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Elecciones generales 26-J 2016: empatar no es ganar

 
El PP se atribuye el fin de la hegemonía socialista en Sevilla pese a quedar a 48.348 votos
El PSOE presenta sus resultados en clave municipal y desvía el foco hacia Pedro Sánchez

 

Para ponernos en situación, recordemos los resultados de las elecciones generales del pasado 26 de junio en la provincia de Sevilla:

 

-El PSOE recibió 348.001 votos (el 33,70% del total), que le supusieron 4 diputados.

-El PP, 299.653 votos (el 29,02%), que le otorgaron 4 diputados.

-Unidos Podemos, 214.244 sufragios (el 20,75%) gracia a los cuales logró 3 diputados.

-Ciudadanos, 137.718 votos (el 13,34%), que le han permitido un diputado.

 

Los datos reflejan que, por las características del sistema electoral, se ha producido un empate en número de escaños entre el PSOE y el PP y aunque por primera vez en la historia de la Democracia los socialistas no han superado en actas de diputado a los populares en su feudo sevillano, la cuna de Felipe González y Alfonso Guerra, aún mantienen a su favor una diferencia de 48.348 votos.

Sin embargo, en la noche electoral el presidente provincial del PP, Juan Bueno, presentó el empate en diputados, que no en votos, como una victoria de su partido, al expresarse ante su líder regional, Juanma Moreno, en los siguientes términos: “El PSOE ha perdido su hegemonía en esta provincia gracias al duro trabajo de los últimos meses del comité de campaña, de los alcaldes, concejales y miles de militantes, por lo que voy a seguir liderando el partido en Sevilla con un único objetivo: ponerlo a tu disposición para que seas presidente de la Junta”.

EXPECTATIVAS

Hegemonía, según el Diccionario de la Academia, significa “supremacía de cualquier tipo”. Dado que el PSOE supera en 48.348 votos al PP en la provincia de Sevilla, mantiene aún su hegemonía en la circunscripción, por más que Juan Bueno sostenga lo contrario.

Se engañaría el PP si pensara que ha protagonizado su particular “sorpasso” provincial, como desde hace seis elecciones de distinto tipo lo ha dado con Zoido como cabeza de lista en la capital, pero como en la vida, y la política no podía ser menos, nos movemos también en función de nuestras expectativas, el resultado le sabe al PP a victoria porque nunca tuvo la expectativa de igualar al PSOE en su bastión sevillano aunque fuera sólo en diputados; y al PSOE le sabe a cuasi derrota, porque jamás imaginó que el PP le empataría este partido tras haberlo hasta goleado en muchas de las elecciones anteriores.

Hay muchas maneras de analizar los resultados. Los números indican que el PSOE y el PP han empatado en número de diputados, por delante de Unidos Podemos (3) y de Ciudadanos (1), pero si se mide el coste en votos de cada escaño vemos que al PSOE le ha costado cada uno de los suyos una media de 87.000 sufragios; al PP, 74.913; a Unidos Podemos, 71.414, y a Ciudadanos, 137.718. Así pues, merced a la ley D’Hont, Unidos Podemos, la coalición a la que populares y socialistas señalan como la gran derrotada, es quien proporcionalmente ha obtenido mejor resultado en Sevilla por rentabilizar mejor sus votos, mientras que C’s, que ha precisado 137.718 sufragios para un solo diputado, es el que peor renta ha sacado de sus votos.

NO ERAN MUNICIPALES

En el lado contrario al PP, el presidente provincial del PSOE, Fernando Rodríguez Villalobos, ha subrayado que de las tres provincias en que ha ganado su partido en toda España -Huelva, Jaén y Sevilla-, en las dos primeras la diferencia respecto del PP ha sido del 2,5% y del 2%, respectivamente, mientras que en Sevilla ha sido del 4,68%.

“Estos resultados -afirma Villalobos- vuelven a decirnos además que en 83 de los 105 municipios de la provincia de Sevilla gana de nuevo el PSOE: si eso es perder hegemonía, que me lo expliquen”. Villalobos tiene razón, pero olvida que en unas elecciones generales el voto que se mide es el del conjunto de la provincia y no el de los municipios, por lo que es mucho más importante ganar en la capital, donde el PP se viene imponiendo desde hace nueve años (129.919 votos ahora frente a los 107.409 del PSOE) que, con todos los respetos, en decenas de pueblos cuya población no supera a la de un barrio o un distrito de la metrópolis.

