Archivo de la etiqueta: publicidad

El Correo de Andalucía

Me llega un tuit del alcalde en el que da todo su apoyo y ánimo a los trabajadores de El Correo de Andalucía, “que -dice- defienden su empleo y la continuidad de un diario centenario”. Me indigna tanta hipocresía. La situación del decano de la prensa se vuelve contra la política de comunicación de Zoido y su arbitrario reparto de la publicidad institucional, que debería regirse por criterios objetivos (EGM, OJD…). Mientras que a su boletín oficial, que ha ocultado que cobraba sobresueldos, lo ha recompensado con casi 650.000 euros, patrocinios por otras vías aparte, al Correo y a otros los ha dejado a dos velas, cuando no los ha excluido por su línea crítica. ¿Cuántos anuncios de las Santas de Zurbarán ha puesto Zoido en El Correo? ¿O cuántos sobre la renovación de las casetas de la Feria de Abril y la información pública de las Ordenanzas Fiscales? Con que sólo se hubiera atenido a su cuota de lectores y de mercado  en el reparto del pastel, quizás Zoido habría contribuido a prolongar la vida del periódico en vez de lamentarse farisaicamente por su agonía.

 

Barandas

Con la coartada de la crisis,  el Ayuntamiento ha convertido las barandas de los puentes en soporte publicitario durante la Feria. Dice que en estricto cumplimiento de la Ordenanza, que prohíbe cualquier tipo de anuncio que no forme parte del mobiliario urbano tanto en el Real como en las vías públicas de acceso al campo de Los Remedios en un radio de un kilómetro. A ojo de buen cubero, me pregunto si el puente de las Delicias, uno de los incluidos en la lista, está o no a la distancia prohibida. Al igual que en Madrid el clásico teatro Calderón de toda la vida es ahora el de los helados Häagen-Dazs que lo patrocina, y en Londres el campo del Arsenal ya no se conoce por Highbury sino como el Emirates Stadium, por los petrodólares que lo publicitan, en Sevilla el puente de San Telmo es en estos días el de la Cruzcampo, y el de Los Remedios, el puente Movistar. A este paso, una vez rotos todos los tabúes, la Feria dejará un día de ser de Abril y de Sevilla para llamarse conforme al nombre de la marca que más puje por ella. Al tiempo.

Siete Puertas

Si introducimos en ‘Google’ las palabras ‘Almacenes siete puertas’ veremos que aparecen 3.200.000 registros. Y si tecleamos ‘Siete puertas’ a secas aparecen 290.000. Casi da igual una cifra que otra porque está comprobado que los usuarios de Internet no pasan de la primera o segunda páginas que les ofrecen los navegadores en sus búsquedas en ese infinito océano que es la Red de redes, de ahí la pugna para  aparecer en la primera pantalla que muestra Google, dado su valor mercantil. Más allá es como si nada existiera.

He chequeado las diez primeras páginas de cada texto citado al principio y he encontrado referido a ‘Siete Puertas’ un restaurante barcelonés que data de 1836 y tiene, una página de magnífica factura; un colectivo de arte de Navarra; una canción de Pedro Guerra; referencias a otro restaurante, esta vez de Llanes, y hasta la sinfonía que Penderecki dedicó con el sobrenombre de ‘las siete puertas’ a Jerusalem por su trimilenario, plena de alegorías referidas al número siete, tan importante en la cultura hebrea.

BARCELONA Y SEVILLA

He hallado también bastantes referencias al cierre de los tradicionales almacenes sevillanos ‘Siete Puertas’, una de las noticias más comentadas de este verano, pero ninguna página propiamente dicha de ese histórico comercio al modo del ‘Restaurant 7 Portes’ catalán, por más que el consejero delegado de Google haya advertido de que “todo lo que en algún momento haya sido colgado en Internet permanece, aunque quizás en un lugar más recóndito de la Red’.

Es muy posible, pues, que ‘Siete Puertas’, fundado en 1923, ni siquiera haya tenido un escaparate en Internet desde el que promocionar sus productos, e incluso venderlos a través de una tienda electrónica, a un mundo globalizado de 6.000 millones de personas. No es una excepción. Se estima que más de la mitad de las empresas sevillanas y andaluzas carece aún de página web. Por contraste, el ‘Sete Portes’ catalán, que es casi cien años más antiguo que su cerrado homónimo comercio sevillano, dispone de una estupenda página en Internet  en la que de paso cuenta cómo dedica sillas a los ilustres visitantes que ha tenido a lo largo de su casi bicentenaria historia: los Reyes, Lorca, Picasso, Dalí, Alberti, Fleming, García Márquez, María Callas, Orson Welles, Kraus, Cela, Serrat…..

SIN EVOLUCION

¿Significa acaso que Siete Puertas ha cerrado por carecer de página web? Obviamente, no. Su cierre se habrá debido a un cúmulo de circunstancias, pero no debería atribuirse en exclusiva a la reduccionista excusa de la peatonalización o de los problemas de acceso al Centro, como se ha presentado de forma generalizada. De hecho, hasta donde mi memoria alcanza porque he sido vecino de esa collación, ‘Siete Puertas’ ha estado siempre en una zona peatonal, donde hay una silenciosa pero más frecuente de lo que parece renovación del tejido comercial por el mismo principio darwinista de la selección natural: el que no se adapta a los nuevos tiempos desaparece y su ‘nicho vacío’ es ocupado por otro establecimiento. Hoy es un bazar chino, pero ayer pudo ser un local de cintas de vídeo, una tienda de pantalones vaqueros, una sucursal de una multinacional o hasta una de productos dietéticos, según evolucionaran las modas y las costumbres.

