Archivo de la categoría: Política

BBC

El título no se refiere a la British Broadcasting Corporation, la Radiotelevisión británica, sino al calificativo de Torrijos a Zoido por el segundo aniversario de la apabullante victoria electoral que, con 20 ediles, le llevó a la Alcaldía: “un alcalde de bodas, bautizos y comuniones”. Espadas ha abundado en la misma idea al decir que Zoido no tiene agenda de gobierno, sino agenda social, por estar en todas las fiestas con tal de salir más en las fotos que en su época Gregorio Conejo, apodado el inevitable. Ignoro si Zoido es consciente de la imagen pública que está proyectando aunque sea por un afán de agradar a todo el mundo y no parecer descortés, pero lo cierto es que ha devenido en personaje fijo de la Sevilla del canapé y hasta ha llegado a cortar la cinta inaugural de un bar. ¿Se imaginan eso mismo en el alcalde de Barcelona, por ejemplo? En el ecuador de su mandato, Zoido debe reflexionar sobre si no está dando pie a que Torrijos le diga eso de “alcalde BBC” y a que la gente piense que es más fácil verlo en cualquier sarao antes que en el Ayuntamiento.

 

Efemérides

El 22 de mayo no se conmemoraba el segundo aniversario de la toma de posesión de Juan Ignacio Zoido como alcalde de Sevilla, efemérides que no se cumplirá hasta el próximo 11 de junio, sino el de la victoria del Partido Popular en las elecciones municipales de 2011. El matiz, aunque parezca insignificante, no lo es, ni mucho menos: es la diferencia que separa lo meramente partidista (PP) de lo estrictamente institucional (Alcaldía). Por éso Zoido no actuó correctamente al utilizar la sede del Ayuntamiento para celebrar la victoria de su partido y repartir un informe-balance de 142 páginas con el sello del NO8DO y la leyenda ‘Ayuntamiento de Sevilla’. El Zoido presidente del PP (A) debió haber elegido para tal ocasión la sede provincial de su partido en la calle Rioja o la regional en la calle San Fernando; el Zoido alcalde sí podía haber elegido de pleno derecho el Ayuntamiento en la Plaza Nueva para su conferencia de prensa, pero a partir del 11 de junio, nunca antes. Demasiadas prisas. En Democracia hay que ser escrupuloso hasta en los más mínimos detalles.

Transparencia

Griñán retó a Zoido a que, como ha hecho ya él mismo, haga pública su declaración de la renta para demostrar que no ha cobrado sobresueldos de su partido. El también alcalde de Sevilla y presidente del PP (A) guardó la misma actitud que el título de la película de Elia Kazan, la ley del silencio, y luego fuentes de su entorno dijeron que no iba a hacerle el juego al presidente de la Junta.

Es curioso que el alcalde que siempre prometía luces y taquígrafos y que milita en un partido que ha hecho de la ley de Transparencia el santo y seña del mandato de Rajoy considere una afrenta que le pidan su declaración del IRPF.

Aquí es posible consultar hasta las declaraciones fiscales de los ministros y del  presidente de Francia, François Hollande, los cuales las colgaron en Internet tras el escándalo Cahuzac, pero no la de ciertos políticos nuestros, que presumen de lo que carecen.

Por eso quedé doblemente sorprendido cuando el mismo día del rifirrafe parlamentario entre Griñán y Zoido recibí la inesperada y educada llamada de todo un caballero, Benito Navarrete, comisario de la exposición ‘Las Santas de Zurbarán. Devoción y Persuasión’, que he visto como uno más de los 5.000 primeros visitantes de la muestra. No voy a repetirme aquí y ahora en mis argumentos en pro (magnífica idea la de convertir nuestra cultura en un activo económico exportable) y en contra (si cuesta dinero al contribuyente con esta crisis galopante y no se autofinancia, es un lujo que contradice los tijeretazos de Zoido a la cultura sevillana) de la iniciativa.

Navarrete, respetuoso aun en la discrepancia como padre de la criatura, sólo quería aclarar mi expresión de que había sido un fichaje “a golpe de talonario” (por mi parte, no tanto en el sentido crematístico como de que se trataba de un externo al Ayuntamiento), y para demostrarme que no se trataba de una incorporación en plan estrella, como las del fútbol, me pedía mi correo para enviarme sus declaraciones del IRPF.

Fiado de su palabra y por más que me resistí, no hubo manera: me ha enviado sus últimos ejercicios fiscales, en los que, sólo por su insistencia, he verificado que, efectivamente, ha perdido dinero con el cambio de Madrid a Sevilla, y bastante. Más que bastante, hasta mucho.

O sea, que el comisario de las ‘Santas’ no ha venido a Sevilla para ganar más dinero, sino por amor al Arte.

Decía Benito Navarrete que él, en política, había devenido en ‘zoidista’.

Pues yo, en materia de transparencia, habré de confesarme ‘benitista’.

 

Zoido no ha cumplido aún la mayor parte de sus 135 promesas electorales

Ninguna de las iniciativas que le enfrentan a la Junta figuraba en el programa con que acudió a las elecciones

No ha acometido ninguno de los 29 parkings prometidos y ahora promueve dos fuera de programa, Alameda y Prado

No hace nunca referencia a las once promesas cuya realización condicionó al apoyo del Gobierno andaluz

Alude a su falta de competencias para justificar que no ha podido convertirse en el ‘alcalde del empleo’

La falta de competencias no le impidió prometer institutos de Secundaria, centros de salud y hasta un Servicio de Urgencias

 

El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, afirmó durante su conferencia de prensa con motivo del segundo aniversario de su victoria en las elecciones municipales del 22 de mayo de 2011 que ya ha cumplido el 60% de su programa electoral y que lo mejor está por venir en los dos años de mandato que le restan.