Los socialistas corren el riesgo de creer que el voto rural les dará siempre la victoria en Sevilla, cuando ya está viendo que por primera vez el PP les empata en diputados y está ya a menos de la barrera psicológica de los 50.000 sufragios de diferencia. Cuanto más siga aumentando el voto urbano del PP, más riesgo de derrota sufre el PSOE.

HACIA SÁNCHEZ

Como no en vano Villalobos ha sido uno de los mentores de Susana Díaz, la estrategia de ambos tras la victoria del PP en Andalucía y del empate en Sevilla ha sido similar: presentar los resultados en clave municipal y no en provincial (el ámbito en que se eligen los diputados) y desviar el foco de los malos resultados hacia el líder nacional, Pedro Sánchez, como si nadie en Sevilla y Andalucía tuviera ninguna responsabilidad o nada que ver con estas elecciones.

Terminales mediáticas afines a la causa del puño y la rosa trasladaron de inmediato esta interpretación a la opinión pública. Así, un periódico sevillano publicó el siguiente titular: “El PSOE ha perdido con Sánchez el 20% de sus votantes en la provincia”, como si fuera Pedro Sánchez el presidente provincial del partido en vez de Fernando Rodríguez Villalobos.

Por su parte, Susana Díaz compareció al día siguiente de las elecciones ante los medios mostrando a su espalda un mapa de Andalucía con el voto coloreado en rojo y en azul no por las ocho provincias (el ámbito donde se dilucidaron los diputados y en el que cinco habrían sido azules, del PP, y tres rojas, del PSOE), sino por lo casi 800 municipios de la región para, siguiendo la tesis de Villalobos, que se viera el predominio del rojo socialista en los pueblos y como si se hubiese tratado de unas elecciones municipales en vez de generales.

Además, la presidenta mantuvo la tesis de que ella no había sido candidata, de lo que se infería que no podía achacársele la derrota en Andalucía porque el candidato en estos comicios había sido Pedro Sánchez, el mismo al que el periódico afín le imputaba la pérdida del 20% de los votos en la provincia de Sevilla.

 

EL NUEVO TIEMPO

Curiosamente, Susana Díaz nunca desmintió antes a los medios, que de forma generalizada le fueron atribuyendo a su persona las victorias del PSOE en Andalucía desde su ascenso al poder en su partido y en la Junta y pese a que ella no era la candidata, como ocurrió en las elecciones europeas del año 2014, las municipales de 2015 y las generales del pasado 20 de diciembre (obviamente, en las autonómicas andaluzas sí era la candidata de su partido a la Presidencia de la Junta), triunfos que se arrogó ella misma, como cuando tras las elecciones europeas dijo que “esta victoria del PSOE (en Andalucía) es el primer fruto del nuevo tiempo (su lema en política)”, según recogió el diario ABC. No le atribuyó los resultados andaluces a Elena Valenciano, que era la cabeza de lista del PSOE al Parlamento Europeo (en este tipo de elecciones continentales la circunscripción es nacional).

Como tampoco desmintió a los medios que titularon tras las elecciones municipales de mayo “Susana Díaz encadena la tercera victoria en Andalucía” (Diario Sur, de Málaga), y “El PSOE gana en Andalucía y mitiga el mal resultado nacional” (Diario El País) tras el 20-D, a pesar de que la presidenta tampoco era candidata en ninguna de las dos.

Una vez más, entre nuestros políticos se cumple el dicho de que “las derrotas son huérfanas”, pero con una variante específica en el caso del PSOE andaluz: en nuestra tierra son de Pedro Sánchez.

 

Huelga

El periódico recogía declaraciones del siguiente tenor: “Los vecinos están viviendo una huelga salvaje y lo que queremos es intentar arreglar un problema incomprensible”. “Hemos venido porque es incomprensible la huelga que se está produciendo aquí; nosotros apostamos por el camino del diálogo y del entendimiento, desde la voluntad de acuerdo que tiene el alcalde”. “Es una huelga política, incomprensible e injusta”. Al principio no podía dar crédito a mis ojos al leer estas declaraciones de Fernando Rodríguez Villalobos, presidente de la Diputación Provincial, y de Susana Díaz, secretaria general del PSOE de Sevilla y consejera de Presidencia de la Junta de Andalucía, pero al final de la lectura lo comprendí todo. No se estaban refiriendo al problema de Zoido en Sevilla con la huelga de Lipasam, sino al del alcalde socialista de El Coronil, Jerónimo Guerrero, con la huelga en el servicio de limpieza que mantiene el SAT. Sobre el conflicto parecido, similar, equivalente o aproximado de Sevilla, ni una sola palabra solidaria. Hasta en las huelgas hay clases.

