamente a lo que dijo el Guerra –no el torero, sino Alfonso-, el que no se mueve por los entresijos del Poder sociata no sale en los papeles. Que hablen de mí, aunque sea mal. O ande yo caliente y ríase la gente. Es el caso del sobrino arquitecto de Felipe González, que ha obtenido un contrato a dedo por 63.956 euros de vellón a la sombra de las setas. Anteriormente, otro dedazo municipal lo benefició con 146.740 euros, también en el Parasol sin Metro(pol). Y todavía antes, el valido del (sin), Manuel Marchena, le dio digitalmente y sin concurso público otro contrato. Van tres.Y el Colegio de Arquitectos,  como quien oye llover. ¿Comprenden ahora la importancia del plan de enchufes de Monteseirín? Algunos ni siquiera tienen que esperar al cambio de estación para disfrutarlo. Ya es primavera en la Encarnación.

Más madera

El (sin) alcalde se retrató y decidió con su voto “de calidad” –en Laponia hace frío, y yo, me río- darle otro mangazo de 30,4 millones a los dineros del PGOU para las setas, su particular Estadio Olímpico. Hasta los arqueólogos han perdido la cuenta del dinero enterrado en el Alfredarium de la modernidad. Monteseirín dice que este segundo modificado del primer modificado de la parte modificante no era por necesidades sobrevenidas, sino por mejoras añadidas y el “interés general”. ¿Mejoras añadidas? ¡Pero si el proyecto del alemán no había por dónde cogerlo y llevan años dándole a la mollera para hacer viable lo inviable, según el informe de los técnicos de Urbanismo, ocultado por Monteseirín, Marchena y Celis?  ¿Interés general? ¿Quién lo define? Pues Alfredo. El decide que gastar 100 millones de euros para envolver un simple mercado a costa de privatizar durante 40 años la Encarnación en beneficio de Sacyr es de gran interés para Sevilla. El (sin) pasa de los técnicos, del secretario y del Consejo Consultivo. El ya sólo responde ante Dios y la Historia.

Floreros

Al (sin) alcalde de Sevilla habría que hacerle una pregunta equivalente a la del pescadero de Triana en la casa-hermandad de la Esperanza: “¿Usted cree en el Consejo Consultivo de Andalucía?”. Porque si se precia de demócrata que dice hasta creer en la libertad de prensa (¡ja, ja,ja!) y que un día fantaseó con que había corrido delante de los grises, debería atenerse al demoledor dictamen del Consejo en contra de las setas de la Encarnación, su particular Estadio Olímpico. Pero si se pasa olímpicamente por el arco del triunfo ese informe, lo mismo que las peticiones de información del Defensor del Pueblo sobre la peatonalización de San Jacinto escudándose en que ninguno de los dos son vinculantes, entonces habrá vuelto a demostrar que ambos organismos son lo que son: floreros que sirven de coartada al sistema político y que a la hora de la verdad aquél utiliza según le convenga. Si el (sin) alcalde desobedece al Consejo y al  Defensor del Pueblo y aquí no pasa nada, ¿para qué nos sirve en tiempos de crisis y de recortes mantener los floreros del sistema?

Agenda oculta

El (sin) alcalde ha dicho más de una vez que Zoido tenía una agenda oculta. Yo no sé si Juan Ignacio tendrá una agenda o un cuaderno azul, pero lo que toda Sevilla ya sabe es que las setas son  la agenda oculta de Monteseirín. Él, Marchena y el resto de la peña política de los ultra-Sur(Africa) han tapado con sus mentiras durante años la inviabilidad del Parasol sin Metro(pol), los errores de todo tipo cometidos en el particular Estadio Olímpico del (sin) alcalde, las causas de su paralización y el multimillonario desvío presupuestario a costa de los sevillanos y de los señores del ladrillo. Éstos, tras pagar la derrama del PGOU y las ‘pinceladas’ al centro, ahora se percatan de que de nada les ha valido hacerle la pelota durante años al ídem. Todo ha sido ocultación y mentira en las setas, y como lo que mal empieza mal acaba y la cabra siempre tira al monte, el Ayuntamiento se inventa  que el Consejo Consultivo recomienda en su demoledor –nunca mejor dicho- informe mantener el contrato para acabar la faraónica obra. A Monteseirín pronto le crecerá la nariz.

