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Juez y parte

Zoido, alcalde, presidente del PP (A) y parlamentario andaluz, entre otros, se dispersa aún más y se mete a presidente de la Autoridad Portuaria en lugar de Manuel Fernández, a quien ha arrebatado la bandera del dragado, con lo cual se arriesga a atraer las iras de todos los contrarios. El también alcalde de Sevilla en los ratos que le dejan esas ocupaciones, organizó una cumbre en Madrid con Arias Cañete en la que vendió la burra de que estuvieron (esperemos que se pagaran el viaje de sus bolsillos y no del nuestro) todos los afectados por el proyecto, como la Confederación Hidrográfica, regantes y arroceros. ¿Todos? ¡Pero si dejó fuera a los ecologistas, los científicos del dictamen sobre el río, el Consejo de Doñana y hasta a la Junta de Andalucía! A esto se le llama tratar de ser juez y parte a la vez representando sólo a la mitad de la cuestión. Para colmo, Cañete le recordó que no puede haber dragado sin papeles (DIA) y sin blindar antes las márgenes, Doñana y el arrozal. O sea, que Zoido fuese y no hubo nada. Y Fernández, encantado de tenerlo de pararrayos.

 

Transparencia

Griñán retó a Zoido a que, como ha hecho ya él mismo, haga pública su declaración de la renta para demostrar que no ha cobrado sobresueldos de su partido. El también alcalde de Sevilla y presidente del PP (A) guardó la misma actitud que el título de la película de Elia Kazan, la ley del silencio, y luego fuentes de su entorno dijeron que no iba a hacerle el juego al presidente de la Junta.

Es curioso que el alcalde que siempre prometía luces y taquígrafos y que milita en un partido que ha hecho de la ley de Transparencia el santo y seña del mandato de Rajoy considere una afrenta que le pidan su declaración del IRPF.

Aquí es posible consultar hasta las declaraciones fiscales de los ministros y del  presidente de Francia, François Hollande, los cuales las colgaron en Internet tras el escándalo Cahuzac, pero no la de ciertos políticos nuestros, que presumen de lo que carecen.

Por eso quedé doblemente sorprendido cuando el mismo día del rifirrafe parlamentario entre Griñán y Zoido recibí la inesperada y educada llamada de todo un caballero, Benito Navarrete, comisario de la exposición ‘Las Santas de Zurbarán. Devoción y Persuasión’, que he visto como uno más de los 5.000 primeros visitantes de la muestra. No voy a repetirme aquí y ahora en mis argumentos en pro (magnífica idea la de convertir nuestra cultura en un activo económico exportable) y en contra (si cuesta dinero al contribuyente con esta crisis galopante y no se autofinancia, es un lujo que contradice los tijeretazos de Zoido a la cultura sevillana) de la iniciativa.

Navarrete, respetuoso aun en la discrepancia como padre de la criatura, sólo quería aclarar mi expresión de que había sido un fichaje “a golpe de talonario” (por mi parte, no tanto en el sentido crematístico como de que se trataba de un externo al Ayuntamiento), y para demostrarme que no se trataba de una incorporación en plan estrella, como las del fútbol, me pedía mi correo para enviarme sus declaraciones del IRPF.

Fiado de su palabra y por más que me resistí, no hubo manera: me ha enviado sus últimos ejercicios fiscales, en los que, sólo por su insistencia, he verificado que, efectivamente, ha perdido dinero con el cambio de Madrid a Sevilla, y bastante. Más que bastante, hasta mucho.

O sea, que el comisario de las ‘Santas’ no ha venido a Sevilla para ganar más dinero, sino por amor al Arte.

Decía Benito Navarrete que él, en política, había devenido en ‘zoidista’.

Pues yo, en materia de transparencia, habré de confesarme ‘benitista’.

 

La paciencia también se agota

El próximo día 11 de junio se cumplirán dos años desde la toma de posesión como alcalde de Juan Ignacio Zoido y, por tanto, el ecuador de su mandato. Al día siguiente se iniciará la inexorable cuenta atrás para una nueva cita con las urnas, porque a partir de ese momento el tiempo que le quede como alcalde será menor del que ya ha ejercido como tal.

El pórtico de ese cruce del ecuador puede situarse en el próximo miércoles, día 22 de mayo, cuando se cumplen dos años de las elecciones municipales que otorgaron a Zoido, con el voto prestado que él había pedido expresamente a los simpatizantes de otros partidos y a barrios tradicionalmente de izquierdas, la mayoría más absoluta que ha obtenido un alcalde (en puridad su partido, el PP) en la historia de nuestra Democracia: 20 concejales.

Juan Ignacio Zoido suscitó más ilusiones y esperanzas que ningún otro alcaldable en los 30 años anteriores, en parte por el agotamiento del proyecto encarnado por Monteseirín y los continuos despilfarros megalómanos de su final de ciclo (desde el sobrecoste multimillonario de las ‘Setas’ de la Encarnación hasta la ilegalidad de la biblioteca universitaria en el Prado, que impulsó desde el Ayuntamiento con la complicidad de un par de rectores políticamente afines); en parte por los efectos de la peor crisis económica que se recuerda y que, entonces en su tercer año, golpeaba a cada vez mayor número de sevillanos (77.000 parados en la ciudad en el momento de celebrarse las elecciones municipales el 22 de mayo de 2011); y, finalmente, porque Zoido le había prometido a todo el mundo durante los cuatro años que se llevó estrechando manos por los barrios lo que la gente quería oír, desde convertirse por oposición a Monteseirín y Torrijos en el ‘alcalde del empleo’, hasta satisfacer las demandas de equipamiento pendientes y el desbloqueo, en 15 ó en 60 días, de temas urbanísticos/económicos como Tablada y la segunda tienda de Ikea.