El análisis de las 135 promesas electorales de Zoido para el conjunto de los once distritos de la ciudad demuestra que Zoido está aún lejos de alcanzar ese 60% que estima como cumplido y, sobre todo, que sólo ha cumplido una de las diecisiete promesas-estrella que hizo durante la campaña: la derogación del Plan Centro de Tráfico.

Según el aserto del alcalde, habría cumplido 81 puntos de su programa electoral y le faltarían 54 hasta mediados de 2015, fecha de las próximas elecciones municipales, pero en realidad son muchas más de 135 las promesas realizadas por escrito en sus once documentos para los once distritos de la ciudad, ya que muchos puntos  incluyen varios apartados. En sentido contrario, hay una misma promesa repetida once veces: la implantación de la Policía de Barrio. Asimismo, hay otra repetida para Los Remedios, Norte y Cerro-Amate: la reordenación de las líneas de autobuses de Tussam para prestar un mejor servicio a los vecinos de esos distritos.

Del análisis también se desprende la existencia de promesas genéricas como la recuperación de la tradición comercial de muchas calles de Los Remedios y del comercio tradicional del Distrito Norte, y velar por que la figura del comisionado especial para el Polígono Sur, en lugar de ser una cuarta Administración, sea el verdadero instrumento unificado de gestión eficaz para los vecinos de esta zona de Sevilla.

UN CONTEXTO DE CRISIS

Cuando Zoido ofrece estas 135 promesas electorales a los sevillanos lo hace en un marco general de tres años de crisis económica, en un país con cinco millones de parados y al borde de la intervención económica y en una ciudad, Sevilla, con 77.000 desempleados y con un Ayuntamiento cuya deuda está estimada por entonces en unos 600 millones de euros. Un hombre de su experiencia política, que ha sido delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha y en Andalucía, secretario general del PP (A) y líder de la oposición municipal durante cuatro años debía ser plenamente consciente de lo que prometía y de las posibilidades de cumplirlo.

Aunque ahora apela a la “herencia recibida” y a la “situación dramática” del Ayuntamiento para tratar de justificar el balance de estos dos años de gestión, en su programa electoral sólo condicionó cinco de sus 135 promesas (el 3,70% del total) a “las disponibilidades de recursos” que encontrara en caso de llegar a la Alcaldía, éstas: una piscina cubierta en el barrio de Begoña, equipamientos culturales en la Fábrica de Vidrio, pistas de pádel en Santa Justa, un bulevard sobre el canal abovedado de la Ranilla y un conjunto de instalaciones deportivas en Santa Aurelia, Padre Pío, La Música….

El segundo condicionamiento de su programa afecta a once puntos, todos relacionados con la Junta de Andalucía, a la que ahora amenaza con llevar a los tribunales tras acusarla de boicotear sus grandes iniciativas, cuya materialización -dice- le convertiría en lo que también prometió ser y aún no ha cumplido: ‘el alcalde del empleo’.

PROGRAMA OCULTO

La gran paradoja radica en que ninguna de esas iniciativas a las que alude (conversión de la antigua comisaría de la Gavidia en un centro comercial, construcción de aparcamientos rotatorios en la Alameda y el Prado de San Sebastián) figura en su programa electoral, ninguna. Es más, incluso lo incumplen, como es el caso del parking en la Alameda, ya que en su programa para el Casco Antiguo promete textualmente “dotación de aparcamientos en el perímetro del Casco Antiguo”. En el perímetro, no dentro. Zoido es perfectamente consciente de que el PGOU vigente prohíbe, por su efecto llamada sobre el tráfico (ejemplo, el parking de la Concordia y su efecto sobre la calle Baños), estacionamientos en el Casco Antiguo y por éso oculta su proyecto de parking en la Alameda.

Sólo cuando ha ganado las elecciones saca a relucir su programa oculto, la venta de la Gavidia para centro comercial y el parking en la Alameda, contrarios al PGOU, por lo que la Junta se ve obligada a rechazarlos, con lo cual el alcalde tiene la excusa perfecta para culpar al Gobierno autónomo de “un boicot a Sevilla”.

Curiosamente, de las once promesas electorales que condiciona al apoyo de la Junta de Andalucía y que beneficiarían a otros distritos o sectores que no sean el comercial del Centro no dice absolutamente nada. Son éstos: centro de día para mayores y guarderías en el Casco Antiguo, un nuevo centro de salud así como guarderías, comedores y colegios en Los Remedios, equipamientos para la Macarena, centro de día en San Pablo y San José Obrero, reurbanización integral de Heliópolis, centros de salud e instituto en Los Bermejales, centros de salud en Valdezorras y Pino Montano, equipamientos para el distrito Este-Alcosa-Torreblanca y rehabilitación de viviendas en la calle Neblí (Nervión).

UNA TREINTENA DE PARKINGS

Zoido ha convertido en arma arrojadiza contra la Junta sus proyectos de aparcamientos que no figuraban en su programa electoral por vulnerar el PGOU (la Alameda, el Prado de San Sebastián), y no habla -y cabe deducir que tampoco incluye en ese 60% de su programa electoral cumplido teóricamente porque no ha construido aún ninguno- de los 29 estacionamientos prometidos durante la campaña, de ellos 18 subterráneos (dos en Triana, tres en Macarena, uno en Bellavista-La Palmera, cinco en Sur, tres en Norte, uno en Cerro-Amate y tres en Nervión) y once en superficie (uno en Triana, uno en Los Remedios, dos en Norte y siete en Cerro-Amate), a los que hay que añadir los genéricamente prometidos en el perímetro del Casco Antiguo sin especificación de cantidad.

