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La cripta del Patio de Banderas

El Consejo de Gobierno del Patronato del Alcázar ha sido el escenario de un debate patrimonial sobre el futuro del yacimiento arqueológico descubierto durante las excavaciones que vienen realizándose desde hace años en el Patio de Banderas, que han obligado a acotar una buena parte del espacio y que han roto la estampa clásica de uno de los lugares más típicos de Sevilla.

En el Patronato se formaron dos grandes bandos: el de los partidarios de no enterrar los restos, cuya consecuencia sería la materialización del proyecto de exhibirlos al público en una especie de cripta cubierta, al modo del Antiquarium bajo el mercado de la Encarnación, y el de quienes, por el coste de materializar el proyecto y las restricciones impuestas por el Plan de Ajuste debido a la crisis económica, abogaban por esperar a tiempos mejores, por lo que la consecuencia lógica sería el enterramiento para preservar los testimonios del pasado y evitar su deterioro por las inclemencias meteorológicas y el riesgo de expolios.

Recuérdese en este sentido que en noviembre de 2012, en el que se registraron abundantes lluvias, se formó una bolsa de agua en uno de los laterales de la carpa que cubre las excavaciones y aquélla provocó el deslizamiento del cajón de obras. Aunque la incidencia no acabó afectando a los hallazgos, el riesgo al aire libre siempre existe.

SOLUCIÓN SALOMÓNICA

Para evitar someter a votación la cuestión, se acordó por asentimiento encargar un informe técnico que señale “las distintas vías para poner en valor los restos arqueológicos e incluso fórmulas alternativas para que los ciudadanos puedan observarlos mejor y los trabajos que allí se desarrollan”.

Se trata de una fórmula diplomática de diferir ‘ad calendas graecas’ el proyecto de la cripta, dado su coste inicialmente previsto pero que como suele ser habitual en estos casos podría encarecerse notablemente a la hora de la verdad: 3,5 millones de euros.

En los últimos años, el Patronato del Real Alcázar ha promovido una intensa campaña de excavaciones arqueológicas en el Patio de Banderas, donde de hecho se ubicaría el primitivo acceso al recinto fortificado. En este enclave, pero en 1974, el arqueólogo Manuel Bendala Galán había descubierto unos restos arquitectónicos de época medieval que él atribuía entonces a una antigua basílica paleo cristiana.

Continuando con las catas arqueológicas antaño realizadas por Manuel Bendala Galán y otra investigación impulsada en 1999, las nuevas excavaciones han propiciado en los últimos tiempos la identificación del más antiguo vestigio de ocupación humana de la ciudad, fosas y un fondo de cabaña con restos de lo que pudiera haber sido una cocina utilizada allá por el siglo IX antes de Cristo.

Los arqueólogos han descubierto también restos de muros correspondientes a un antiguo edificio de la Hispalis romana. Se trataría de un edificio datado en el siglo I antes de Cristo, del periodo republicano, y de gran tamaño dada la envergadura de sus sillares. Según ha detallado Miguel Ángel Tabales, director de estas nuevas labores, estos vestigios arquitectónicos podrían haber correspondido a un almacén quizá relacionado con el puerto de la antigua ciudad romana.

HISTORIA CONTINUADA

Siguiendo la secuencia cronológica, los investigadores han descubierto además restos arquitectónicos datados en el siglo V después de Cristo y relativos a un edificio religioso perteneciente a la cultura paleo cristiana, así como vestigios de otro edificio levantado en torno al siglo VII sobre este último y también asociado al culto cristiano.

  «No hemos encontrado la basílica que Manuel Bendala Galán pensaba que estaba en este entorno», ha dicho no obstante el arqueólogo director del Real Alcázar. Las ruinas más recientes halladas en el yacimiento, según Tabales, corresponden al viario público y los alzados de un barrio de la antigua medina islámica, restos datados estos últimos en el siglo XI después de Cristo. En resumen, para el equipo arqueológico el valor de los vestigios hallados en el Patio e Banderas es que los estratos muestran restos de la historia de Sevilla en un mismo lugar desde el siglo IX antes de Cristo hasta el siglo XXI de nuestra era.

La Gerencia de Urbanismo redactó  un proyecto integral destinado a instalar sobre el yacimiento arqueológico una «cripta» que acoja las ruinas y permita su visita. Su presupuesto estimado es de 3,5 millones de euros y tendría un plazo de ejecución de aproximadamente 20 meses. Incluiría un «centro de interpretación» en la casa número 15 del Patio de Banderas, cuya cesión reclama el Consistorio hispalense a la Dirección Nacional de Patrimonio del Estado. El proyecto, además, incluye la construcción de un túnel que conecte el futuro centro de interpretación con la propia cripta arqueológica.

CONCENTRACIÓN EN TORNO AL ALCÁZAR

Una cosa es el valor científico de los hallazgos arqueológicos, sobre los que incluso hay discrepancias según los expertos a los que se pida opinión, y otra su atractivo turístico que justifique la realización en estos momentos de crisis de un proyecto aledaño al Alcázar y que requeriría una inversión que muy probablemente superará los 3,5 millones de euros.