PIDE MÁS TIEMPO

Por prometer, al menos implícita o subliminalmente, Zoido prometió cuando se hallaba en la oposición hasta frenar la construcción de la por entonces incipiente torre Pelli -como hizo Monteseirín apenas convertirse en alcalde con el edificio proyectado por Moneo en el Prado-,  un rascacielos en la Cartuja sobre el que no ocultaba su disconformidad.

Con motivo del segundo aniversario de las elecciones municipales del 22 de mayo de 2011, que no realmente de su toma de posesión como alcalde, Zoido ha concedido unas declaraciones al diario ABC, tan faltas de contenido que el rotativo no ha podido encontrar mejor título que éste: “Lo único que le pido a los sevillanos es que tengan paciencia”.

Zoido ha pasado de decir “no hemos podido hacer más”, como balance-resumen que hizo del primer aniversario de su toma de posesión como alcalde hace ahora casi un año, a este ruego de paciencia, que viene a ser una variación de la frase anterior y que parece más propia de un alcalde recién llegado al cargo el 11 de junio de 2011 que de un regidor que lleva ya casi dos años gobernando los destinos de la ciudad. Tomando como referencia el propio discurso del alcalde, es como si aún estuviéramos en el kilómetro o minuto cero de su mandato, cuando en realidad ya ha recorrido la mitad del trayecto marcado sin que se haya apreciado un cambio significativo para mejorar la ciudad.

UN DATO OBJETIVO

Este es el típico momento/encrucijada en que para hacer un balance basta con preguntarse si Sevilla está mejor, igual o peor que antes de la llegada de Zoido. Independientemente de la percepción que tenga cada ciudadano, hay un dato objetivo de referencia, en línea con la principal promesa -y también principal problema que tenemos- durante su etapa en la oposición y en la campaña electoral: convertirse en el ‘alcalde del empleo’. Pues bien, cuando Zoido llegó a la Alcaldía Sevilla tenía 77.000 parados en números redondos. Dos años después tiene 89.661. Casi 13.000 más.

La variante del discurso de Zoido en este sentido es decir que carece de competencias en la materia, una afirmación con efecto ‘boomerang’ sobre su imagen, por dos razones esenciales.

1) Demostración de frivolidad política, por haber prometido algo que no estaba en su mano. Por lo tanto, habría firmado un contrato social fraudulento con quienes le votaron con esa esperanza, en una promesa similar a la del “pleno empleo” del que hablaba en su día Monteseirín.

2) Si carece de competencias, ¿no es una enorme contradicción que haya creado y mantenga una Delegación de Empleo, a cuyo frente ha puesto a Gregorio Serrano?

Zoido, con dos años a sus espaldas como alcalde, aún pide a los sevillanos un acto de fe en él, como cuando se encontraba en la oposición , y recurre a la metáfora del hortelano: “antes de recoger hay que sembrar, y nosotros estamos preparando la tierra, sembrando, y en los dos próximos años vamos a tener una buena cosecha en beneficio de todos los sevillanos, no de unos pocos…. Es ahora cuando hay que desarrollar los proyectos que hemos estado en los últimos años”.

SIN BROTES VERDES

El problema es que, de momento, la opinión pública no percibe qué ha estado gestando Zoido en estos años y que cuando le han pedido que cite al menos un proyecto no ya para este año, sino para 2014, se ha limitado a contestar con un genérico “habrá muchos”, pero sin concretar absolutamente nada. O hay brotes verdes pronto, o Zoido no va a tener tiempo de recolectar la cosecha para el mercado político y venderla dentro de dos años, cuando se celebren las próximas elecciones municipales.

Y el segundo problema que tiene Zoido en su cuenta atrás para la cita con las urnas es que su cosecha debe responder a las grandes expectativas que generó en su día, las mismas por las que consiguió 20 concejales. Para seguir con la metáfora hortelana, en la línea de Miguel Hernández y su Elegía, Zoido necesita una cosecha rápida y, además, abundante, con la que contentar a tantos votantes como los que tuvo el 22-M de 2011.

En previsión de que los brotes aún no nacidos no alcancen siquiera a madurar, el alcalde ya busca la tormenta perfecta de pedrisco a la que culpar de la falta de frutos de su gestión: la Junta de Andalucía, porque, según declara, boicotea sin sentido los grandes proyectos cuya ejecución habría revertido la situación si no hubieran sido obstaculizados por el Gobierno autónomo. En la lista negra que imputa a la Junta, Zoido incluye Altadis, la Gavidia, las Atarazanas, Ikea y los aparcamientos, por lo que amenaza con denunciarla ante los Tribunales y movilizar en su contra a los sevillanos.