De todos ellos, el único que hasta ahora tiene visos de iniciarse es el de la Plaza San Martín de Porres, en Triana. Del resto, ni noticia. Prácticamente, Zoido carece ya de tiempo suficiente para ejecutar cualquiera de estos estacionamientos, con lo cual el fiasco en este capítulo puede acabar recordando al de Monteseirín, si bien éste, en su desastrosa gestión al respecto, prometió 40 más que Zoido y acabó amargando la vida de centenares de vecinos que entregaron una fianza por adelantado y que si recuperarán será gracias al actual alcalde.

Zoido, que dice haber cumplido el 60% de su programa, prometió además cinco centros cívicos  (San Pablo/Santa Justa, Cerro-Amate y Nervión), cinco centros de mayores (Los Remedios, Este y Sur), tres centros de día (Casco Antiguo y San Pablo), cinco guarderías (Casco Antiguo, Los Remedios, Este/Alcosa/Torreblanca), una escuela de adultos (Nervión), una escuela-taller (San Pablo) y cinco parques infantiles (Triana), en su mayoría pendientes de ejecución.

EDUCACIÓN Y SANIDAD

En materia de educación y enseñanza prometió luchar por el incremento de la ratio en Los Remedios, cuatro guarderías más (Los Remedios y Sur), un colegio infantil y de Primaria y un comedor escolar en Los Remedios, sendos institutos en Los Bermejales y Distrito Este, tres centros de educación de adultos en Sur y la renovación del CEIP San Pablo.

Aunque a la hora de la verdad se escuda en que carece de competencias, como en materia de empleo, también prometió nuevos centros de salud o mejora de los existentes, en su caso, en Los Remedios, Este, Valdezorras y Las Estrellas y un Servicio de Urgencias en Pedro Vallina.

El alcalde prometió también nuevos centros deportivos o mejora de los equipamientos existentes en Triana (nada menos que seis nuevas instalaciones), Macarena (tres, incluyendo una piscina cubierta), Los Bermejales (todo un pabellón que cabría calificar como olímpico, mucho mejor que el de San Pablo y hasta con pistas de nieve artificial para esquiar), Este y otra piscina cubierta en El Cerro-Amate. La gran mayoría de estas promesas siguen pendientes de materialización cuando sólo quedan dos años para el final del mandato.

El otro gran capítulo de promesas, algunas ya cumplidas como en los casos del Porvenir y la Buhaira, es el de las reurbanizaciones: Paseo de Juan Carlos I, Plaza de Armas, Ronda de Triana, Heliópolis, Pineda, Jardines de Hércules, entorno de la Ronda del Tamarguillo, Jesús, María y José, El Trébol, San Pablo-Santa Justa…..

Los sevillanos también pueden comprobar si el alcalde ha cumplido otra gama de promesas, entre las que figuran sendos parques de bomberos en Triana y Los Remedios, un mercado de abastos en la barriada Villegas, la remodelación de los del Arenal y Huerta Santa Teresa, un vivero de empresas en Alcosa y una comisaría de la Policía Local en Triana (a base de desmantelar ahora la existente en Los Remedios, frente al Parque de Los Príncipes).

Sin incluir aquí los proyectos-estrella, tan sólo este repaso al programa electoral demuestra que a Zoido aún le queda una enorme tarea pendiente en los dos años finales de mandato si quiere cumplir el 100% de las promesas que hizo a los sevillanos para auparse a la Alcaldía.

Una sola promesa-estrella cumplida en dos años

El alcalde sólo ha cumplido una de sus promesas-estrella del programa electoral, la de derogar el Plan Centro de Tráfico, y se halla en trance de cumplir otra, si bien es un proyecto que data de la era de Monteseirín: la finalización del Museo de Cerámica de Triana, que debe llevar anexa una escuela-taller.

El resto de proyectos estrella prometidos por el alcalde aunque en algún caso no tuviera competencias para ello y todavía incumplidos es el siguiente, por distritos:

Casco Antiguo: Dotación de aparcamientos en su perímetro y Líneas 2 y 3 de Metro.

Triana: Parque de bomberos.

Los Remedios: Proyecto Fábrica de Arte Elcano (Altadis), con un centro de día para mayores, un centro cultural, auditorio y centro de arte contemporáneo.

Macarena: construcción del paso subterráneo de San Lázaro.

San Pablo-Santa Justa: Terminación del Plan de Barrios y ‘Welcome Sevilla’ en la estación de Santa Justa.

Bellavista-La Palmera: Club Deportivo Multidisciplinar con piscina olímpica, pista de esquí artificial, gimnasio, pádel y aparcamientos.

Sur: Solventar los casos de los gorrillas, botellonas, prostitución y tráfico de drogas y proyecto Corazón Parque Central María Luisa, para unirlo con el Prado de San Sebastián, Jardines de Murillo, ribera del Guadalquivir, Jardines de San Telmo y Jardines de la Casa Rosa.

-Norte: Red completa de Metro subterráneo ampliada a Torneo Parque Empresarial y San Jerónimo.

Este: Escuela Internacional de Idiomas y reurbanización del canal de La Ranilla.

Cerro-Amate: Nueva construcción de 540 viviendas en Los Pajaritos.

Nervión: Nuevo Distrito judicial en el Prado  y remodelación de la antigua Fábrica de Artillería incluyendo espacios culturales y de ocio.