Evolucionan modas y costumbres, pero los comercios tradicionales de Sevilla deben preguntarse si evolucionan en paralelo o se quedan anclados en el tiempo y en sus cada vez menores, por puro efecto biológico, clientelas de siempre; y si reaccionan o no a esas nuevas circunstancias del tráfico en la ciudad, que teóricamente deben favorecerles más que perjudicarles, como generalmente ocurre con las calles peatonales en las grandes ciudades europeas.

CULPA DE TERCEROS

La carencia de página web es sólo un síntoma más de otros muchos que podrían detectarse en un chequeo. Por ejemplo, ¿desde cuándo no veíamos un anuncio de ‘Siete Puertas’ en la prensa o en la radio tras su clásico ‘Siete, siete, siete Puertas. Usted tiene la ventaja’?. ¿Había expedido tarjetas de fidelización a sus clientes? ¿Les enviaba ‘newsletters’ sobre sus promociones? ¿Encargaba encuestas sobre el grado de satisfacción de su clientela? ¿Renovaba sus colecciones y escaparates cada temporada? ¿Organizó algún desfile o acto promocional para el gran público? ¿Se integró en el centro comercial abierto planteado en su día para su zona? ¿Creó, por sí o en asociación con otros un servicio de envío gratis a domicilio a partir de determinado importe de compra para contrarrestar las dificultades de acceso al Centro? ¿Regaló minutos de aparcamiento en los alrededores? ¿Qué hizo para atraer a un público joven que camina con el Ipod en los oídos y que asocia la calle Puente y Pellón con tiendas de viejo?

Y así podríamos seguir preguntándonos ‘ad infinitum’, tanto para ‘Siete Puertas’ como para muchos comercios tradicionales, cuyos dueños aún no han leído la fábula de Spencer Johnson ‘¿Quién se ha llevado mi queso?’ o no han comprendido que, como cantaba Dylan, ‘los tiempos están cambiando’. Para ellos, culpar de su crisis exclusivamente a  las peatonalizaciones es la coartada más fácil, porque les permite eludir cualquier atisbo de responsabilidad propia en su situación. La culpa siempre será de un tercero o del Ayuntamiento.

Comenté con alguien mucho más joven que yo la noticia del cierre de ‘Siete Puertas’. Cosa rara, aún le sonaba el nombre, y me respondió: ‘Ah, ¿pero no hacía tiempo que había cerrado ya?’.

Cenicienta

Para celebrar su XX  aniversario, al Maestranza le han reducido el presupuesto en un 18%, y a la Sinfónica, en un 20%. Y como el tijeretazo se aplica sobre recortes previos, llueve sobre mojado. La cultura es la cenicienta cuando los políticos meten la tijera y no saben dónde, como la publicidad es lo primero que recortan las empresas en la crisis pese a que los gurús recomiendan lo contrario. Según la propaganda oficial, el teatro sevillano es una industria  cultural creadora de riqueza, tanta que un estudio revela que por cada euro que recibe de las Administraciones genera tres. Pues ésta es la credibilidad que le dan al informe: en vez de incrementar las funciones para multiplicar la riqueza, las reducen. Así consiguen lo contrario: empobrecimiento cultural –no sólo de pan vive el hombre- y económico. Y esto en la ‘Ciudad de la Música’, según la Unesco, y en la urbe equiparable musicalmente a Viena, según Halffter. Lo que no dijo don Pedro es que mientras en Sevilla sólo se programan  88 representaciones, en Viena se pone en cartel una ópera cada día.

Hipócritas

El (sin) alcalde 22.0 (por aquello de los 220.000 euros de sueldo que pidió en una empresa financiera a cambio de abandonar el Ayuntamiento) y sus adláteres lucieron lazos de papel en las solapas durante el último Pleno, en solidaridad con los 22 periodistas que planea despedir El Correo de Andalucía y –según dijeron- también con todos los periodistas de Sevilla despedidos anteriormente por mor de la crisis económica ¡Qué desfachatez, doble moral y poca vergüenza! El (sin) alcalde 22.0 y su equipo, que han sido inductores de despidos de directores  hasta críticos musicales de la prensa sevillana amenazando en caso contrario con cortar la publicidad y los patrocinios institucionales y que han presionado a golpe de teléfono para silenciar el escándalo del viaje a Turquía con Marchena, se presentan ahora como adalides de la solidaridad y de la libertad de expresión. Lo que nos quedaba por ver: los verdugos se ‘solidarizan’ con sus víctimas en la ciudad no de la gracia, sino de la cobardía, la que sólo obedece a dos leyes: la del silencio y la del dinero.

Dime de lo que presumes…

Tan sólo unos días después de que con su falsa humildad habitual el alcalde proclamara que se daba por bien pagado si en el futuro se le recordara por su honradez, el Tribunal Supremo le ha ratificado una multa por infringir la ley durante las elecciones generales y autonómicas. Decíamos que honradez no era sólo no meter la mano en la caja, sino ser íntegro en todas las circunstancias, y esta condena, por simbólica que sea la sanción (300 euros), es reveladora de las prácticas tramposas del tándem M&M: Monteseirín & Marchena. El alcalde ha tratado de hacerse el loco ante el tribunal diciendo que él no sabía que su valido, al que colocó al frente de la AIE-Emasesa para que cerrara y abriera grifos propagandísticos y controlara cloacas informativas, buzoneó 100.000 revistas de autobombo municipal y con fotos y artículos alfredianos  incluso en el mismo día de las elecciones. Pero no coló: hasta la Justicia sabe que Marchena es el alter ego de Monteseirín y que lo que él ata desde la AIE atado queda en el Ayuntamiento. Dime, Alfredo, de lo que presumes……