Según las fuentes consultadas, en Sevilla se han tapado anteriormente restos arqueológicos de igual o superior valor a los hallados en el Patio de Banderas, en cuyas excavaciones no se ha encontrado material que suponga un gran gancho para los visitantes, como sería el caso de los mosaicos romanos bajo el mercado de la Encarnación, sino sólo muretes y segmentos estratigráficos que no suponen una justificación taxativa para la fuerte inversión proyectada, máxime cuando el Ayuntamiento ni siquiera ha conseguido todavía del Gobierno de la nación la cesión de la casa del Patio de Banderas donde instalar el centro de interpretación y conectarla mediante un túnel a cinco o seis metros de profundidad con la futurible cripta. Ello equivaldría a empezar la casa por el tejado.

Por otra parte, se recuerda el escaso aprovechamiento turístico de la cisterna romana hallada en la Pescadería y preservada a modo de cripta. Aunque se dijo en su momento  que sería uno de los hitos turísticos para enlazar el Alcázar con las ruinas halladas bajo la Encarnación, lo cierto es que la cisterna ha acabado abandonada a su suerte y sólo se abre al público en contadas ocasiones, como alguna Noche en blanco por la cultura.

Por ende, el conjunto del Alcázar, declarado Patrimonio de la Humanidad, tiene tal potencia cultural y turística ‘per se’, que la adición de la cripta no es esencial para garantizar una mayor afluencia de visitantes. Dicho de otro modo: no por construir la cripta arqueológica en el Patio de Banderas puede pensarse en que se incrementará el número de turistas al Alcázar, cuando lo que interesa a la ciudad es potenciar otras zonas como el sector Norte del Casco Antiguo u otros atractivos actualmente fuera de la vista del público.

ORFANDAD DEL CARAMBOLO

Recuérdese que el Tesoro del Carambolo, que bien publicitado podría ser un foco cultural y turístico de primer orden, no se exhibe al público y sigue encerrado en la caja fuerte de un banco porque la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento han sido incapaces de acordar la fórmula para repartirse el pago de los 145.000 euros anuales que costaría su vigilancia y seguridad.

Si, pese a ser el propietario de esa maravilla de la orfebrería, el Ayuntamiento no está dispuesto a sufragar siquiera el 50% de una factura de 145.000 euros, más difícil sería para Zoido justificar un gasto en tiempos de crisis de 3,5 millones de euros (daría para poder exhibir durante 24 años el Tesoro del Carambolo y 48 años si el coste de la vigilancia lo paga a medias la Junta de Andalucía) que podrían tener un uso alternativo más rentable turística y culturalmente para la ciudad.

El debate patrimonial sobre el proyecto de cripta en el Patio de Banderas se ha producido justo una semana después del desalojo de la iglesia de San Roque por la rotura del cordón inferior de las cerchas metálicas que soportan las cubiertas y que implican el riesgo de un derrumbamiento inminente. Salvar San Roque cuesta 500.000 euros, siete veces menos que mostrar los restos hallados en el Patio de Banderas.

Podría argüirse que al fin y al cabo la conservación de la iglesia de San Roque es responsabilidad de su propietaria, la Diócesis de Sevilla, pero el Ayuntamiento también es dueño de bienes de interés cultural de primerísima categoría, como la fábrica de artillería de San Bernardo, por cuya “situación de deterioro y riesgo de desprendimientos” Urbanismo prohibió hace unos meses que por su interior discurriera la procesión del Corpus Christi.

Afortunadamente, el gobierno de Zoido ha reservado 500.000 euros en los Presupuestos de 2014 para reparar la zona de cubiertas más deteriorada de la antigua fábrica, la conocida como ‘la catedral’.

Con los 3,5 millones de euros de la cripta del Patio de Banderas se podría multiplicar por siete la intervención en la rehabilitación de Artillería, que podría servir de inmenso contenedor cultural para la ciudad (desde museos a todo tipo de equipamientos)  y convertirse en un foco de atracción lejos de los trillados circuitos habituales en torno a los tres monumentos Patrimonio de la Humanidad.

Dado que con el enterramiento de los restos arqueológicos hallados en el Patio de Banderas se preserva su integridad para el futuro;  que nos hallamos en una situación de crisis en que hay que medir la rentabilidad de los escasos fondos públicos disponibles y la gran cantidad de inmuebles necesitados de rehabilitación, el proyecto de la cripta puede esperar.

Pompidou: Málaga deja en evidencia a Zoido

Juan Ignacio Zoido ha reaccionado a la noticia de que Málaga había conseguido convertirse en la primera subsede en el extranjero del Centro Nacional de Arte y Cultura de París, más conocido como el centro Pompidou (apellido del presidente francés que lo impulsó) o como el Beaubourg y que incluye un Museo de Arte Contemporáneo, además de biblioteca, filmoteca y otras dotaciones culturales, diciendo que aunque este referente artístico mundial abra una sucursal en un cubo de cristal que se está construyendo en el puerto malagueño, “otras ciudades jamás tendrán lo que tiene Sevilla”.

El alcalde se lamentó, no obstante, de que mientras el Ayuntamiento de Málaga ha sabido invertir en tiempos de bonanza económica, “nosotros estamos pagando aún proyectos de esa época, como las Setas o Fibes, que no se pueden destinar a uso museístico”. Zoido no desaprovechó la ocasión para culpar de nuevo a la Junta, de la que dijo “está aportando poco  en Sevilla y mucho en Málaga”, y le pidió que desbloquee la construcción de un museo en las Atarazanas.