Más promesas para el Casco Antiguo y menos para Macarena

El Casco Antiguo es el distrito que figuraba con más promesas en el programa electoral de Zoido para las municipales de mayo de 2011, con un total de 15, y Macarena, el que menos, con 10. Además de por la cantidad, las promesas para el Casco Antiguo, que incluían la derogación del Plan Centro de tráfico, también destacan por el coste de su ejecución, ya que entre las mismas se incluían las líneas 2 y 3 de Metro, la construcción de aparcamientos en su perímetro, la reurbanización del Paseo Juan Carlos I, la remodelación del mercado del Arenal y la reurbanización de Plaza de Armas.

Por el lado contrario, en el Distrito Macarena lo más destacable era el paso subterráneo de San Lázaro y un mercado en la barriada de Villegas, mientras que la construcción de una piscina cubierta se supeditaba a la disponibilidad de dinero.

El resto de las 135 promesas electorales de Zoido se distribuyen de la siguiente forma: 13 en Los Remedios, Nervión, Este-Alcosa-Torreblanca y Norte; 12 en Triana, San Pablo-Santa Justa y Cerro-Amate, y 11 en Bellavista-La Palmera y Sur.

El ‘sin’ de Los Pajaritos

El PSOE denunció el mes pasado que después de dos años el programa de rehabilitación de Los Pajaritos sigue “sin plazos, sin proyecto y sin presupuesto”, pese a que en marzo del año pasado el alcalde acudió al barrio con la ministra de Sanidad y Asuntos Sociales, Ana Mato, para reiterar su promesa de reconstrucción.

La Ranilla, el precedente

El gobierno local prometió un “se arreglará” cuando a principios de año se suscitó un vivo debate sobre la promesa de Zoido de convertir en canal de La Ranilla en un parque verde en el plazo de un año (2012) con 1,5 millones de euros de fondos europeos. Fue el precedente de la petición de paciencia hecha ahora por el alcalde.

El color de Sevilla

Zoido, al igual que Los Del Río en su famosa canción, piensa que Sevilla tiene un color especial. Quizás por éso una de sus más curiosas promesas electorales, en concreto formulada para el Distrito Casco Antiguo, fue la de homologar criterios y colores en el mobiliario de terrazas y también en el mobiliario urbano.

Hasta ascensores

El programa electoral de Zoido para el Distrito Sur también incluía la promesa de otorgar ayudas y apoyo para la rehabilitación de viviendas, especialmente para la colocación de ascensores en bloques de pisos de las barriadas de El Juncal, El Tiro de Línea y Las Letanías, medidas que habrían paliado la crisis de la construcción.

* PDF: Las 135 promesas electorales de Zoido_

* Participe en la encuesta del diario Viva Sevilla: ¿Ha cumplido Zoido con tu barrio?

http://andaluciainformacion.es/sevilla/310293/cumple-zoido-sus-promesas-en-tu-barrio/

 

 

La paciencia también se agota

El próximo día 11 de junio se cumplirán dos años desde la toma de posesión como alcalde de Juan Ignacio Zoido y, por tanto, el ecuador de su mandato. Al día siguiente se iniciará la inexorable cuenta atrás para una nueva cita con las urnas, porque a partir de ese momento el tiempo que le quede como alcalde será menor del que ya ha ejercido como tal.

El pórtico de ese cruce del ecuador puede situarse en el próximo miércoles, día 22 de mayo, cuando se cumplen dos años de las elecciones municipales que otorgaron a Zoido, con el voto prestado que él había pedido expresamente a los simpatizantes de otros partidos y a barrios tradicionalmente de izquierdas, la mayoría más absoluta que ha obtenido un alcalde (en puridad su partido, el PP) en la historia de nuestra Democracia: 20 concejales.

Juan Ignacio Zoido suscitó más ilusiones y esperanzas que ningún otro alcaldable en los 30 años anteriores, en parte por el agotamiento del proyecto encarnado por Monteseirín y los continuos despilfarros megalómanos de su final de ciclo (desde el sobrecoste multimillonario de las ‘Setas’ de la Encarnación hasta la ilegalidad de la biblioteca universitaria en el Prado, que impulsó desde el Ayuntamiento con la complicidad de un par de rectores políticamente afines); en parte por los efectos de la peor crisis económica que se recuerda y que, entonces en su tercer año, golpeaba a cada vez mayor número de sevillanos (77.000 parados en la ciudad en el momento de celebrarse las elecciones municipales el 22 de mayo de 2011); y, finalmente, porque Zoido le había prometido a todo el mundo durante los cuatro años que se llevó estrechando manos por los barrios lo que la gente quería oír, desde convertirse por oposición a Monteseirín y Torrijos en el ‘alcalde del empleo’, hasta satisfacer las demandas de equipamiento pendientes y el desbloqueo, en 15 ó en 60 días, de temas urbanísticos/económicos como Tablada y la segunda tienda de Ikea.

PIDE MÁS TIEMPO

Por prometer, al menos implícita o subliminalmente, Zoido prometió cuando se hallaba en la oposición hasta frenar la construcción de la por entonces incipiente torre Pelli -como hizo Monteseirín apenas convertirse en alcalde con el edificio proyectado por Moneo en el Prado-,  un rascacielos en la Cartuja sobre el que no ocultaba su disconformidad.

Con motivo del segundo aniversario de las elecciones municipales del 22 de mayo de 2011, que no realmente de su toma de posesión como alcalde, Zoido ha concedido unas declaraciones al diario ABC, tan faltas de contenido que el rotativo no ha podido encontrar mejor título que éste: “Lo único que le pido a los sevillanos es que tengan paciencia”.

