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Mi Guía práctica de Estocolmo para ahorrar tiempo y dinero

Que nadie deje de ir a Estocolmo por razones económicas mientras pueda aprovechar un vuelo de bajo coste. Este podría ser el “leitmotiv” del libro electrónico ‘Mi Guía práctica de Estocolmo para ahorrar tiempo y dinero’, que he publicado en Amazon.

 

Aunque  está en formato kindle puede leerse en cualquier dispositivo (lector electrónico o e-reader, ordenador, tableta, teléfono móvil) descargándose la aplicación kindle, bien para Windows bien para Macintosh, desde el propio portal de amazon (basta escribir en su buscador las palabras aplicación kindle) o desde Google Play (Play Store). Dejo aquí de todas maneras un enlace a un texto que lo explica con mayor detalle:

https://blog.ebrolis.com/2016/02/18/como-leer-libros-para-kindle-en-tu-tablet-e-reader-o-telefono/

Efectivamente, la capital de Suecia tiene fama de ser una de las ciudades más caras de Europa, pero con la información que ofrezco en esta Guía se pueden obtener precios asequibles en comida y estancia a una calidad razonable conociendo desde las aplicaciones sobre comida callejera hasta alojamientos en sitios tan dispares como antiguos aviones y hoteles flotantes; y llegando hasta la cúspide gastronómica, los restaurantes galardonados con estrellas Michelin, para quien quiera o pueda elegir. Desde lo básico hasta el “delicatessen”.

La Guía quizás debería empezar a leerse por el final, por el capítulo dedicado a mapas, audioguías y aplicaciones de la máxima utilidad en Estocolmo. Es la respuesta a la falta de material existente en España sobre la bellísima capital de Suecia. En su día sólo pude conseguir, y por encargo especial de la Casa del Libro, un insuficiente plano de Estocolmo que se reducía a su casco antiguo, la isla de Gamla Stan, y poco más.

Por eso, en la Guía ofrezco enlaces a sitios donde consultar o descargarse más de 60 mapas de todo tipo con los que preparar el viaje y manejarse una vez allí, desde planos de la ciudad hasta del aeropuerto de Arlanda, estaciones ferroviarias y de autobuses, red de Metro, trenes de cercanías, puertos, líneas de ferries, carriles-bici, aparcamientos, rutas… sin contar documentación sobre museos, como el fabuloso dedicado al barco Vasa (extraído del fondo del mar más de 300 años después de su hundimiento, en una aventura digna de Indiana Jones), palacios y castillos; audioguías y aplicaciones para hacerse la vida más fácil y disfrutar de la enorme oferta cultural, patrimonial y de eventos de la ciudad.

Y este material se complementa con un capítulo dedicado al cuadrante horario de los museos, isla por isla, que permite obtener una visión rápida y global del tiempo en que aquéllos permanecen abiertos, para así poder adoptar decisiones de forma rápida sobre qué visitar y cuándo y estirar al máximo las horas de estancia en la ciudad.

Aprendiendo a combinar toda la oferta (se especifica lo que es gratis totalmente o parcialmente, medio gratis y de pago) se puede gozar de un programa de primer nivel por el equivalente a 60 euros, comida y alojamiento aparte.

En la Guía se abordan cuestiones que son claves, como la elección de las fechas del viaje, de la cual depende poder aprovechar al máximo la estancia en Estocolmo o de forma limitada, debido a las peculiaridades del calendario sueco.

Asimismo, es fundamental saber cómo funciona el proceso de compra de la tarjeta turística y de las de transportes, ya se realice a distancia por Internet o bien una vez llegados a Estocolmo; y las singularidades de los diferentes medios de locomoción, para no verse obligados a pagar tasas inesperadas.

En la Guía se incluyen diversas tablas con los datos meteorológicos mes por mes en la capital sueca, para saber a qué atenerse en materia de lluvia, nieve, niebla, sol, temperaturas, horas de luz…y enlaces a portales meteorológicos suecos para la predicción del tiempo.

Otra cuestión esencial es el dinero, ya que Suecia es el país del mundo donde más se paga con tarjeta, hasta un simple helado, y menos con dinero en efectivo, razón de más para saber por qué, a pesar de ello, hay que llevarse u obtener en la ciudad y dónde coronas suecas, la divisa del país, especialmente en monedas.