El problema para Zoido es que habiendo sido él el primero en hablar del Pompidou o su equivalente para Sevilla casi tres años antes que su homólogo y correligionario alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, éste lo ha dejado en evidencia al conseguir para su ciudad lo que Zoido ha dejado abandonado por el camino, por cambiar su propio programa electoral. Al alcalde de Sevilla le ha pasado como a esos equipos de fútbol que pierden cuando traicionan su filosofía de juego.

Tiremos de hemeroteca y echemos la vista atrás para tratar de comprender cómo es posible que Málaga le haya acabando arrebatando a Sevilla no ya sólo la idea de emular al Pompidou, sino el Pompidou original.

EL ORIGEN

El 27 de enero de 2011, Zoido eligió el estudio del artista Mundi Martín Iglesias para presentar su programa cultural para las elecciones municipales de mayo del mismo año.

En ese acto anunció que si era elegido alcalde convertiría el abandonado mercado de la Puerta de la Carne en “el centro Pompidou de Sevilla”, al que definió como “un nuevo espacio para creadores de arte contemporáneo andaluces, con talleres de formación, becas de estudio, seminarios, exposiciones y centros de estudios”.

Zoido afirmó que reconvertiría un edificio cerrado y sin uso, “que -añadió- tiene unas posibilidades de espacio y de ubicación increíbles para la cultura más emergente y vanguardista de Sevilla”, y abundó en su idea: “Aspiro a que, con el tiempo, Puerta de la Carne se convierta en el Centro de Arte Contemporáneo, con la misma filosofía que el Centro Pompidou de París”.

Cuando Zoido hizo este anuncio, las Setas de la Encarnación llevaban casi cinco años en obras, hasta el punto de que Monteseirín las inauguró ya casi acabadas el 27 de marzo de 2011 por aquello de que eran el icono de su último mandato, y el actual alcalde era consciente de las modificaciones presupuestarias que habían tenido que aprobarse en los Plenos municipales para rematarlas y que dispararon su coste a más de 100 millones de euros. Lo mismo cabe decir sobre las obras de Fibes. Por tanto, el alcalde no puede ahora llamarse a engaño sobre su promesa electoral de convertir el mercado de la Puerta de la Carne en el equivalente a un Pompidou, cuanto más de que albergara una sede del museo parisino. Esto denota una vez más la escasa seriedad de Zoido, por hacer promesas infundadas económicamente y por incumplir al menos el 70% del programa con que concurrió a las elecciones.

GOURMET ANTES QUE MUSEO

Después de que en el año 1999 los placeros del mercado, dado su deterioro, se trasladaran a la antigua estación de Cádiz, los técnicos municipales redactaron un proyecto de rehabilitación del inmueble, que fue valorado en 99 millones de pesetas (menos de 600.000 euros actuales), aunque no se ejecutó porque los comerciantes se negaron a volver,  al comprobar que tenían más y mejores clientes en su nueva ubicación y obtenían mayor rentabilidad. Aunque el coste se hubiera duplicado e incluso triplicado en los catorce años transcurridos desde entonces, la rehabilitación a un precio relativamente moderado podría haber permitido la reconversión del edificio en ese Pompidou a la sevillana prometido por Zoido.

Y, sin embargo, ¿qué ha hecho el alcalde? Pues traicionar su programa electoral y en vez de invertir fondos municipales en la restauración, obrar al revés: privatizar el antiguo mercado de la Puerta de la Carne al sacarlo a concesión -tan sólo dos semanas antes de que Málaga anunciara el fichaje del Pompidou- para su reconversión en otro mercado gourmet y reservándose para usos culturales municipales tan sólo 200 m2 del espacio y únicamente durante 73 días del año. A eso ha quedado reducida la promesa de Zoido de un Pompidou sevillano, sin que haya influido nadie (¿o también va a echarle la culpa a la Junta de Andalucía?) en su decisión: ha preferido destinar el antiguo mercado a gastronomía para ricos en vez de al arte contemporáneo.

FINANCIACIÓN

En otros proyectos (museo Picasso, por ejemplo), Zoido podría haber tenido razón al hablar de las inversiones culturales de la Junta en Málaga, pero es que en el caso del museo Pompidou se equivoca de cabo a rabo, porque se trata de un proyecto estrictamente municipal, al menos de momento. Dado que Sevilla fue incapaz de mantener sus dos Cajas de Ahorro y que la fusionada Cajasol cavó su propia tumba embarcándose en el dislate del rascacielos justo al advenimiento de la crisis inmobiliaria, el alcalde malagueño sí puede esperar que Unicaja le sufrague el 50% de la operación Pompidou, pero De la Torre ha declarado de que si no contara con ese patrocinio, el Ayuntamiento de Málaga abordará el proyecto con sus propios recursos.

¿Y cuánto le cuesta traerse el Pompidou al Ayuntamiento de la Costa del Sol? Pues un millón de euros al año por un periodo de cinco, en concepto de canon, alquiler o como queramos llamarlo. Un millón de euros en una operación de esta envergadura, con los réditos que puede reportar a la ciudad al potenciar su ya amplia oferta museística (el Picasso y el Thyssen, entre otros), no es tan gravoso. Equivale al coste del alumbrado de Navidad de Sevilla más el de instalar en el Parque de los Príncipes la cubierta de la Copa Davis. Pero, claro,  cada ciudad demuestra con sus obras y proyectos cuál es su modelo urbano y cuáles sus prioridades.