Rotaciones

Cual si fuera un entrenador de fútbol, como Míchel y Mel, Villalobos se ha inventado en la Diputación las rotaciones para sus cargos de confianza, con el fin de que los calificados internamente como “prescindibles” dejen sus puestos a otros socialistas más necesitados por mor de la crisis y todos acaben al menos cobrando el paro. Salvando las distancias, esta práctica me recuerda a la que se descubrió a raíz del plan de arreglo de aceras en la era Monteseirín: había empresarios afines que daban de baja a los albañiles durante los fines de semana y los recontrataban los lunes, o hacían lo mismo los veranos, para ahorrarse así la Seguridad Social y las pagas extra. Ya ven, unos dando de baja y otros de alta aprovechando las lagunas del sistema. Habrá que preguntarle al inspector de Trabajo/presidente de la Junta, José Antonio Griñán, si las rotaciones de Villalobos son legales o incluso éticas, aunque la cuestión que yo me planteo es que si hay asesores calificados como absolutamente prescindibles, entonces ¿con qué criterios y/o para qué fueron contratados?

 

Las gafas

El presidente de la Diputación, Fernando Rodríguez Villalobos, ha respondido a una pitada de sus trabajadores con una bronca, basada en que la Corporación no tiene dinero y que, aun así, su convenio colectivo es envidiable, por lo que la plantilla no debería quejarse. El de La Roda de Andalucía les largó la siguiente catilinaria a sus empleados: “No se pueden pagar tres gafas al año; vamos a abonar una o tendrán que durar dos o tres años”. ¿Y por qué hay que sufragarles siquiera una y no se la pagan con su dinero? Aquí hemos desvelado cómo empresas del Ayuntamiento cargan con las facturas desde  tarjetas sanitarias privadas por valor de 9.000 euros anuales hasta del enterramiento en caso de muerte, pasando por una amplia gama de guarderías privadas, gafas, lentillas, libros de texto, el dentista, matrículas desde la educación infantil hasta la Universidad… Si ésta es también la tónica de la Diputación, según revela F.R. Villalobos con las gafas, va a resultar que a costa del contribuyente hay algunos que cobran dos sueldos: uno en líquido y otro en especie.

 

Bizantinos

Los turcos estaban a punto de conquistar Constantinopla y los eruditos de Bizancio, en lugar de
pensar en cómo defenderse de sus sitiadores, perdían el tiempo discutiendo sobre el sexo de
los ángeles. España está sitiada por los mercados, en un sinvivir pendiente cada minuto de la
evolución de la prima de riesgo, con seis millones de parados y bajo la espada de Damocles de
una intervención, pero el PSOE de Sevilla se halla absorto y enfrascado en una cuestión
esencial que ha planteado Kiko Toscano tras la exhibición de músculo electoral en clave interna
de Villalobos: “si en la balanza pesa más la paja o el hierro”. Ser o no ser, esa era la cuestión
para Shakespeare. Paja o hierro, he aquí la cuestión para los socialistas sevillanos. El dilema
que deberán resolver los delegados al próximo congreso tras una meditación trascendental en
plan Maharisi Mahesh Yogi es vital para el futuro del socialismo patrio: ¿Qué pesa más, un kilo
de Toscano o un kilo de Villalobos?. Y, ¿qué verán los delegados: la paja o la viga (de hierro) en
el ojo de la corriente ajena?

Autocrítico

Mientras el aparato de propaganda del PSOE trabaja a destajo para enmascarar la derrota electoral de Griñán y presentarla como un triunfo, hay un socialista que no se ha caído del guindo: el presidente de la Diputación. Villalobos, quizás por ser -a mucha honra- de pueblo y no dominar el críptico lenguaje de Griñán y sus ‘griñaninis’, sigue llamando al pan, pan; y al vino, vino. Según el de La Roda, el PSOE debe hacer autocrítica y reflexionar sobre la “tarjeta amarilla” que le han sacado los andaluces, so pena de que el castigo sea mayor si no aísla y ataja prácticas deleznables, en clara alusión a los ERE. Autocrítica, castigo en las urnas, prácticas deleznables en la Junta…. son palabras mayores en un partido que ha preferido estar ciego, sordo y mudo durante todo este tiempo y que ahora hace de la necesidad de formar con IU ‘pinza’ contra Arenas la virtud de aceptar una comisión de investigación parlamentaria por primera vez en muchos años. Al contrario que en el poema de Neruda, Villalobos gusta cuando habla, porque demuestra que no está como ausente.