El coche de San Fernando

Parafraseando a Raphael, hablemos del Metro, una vez más (y las que quedan). Sí, porque a medida que se conocen más detalles y Monteseirín y los técnicos dan sus argumentos para justificar una sola estación (Plaza del Duque) en el Centro, más de manifiesto se ponen sus contradicciones.

Tal como está diseñada la línea 2, el casco antiguo tendría una estación en Plaza de Armas, distante  unos 625 metros de la Plaza del Duque; otra aquí, y la siguiente en José Laguillo, sita a unos 1.250 metros de la anterior. Según los técnicos de la Junta, dos estaciones a un kilómetro –es un kilómetro y cuarto- no es ninguna locura, sino lo más lógico, porque es la distancia media entre las paradas del suburbano de Madrid.

Aplicando el razonamiento de la Junta, en los 1.250 metros del trazado del tranvía entre el Prado y la Plaza Nueva sobran las paradas de la Puerta de Jerez y la del Archivo de Indias. Y si sobran dichas paradas, ¿no sobra el tranvía entero?

Y  con tal tesis carece de sentido que las paradas de autobús de Tussam disten entre ellas de 150 a 200 metros: los autobuses deberían parar sólo una vez cada 1.000 metros, porque el punto intermedio entre paradas quedaría a 500, distancia que habría que recorrer a pie (ancianos, mujeres y niños incluidos).

ARGUMENTOS-TRAMPA

Invocar la distancia media del Metro en Madrid es un argumento-trampa. No es lo mismo tomar como referencia el suburbano por el extrarradio o la Casa de Campo que por el Centro de la capital, donde no se detiene cada kilómetro, como puede comprobarse por un plano y sé por experiencia tras cinco años en la Complutense.

Los técnicos arguyen que, salvo los vecinos de la Alameda, la población del Casco Antiguo tendrá una parada a entre 500 y 600 metros, esto es, “a poco más de 5 minutos a pie”.

El ser humano medio puede recorrer de 4 a 5 kilómetros a la hora (véase la preciosa ‘Aritmética recreativa’, de Yakov Perelman, para amar las Matemáticas en vez de odiarlas), lo que significa un ritmo de 7 minutos 20 segundos cada 600 metros.

Al rebajar el tiempo a poco más de 5 minutos, la Junta presupone que los sevillanos son grandes atletas. Según esa ratio, la distancia entre el Prado y la Plaza Nueva se podría andar en 10 minutos. ¿Para qué entonces se ha gastado el alcalde 80 millones en el tranvía? Ahora necesita otra millonada para justificarlo obligando a los sevillanos a bajarse del autobús en San Bernardo y tomarlo allí si no quieren seguir a pie.

EL IMÁN DEL CENTRO

Los técnicos, al igual que Monteseirín –inventor del palabro ‘centripetismo’ para criticar lo que él llama “la pérdida del sentido de la medida sobre el Centro”- dicen no comprender el debate cuando la línea 2 es  la que a menos vecinos beneficia: 110.143, frente a los 170.094 en el entorno de la línea 3 y los 198.803 de la línea 4. El debate  es sobre el Centro por ser el elemento simbólico de la ciudad y por las mismas razones por las que la estación de Puerta de Jerez, su único acceso desde el suburbano, es la que más afluencia de viajeros registra de la línea 1 y en la que se baten records durante Feria, Semana Santa y resto de fiestas. Estos técnicos parece que todavía no se han enterado de que la mayoría de la gente, incluidos los millones de turistas, van al Centro pero no al extrarradio, por más poblado que esté.