Por otra parte, Zoido ha alardeado de haber logrado superávit en las cuentas municipales, por más que invoque continuamente la ‘herencia recibida’, hasta el punto de disponer de 48 millones de euros como remanente de tesorería.

PATALETA

La reacción de Zoido a la noticia de la incorporación del Pompidou al portfolio cultural malagueño no deja de ser una pataleta y una torpeza política, tanto en su calidad de alcalde de Sevilla como de, aún, presidente del PP de Andalucía, lo que le vuelve a inhabilitar para ser el candidato de los populares a la Presidencia de la Junta al carecer de una visión global de Andalucía distante de localismos y aldeanismos.

El regidor sevillano ya se equivocó  en sus declaraciones sobre la condena carcelaria de Del Nido y ahora ha vuelto a hacerlo al decir, como el zorro sobre  las uvas supuestamente verdes en la fábula de Samaniego, que Málaga podrá tener el Pompidou pero nunca los atractivos de nuestra ciudad, cuando lo que procedía era haber felicitado a la capital de la Costa del Sol por un éxito que beneficia a todos los andaluces, incluidos los sevillanos amantes de la cultura, al poner a un tiro de piedra de Sevilla las exposiciones que canalice el Pompidou hacia Málaga. Y, además, los turistas urbanos que acudan a la Costa del Sol por el arte que allí se muestre siempre sentirán la tentación de acercarse también a nuestra ciudad, con lo que se impondría la necesidad de articular de forma inteligente y cooperativa paquetes turísticos conjuntos Málaga-Sevilla.

Contrastan las palabras de Zoido con las de Francisco de la Torre tras conocer las declaraciones de aquél: “Yo siempre me alegraré de cualquier avance en Granada, Sevilla o Córdoba, por decir alguna ciudad andaluza”.  Antes eran los políticos sevillanos los que se mostraban con altura de miras hacia Málaga frente al victimismo de los malagueños y ahora empieza a ser al revés, lo cual no deja de ser significativo a la vez que preocupante.

ATARAZANAS

Sin olvidar que fue el Ayuntamiento en que con sus continuas trabas burocráticas propició el abandono de las Atarazanas por La Caixa hace ya más de un año, Zoido sí tiene razón en exigirle a la Junta de Andalucía que presente de una vez por todas el proyecto sustitutivo al de Vázquez Consuegra que prometió por aquel entonces la Consejería de Cultura con la financiación supletoria acordada con la entidad catalana para este nuevo objetivo.

Mientras el alcalde se enfanga en polémicas urbanísticas con el Gobierno andaluz a cuenta de la interprertación del PGOU porque no ha tenido arrestos para modificarlo durante su mandato y plasmar así su modelo de ciudad (¿tiene alguno aparte de potencial el tráfico privado?), no ha sabido abanderar en todo este año la reivindicación de las Atarazanas. ¿Será porque allí no puede montar otro mercado gourmet?

En blanco

El 4 de octubre se celebró en nuestra ciudad, con gran éxito de público y crítica, ‘La Noche en blanco’, evento cultural recuperado gracias al afán de dos entidades privadas: la asociación Sevillasemueve y el blog Cultura de Sevilla. El único apoyo oficial que aparecía en la página web era el del Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla  (Ayuntamiento) y el de la Casa de la Ciencia (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). Con organización del Centro Comercial Abierto, Granada va a celebrar su ‘Noche en blanco’ el próximo día 19, y en la lista de respaldos aparecen su Ayuntamiento, el Ministerio de Cultura, la Diputación Provincial, la Universidad, la Cámara de Comercio, la Confederación Granadina de Empresarios y nada menos que cuatro Departamentos de la Junta. Transcribo: Vicepresidencia, Presidencia e Igualdad, Educación, Cultura y Deporte y Turismo y Comercio. Con razón el evento granadino lleva por lema ‘La Luna en verso’. La Luna es lo que en este caso le ha dado la Junta de Andalucía a Granada, mientras que a Sevilla la ha dejado en blanco.

Buenas Letras

La Academia de Buenas Letras (1751)  está en situación crítica debido a que el Ministerio le ha retirado la subvención de 7.200 euros, al igual que la Fundación Cajasol la suya de 4.000, mientras que la Junta se la ha reducido a 8.500. Con la ayuda de 9.700 euros que mantiene el Ayuntamiento más algún patrocinio como los de Abengoa y Cruzcampo, la Academia no cubre ni la mitad de su presupuesto anual de 60.000 euros, que necesita para pagar un portero y un administrativo -los cuales llevan sin cobrar desde junio- y las facturas del teléfono, la luz y otros servicios.

Por mucho que se rasguen las vestiduras y se quejen por el agravio comparativo de que el ministro Wert haya mantenido su asignación a las academias catalana, vasca y gallega, los
académicos sevillanos no se han percatado aún de que, como cantaba Bob Dylan, los tiempos están cambiando y que en esta situación de gravísima crisis socioeconómica, en que hasta los enfermos crónicos van a tener que pagar por sus medicamentos en los hospitales y se recortan por doquier los servicios básicos, ya no pueden aspirar a mantener el mismo status.