Sálvese quien pueda

“Yo nunca he ido con nocturnidad y alevosía o provocando deslealtades. ¿En qué estamos pensando, en el día 25 o en el 26? Entiendo desde el punto de vista personal que haya gente que en algún momento tenga que anteponer el interés de su familia al interés del partido y a su propia dignidad. Si vamos a seguir pidiendo a la gente el pedigrí de su grado de lealtad según se haya acompañado o no, según hayan cambiado las condiciones personales o económicas de alguno, esta organización, si no se mueve en otra dirección, no se parece a la sociedad a la que queremos representar”.
Así anunció Viera su dimisión como secretario general del PSOE de Sevilla, unas esclarecedoras palabras que revelan que el navajeo en el seno del partido que gobierna Andalucía desde hace 30 años no se debe a discrepancias ideológicas, de táctica o estrategia, sino al afán por situarse en las listas electorales en puestos de salida que garanticen un medio de vida los próximos cuatro años, por pánico a que el Titanic socialista se hunda el 25 de marzo.
Y como no hay sitio para todos en los botes salvavidas, de ahí que, como ha denunciado Viera, los candidatos ya piensan más en sí mismos que en el partido. Sálvese el que pueda.

DOS FASES DE LA BATALLA

La batalla es feroz. La primera fase consiste en asaltar un escaño en el Parlamento andaluz. La segunda, en controlar el partido desde el más que posible último reducto de poder institucional y de recolocación de cargos tras el 25M, la Diputación. Esta singular  condición de Alcázar socialista de la Corporación Provincial ha acabado confiriendo a su titular, Fernando Rodríguez Villalobos, un poder orgánico que ha sobrepasado con creces el que le otorgaba su título meramente honorífico de presidente de los socialistas sevillanos.
El propio Viera ha reconocido que entre la militancia se había extendido la idea de que en el PSOE local ejercían en realidad tres secretarios generales, cada uno apoyado por diferentes tribus: él mismo, Villalobos y Susana Díaz, la secretaria de Organización regional y que ha pasado de ser su mano derecha en la organización provincial a querer liquidarlo políticamente.

DISTANCIARSE DE ZAPATERO

Si en el PSOE sevillano se piensa ya más en clave personalista es porque las últimas encuestas conocidas varios días antes del cónclave socialista en que Viera arrojó la toalla auguran, incluso sin recoger todavía el efecto de estas disputas entre el electorado,  un ‘tsunami’ del PP que se va a llevar por delante al partido del puño y la rosa no sólo en toda Andalucía, como en las generales de noviembre, sino también en el metafórico Ararat donde siempre ha encontrado refugio la nave socialista incluso en las peores tormentas: Sevilla.
Griñán convocó elecciones separadas en Andalucía y las fijó cuatro meses después de las generales con el objetivo de que la desastrosa gestión/negación  de la crisis por Zapatero no le arrastrara en el inevitable  naufragio que se avecinaba. Y, asimismo, con la esperanza de que las inevitables, impopulares y dolorosas medidas de ajuste económico ‘impuestas por Bruselas a Rajoy provocaran un rechazo que se expresara en forma de voto de castigo en las urnas y le permitiera al PSOE el mantenimiento de la Junta de Andalucía.

MINIMO DESGASTE

Sin embargo, el barómetro del CIS divulgado siete días antes de la dimisión de Viera demuestra que pese a la subida del IRPF y del IBI, la moratoria de un año en las ayudas a la dependencia y restantes medidas del primer gran recorte del nuevo Gobierno, el PP apenas ha sufrido erosión entre el electorado y que el PSOE sólo ha podido reducir en dos puntos la ventaja con que Rajoy ganó las elecciones el 20 de noviembre. Los socialistas todavía están a 14,7 puntos del PP en intención de voto en todo el país.
Tan sólo tres días más tarde, en la antevíspera de la reunión del Comité Provincial del PSOE sevillano, el Capdea divulgó los datos provincializados del sondeo realizado en diciembre y que revelan  que, por primera vez en la historia, el PP ganaría también en la provincia de Sevilla además de cosechar una holgada mayoría en el conjunto de Andalucía (47% frente al 37,6%). En la tierra de Felipe González y Alfonso Guerra, el sondeo atribuye al PP el 32,3% de los votos, frente al 25,1% del PSOE y, además, revela que el 60% de los sevillanos creen en la victoria de los populares, frente a sólo un 22% que aún confían en un triunfo socialista en nuestra provincia.