El alcalde, con tal de pelotear a la Junta, insiste en que el Metro debe tener una sola parada, porque “más de una serían muchas en un tramo muy corto” y con una sola nos ahorraríamos los 74 millones de euros que costaría otra, dinero que podría invertirse en prolongar las líneas a Bellavista, San Jerónimo o Alcosa. Su tesis es perfectamente reversible: con los millones de las ‘setas’ de la Encarnación y los del tranvía, el Metro podría haberse extendido a toda Sevilla.

Y EN MEDIO, EL TRANVÍA

El nuevo vicepresidente de Tussam, Troncoso, ha tenido un rapto de lucidez al decir que hay que “repensar” el tranvía y paralizar su ampliación más allá del apeadero de San Bernardo hasta que la red de Metro esté definida. El Ayuntamiento quería  extender el trenecito (ojo, levantado todas las calles para eso, con lo que al caos de las obras del suburbano se unirían las del tranvía) a Santa Justa, la Encarnación y la plaza del Duque, pese a la escasa distancia entre esta última y la Plaza Nueva y solapándolo una vez más con el Metro. » Hablar del tranvía solo no tiene sentido, así que primero hay que definir el metropolitano», ha dicho Troncoso.

¿Qué sentido tiene, pues, haber tendido una línea de tranvía que discurre en superficie  por el mismo sitio que el Metro en subterráneo? Así se tira dos veces el dinero del contribuyente. ¿Qué diría el ministro de Fomento, que ha aplazado la construcción de nuevas autovías en los trazados donde ya existen autopistas de peaje, del tranvía de Monteseirín, que duplica el Metro de la Junta?

Y el alcalde anuncia que el Ayuntamiento no alegará al proyecto del Metro por coherencia política, tras haber pactado el trazado con la Junta. Osea, que le parece bien que se ocupe parte del Parque del Alamillo –zona verde y sistema general en el PGOU- para construir las cocheras. Desde su punto de vista es totalmente coherente: él también se cargó parte de los Jardines del Prado para una biblioteca universitaria que podría haberse construido en cualquiera de los muchos ‘campus’ que la Hispalense tiene repartidos por la ciudad y que, miren por dónde, había que alzar a las puertas del Centro. ¿Quién habló de ‘centripetismo’?

Borrada de la Wikipedia la parada de la Encarnación

Wikipedia, la enciclopedia libre más popular e importante en Internet y fuente de consulta de millones de usuarios en todo el mundo, era la prueba palpable de que en la Plaza de la Encarnación de Sevilla estaba prevista la construcción de una estación de Metro, y así constaba hasta que el pasado martes, a las 23:35 horas, la entrada denominada ‘Estación de Plaza de la Encarnación’ fue redireccionada a otra nueva con el título ‘Estación de Plaza del Duque’, menos de 48 horas después de que la Junta de Andalucía expusiera a información pública los proyectos de futuras líneas del Metro y reflejara su renuncia a la construcción de la citada estación por su inviabilidad si no es a costa de la demolición de parte del Metropol Parasol, el proyecto-estrella de Monteseirín. Así pues, al menos en la Wikipedia ya no quedarán rastros comprometedores de que un día alguien prometió una parada del Metro en el corazón de Sevilla.

Wikipedia, la enciclopedia de referencia en Internet,  ha venido manteniendo hasta poco antes de la medianoche del pasado martes una entrada denominada ‘Estación Plaza de la Encarnación’, con el siguiente texto, tal como aparecía pocas horas antes de su eliminación: “Plaza de la Encarnación será una de las dos estaciones del Metro de Sevilla situadas en pleno casco histórico de la ciudad, corresponde a la Línea 2 y estará situada en la Plaza de la Encarnación, lugar considerado como el corazón geográfico de Sevilla.

