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Al borde de…

Me lo dijeron tiempo ha lenguas de doble filo de su propio partido: Marchena vive sin vivir en él por mor de la juez Alaya. La mano derecha del (sin) alcalde intentó dar un golpe de efecto al presentarse en el Juzgado sin haber sido llamado. No era el momento procesal oportuno. Ahora le han dado cita, sí, pero con su abogado. Del urbanismo bajo sospecha del PA al sospechoso exgerente de Urbanismo de Monteseirín. ¿Ves, Alfredo, las vueltas que da la vida? Como decía Vico, la historia no es más que un eterno retorno. ¿Por qué a Marchena no lo dejó hablar entonces voluntariamente la juez y lo llama ahora para que cante? Dicen que en el ínterim la Policía Judicial ha estado escudriñado el servidor informático de la Gerencia. Si Marchena ya era un sinvivir antes de la citación judicial, ahora está al borde de un ataque de nervios (secretarias, cuerpo a tierra, que pueden volar las cafeteras). Para no destituirlo (¿será que sabe demasiado?), el PSOE alega que Marchena tiene la conciencia tranquila. Falsa coartada: un ser amoral como Marchena carece de conciencia.

Sin al cubo

Los socios del Gobierno de progreso hacia la opacidad absoluta, Monteseirín y Torrijos, han liquidado al PP en Mercasevilla y acabado con la tradición en Democracia de que la Oposición esté también en las empresas municipales para ejercer allí, y no sólo en el Pleno, su rol fiscalizador. Pero eso es lo que no quieren: tener a Beltrán Pérez de único testigo en plan amish, como en la película de Peter Weir, en una sociedad pública donde la juez Alaya saca un escándalo tras otro, enlazados como las cerezas de Montserrat Roig. Carecen de  la coartada del ahorro por la crisis, ya que el consejero del PP jamás cobró dietas, al contrario que el (sin) alcalde. Y no pueden hablar de despolitización de la empresa, porque políticos de PSOE e IU se han quedado dentro, de guardia. Monteseirín, presidente de la compañía, se quitó del medio, como suele cada vez que a chamusquina huele. El (sin) alcalde del (sin) Ayuntamiento que ni alega al Metro y fía el proyecto a la autogestión ciudadana, quiere ahora que Sevilla se quede también sin Oposición: un sin elevado al cubo.

El florero de Mercasevilla

Gonzalo Crespo, exconcejal del PSOE y presidente de Mercasevilla cuando la adjudicación presuntamente amañada de los suelos, declara ante la juez Alaya que todo lo hicieron…..¿A que no lo adivinan? Pues ¿quiénes iban a ser, hombre?, ¡los técnicos!. Los sevillanos creen que gobiernan PSOE e IU, pero los ediles socialistas lo niegan más que San Pedro a Cristo siempre que van al Juzgado o estalla un escándalo, como el último de la caseta: quienes  hacen y deshacen y meten patas y manos son los técnicos. Si la tecnocracia no existiera, habría que inventarla como coartada para las huestes de Monteseirín. Crespo dice que, aunque era el presidente del Merca y por tanto máximo responsable legal, estaba allí poco menos que de florero: para dar la palabra. Y con toda desfachatez confiesa que en sus 40 años de político jamás se leyó un pliego de condiciones. ¿Así velaba por el interés público? No sé si por Mercasevilla, pero yo, en el lugar de la juez, lo habría ‘empurado’ por traicionar la confianza de los sevillanos y cometer el mayor pecado del mundo:el de omisión.

Manos en el fuego

Un centenar de profesionales han firmado un documento de apoyo a la funcionaria de Urbanismo imputada en el caso Mercasevilla por su intervención en el pliego de condiciones del concurso que la juez sospecha fue amañado para adjudicar los suelos al grupo Sando. Dicen que la imputada es persona “seria, rigurosa, honesta y muy humana, incapaz de cualquier hecho antijurídico mínimamente censurable socialmente”. Previamente, dos centenares de técnicos del Ayuntamiento firmaron otro comunicado avalando “la total lealtad y honestidad” de su compañera de Urbanismo. Si la juez Alaya, de la que también puede decirse que es “seria, rigurosa, honesta, etcétera”, ha imputado a la funcionaria, sus razones habrá tenido, sin que ello prejuzgue culpabilidad. Esta recogida de firmas tiene cierto tufillo corporativista y puede interpretarse como un intento de coacción a la magistrada, porque cien amigos no pueden erigirse en jurado y emitir un veredicto exculpatorio sin siquiera juicio previo. La Justicia, por más que lo dijera Pedro Pacheco, no es aún un cachondeo.

La otra ley de dependencia

El grupo Noga pierde el negocio que podría haber hecho con los suelos de Mercasevilla pese a que su oferta de compra superaba en 62 millones de euros a la de Sando. Sin embargo, cuando la juez Alaya pregunta a su representante por qué ni formó un escándalo ni presentó un recurso, éste, para sorpresa general, contesta: “No tuvimos la percepción de haber sufrido ningún perjuicio”. La juez, con su perspicacia habitual, inquiere: si Noga no alzó la voz ¿fue por temor a represalias municipales, dados sus muchos intereses en la ciudad?. Obviamente, la víctima del concurso de Mercasevilla lo niega todo, pero en el ambiente flota que su señoría ha dado en el clavo. ¿Quiere más pistas? Dragados no es que perdiera un concurso: Monteseirín le quitó directamente por el procedimiento del tirón la obra en marcha del edificio de Moneo en el Prado en 1999. Le exigió 5 millones ante el Juzgado Nº 5 de lo Contencioso, pero el año pasado retiró la demanda sin más, conforme a una ley no escrita: quien pleitea contra una Administración que se despida de nuevos contratos.