Curiosamente, ni Zoido ni la patronal, denunciaron ante los Tribunales, ni antes ni ahora, la actuación sin precedentes de Monteseirín que sí puede acabar provocando un gran perjuicio a la ciudad y que si no se ha evidenciado ya es por el parón económico que ha supuesto la crisis: los 200 millones de euros recaudados por los convenios urbanísticos para desarrollar nuevos barrios en la ciudad y que el anterior alcalde gastó, en vez de en urbanizar los terrenos para facilitar la construcción de nuevas viviendas, en “la ciudad consolidada”, un eufemismo para ocultar que los asignó a las ‘Setas’ de la Encarnación y otros programas en el Centro.

EL PGOU, CLAVE

De los proyectos citados por Zoido, sólo el de la Gavidia y los aparcamientos en la Alameda y el Prado puede imputarlos a la oposición de la Junta, porque no se tienen noticias de iniciativas empresariales para Altadis; en Ikea, el Ayuntamiento no pidió hasta hace sólo unos meses el desvío de las vías pecuarias existentes en el terreno elegido, y sobre las Atarazanas cabe recordar que la demora y exigencias del Consistorio para conceder la licencia provocaron la huida de La Caixa a la torre Pelli, tan efusivamente saludada por el propio alcalde, el cual se olvida curiosamente de incluir en la lista otro proyecto frustrado por las mismas razones que el anterior: el de Decathlon en la Cartuja.

En una Democracia garantista como la nuestra, la Junta se remite a las disposiciones del propio PGOU de Sevilla y del modelo de ciudad diseñado en el mismo para fundamentar su rechazo a las pretensiones municipales de tratar de modificarlo por la vía de los atajos urbanísticos. Por eso el Ayuntamiento, en vez de acudir a los Tribunales, en un puro artificio político sin base jurídica, anuncia, sin mucha convicción, una “actualización” del documento urbanístico.

Pero, ojo, una cosa son modificaciones puntuales y recalificaciones (el gobierno local ha tramitado ya ocho) y otra muy distinta es redactar un nuevo Plan, que tiene una tramitación perfectamente reglada. Recuérdese que desde que se aprobó el llamado Metaplan durante los gobiernos de coalición PSOE-IU hasta que se aprobó de forma definitiva el PGOU vigente (2006) transcurrieron seis años, cuando a Zoido le quedan sólo dos de mandato. Por tanto, tampoco es probable que a Zoido le dé tiempo a rematar un nuevo PGOU ni que éste, cuando aún queda por desarrollar tanto del vigente, sea la panacea para los males de Sevilla.

Con un superávit de 45 millones de euros en el último ejercicio tras meter las tijeras por doquier, Zoido tampoco puede invocar ya la herencia recibida. Tiene aún dos años por delante y ya no puede pedirles más tiempo a los sevillanos como si éstos fueran el santo Job. La paciencia también tiene fecha de caducidad: las próximas elecciones municipales.

 

Una oportunidad perdida

El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, ha perdido la magnífica oportunidad que le proporcionaba la obligada sustitución -por la sentencia del Tribunal Constitucional- del delegado de Seguridad y Movilidad, Demetrio Cabello, para haber hecho una remodelación profunda de su gobierno de cara a afrontar la segunda parte de su mandato, ya que en puridad no ha hecho cambio alguno, sino que se ha limitado a nombrar como sustituto, pero sin relevarlo de sus funciones actuales, al actual portavoz del grupo municipal Popular, Juan Bueno.

El único movimiento de pieza en el tablero subraya algunas paradojas por parte de Zoido:

1) El nombramiento inicial de un comisario de Policía jubilado, como era Demetrio Cabello, y pese a que no era concejal electo ponía de manifiesto el desequilibrio en la confección de la lista electoral, ya que en el equipo con más concejales de la historia reciente de nuestra Democracia (20, incluido el propio Zoido), el alcalde no había pensado en nadie durante sus cuatro años de oposición para ocupar una de las delegaciones más importantes en cualquier gobierno y tuvo que recurrir a un externo, un ‘dedil’, figura que ha sido tumbada ahora por el Tribunal Constitucional en su sentencia.

2) En ese grupo de la mayoría súper absoluta y compuesto por veinte ediles, en vez de repartir las competencias de gobierno entre un mayor número de concejales para que así, y al menos teóricamente, le pudieran dedicar más tiempo y servir mejor a los ciudadanos, Zoido optó por lo contrario: la figura de los ‘macrodelegados’ que concentran en su persona el ejercicio de variadas funciones.

Es el caso de Gregorio Serrano, que ostenta nada menos que cuatro competencias: Empleo, Economía, Turismo y Fiestas Mayores. En paralelo a su figura está la de Maximiliano Vílchez, delegado de Urbanismo y Medio Ambiente, a quien compete desde la aplicación y revisiones del Plan General de Ordenación Urbana, hasta los Parques y Jardines, pasado por el ahora súper conflictivo tema de la vivienda a través de la empresa pública Emvisesa y el no menos históricamente conflictivo asunto de la limpieza de la ciudad por medio de Lipasam, que a principios de año desató la peor huelga que se recuerda en el servicio de recogida de basuras.

3) Zoido, ahora, acentúa la concentración de poder  en pocas manos con el nombramiento de Juan Bueno como nuevo delegado de Seguridad y Movilidad en vez de repartir juego entre sus concejales. Bueno sigue siendo el portavoz del grupo municipal del PP y, de puertas afuera, presidente provincial del partido en Sevilla.