Sería una enorme paradoja que en la tan denostada cultura de la subvención en Andalucía se perpetuara una cultura subvencionada que, por ende, priva de libertad crítica a los entes que viven del dinero público. Nos hallamos en la darwiniana disyuntiva de que quien no se adapte a los nuevos tiempos se condena a sí mismo a la extinción.

El director del museo Albertina de Viena declaró en Madrid que han reducido hasta el 40% su dependencia de los fondos públicos. Por idéntica senda camina en Sevilla el Teatro de la Maestranza, que ha lanzado la campaña 1.000 x 1.000 para tratar de autofinanciarse en parte y suplir con dinero privado los recursos que han dejado de aportarle las Administraciones.

Miembros del CSIC me contaban durante la inauguración del planetario en el pabellón del Perú que cada vez se financian más en Sevilla mediante acuerdos con empresas privadas y con los ingresos de los eventos que organizan. Y con la mitad del presupuesto de la Academia de Buenas Letras, Benedicte Palko ha organizado mediante el ‘crowdfunding’ el Festival Turina y montado 11 conciertos y 75 horas de clases magistrales.

No hay más remedio que bajar de las torres de marfil y echarse al monte de la vida. La aspiración de nuestros académicos no debe ser la de seguir enganchados a las subvenciones, sino justamente la contraria: librarse de ellas para no depender de Administración alguna.

‘Relaxing cup’

Después del “café para todos” de Clavero, el café más famoso de España ha sido el de Ana Botella cuando, en su defensa de Madrid 2020, pronunció en ‘spanglish’ (mezcla de español e inglés) ante el COI la frase “There is nothing quite like relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor (No hay nada más relajante que tomar un café con leche en la Plaza Mayor)”.

El país, y a los satíricos montajes por las redes sociales y los ‘smartphones’ (probablemente los que así los denominan no saben ni qué significa, aunque se rían de terceros) me remito, se cachondea de la alcaldesa capitalina por haber intentado hacerse comprender en otro idioma, cuando lo más fácil y lógico para ella habría sido expresarse en nuestra lengua materna y que hubiera funcionado la traducción simultánea.

Al reírnos de Ana Botella nos estamos riendo de nosotros mismos, de nuestros complejos lingüísticos y de nuestro paralizante sentido del ridículo, por cuanto en materia de idiomas, el que esté libre del pecado de la ignorancia que tire la primera piedra, desde Zapatero hasta Rajoy y con la excepción de Aznar, que no tuvo miedo en expresarse en un inglés macarrónico que ha ido perfeccionando con el uso.

Benny Lewis, cuya historia creía recordar se produjo en Sevilla pero que al parecer acaeció en Valencia, se promociona en Internet como el irlandés polígloto al tiempo que su método de aprendizaje  ‘Fluidez en tres meses’. Cuenta que era un negado para los idiomas y que sólo hablaba su inglés elemental cuando vino a pasar una temporada a España. Tras medio año entre nosotros sufría una enorme frustración por no avanzar en el dominio del español, por lo que se refugiaba en quienes le podían entender en inglés.

Un día decidió que no volvería a hablar en inglés ni con quienes se dirigieran a él en su lengua nativa; que sólo hablaría en su balbuceante español con los españoles y que en caso de que éstos no lo entendieran al principio se valdría de gestos con las manos y el rostro hasta que interpretaran sus deseos y le indicaran la palabra o frase correcta que debía emplear. Imitó un avión o cualquier otra cosa con los brazos cuando no encontraba la palabra precisa en español, pero a los tres meses acabó dominando nuestro idioma, segundo de los ocho en que ahora se expresa, gracias a que no le importó en absoluto que se rieran de él por decir en rudimentario  español el equivalente al ‘relaxing cup of café con leche’ de Ana Botella en inglés.

Y es que el único método para aprender cualquier cosa es la constancia.

In memoriam

Cuando nada hacía  presagiar  su muerte  tan sólo tres meses después, a Félix Escrig se le ocurrió llevarme a las pistas de deportes de la ETS de Arquitectura. Acabé  ayudándole, a él y a su colega José  Sánchez (los dos en la imagen) a sujetar y extender una estructura ideada  para el congreso ‘Transformables’, que ahora se inicia en Sevilla. Sobre la pista me dio una lección sobre cómo los diseños no se comportan en la realidad como los arquitectos han creído al dibujarlos sobre el papel o en el ordenador, de ahí que él, al modo de maestros como Gaudí, fabricara maquetas de gran tamaño antes de plasmar en la realidad las ideas que bullían en su cabeza. Ese mismo polideportivo alberga ahora, como homenaje al catedrático, director de la ETS durante 12 años y arquitecto encandilado con las posibilidades de las estructuras desplegables, la colección de las maquetas de Escrig previas a obras como la cubierta de la piscina de San Pablo y diseños para dar sombra al coso de la Maestranza y la Plaza de San Francisco. Son mucho más que maquetas: en ellas late el espíritu de su autor y nos muestran el proceso creativo de su forma de entender la arquitectura.

Gaudí versus Aníbal

Antonio Gaudí es el máximo exponente del modernismo catalán. Aníbal González, el de la arquitectura regionalista andaluza. Mientras que Barcelona ha sabido convertir a Gaudí en un mito universal y en una marca turística que le reporta ingentes beneficios, Sevilla ha sido incapaz de proyectar a su arquitecto más reconocido a un estrellato internacional que por su categoría, sin duda, merece. Y éso que, en contraste con Aníbal, Gaudí fue repudiado por los arquitectos catalanes posteriores. De ese olvido temporal no tardó demasiado en pasar a la canonización artística e incluso a ser objeto de un proceso de beatificación por su acendrado catolicismo.