La estación tendrá una boca de acceso directo en la acera de los números impares situada en la confluencia de la plaza con la Calle Imagen, además contará con un acceso a través del Antiquarium, una especie de pequeño museo arqueológico, que será construido dentro del proyecto de rehabilitación de la zona conocido como Metropol Parasol.

La estación de Plaza de la Encarnación tendrá una tipología diferente a todas las estaciones proyectadas dentro de la red de Metro, pues los túneles construidos con tuneladora, estarán superpuestos uno encima del otro, lo que hará que se cuente con dos andenes independientes uno para cada sentido. El túnel situado más superficialmente se estima que irá a una cota de 15 metros bajo la superficie y el segundo de ellos a unos 27 metros, haciendo de esta estación la más profunda de toda la línea 2 y de toda la red de Metro de Sevilla. Contará con ascensores para personas de movilidad reducida, escaleras mecánicas, venta de billetes manual y automática y sistema de evacuación de emergencia”.

De esta entrada se ha eliminado todo el texto anterior, por lo que la página ha quedado en blanco, y se ha redireccionado a otra con el título ‘Estación de Plaza del Duque’, en la que se dice lo siguiente: “Plaza del Duque será una de las dos estaciones del Metro de Sevilla situadas en pleno casco histórico de la ciudad, corresponde a la Línea 2 y estará situada en la Plaza del Duque de la Victoria, lugar considerado como el corazón geográfico de Sevilla.

La estación de Plaza del Duque tendrá una tipología diferente a todas las estaciones proyectadas dentro de la red de Metro, pues los túneles construidos con tuneladora, estarán superpuestos uno encima del otro, lo que hará que se cuente con dos andenes independientes uno para cada sentido. El tunel situado más superficialmente se estima que irá a una cota de 37 metros bajo la superficie y el segundo de ellos a unos 50 metros, haciendo de esta estación la más profunda de toda la línea 2 y de toda la red de Metro de Sevilla. Contará con 6 ascensores de alta velocidad para acceder a los andenes desde el vestíbulo principal, así como de 9 tramos de escaleras mecánicas. Durante su construcción será necesario abrir un pozo de 32 metros de diámetros y de una profundidad superior a los 50 metros de profundidad”.

Desde este texto hay sendos enlaces a ‘Metro de Sevilla’ y ‘Línea 2’. Cuando se accede a la información sobre los proyectos del Metro hispalense, en el cuadro referido a la línea 2 Torreblanca-Puerta de Triana aún se mantiene la estación de la Plaza de la Encarnación y no hay referencia alguna a la de Plaza del Duque. En el enlace referido más concretamente a la línea 2, la estación Plaza del Duque ya ha sustituido a la de la Encarnación.

Esto formaba parte de la entrada ‘Metro de Sevilla’ en Wikipedia

Línea 2 [editar]

Artículo principal: Línea 2

El recorrido de la L2 será Torreblanca-Sevilla Este-Santa Justa-Centro-Puerta Triana, ha quedado descartada una conexión al aeropuerto debido a que está proyectado un túnel ferroviario hacia éste desde Santa Justa. Pudieran existir en el futuro extensiones metropolitanas hacia el Aljarafe. Esta línea se encuentra actualmente en proyecto y en fase de alegaciones. Su trazado, al igual que el del resto de la red, será generalmente subterráneo.

Torreblanca – Puerta Triana

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Si se busca la entrada ‘Línea 2’ se verá ahora que a la derecha, en vertical, hay una ilustración en que ya han eliminado la parada de la Encarnación y la han cambiado por Duque

Y si se busca la entrada ‘Estación de Plaza de la Encarnación’, se verá que ya no existe y que la han redireccionado a Plaza del Duque.

Todo esto sin culminar siquiera el proceso de alegaciones.

Wikipedia está cambiando su aspecto.Ver más.

Estación de Plaza de la Encarnación

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Estación de Plaza del Duque