Con esta decisión, el mensaje que lanza Zoido, interna y externamente, es que su equipo está claramente diferenciado entre un núcleo duro de personas de su máxima confianza (Juan Bueno, Gregorio Serrano, Maximiliano Vílchez y Asunción Fley, la dama de hierro encargada de meter las tijeras en las cuentas de cada delegación, sin compasión) y el resto. La misión de estos últimos se circunscribe a gestionar los distritos, donde a medida que el tiempo corre hacia una nueva cita con las urnas se pelea ya a cara de perro con la oposición, como demuestra la bronca política en las últimas semanas en el distrito Macarena.

SIN BANQUILLO

El PP y algunos analistas políticos venían destacando la falta de banquillo del PSOE en el Ayuntamiento con Juan Espadas al frente, pero cabe hacerse la misma reflexión mirando al grupo municipal Popular. Pese a que casi duplica en número al Socialista, tres personas de un equipo de veinte son las responsables de nueve áreas distintas, incluida la Portavocía del grupo municipal, lo cual puede redundar en un menor grado de eficacia por pura razón matemática: no es lo mismo dedicar todo el tiempo a atender una sola función que a repartirlo entre tres.

Ese grado de dispersión puede volver en contra de los intereses del propio Zoido, que en el ecuador de su mandato necesita darle un mayor impulso a la gestión de su gobierno para que los ciudadanos perciban algo más que una política de recortes y remisiones a la herencia recibida y a la crisis económica, máxime cuando el alcalde pregonaba en sus tiempos de oposición que tenía plena consciencia de cómo iba a dejarle Monteseirín la ciudad y que tenía previsto cumplir todas sus promesas pese a las ya por entonces adversas circunstancias existentes.

APUESTA FRUSTRADA

La obligada salida de Demetrio Cabello como delegado de Seguridad y Movilidad ha supuesto un indisimulado contratiempo para Zoido. Primero, porque este edil no electo, de perfil puramente técnico y a veces hasta políticamente incorrecto en sus expresiones, era su gran apuesta personal para tratar de domeñar al díscolo cuerpo de la Policía Local. Segundo, porque le ha obligado a esta remodelación, aunque haya sido mínima, y a concentrar aún más el poder en un reducido número de personas. Esta concentración, aun siendo obvia, no deja de generar tensiones internas en el conjunto del grupo Popular, donde hay ambiciones insatisfechas y expectativas creadas durante el periodo de oposición que no se han cumplido. Y, tercero, porque por su carácter y su bonhomía personal, de Zoido cabría decir lo mismo que se dice de Rajoy: no se conoce que nunca haya destituido a nadie.

Zoido, más que gobernar con mayoría absoluta, demuestra que gobierna sólo con una minoría dentro de su grupo y el nombramiento de Juan Bueno vuelve a acentuar la sensación de postergación  que experimenta buena parte de sus concejales.

QUEBRADEROS DE CABEZA

Pese a las loas con que el alcalde ha despedido a Demetrio Cabello -”llegó con una misión y se va con la cabeza muy alta”, ha dicho del antiguo comisario de Policía-  lo cierto es que la de Seguridad y Movilidad ha sido el área más conflictiva y que más quebraderos de cabeza ha dado al gobierno del PP en estos dos años de mandato.

Cabello ya se estrenó con la polémica derogación del Plan Centro de tráfico por la falsedad del argumento de que las videocámaras no funcionaban, un ‘affaire’ que derivó en una no menos polémica comisión de investigación que ha tardado en cerrarse en falso casi toda esta primera etapa del mandato. Otro escándalo de la Delegación fue el expolio sufrido por la antigua sede de la Policía Municipal en la isla de la Cartuja en vísperas de su devolución a la empresa constructora Detea y cuando aún se hallaba en manos del Ayuntamiento. La empresa acabó demandando una indemnización multimillonaria ante los tribunales.

Cabello tampoco ha podido acabar con las botellonas juveniles en la ciudad, pese al incremento de las sanciones  a quienes para desesperación de los vecinos  afectados siguen ingiriendo alcohol en las calles, ni con los gorrillas de Bami y otras zonas conflictivas, pese a incrementar exponencialmente el número de multas y hasta realizar una base de datos sobre los guardacoches como instrumento preventivo y de control.

Hasta el sector del taxi se ha adelantado a amargarle la hora del adiós a Demetrio Cabello presentando contra él una denuncia judicial por el cobro de tasas de ocupación en la vía pública, que tacha de abusivas, con afán meramente recaudatorio y al margen de la Ordenanza Municipal.

INFLEXIBILIDAD

El ya ex-delegado ha sufrido el disgusto de ver cómo el Defensor del Ciudadano, José Barranca, señalaba dos sectores bajo su competencia, el del taxi y el de la Policía Local, como los de peor imagen entre los sevillanos por una actitud para la que aquél no ahorró en calificativos. El episodio de los policías haciéndose la foto con la señal de la victoria y con el fajo de multas impuestas durante la Feria ha acabado por demostrar el fracaso del delegado en su intento de cambiar la conducta y la imagen externa de la Policía, el objetivo principal que le había marcado Zoido. Además, su inflexibilidad con las multas de tráfico (adquirió un segundo coche ‘ponemultas’) ha acabado por erosionar al propio Ayuntamiento.