Zoido ha pasado de decir “no hemos podido hacer más”, como balance-resumen que hizo del primer aniversario de su toma de posesión como alcalde hace ahora casi un año, a este ruego de paciencia, que viene a ser una variación de la frase anterior y que parece más propia de un alcalde recién llegado al cargo el 11 de junio de 2011 que de un regidor que lleva ya casi dos años gobernando los destinos de la ciudad. Tomando como referencia el propio discurso del alcalde, es como si aún estuviéramos en el kilómetro o minuto cero de su mandato, cuando en realidad ya ha recorrido la mitad del trayecto marcado sin que se haya apreciado un cambio significativo para mejorar la ciudad.

UN DATO OBJETIVO

Este es el típico momento/encrucijada en que para hacer un balance basta con preguntarse si Sevilla está mejor, igual o peor que antes de la llegada de Zoido. Independientemente de la percepción que tenga cada ciudadano, hay un dato objetivo de referencia, en línea con la principal promesa -y también principal problema que tenemos- durante su etapa en la oposición y en la campaña electoral: convertirse en el ‘alcalde del empleo’. Pues bien, cuando Zoido llegó a la Alcaldía Sevilla tenía 77.000 parados en números redondos. Dos años después tiene 89.661. Casi 13.000 más.

La variante del discurso de Zoido en este sentido es decir que carece de competencias en la materia, una afirmación con efecto ‘boomerang’ sobre su imagen, por dos razones esenciales.

1) Demostración de frivolidad política, por haber prometido algo que no estaba en su mano. Por lo tanto, habría firmado un contrato social fraudulento con quienes le votaron con esa esperanza, en una promesa similar a la del “pleno empleo” del que hablaba en su día Monteseirín.

2) Si carece de competencias, ¿no es una enorme contradicción que haya creado y mantenga una Delegación de Empleo, a cuyo frente ha puesto a Gregorio Serrano?

Zoido, con dos años a sus espaldas como alcalde, aún pide a los sevillanos un acto de fe en él, como cuando se encontraba en la oposición , y recurre a la metáfora del hortelano: “antes de recoger hay que sembrar, y nosotros estamos preparando la tierra, sembrando, y en los dos próximos años vamos a tener una buena cosecha en beneficio de todos los sevillanos, no de unos pocos…. Es ahora cuando hay que desarrollar los proyectos que hemos estado en los últimos años”.

SIN BROTES VERDES

El problema es que, de momento, la opinión pública no percibe qué ha estado gestando Zoido en estos años y que cuando le han pedido que cite al menos un proyecto no ya para este año, sino para 2014, se ha limitado a contestar con un genérico “habrá muchos”, pero sin concretar absolutamente nada. O hay brotes verdes pronto, o Zoido no va a tener tiempo de recolectar la cosecha para el mercado político y venderla dentro de dos años, cuando se celebren las próximas elecciones municipales.

Y el segundo problema que tiene Zoido en su cuenta atrás para la cita con las urnas es que su cosecha debe responder a las grandes expectativas que generó en su día, las mismas por las que consiguió 20 concejales. Para seguir con la metáfora hortelana, en la línea de Miguel Hernández y su Elegía, Zoido necesita una cosecha rápida y, además, abundante, con la que contentar a tantos votantes como los que tuvo el 22-M de 2011.

En previsión de que los brotes aún no nacidos no alcancen siquiera a madurar, el alcalde ya busca la tormenta perfecta de pedrisco a la que culpar de la falta de frutos de su gestión: la Junta de Andalucía, porque, según declara, boicotea sin sentido los grandes proyectos cuya ejecución habría revertido la situación si no hubieran sido obstaculizados por el Gobierno autónomo. En la lista negra que imputa a la Junta, Zoido incluye Altadis, la Gavidia, las Atarazanas, Ikea y los aparcamientos, por lo que amenaza con denunciarla ante los Tribunales y movilizar en su contra a los sevillanos.

Curiosamente, ni Zoido ni la patronal, denunciaron ante los Tribunales, ni antes ni ahora, la actuación sin precedentes de Monteseirín que sí puede acabar provocando un gran perjuicio a la ciudad y que si no se ha evidenciado ya es por el parón económico que ha supuesto la crisis: los 200 millones de euros recaudados por los convenios urbanísticos para desarrollar nuevos barrios en la ciudad y que el anterior alcalde gastó, en vez de en urbanizar los terrenos para facilitar la construcción de nuevas viviendas, en “la ciudad consolidada”, un eufemismo para ocultar que los asignó a las ‘Setas’ de la Encarnación y otros programas en el Centro.

EL PGOU, CLAVE

De los proyectos citados por Zoido, sólo el de la Gavidia y los aparcamientos en la Alameda y el Prado puede imputarlos a la oposición de la Junta, porque no se tienen noticias de iniciativas empresariales para Altadis; en Ikea, el Ayuntamiento no pidió hasta hace sólo unos meses el desvío de las vías pecuarias existentes en el terreno elegido, y sobre las Atarazanas cabe recordar que la demora y exigencias del Consistorio para conceder la licencia provocaron la huida de La Caixa a la torre Pelli, tan efusivamente saludada por el propio alcalde, el cual se olvida curiosamente de incluir en la lista otro proyecto frustrado por las mismas razones que el anterior: el de Decathlon en la Cartuja.

En una Democracia garantista como la nuestra, la Junta se remite a las disposiciones del propio PGOU de Sevilla y del modelo de ciudad diseñado en el mismo para fundamentar su rechazo a las pretensiones municipales de tratar de modificarlo por la vía de los atajos urbanísticos. Por eso el Ayuntamiento, en vez de acudir a los Tribunales, en un puro artificio político sin base jurídica, anuncia, sin mucha convicción, una “actualización” del documento urbanístico.