El dispar tratamiento que Sevilla y Barcelona otorgan a sus dos máximos arquitectos es otra muestra de las diferencias entre ambas ciudades. Veamos algunas razones de por qué hoy Gaudí, cuyo genialidad es indiscutible, es un arquitecto mundialmente reconocido mientras que Aníbal se ha quedado constreñido a los límites de Sevilla.

CREACIÓN DEL MITO

En Barcelona se creó hace 61 años una Asociación de Amigos de Gaudí y cuatro años después una Cátedra Gaudí (a la que el Rey Juan Carlos otorgó en 1987 el título de Real) en la Universidad Politécnica de Cataluña , ambas con el fin de estudiar, preservar y divulgar la obra del arquitecto, labor que influyó en que el Gobierno declarara 17 de sus trabajos como monumentos nacionales, rompiendo la tradición de la época de que esta distinción no se otorgara hasta pasado al menos un siglo desde su ejecución.

En 1976, por el cincuentenario de su muerte, Asuntos Exteriores organizó una gran muestra Gaudí, que fue paseada por el mundo como tarjeta de presentación de la España predemocrática tras la muerte de Franco.

La capital catalana aprovechó el 150 aniversario del nacimiento del arquitecto de Reus para convertir 2002 en el Año Gaudí, con un programa de 300 actividades que atrajo a Barcelona a 5,8 millones de turistas.

Su figura se exprimió al máximo, con exposiciones como ‘Universo Gaudí’, llevada a Madrid (302.000 visitantes); ‘Gaudí, arte y diseño’ (217.894 visitantes) y ‘Gaudí. La búsqueda de la forma’ (155.000). Se compuso y representó un musical ‘Gaudí’, cual si se tratara de ‘Evita’, y se crearon los premios con su nombre para distinguir a las mejores películas del cine catalán. Asimismo, se editaron 90 libros sobre su vida y obra, se publicaron 3.500 reportajes en prensa y se emitieron 300 entrevistas radiofónicas y 50 horas de televisión, con un valor de 29 millones de euros si hubiera habido que pagarlos como publicidad.

UNA MARCA TURÍSTICA

Gracias al Año Gaudí, las visitas a los monumentos que proyectó crecieron entre un 21% y un 50%. En la Sagrada Familia se superaron los 2 millones de turistas y en La Pedrera se aproximaron al millón. En resumen, se consolidó una industria turística  en torno al arquitecto y su obra en continuo crecimiento (3,23 millones de visitantes a la Sagrada Familia en 2012), con un impacto  de decenas de millones de euros en la ciudad, hasta el punto de que el Ayuntamiento calificó el evento como “el de mayor incidencia internacional después de los Juegos Olímpicos de 1992”. Barcelona se propuso, además, que toda la obra gaudiniana fuera declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Va camino de lograrlo, porque ya hay siete edificios que han recibido tal distinción.

Frente a este apabullante despliegue, ¿qué amigos y cátedras tiene Aníbal González? Sevilla ha perdido todas las oportunidades posibles con su figura: el centenario de su nacimiento (1976), y el cincuentenario (1979) y septuagésimo quinto aniversario (2004) de su muerte.

EL CENTENARIO

Ahora se presenta una ocasión de reparar estos olvidos porque en 2014 se cumplirán 100 años desde el inicio de su obra emblemática, la Plaza de España, y de la inauguración del Parque de María Luisa, cuya Plaza de América lleva también la impronta de nuestro genial artista con el Pabellón Real y los museos Arqueológico y de Artes y Costumbres Populares.

Existe, sin embargo, el riesgo de que la efemérides se convierta en motivo de bochorno, porque la Plaza de España, en cuya restauración se invirtieron hace dos años cerca de 10 millones de euros, vuelve a ser objeto del vandalismo. Para paliar sus efectos y honrar la memoria de Aníbal González, su familia ha propuesto la creación en los bajos del monumento de un museo a él dedicado al gran arquitecto, a la arquitectura regionalista sevillana y a la Exposición de 1929.

UN MUSEO

Estiman los descendientes que si cada turista del millón que visita la Plaza cada año pagara un euro por entrar en el museo se recaudarían un millón de euros con que sufragar la vigilancia del recinto, amén de la Plaza de América y del Parque de María Luisa, al tiempo que se crearían puestos de trabajo y se dotaría a Sevilla (la visita de los sevillanos sería gratuita) de otro atractivo cultural y turístico.

Barcelona, una vez más, se nos adelanta con su proyecto de acotar la parte monumental del Parque Güell, obra de Gaudí, para cobrar después del verano las visitas turísticas al precio de 8 euros, con una estimación de ingresos de 140.000 euros diarios.

Un museo sobre el arquitecto sevillano en la Plaza de España sería sólo una muestra de lo que podría hacerse (rutas, puesta en valor del resto de su obra, exposiciones, libros….) dentro de todo un ‘Año Aníbal’ en 2014 y que bien podría comisariar Benito Navarrete, tras su experiencia con las ‘Santas de Zurbarán’, o Víctor Pérez Escolano, con el objetivo de vindicar y potenciar la obra y la figura del Gaudí sevillano.