Su sucesor, Juan Bueno, encuentra pendientes prácticamente todas las asignaturas en la delegación. El sindicato de la Policía Municipal le ha dado la bienvenida ensalzando su carácter dialogante y el hecho de que es un político en vez de un técnico como Cabello, hombre honesto que no entendía de componendas y que por eso mismo carecía de mano izquierda, la que precisará el nuevo delegado para cerrarle uno de los habituales focos de conflicto al alcalde.

 

 

 

El CIS y la margarita de Zoido

El secretario general del PP andaluz y alcalde de Tomares, José Luis Sanz, ha vuelto a resucitar el debate interno sobre la candidatura de Zoido a la Presidencia de la Junta de Andalucía en el peor momento posible para los populares en nuestra comunidad autónoma: el mismo día en que se difundía el último Barómetro Autonómico del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

El alcalde de Sevilla había despejado prácticamente esa incógnita en el sentido de concentrarse en sus tareas como regidor de la capital de Andalucía cuando, con motivo de la Feria de Abril, concedió una entrevista a la Cadena SER en la que, tras aludir a su doble condición de alcalde y de líder de la oposición a Griñán, le plantearon si se veía como candidato al sillón de San Telmo. Contestó que su preferencia era la Alcaldía de Sevilla. Su razonamiento era sencillo pero contundente: él es alcalde porque los sevillanos lo han elegido con sus votos en las urnas, mientras que es presidente del PP (A) porque así lo han querido sus compañeros de partido. El mensaje implícito era obvio: tiene un compromiso con los votantes sevillanos mayor que con sus correligionarios, lo cuales habían acudido a él como solución de emergencia tras la dimisión de Javier Arenas y para evitar un vacío de poder interno.

EL PARTIDO MANDA

Aunque todavía quedan, salvo adelanto del calendario por disolución del Parlamento y convocatoria de elecciones anticipadas, casi tres años para la cita con las urnas, la declaración de Zoido reconociendo implícitamente su interinazgo como líder del partido volvió a agitar las aguas internas y a dar bríos a quienes, sobre todo en Andalucía Oriental, propugnan que el PP andaluz tenga una cabeza visible proyectándose hacia las elecciones autonómicas como alternativa a Griñán antes que un líder que proclama sin ambages que su prioridad es sucederse a sí mismo como alcalde de Sevilla en unos comicios para los que sólo faltan dos años y ante los que debe echar el resto en su ciudad en el tiempo que le falta de mandato si quiere ser reelegido.

Quizás para acallar esas voces y poner freno a cualquier movimiento interno para tomar posiciones de cara a la batalla por el control del partido, José Luis Sanz concedió una entrevista a Canal Sur en la que dejó abierta la candidatura de Zoido a la Presidencia de la Junta. El también alcalde de Tomares, que sufre en el seno de su Ayuntamiento la polémica por las facturas de las mariscadas cargadas a las arcas municipales en plena crisis económica, afirma que aunque Zoido ha expresado su deseo de seguir siendo alcalde de Sevilla, “también ha afirmado que está a disposición del partido”.

Sanz se ha esforzado en transmitir el mensaje de que la decisión de Zoido sobre su futuro político no depende única y exclusivamente de él mismo, sino también de los dirigentes de su partido, por lo que si Rajoy, Cospedal, Arenas y los ocho secretarios provinciales andaluces acuerdan que el alcalde de Sevilla debe ser también el aspirante a la Presidencia de la Junta, tendrá que acatar esa decisión “sí o sí”.

PELIGRA LA MAYORÍA ABSOLUTA

El intento de reforzamiento de la dimensión andaluza de Zoido por parte de su mano derecha en el partido se ha producido justamente el mismo día en que se conocía el Barómetro Autonómico del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), al tiempo que su estudio general de opinión. Este último refleja un nuevo descenso en la intención de voto del PP, pero el partido del Gobierno incrementa paradójicamente su ventaja porque la caída del PSOE de Rubalcaba es aún superior a la suya, mientras siguen trasvasándose votos desde los partidos mayoritarios a los minoritarios, en especial IU y UPyD.

Se está dibujando un escenario político cada vez más fragmentado y con la posible necesidad en el horizonte de recurrir a coaliciones de dos e incluso más de dos fuerzas políticas para obtener una mayoría parlamentaria suficiente para gobernar. Un panorama a la italiana, con los movimientos alternativos, como les ha demandado María Dolores de Cospedal, pensando en concurrir a las elecciones para tratar de repetir el fenómeno de Beppe Grillo en Italia capitalizando el descontento popular con los políticos y la vieja política.

El PP, pues, teme perder la mayoría absoluta tanto en el conjunto de España como en algunos de sus feudos tradicionales, especialmente Madrid tras la marcha de Esperanza Aguirre, y Valencia, tras la salida de Camps y el escándalo de la trama Gürtel. El mantenimiento de la Moncloa en manos de Rajoy pasa por revalidar los gobiernos autonómicos madrileño y valenciano y de lograr al menos el mismo techo de votos que había logrado Arenas en Andalucía, donde superó en sufragios al PSOE en las tres últimas convocatorias electorales.

VARAPALO DEL CIS

Sin embargo, las perspectivas que se deducen del Barómetro Autonómico del CIS no son muy halagüeñas para el PP en Andalucía, el cual es percibido falto de liderazgo. A escala regional, el estudio del CIS muestra la misma desafección a la política y a los políticos que el nacional, donde ahora las instituciones más valoradas son la Guardia Civil y las Fuerzas Armadas y donde caen la Monarquía, los partidos políticos y el Parlamento.