SEVILLA TAMBIÉN CAE

Y en tan sólo un lapso de cuatro días, otro sondeo, esta vez de NC Report, venía a coincidir en lo esencial con el de Capdea al otorgar al PP en el conjunto de Andalucía un 47,4% de intención de voto frente al 34,2% del PSOE, con una atribución de 57 escaños frente a 41. La presumible debacle socialista se traduciría en Sevilla en la pérdida de cuatro escaños, al pasar de once a siete diputados. En 30 años de elecciones autonómicas, el partido que ha conseguido al menos un 47% de los votos (caso del PSOE en 1986) ha logrado la mayoría absoluta en el Parlamento regional, habida cuenta de que la ley D´Hont prima siempre las listas más votadas.
La guerra librada en Sevilla entre por ocupar el séptimo puesto de la lista electoral (Carmelo Gómez o Celis, siendo finalmente éste) demuestra que el propio PSOE asume la validez de estos sondeos y, por tanto, su derrota ya no sólo en Andalucía, sino también en su feudo por antonomasia.
Por eso denunció Viera que ya hay gente que antepone “el interés de su familia al interés del partido y a su propia dignidad”.

Trío

El resucitado y, casi sin solución de continuidad, él solito (Elena Valenciano dixit) dimitido al frente del PSOE de Sevilla, José Antonio Viera, ha denunciado -a buenas horas- que en el partido se estaba instalando la idea de que había tres secretarios provinciales: él mismo, el presidente de la Diputación Provincial (“invitado”, según Toscano, por Viera a presidir de forma meramente honorífica la Ejecutiva),  Fernando Rodríguez Villalobos, y la secretaria de (Des)Organización del PSOE andaluz y antigua mano derecha suya, Susana Díaz. Aunque, tal como ha subrayado Viera, el único elegido de forma democrática por la militancia en un congreso provincial era él, la constitución -por la fuerza de los hechos o  tras el escándalo de los ERE-  de este ‘ménage à trois’ político ha provocado que el partido acabe saltando  por los aires. Decía Giovanni Bocaccio en uno de sus relatos del Decamerón que en un corral puede haber numerosas gallinas, pero no más de un gallo. De lo que se infiere que en el PSOE sevillano deben leer menos a Tony Judt y más a los clásicos.

Vivos y coleando

Pues resultó, como en la canción de Peret, que no estaban muertos. O si lo estaban, se alzaron de sus tumbas y protagonizaron una película de terror para los ‘griñaninis’ y ‘susanistas’ del PSOE de Sevilla en el XXXVIII congreso federal del partido, convertido en un ‘remake’ de ‘La noche de los muertos vivientes’. Así los había adjetivado Villalobos, el ‘cortijero’ de la Diputación según Toscano. Lo que nunca podía imaginar el presidente por invitación del partido en Sevilla  y la cohorte de partidarios de Carmeli Chacón por decreto del ‘aparato’ y de las instituciones por ellos controladas, es que los ‘zombies’ iban a perpetrar una ‘vendetta’ bajo la bandera de un Rubalcaba al que, como los mercados la quiebra de Grecia, daban por descontado. A los chaconistas sevillanos se les aparecieron los fantasmas de Viera, Caballos, Toscano, Limones…. y hasta de Alfonsito Rodríguez Gómez de Celis. Y han acabado con los pelos de punta, sobre todo de cara al 25M. A Villalobos hay que decirle la frase atribuida al Tenorio: “los muertos que vos matáis gozan de buena salud”.

El zombie

El presidente del PSOE sevillano y a la misma vez, que diría el otro, de la Diputación Provincial, Fernando Rodríguez Villalobos, ha dicho de Viera -sin citarlo expresamente por su nombre- lo que todo el partido piensa acerca del aún secretario provincial sobre el papel : es “un muerto viviente”. Villalobos, tan ‘camp’ tanto por edad como por ser –y a mucha honra, compartida- de pueblo, ha tomado prestado el título de la película que en los años 60 del pasado siglo dirigió George A. Romero para definir gráficamente la situación interna (insostenible) de quien tras su paso por la Junta como consejero de Empleo es vinculado un día sí y otro también al escándalo que no cesa de los ERE, el mayor que se recuerda en la historia de la Autonomía. El problema añadido para el PSOE de Sevilla es que ese ‘zombie’ político llamado Viera, como Bruce Willis en la película ‘El sexto sentido’, aún se cree que está vivo. Por eso,  convoca Ejecutivas sin ton ni son, sin percatarse de la gélida atmósfera que le envuelve y de que hace tiempo que Susana se desprendió de su anillo.