Pero, ojo, una cosa son modificaciones puntuales y recalificaciones (el gobierno local ha tramitado ya ocho) y otra muy distinta es redactar un nuevo Plan, que tiene una tramitación perfectamente reglada. Recuérdese que desde que se aprobó el llamado Metaplan durante los gobiernos de coalición PSOE-IU hasta que se aprobó de forma definitiva el PGOU vigente (2006) transcurrieron seis años, cuando a Zoido le quedan sólo dos de mandato. Por tanto, tampoco es probable que a Zoido le dé tiempo a rematar un nuevo PGOU ni que éste, cuando aún queda por desarrollar tanto del vigente, sea la panacea para los males de Sevilla.

Con un superávit de 45 millones de euros en el último ejercicio tras meter las tijeras por doquier, Zoido tampoco puede invocar ya la herencia recibida. Tiene aún dos años por delante y ya no puede pedirles más tiempo a los sevillanos como si éstos fueran el santo Job. La paciencia también tiene fecha de caducidad: las próximas elecciones municipales.

 

El CIS y la margarita de Zoido

El secretario general del PP andaluz y alcalde de Tomares, José Luis Sanz, ha vuelto a resucitar el debate interno sobre la candidatura de Zoido a la Presidencia de la Junta de Andalucía en el peor momento posible para los populares en nuestra comunidad autónoma: el mismo día en que se difundía el último Barómetro Autonómico del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

El alcalde de Sevilla había despejado prácticamente esa incógnita en el sentido de concentrarse en sus tareas como regidor de la capital de Andalucía cuando, con motivo de la Feria de Abril, concedió una entrevista a la Cadena SER en la que, tras aludir a su doble condición de alcalde y de líder de la oposición a Griñán, le plantearon si se veía como candidato al sillón de San Telmo. Contestó que su preferencia era la Alcaldía de Sevilla. Su razonamiento era sencillo pero contundente: él es alcalde porque los sevillanos lo han elegido con sus votos en las urnas, mientras que es presidente del PP (A) porque así lo han querido sus compañeros de partido. El mensaje implícito era obvio: tiene un compromiso con los votantes sevillanos mayor que con sus correligionarios, lo cuales habían acudido a él como solución de emergencia tras la dimisión de Javier Arenas y para evitar un vacío de poder interno.

EL PARTIDO MANDA

Aunque todavía quedan, salvo adelanto del calendario por disolución del Parlamento y convocatoria de elecciones anticipadas, casi tres años para la cita con las urnas, la declaración de Zoido reconociendo implícitamente su interinazgo como líder del partido volvió a agitar las aguas internas y a dar bríos a quienes, sobre todo en Andalucía Oriental, propugnan que el PP andaluz tenga una cabeza visible proyectándose hacia las elecciones autonómicas como alternativa a Griñán antes que un líder que proclama sin ambages que su prioridad es sucederse a sí mismo como alcalde de Sevilla en unos comicios para los que sólo faltan dos años y ante los que debe echar el resto en su ciudad en el tiempo que le falta de mandato si quiere ser reelegido.

Quizás para acallar esas voces y poner freno a cualquier movimiento interno para tomar posiciones de cara a la batalla por el control del partido, José Luis Sanz concedió una entrevista a Canal Sur en la que dejó abierta la candidatura de Zoido a la Presidencia de la Junta. El también alcalde de Tomares, que sufre en el seno de su Ayuntamiento la polémica por las facturas de las mariscadas cargadas a las arcas municipales en plena crisis económica, afirma que aunque Zoido ha expresado su deseo de seguir siendo alcalde de Sevilla, “también ha afirmado que está a disposición del partido”.

Sanz se ha esforzado en transmitir el mensaje de que la decisión de Zoido sobre su futuro político no depende única y exclusivamente de él mismo, sino también de los dirigentes de su partido, por lo que si Rajoy, Cospedal, Arenas y los ocho secretarios provinciales andaluces acuerdan que el alcalde de Sevilla debe ser también el aspirante a la Presidencia de la Junta, tendrá que acatar esa decisión “sí o sí”.

PELIGRA LA MAYORÍA ABSOLUTA

El intento de reforzamiento de la dimensión andaluza de Zoido por parte de su mano derecha en el partido se ha producido justamente el mismo día en que se conocía el Barómetro Autonómico del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), al tiempo que su estudio general de opinión. Este último refleja un nuevo descenso en la intención de voto del PP, pero el partido del Gobierno incrementa paradójicamente su ventaja porque la caída del PSOE de Rubalcaba es aún superior a la suya, mientras siguen trasvasándose votos desde los partidos mayoritarios a los minoritarios, en especial IU y UPyD.

Se está dibujando un escenario político cada vez más fragmentado y con la posible necesidad en el horizonte de recurrir a coaliciones de dos e incluso más de dos fuerzas políticas para obtener una mayoría parlamentaria suficiente para gobernar. Un panorama a la italiana, con los movimientos alternativos, como les ha demandado María Dolores de Cospedal, pensando en concurrir a las elecciones para tratar de repetir el fenómeno de Beppe Grillo en Italia capitalizando el descontento popular con los políticos y la vieja política.

El PP, pues, teme perder la mayoría absoluta tanto en el conjunto de España como en algunos de sus feudos tradicionales, especialmente Madrid tras la marcha de Esperanza Aguirre, y Valencia, tras la salida de Camps y el escándalo de la trama Gürtel. El mantenimiento de la Moncloa en manos de Rajoy pasa por revalidar los gobiernos autonómicos madrileño y valenciano y de lograr al menos el mismo techo de votos que había logrado Arenas en Andalucía, donde superó en sufragios al PSOE en las tres últimas convocatorias electorales.