Así, sólo el 18,8% de los andaluces califica de buena/muy buena la gestión de Griñán al frente de la Junta de Andalucía y tan sólo un 14,07% opina lo mismo de la labor del Gobierno autónomo; el presidente de la Junta inspira poca/ninguna confianza al 62,6% de los andaluces y el 40,01% de ellos cree que la situación política en nuestra comunidad es peor que la de España, y un 55,3% estima que la situación económica es peor/mucho peor que la del conjunto del país.

Esta percepción tan negativa de la realidad andaluza debería ser el caldo de cultivo idóneo para la oposición y su líder, pero no se traduce en un mayor apoyo para el PP (A) y Zoido, a los que, mutatis mutandi, les ocurre en Andalucía lo mismo que a Rubalcaba y al PSOE en el ámbito de España: que al ser peor valorados aún que el presidente y su Gobierno acaban por mejorar su posición relativa.

Y es que tan sólo un 5,2% del electorado estima que Zoido realiza una buena/muy buena gestión como líder de la oposición a Griñán; un 48,5% opina que su labor es mala/muy mala; un 35% la califica de regular y el resto, no sabe/no contesta.

El PP a las órdenes de Zoido no es percibido ahora como alternativa de Gobierno en Andalucía, porque cuando el CIS pregunta a los encuestados si creen que lo haría mejor que la Junta en caso de que los populares estuvieran en el Gobierno autonómico en vez de Griñán, hay una diferencia de entre 15 y más de 20 puntos en quienes piensan que lo haría peor en materias como vivienda, seguridad ciudadana, educación, desempleo, infraestructuras, sanidad, ecología, economía e inmigración. O sea, en ningún capítulo hay una mayoría de andaluces que piensen que Zoido lo haría mejor que Griñán.

VOTO VERGONZANTE

En las pasadas elecciones autonómicas andaluzas, el PP ganó con el 40,7% de los votos -si bien la posterior coalición PSOE-IU le privó de gobernar- en la comunidad, mientras que el PSOE obtuvo un 39,5%; IU, un 11,4%; UPyD, un 3,4%, y el PA, un 2,5%. Cuando ahora el CIS pregunta a quienes votaron en esas elecciones por el sentido de su voto entonces, un 2,5% reconoce haber votado a UPyD; un 10,5%, a IU y un 40,6%, al PSOE. Estas cifras, con pequeñas desviaciones arriba o abajo por el tiempo transcurrido, vienen a coincidir con aquellos resultados electorales. Y atención a los datos del PP: sólo un 24% reconoce haber dado su voto a los populares, ¡un 16,7% menos que en la realidad!

Esto significa que hay un voto vergonzante que ya no se reconoce en el PP, como ocurría a los simpatizantes socialistas en la última etapa de Zapatero, un votante que quiere olvidarse del apoyo otorgado al PP hace poco más de un año, en parte por las políticas de Rajoy y en parte por el bajo perfil de Zoido como sustituto de Arenas. Además, un 46,1% de los encuestados asegura que jamás votará al partido que preside Zoido en Andalucía, frente a un 25,9% que dice lo mismo del PSOE. Por tanto, el grado de rechazo visceral al PP supera en 20 puntos al que inspiran los socialistas.

Esta es la situación que refleja el CIS para el PP en Andalucía en el año transcurrido desde las últimas elecciones, la evolución del partido con Arenas como líder y con Zoido como sucesor, un líder de la oposición que no sólo no aprovecha el desgaste de Griñán por la crisis económica y otros factores, sino que es peor valorado aún que el presidente y por lo tanto no se erige como su posible alternativa.

Con este panorama de un PP (A) huérfano de liderazgo regional a ojos del electorado, cabe preguntarse cómo, según Sanz, dentro de su partido aún se deshoja la margarita de si Zoido debe ser también el candidato a la Presidencia de la Junta en San Telmo en vez de concentrarse en retener la Alcaldía de Sevilla.

Farol (as)

Tras las sentencias del Tribunal Supremo que ratifican el carácter no urbanizable de Tablada, Torrijos, con memoria de elefante, le ha recordado a Zoido su promesa de que él resolvería la cuestión de la dehesa en 15 días. Tiro de hemeroteca y entresaco una entrevista que le hicieron al alcalde en El Correo tan sólo cuatro días después de su toma de posesión y donde le mentaron lo mismo que ahora el portavoz de IU. He aquí su cuca respuesta: “Sí, pero yo estableceré cuándo empiezan a contar los 15 días. Hay otras prioridades, otros problemas. Si alguien quiere hacer ver que Tablada es una prioridad, le digo que no lo es. Como tampoco lo es cambiar farolas del Centro”. El alcalde que iba a poner a funcionar la ciudad como un reloj suizo se dedica a hacer trampas con el cronómetro a su conveniencia y acaba por contradecirse a sí mismo, ya que ha aprobado un gasto de 150.000 euros para sustituir las farolas del proyecto ‘La piel sensible’ pese a no ser -y menos en tiempos de crisis- una prioridad para él. En el Centro cambia las farolas y en Tablada iba de farol.