 

Félix Escrig

El 20 ó 21 de agosto recibí una llamada del más duradero director (12 años) que haya tenido la Escuela de Arquitectura: Félix Escrig. No era una llamada como la de dos meses antes. Entonces, con un hilo de voz, el siempre incisivo y jovial arquitecto a sus 63 años me comunicaba que estaba ingresado en el hospital y que hablaríamos cuando se recuperara porque se sentía muy débil.

Sabiendo de su condición de trasplantado (de hígado), respeté escrupulosamente su silencio, interrumpido sólo por algún fugaz correo electrónico en el que me informaba de que evolucionaba muy lentamente ya en su domicilio. Lo sorprendente de la llamada  de agosto era que me decía que, otra vez, llevaba todo el mes ingresado en el hospital pero que gracias a un ‘pincho’ USB tenía conexión a Internet y estaba trabajando en sus ideas y proyectos desde la habitación en la que lo habían internado porque no podía soportar aburrirse. Su voz era normal y si no hubiera sido por su testimonio no habría creído que estaba encamado en un centro sanitario y que sólo le quedaban ocho días de vida.

Así era Félix, al margen de que pudiera haber presentido su inminente final y querido apurar hasta el último minuto: indesmayable, hiperactivo, sagaz, crítico a fuer de perfeccionista. Compartía conmigo su entusiasmo por el relanzamiento de su editorial de arquitectura, Starbooks, y por Transformables, el congreso que estaba organizando sobre este tipo de arquitectura, que ofrece soluciones sencillas y baratas a problemas reales aunque sean complejos. De esa concepción nacieron sus aclamadas pérgolas para dar  sombra en la Expo  (el director de orquesta Claudio Abbado dijo preferirlas a todos los pabellones que vio en la Muestra) y su cubierta para la piscina de San Pablo.

Había prometido ampliarme los detalles de la solución estructural que ofreció a Monteseirín para ahorrarle a Sevilla los 30 millones de euros gastados en consolidar las ‘Setas’ de la Encarnación y me confesó su frustración, aunque ya curado de todos los espantos políticos, por el desinterés municipal en aplicar su receta arquitectónica, que habría resultado prácticamente gratis a la ciudad.

Hasta el último minuto de su existencia ideó estructuras livianas, escribió artículos en su mente, pensó en alternativas urbanísticas y soñó formas aparentemente imposibles incluso en la cama del hospital, conectado, no sé si de forma clandestina, a través de Internet al mundo que él quería hacer un poco mejor.

Félix Escrig murió con las botas puestas.

 

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Tres expertos en arquitectura denuncian el chollo de explotar por 80.000 euros el mejor suelo de Sevilla

García-Tapial, Mendoza y Cabeza afirman que vulnera el PGOU y que la concesión debería ser por 400.000 euros

Fernando Mendoza, premio nacional por su restauración de la iglesia del Salvador; José García-Tapial, antiguo arquitecto municipal, y José María Cabeza, exconservador del Real Alcázar y director, entre más de 350 obras, de la restauración de la Giralda, exigen en una alegación presentada ante la Gerencia de Urbanismo la retirada del estudio de viabilidad presentado por la empresa privada Feria de Sevilla para la construcción en el entorno de la Torre de la Plata de lo que Zoido ha denominado ‘Museo de las Tradiciones de Sevilla’,  por “ser incompleto documentalmente, de legalidad dudosa, contrario al planeamiento vigente, no tratarse de un auténtico equipamiento, inviable técnicamente, por provocar daños irreversibles al patrimonio monumental, afectando además a la coherencia y respeto de un entorno histórico  y con un canon de ocupación inaceptable”.

En un escrito demoledor, tres de los mayores expertos en la arquitectura de nuestra ciudad afirman que el proyecto incumple esencialmente el planeamiento urbanístico de Sevilla al pretender gestionar como privado un suelo destinado a equipamiento público y para otros fines muy distintos, lo cual obligaría a modificar el Plan Especial de la Casa de la Moneda.

Entienden que donde se produce el mayor incumplimiento del Plan Especial e, incluso, del PGOU es en la propia concepción del supuesto Museo de las Tradiciones que, dicen, “difícilmente puede considerarse ni como equipamiento, ni como público.”. Y añaden: “Simplemente por dedicar unas estancias a salas expositivas no puede suponer que todo el edificio pueda calificarse como Museo y que sea ya considerado como equipamiento. Por ejemplo, la cafetería y la tienda, ambas con fachada y acceso por la calle Santander, no están ligadas ni funcional ni espacialmente con las salas expositivas, ni dan servicio a los visitantes que han de salir a la calle para usarlas, sino planteadas como normales locales comerciales externos. El espacio fundamental del edificio propuesto, el que da sentido a toda la operación porque además supone el mayor capítulo de los ingresos económicos previstos, es el llamado “espacio gastronómico” al que, significativamente se identifica, física y nominalmente como “caseta de feria”.

Por tanto, para García-Tapial, Mendoza y Cabeza, “bajo una excusa supuestamente cultural se pretende, sobre un suelo público destinado a cubrir las carencias de equipos urbanos, construir lo que conocemos como “tablao flamenco” o “sala rociera”.  Las salas expositivas -añaden- sólo sirven para poner en situación al visitante para las actuaciones que luego va a presenciar. Por eso cuando, en el estudio económico de la propuesta, menciona a los posibles competidores comerciales cita, en primer lugar, los “tablaos” del Arenal, Los Gallos o el Palacio Andaluz”.

