La colmatación del entorno del estadio con la mole terciaria de 31.500 m2 que obstaculizaría su evacuación en caso de emergencia es una cuestión mucho más importante que el que haya o deje de haber un centro comercial
Un proverbio oriental dice que «cuando el sabio señala la Luna, el necio mira el dedo», para significar que en vez de concentrar nuestra atención en las cuestiones importantes nos distraemos con las accesorias. Y esto es lo que está ocurriendo en el debate sobre el Avance del Estudio de Ordenación de la parcela del Betis: la atención se está poniendo en si habrá o no centro comercial en la franja de suelo público contigua al estadio que pretende anexionarse la sociedad anónima deportiva Real Betis Balompié (equivalente a una empresa privada con ánimo de lucro, lejos ya de la imagen romántica de un mero club de fútbol del que eran dueños sus socios y aficionados) en vez de en las condiciones de seguridad y de evacuación en caso de emergencia de una masa de 60.000 espectadores, condiciones a las que acabaría afectando la construcción de una mole para uso terciario de 31.500 m2 y una altura máxima de 47 metros.
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