La foto

El portavoz socialista, Juan Espadas, intentó dar un golpe de efecto en el último Pleno al mostrar una imagen de Zoido jugando al tenis en la cancha que se montó en el estadio de la Cartuja durante los prolegómenos de la final de la Copa Davis entre España y Argentina, que nos dejó un agujero de un millón de euros.  “No vaya a repetir esta foto con este revés”, le espetó al alcalde. Rauda y llena de reflejos respuesta de éste: “Eso es un ‘drive’, señor Espadas”. Réplica pusilánime del líder de la oposición: “Ah, es que yo no sé de tenis”. Espadas fue por lana y salió trasquilado, pero sólo porque eligió la foto errónea. Entre las instantáneas que difundió el Gabinete de Prensa del alcalde cuando éste se adueñó de la pista como si fuera su cortijo particular para chupar cámara había una en la que se veía a Zoido sacando mientras pisaba la línea de fondo. Y éso es falta de pie y debió ser punto para su rival imaginario o real pero fuera de la foto. Así que en materia tenística, los dos políticos andan parejos: uno por no saber nada y el otro por pasarse de listo.

Baches

Hace días se coló en la prensa una carta que reflejaba la realidad que percibo en mi deambular por la ciudad. Un sevillano contaba cómo llevaba a diario en moto a su hija al colegio y ello le permitía comprobar el progresivo y avanzado deterioro de la feble capa asfáltica existente en las calles y avenidas por las que circulaba, incluyendo el entorno del Parlamento de Andalucía, en las Cinco Llagas. Y, consciente de que el también alcalde de Sevilla es diputado autonómico, se preguntaba si Zoido no se percataba de que muchas vías de comunicación están como un queso gruyère, con el riesgo que ello supone para conductores y viandantes, o era que ya no se baja del coche oficial ni se patea la ciudad. Al leer la misiva me vino a la memoria cómo el pueblo soberano, ante una situación similar a ésta, acabó rebautizando a Manuel Del Valle, finalmente sustituido por Luis Yáñez. Como Zoido no espabile y no invierta pronto los 9 millones de euros presupuestados para reparaciones en las calles, corre el riesgo de que lo equiparen a su antecesor en plan ‘Zoidobache’.

Contrasentido

Como los zoólogos que examinan la egagrópilas regurgitadas por ciertas aves para averiguar qué han comido, el Ayuntamiento se dedica a contabilizar las toneladas de residuos que dejan los visitantes en el Real para calificar o no de éxito la Feria de Abril: este año, un 7% más de basura que en la edición anterior, indicativo a juicio de nuestros munícipes de una mayor ingesta de comida y bebida, para jolgorio de Pedro Sánchez Cuerda, el presidente de los hosteleros. En este contexto, ya me dirán si ha tenido sentido la campaña publicitaria lanzada por Lipasam con una modelo vestida de flamenca para invitar a los sevillanos a ser limpios durante la fiesta y no generar residuos. Si la campaña de la empresa municipal de la limpieza hubiera sido un rotundo éxito, a estas horas ni Zoido ni su delegado de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano, estarían alardeando del resultado económico del evento. Así que imagino que Jesús Maza le leerá la cartilla a Lipasam para que el año próximo cambie de discurso y aconseje lo contrario que ahora: ¡Más basura, que ésto es la Feria!

Dilemas

El delegado de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano, que durante la Feria ha cedido protagonismo al de Seguridad Ciudadana, Demetrio Cabello, como portavoz municipal para el festejo pese a ser ni la especialidad ni la competencia de este último, compareció por fin ante los medios de comunicación el pasado sábado y confesó el dilema en que ya se halla sumido el Ayuntamiento para la organización de la edición de 2014, la que será tercera Feria del mandato de Zoido.

Conforme al calendario del año próximo, el Domingo de Ramos será el 13 de abril, y el de Resurrección , el 20 de abril, por cierto XXII aniversario de la Exposición Universal de 1992. Como es sabido, tradicionalmente se suele dejar un margen de dos semanas entre la Semana Santa y la Feria. Pero, en tal caso, el evento tendría que inaugurarse con el alumbrado de la portada y del recinto el 5 de mayo, lunes, y celebrarse hasta el día 11 de mayo.

-Primera consecuencia: la Feria de Abril, con 166 años de historia, dejaría de responder a su denominación oficial para convertirse en una feria de mayo. Un contrasentido, aunque pudiera contemplarse como excepción en las Ordenanzas que la regulan.

-Segunda consecuencia: El 1 de mayo, festivo nacional, es jueves, con lo cual la preFeria empezaría prácticamente el miércoles 30 de abril. Con un pórtico tan largo las ganas de fiesta podrían debilitarse para la Feria propiamente dicha, cuya clausura debería ser el 11 de mayo.

-Tercera consecuencia: El 2 de mayo, viernes, será fiesta local en Madrid. Dado que el 1 de mayo es también fiesta, los madrileños tendrán la posibilidad (si el Gobierno de Rajoy no los ha prohibido para entonces por aquella idea de pasar todos los festivos entre semana a los lunes)  de disfrutar de días libres desde la tarde del miércoles 30 de abril hasta el domingo 4 de mayo, pero Sevilla perdería mucho atractivo para ellos y dejaría de ser un destino preferente con la Feria iniciándose el lunes 5, ya con ellos de vuelta a la capital de España. Así pues, gran parte, por no decir todo, del turismo capitalino que podría venir a Sevilla por la Feria de Abril en abril se perdería con la Feria de Abril en mayo, un ´handicap’ aún más destacable en estos tiempos de crisis económica.