Hay un capítulo dedicado a disfrutar de la ciudad con niños, para quienes es un paraíso (desde Junibacken,  dedicado a Astrid Lindgren,  la autora de Pipi Calzaslargas, hasta el museo del Juguete, habilitado en antiguos túneles militares, pasando por el fantástico Museo de Historia Natural, donde pueden verse películas en formato Imax como en el Omnimax de la Expo-92 de Sevilla)  y otros a las excursiones que se pueden hacer por el lago Mälaren y por el Archipiélago de las 24.000 islas. Con la información facilitada, que abarca todos los museos y excursiones incluidos en la tarjeta turística (cerca de 70),  el lector puede planificarse su propio programa, si bien le ayudo con tres capítulos de recomendaciones paso a paso sobre a dónde ir en un día sin lluvia,  en un día lluvioso y en un tercer día, con todo tipo de claves para sacar el máximo partido a cada jornada y estirar el tiempo. Además, hay un capítulo dedicado a las compras en la ciudad, desde ropa a “souvenirs” y genuinos productos de diseño sueco, incluyendo cómo poder ir gratis a una de las tiendas de Ikea más grandes del mundo, situada a 30 kilómetros de Estocolmo.

En las 386 páginas ( con 176 fotos y multitud de enlaces a otras fuentes de información) de la obra se incluye un capítulo con datos útiles, desde cómo actuar en caso de un problema de salud (médicos, farmacias) o de seguridad a cómo usar las consignas para  dejar equipaje, a fin de facilitar el viaje y la estancia en Estocolmo, la “Venecia del Norte”.

https://www.amazon.es/pr%C3%A1ctica-Estocolmo-ahorrar-tiempo-dinero-ebook/dp/B07P1CQ3BY/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1551172766&sr=8-1&keywords=mi+guia+practica+de+Estocolmo

 

 

 

El cochecito

El aún presidente del Parlamento de Andalucía, Manuel Gracia, ha tratado de justificar ‘a posteriori’ la frustrada subida en 400 euros mensuales de sus dietas de desplazamiento, amén de las de la plana mayor de la Cámara,  con el argumento de que como hacía un uso “restringido” de su coche oficial – un Audi, se supone que de alta gama- porque viajaba desde su domicilio hasta el antiguo hospital de las Cinco Llagas en su propio automóvil -un Renault-  tenía que compensarse los gastos que esto le causaba.

O sea, que el presidente de la Cámara autonómica parece que no tiene suficiente con los 6.557 euros mensuales que cobra y necesitaba 400 más para redondearse hasta casi los los 7.000, a cambio de ofrecer como contrapartida el rodaje de su coche, no vaya a ser que se le oxide por falta de uso.

Gracias a Gracia, los andaluces que cada día se desplazan a su puesto de trabajo en sus automóviles privados y pagándose de sus bolsillos el carburante, el aparcamiento, el coste de cualquier incidencia que sufran y las reparaciones mecánicas o de la carrocería, se han enterado de que su señoría goza del privilegio de un Audi gratis para que lo lleve y traiga a y desde su despacho a su domicilio particular, y no sólo y exclusivamente para moverse, como sí parece lógico, desde el Parlamento hasta los actos oficiales a que se vea obligado a ir por su rango institucional.

¿Por qué un médico con residencia en Sevilla y plaza temporal en un hospital de Huelva capital o Minas de Riotinto, por ejemplo, ha de pagarse diariamente el viaje a su centro sanitario si no quiere mudarse de residencia para que sus hijos no pierdan sus raíces y su ambiente educativo y el presidente del Parlamento andaluz dispone de vehículo y chófer oficiales a costa del contribuyente,  o un parlamentario que viva a similar distancia de la Cámara que aquéllos de su hospital cobren una dieta de 200 euros semanales por desplazamiento, además de los 3.020 euros mensuales del sueldo?

Cuando el PSOE llegó al Poder en el año 1982 con Felipe González a la cabeza, casi de la misma generación que Gracia, los socialistas ponían de ejemplo de socialdemocracia al primer ministro sueco, Olof Palme, porque iba a su oficina andando o en bicicleta. Más de treinta años después, Manuel Gracia nos ha demostrado que aun pudiendo ir a su despacho al menos en su coche particular, no estaba dispuesto a ahorrarle al contribuyente ni un solo euro pese a la crisis,  y quería darle a su vehículo el mismo rango que al coche oficial.