COMPETENCIA DESLEAL

Y se preguntan: “¿Podemos considerar esta actividad como equipamiento? ¿Si los “tablaos” que hemos citado añadieran unas salas expositivas, podrían considerarse como equipamientos?¿Fiscalmente también?¿Debe propiciar el Ayuntamiento sobre su propio suelo esta competencia desigual con otros empresarios?. A escasos metros, en el Paseo del Marqués del Contadero -continúan-, está el Ayuntamiento terminando un Centro de Atención al Visitante que coincide con muchos de los contenidos de esta propuesta, pero desde un enfoque decididamente público. ¿Para qué destinar este suelo municipal a un uso ya cubierto en las inmediaciones, estando la ciudad tan falta de otros servicios? ¿No sería preferible, por ejemplo, albergar aquí los servicios municipales que hoy, desafortunadamente, ocupan la propia Torre de la Plata, el Horno y otros espacios singulares de la propia Casa de la Moneda?”.

Los tres expertos en la arquitectura hispalense denuncian, además, que la solución arquitectónica propuesta para el Museo de las Tradiciones es inadecuada para el entorno de la Casa de la Moneda, al romper su estética tradicional: “Quizás intentando subrayar formalmente la importancia que la actividad de “caseta de feria” tiene para el programa de este supuesto “museo de las tradiciones” -aseveran- la fachada se ha rematado con una serie de frontones triangulares alineados que dan la imagen exterior de media docena de casetas feriales adosadas, tras las que asoman otras cinco casetas más de mayor altura. Por supuesto -añaden-,  la cubierta unitaria predominante históricamente ha sido sustituida por más de una docena de pequeñas e injustificadas minicubiertas a dos aguas, que ofrece más el aspecto de una villa turística que de una ciudad Patrimonio de la Humanidad.

DAÑOS IRREVERSIBLES

García-Tapial, Mendoza y Cabeza se escandalizan por el hecho de que con esta propuesta de Museo de las Tradiciones avalada por la Gerencia de Urbanismo se pretenda también producir daños irreversibles al patrimonio histórico de la ciudad al pretender demoler dos paños de la antigua muralla islámica que unía el Alcázar con la Torre de la Plata y de cuya existencia a lo largo de 50 metros han dado cuenta campañas de excavaciones financiadas por la propia Gerencia, así como destruir una pileta del siglo XVII y que el resto de la muralla quede abducida en el interior de la cafetería proyectada.

Los tres especialistas denuncian la confusión que introduce la Gerencia al presentar esta mera propuesta como un Anteproyecto, que en todo caso debe ser sometido a licitación pública; que el expediente está incompleto al no haber estudios e informes sobre tres apartados (faltan, por ejemplo, el estudio de impacto ambiental y el de seguridad y salud en la obra), y que se trata de obtener, de forma dudosamente legal, tres concesiones,  sobre una parcela edificable ( 1.121 m2) destinada a equipamiento público; una parcela destinada a espacio libre (978,69 m2) , y el subsuelo (éste, para parking con 72 plazas).

UNA GANGA ECONÓMICA

Por ello, y después de otras muchas consideraciones, el canon que la empresa privada Feria de Sevilla S. L. pretende pagar por todas estas concesiones en el entorno del Patrimonio de la Humanidad de Sevilla, 80.000 euros al año, les parecen manifiestamente insuficientes a la luz del cuadro de tasas municipales actualmente  vigente y de la propuesta que ha hecho Mercadona a Adif para explotar durante 40 años la parcela circular de Plaza de Armas y estiman que debería ascender al menos a 400.000 euros anuales.

García-Tapial, Mendoza y Cabeza alertan al Ayuntamiento de que estos suelos fueron expropiados a sus antiguos propietarios (entre ellos, los del Garaje Torre del Oro) para equipamientos y usos públicos de los vecinos del Casco Antiguo y que de cambiarse esta finalidad con este tablao encubierto aquéllos podrían pedir la reversión de los terrenos.

 

 

Balance

Mar Sánchez Estrella presentó el balance de las Santas de Zurbarán, con 48.571 visitantes. Entre el patrocinio del BBVA y las ventas habría acabado costando al Consistorio ‘sólo’ 295.000 euros. Yo, que la he visitado, ya dije que era una idea atractiva pero cuestionable en tiempos de crisis y cuando tanto se ha recortado al tejido cultural de la ciudad. La delegada ha tratado de justificarla con el tópico habitual del turisteo y la repercusión mediática. Pues si aquí el patrón de medida universal son los turistas en vez de la cultura y otras razones más profundas, hagamos cuentas turísticas: 30.040 visitantes sevillanos, 10.540 nacionales, 1.991 extranjeros y 6.000 escolares/adultos. Suponiendo, que es mucho suponer, que todos los nacionales y extranjeros hayan sido turistas ex profeso por Zurbarán, sólo han supuesto el 25,79% del total (magro resultado pese a esa supuesta repercusión mediática) y nos ha costado traerlos 295.000 euros. ¿Cuántos más habrían venido si ese dinero se hubiera destinado a una macrocampaña de promoción con billetes de avión low cost?