PROCLIVE A MAYO

Gregorio Serrano ha dejado el tema en suspenso, aunque no puede diferirlo ‘ad calendas graecas’ porque en función de las fechas de la Feria de Abril de Sevilla se organizan otros festejos en la provincia  y, sobre todo, el calendario de los feriantes y de los propietarios de las atracciones que se instalan en la calle del Infierno para prácticamente todo el año.

No obstante, el delegado de Empleo, Economía, Fiestas Mayores y Turismo ya se ha mostrado proclive a posponer la Feria al 5 de mayo, según se desprende de sus declaraciones: “No podemos convertir en dogma que tenga que empezar en abril”.

Para Serrano, disponer de tan sólo siete días (en puridad, ocho) entre la Semana Santa y la Feria supone un riesgo en materia de seguridad y operatividad, ya que hay que desactivar el plan que se organiza para la primera y activar el específico para la segunda.

A lo largo de los 166 años de historia de la Feria, han sido numerosas las ocasiones en que el Ayuntamiento de turno se ha visto enfrentado al mismo dilema en que ahora se encuentra el presidido por Zoido y la inmensa mayoría de los mismos procuró que el festejo se iniciara en el mes de abril  y no en mayo, para hacer honor a la tradición y a su denominación oficial de Feria de Abril.

VERTIENTE ECONÓMICA

Al plantear estas dudas, Serrano está lanzando el mensaje de que el gobierno de Zoido no se ve con capacidad para afrontar el reto que, sin los mismos medios técnicos y recursos humanos que existen ahora, tuvieron que asumir corporaciones municipales en otras etapas históricas. Asimismo, resultaría paradójico que fuera un alcalde tan amante de las tradiciones como Zoido el que en su tercera Feria de Abril adoptara la decisión de retrasarla a la primera semana de mayo y en contra, además, de los intereses de los tres sectores económicos que más apoyo le han prestado hasta ahora y a los que más tiene en cuenta a la hora de gobernar: hosteleros, hoteleros y comerciantes.

Para éstos, sin duda, no sería lo mismo, ni mucho menos, una Feria de Abril en abril, con la avalancha en su segunda mitad de madrileños por los festivos del 1 y 2 de mayo, que una Feria de Abril en mayo y sin los turistas de Madrid.

Veremos qué prima más en Gregorio Serrano, si sus facetas de delegado de Empleo, Economía y Turismo o la de, también, delegado de Fiestas Mayores.

EL FESTIVO EN FERIA

El calendario no sólo marcará el devenir de la Feria de 2014, sino que también lo ha hecho con la de 2013 al propiciar la declaración como festivo del pasado miércoles y sustanciar en ese sentido el debate entre quienes se lamentaban de que Sevilla fuera una de las pocas ciudades, por no decir la única, que no decretaba un día de fiesta local durante su Feria y quienes abogaban por mantener el ‘statu quo’ vigente hasta este año.

Como es sabido, cada municipio tiene derecho a designar dos días del año como fiestas locales. También tradicionalmente, en Sevilla suelen elegirse el día del patrón, San Fernando (30 de mayo), y el jueves del Corpus Christi, la procesión en la que Zoido fue aclamado popularmente al poco de su toma de posesión como alcalde.

Este año, el día de San Fernando y el Corpus Christi coinciden el 30 de mayo, lo que ha permitido trasladar una de las fiestas locales al miércoles de esta Feria. Esta circunstancia propició una mayor afluencia de público a y hasta mitad de la semana, pero como contrapartida, las crónicas periodísticas han reflejado un descenso también más acusado que otros años en la recta final, donde es habitual observar un decaimiento y esperar a que sean los sevillanos de la provincia y los turistas quienes campen a sus anchas por el recinto y compensen el éxodo de quienes, cansados de fiesta, prefieren -como preconizaba Monteseirín- irse a la playa y dejar su sitio a los forasteros.

DECAIMIENTO

De esta manera lo reflejaba en su crónica de ayer en El Correo Manuel J. Fernández, en estos términos: “Pero el termómetro se relaja un poco al igual que el público, que ha descendido tanto dentro como fuera de las casetas. En las privadas, las de los socios, empiezan a dominar los claros y hasta hay muchas completamente vacías en la que camareros y cocineros están de brazos cruzados. Así, por ejemplo, el número 187 de Juan Belmonte es un verdadero desierto. A las cuatro de la tarde no hay ni un alma y la freidora ni siquiera se ha encendido….”.

La duda razonable que cabe plantearse es si de no haber mediado un festivo este año a la gente se le hubiera quitado las ganas de Feria ya a partir del jueves y hubiera acudido más en masa hasta el final al campo de Los Remedios.

El Ayuntamiento ha obviado conclusión alguna sobre la experiencia del festivo de este año y por tanto su posición sobre este debate que, cual Guadiana, aparece y desaparece en el tiempo, pero cabe inferir que como en 2014 no habrá conjunción astral que propicie otra vez la celebración en el mismo día de la festividad de San Fernando y del Corpus Christi, Gregorio Serrano ya tiene resuelto el dilema y no es probable que haya festividad local en Feria.