VARAPALO DEL CIS

Sin embargo, las perspectivas que se deducen del Barómetro Autonómico del CIS no son muy halagüeñas para el PP en Andalucía, el cual es percibido falto de liderazgo. A escala regional, el estudio del CIS muestra la misma desafección a la política y a los políticos que el nacional, donde ahora las instituciones más valoradas son la Guardia Civil y las Fuerzas Armadas y donde caen la Monarquía, los partidos políticos y el Parlamento.

Así, sólo el 18,8% de los andaluces califica de buena/muy buena la gestión de Griñán al frente de la Junta de Andalucía y tan sólo un 14,07% opina lo mismo de la labor del Gobierno autónomo; el presidente de la Junta inspira poca/ninguna confianza al 62,6% de los andaluces y el 40,01% de ellos cree que la situación política en nuestra comunidad es peor que la de España, y un 55,3% estima que la situación económica es peor/mucho peor que la del conjunto del país.

Esta percepción tan negativa de la realidad andaluza debería ser el caldo de cultivo idóneo para la oposición y su líder, pero no se traduce en un mayor apoyo para el PP (A) y Zoido, a los que, mutatis mutandi, les ocurre en Andalucía lo mismo que a Rubalcaba y al PSOE en el ámbito de España: que al ser peor valorados aún que el presidente y su Gobierno acaban por mejorar su posición relativa.

Y es que tan sólo un 5,2% del electorado estima que Zoido realiza una buena/muy buena gestión como líder de la oposición a Griñán; un 48,5% opina que su labor es mala/muy mala; un 35% la califica de regular y el resto, no sabe/no contesta.

El PP a las órdenes de Zoido no es percibido ahora como alternativa de Gobierno en Andalucía, porque cuando el CIS pregunta a los encuestados si creen que lo haría mejor que la Junta en caso de que los populares estuvieran en el Gobierno autonómico en vez de Griñán, hay una diferencia de entre 15 y más de 20 puntos en quienes piensan que lo haría peor en materias como vivienda, seguridad ciudadana, educación, desempleo, infraestructuras, sanidad, ecología, economía e inmigración. O sea, en ningún capítulo hay una mayoría de andaluces que piensen que Zoido lo haría mejor que Griñán.

VOTO VERGONZANTE

En las pasadas elecciones autonómicas andaluzas, el PP ganó con el 40,7% de los votos -si bien la posterior coalición PSOE-IU le privó de gobernar- en la comunidad, mientras que el PSOE obtuvo un 39,5%; IU, un 11,4%; UPyD, un 3,4%, y el PA, un 2,5%. Cuando ahora el CIS pregunta a quienes votaron en esas elecciones por el sentido de su voto entonces, un 2,5% reconoce haber votado a UPyD; un 10,5%, a IU y un 40,6%, al PSOE. Estas cifras, con pequeñas desviaciones arriba o abajo por el tiempo transcurrido, vienen a coincidir con aquellos resultados electorales. Y atención a los datos del PP: sólo un 24% reconoce haber dado su voto a los populares, ¡un 16,7% menos que en la realidad!

Esto significa que hay un voto vergonzante que ya no se reconoce en el PP, como ocurría a los simpatizantes socialistas en la última etapa de Zapatero, un votante que quiere olvidarse del apoyo otorgado al PP hace poco más de un año, en parte por las políticas de Rajoy y en parte por el bajo perfil de Zoido como sustituto de Arenas. Además, un 46,1% de los encuestados asegura que jamás votará al partido que preside Zoido en Andalucía, frente a un 25,9% que dice lo mismo del PSOE. Por tanto, el grado de rechazo visceral al PP supera en 20 puntos al que inspiran los socialistas.

Esta es la situación que refleja el CIS para el PP en Andalucía en el año transcurrido desde las últimas elecciones, la evolución del partido con Arenas como líder y con Zoido como sucesor, un líder de la oposición que no sólo no aprovecha el desgaste de Griñán por la crisis económica y otros factores, sino que es peor valorado aún que el presidente y por lo tanto no se erige como su posible alternativa.

Con este panorama de un PP (A) huérfano de liderazgo regional a ojos del electorado, cabe preguntarse cómo, según Sanz, dentro de su partido aún se deshoja la margarita de si Zoido debe ser también el candidato a la Presidencia de la Junta en San Telmo en vez de concentrarse en retener la Alcaldía de Sevilla.

Ellos sí que saben

Parafraseando a fray Luis de León, comentábamos ayer como quien dice las iniciativas de Ana Botella, Joaquín Leguina y Esperanza Aguirre de vetar el acceso a la política a los advenedizos y arribistas sin oficio previo conocido, poniendo para ello como tamiz la condición de que se hubieran ganado anteriormente la vida como asalariados, funcionarios o empresarios.

Los tres políticos citados deberían ir pensando en ampliar la exigencia al grado de formación de los aspirantes a una mamela pública tras conocerse, merced a los Presupuestos Generales del Estado para el año en curso, que de los 245 asesores (casi uno para cada día del año) nombrados por o para el servicio de Mariano Rajoy  -aparte de la extensísima nómina de funcionarios del Estado-, 68 de ellos no tienen ni siquiera el título de graduado escolar.

Dado que disfrutamos de Democracia desde hace 35 años y de que incluso en el antiguo régimen existía una amplia escolarización y también una razonable política de becas dentro de las posibilidades, no parece razonable atribuir a los 40 años de la Dictadura el hecho de que casi un tercio de los asesores nombrados a dedo por el presidente del Gobierno carezcan de la acreditación de los más elementales estudios primarios, por lo que cabría deducir que han hecho carrera en la política y de la política su carrera sin más mérito que haber militado desde temprana edad en los alevines del partido, pese a la recomendación de Ana Botella de que por lo menos los de la actual generación sería mejor que estudiaran o trabajaran en vez de dedicarse a pegar carteles o a conspirar contra sus mayores para entrar cuanto antes en las listas.

En un país en el que se exigen todo tipo de títulos educativos -hasta el punto de hablarse de la ‘titulitis’ como obsesión- para poder desempeñar cualquier trabajo -y máxime si es cualificado- o años suplementarios de preparación para ingresar en la función pública tras superar unas duras oposiciones en competencia con millares de aspirantes, sorprende (¿o no?) que un tercio de los supuestos ‘cerebros grises’ que aconsejan a Rajoy sobre Economía, Justicia, Educación, Política Internacional o cualquier materia carezcan siquiera del graduado escolar.

Claro que ello no es óbice para que luego salga el presidente y nos haga un magnífico discurso sobre la cultura del esfuerzo.

 

Beneficio sin oficio

Dos damas de la derecha han caldeado el ambiente ya de por sí caldeado al proponer diques de contención en el acceso a la política. Primero abrió el fuego la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, cuando en un acto en el que estaba flanqueada por dos concejales que pertenecen a las Nuevas Generaciones del PP abogó por la desaparición de las Juventudes de todos los partidos y recomendó a sus miembros que se dedicaran a estudiar o trabajar. Con el típico corporativismo hispánico, hasta las Juventudes Socialistas saltaron a la palestra para solidarizarse, aparcando las diferencias ideológicas, con sus coleguillas de NNGG y en contra de la señora Botella.

Inmediatamente después tomó el relevo la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que, a la inversa, suscribió la tesis de su predecesor en el cargo, el socialista Joaquín Leguina, de que sólo deben ser candidatos a un cargo público las personas que previamente hayan demostrado que saben ganarse la vida, es decir, que son empresarios, funcionarios o que cotizan a la Seguridad Social en cualquiera de sus regímenes.

Desde la izquierda y la derecha, Leguina y Aguirre coinciden en la opinión de que la política no puede ser una profesión en sí misma y que ha de ser entendida como un servicio (temporal) a la sociedad. Justamente porque no fueron profesionales de la política quienes la protagonizaron y dieron el salto a la misma desde unas vidas más o menos resueltas la Transición española fue un éxito histórico alabado y tomado como modelo en todo el mundo.

Hay, sin embargo, general coincidencia en la abismal diferencia entre los políticos actuales profesionalizados, a buena parte de los cuales no se les conoce oficio previo, y los amateurs que con su entusiasmo pusieron los cimientos de la Democracia. En 30 años, la clase política ha pasado a ser percibida como uno de los principales problemas del país y salta de escándalo en escándalo. Salvando honrosas excepciones, la política está demasiado llena de advenedizos y arribistas, cuyo único mérito consiste en la lealtad ciega al líder y en apretar el botón del voto conforme a las órdenes del portavoz, a cambio de una generosa soldada y de prebendas fuera del alcance de los ciudadanos que los sostienen con sus impuestos.

Para acabar con este estado de cosas, implántense reglas como la de que el sueldo de cada político sea equivalente, ni superior ni inferior, al que tenga en su vida privada. Así se disuaría a quienes entran en política sólo por dinero: beneficio sin oficio.

El sheriff

A Manuel Pizarro, al que por decir la verdad sobre la crisis que teníamos en lo alto casi toda la prensa dio por perdedor en aquel debate con el vendedor de humo Solbes, lo ha nombrado Esperanza Aguirre ‘fiscal anticorrupción’ interno o especie de sheriff del PP de Madrid, para frenar la corrupción a raíz del caso Bárcenas. Es una novedad vieja, con veinte años de antigüedad. Manuel Olivencia, el gran mercantilista y profesor de Felipe González, fue de las primeras cosas que hizo apenas endosarle aquél el marrón de organizar la Exposición Universal de Sevilla a ocho años vista. No sólo sometería a su Oficina a una auditoría externa, sino que también creó como doble mecanismo de vigilancia un Departamento de Auditoría Interna. Y así ocurrió que Alberto Cabello, el adjunto al director del mismo, llegó a denunciar a Pellón por una presunta ocultación de informes económicos al Tribunal de Cuentas, algo inimaginable hoy. Vamos, como si Pizarro denunciase a la Espe. Así pues, el que inventó la figura del sheriff fue, paradójicamente, un comisario: el de la Expo-92.

Propositivo

Es proverbial la incontenible verborrea de Antonio Rodrigo Torrijos, su lenguaje barroco, sus circunloquios en vez de ir directamente al grano, retruécanos, perífrasis y su capacidad para inventarse palabros que no existen en el Diccionario. Su penúltima ocurrencia ha sido decir que acudía a la reunión sobre el Pacto por Sevilla “con ánimo propositivo”. ¿Y qué significa ‘propositivo’? La Real Academia de la Lengua no tiene registrado el término (naturalmente, lo acaba de parir en portavoz de Izquierda Unida). Lo más parecido que admite es ‘prepositivo’, relativo a preposición. ¿Qué habrá querido decir Torrijos? ¿Que iba con ánimo positivo, o sea, con intención de ser útil o práctico, conforme a la tercera acepción de la palabra en el DRAE, o más bien con idea de hacer propuestas a los portavoces de PSOE y PP? La palabra que ha acuñado es, además, demasiado rotunda, cuando la marca de la casa consiste en emplear locuciones o retorcer el lenguaje para oscurecerlo. Y es que, al contrario que con Gracián, con Torrijos, lo bueno, si breve, dos veces ‘pronegativo’.