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Zoido, del Corpus al Domingo de Ramos

El pasado mes de junio, recién investido como alcalde, Zoido se dio un baño de multitudes en la procesión del Corpus Christi, donde fue vitoreado, besado y abrazado de forma tan entusiasta que él no pudo contener las lágrimas de emoción. Nueve meses después (diez desde las elecciones municipales) llega a las procesiones del Domingo de Ramos con menos palmas de lo que podía imaginarse a la luz de aquellas adhesiones que parecían inquebrantables.

No ha habido ningún medio que no haya hablado del debilitamiento del ‘efecto Zoido’, aquella corriente de simpatía sin precedentes que, gracias al voto ‘prestado’ de barrios sociológicamente de izquierdas, impulsó al candidato del PP a la Alcaldía de una forma arrolladora al premiarlo con 20 concejales.
Por más que por su distinta naturaleza no deban compararse elecciones diferentes, ha sido inevitable que tanto en los partidos como en los medios se haya entrado en el juego de las extrapolaciones tras el 25-M. Los números  reflejan que en los diez meses transcurridos entre las elecciones municipales que encumbraron a Zoido a la Alcaldía y las regionales en que ha sido cabeza de lista del PP por la provincia, su apoyo popular ha pasado en la capital de 166.040 a 150.897 votos. Ha perdido 15.143 sufragios.

LA IZQUIERDA SE RECUPERA

Por el contrario, el bloque PSOE-IU ha pasado de 123.234 votos (99.168 + 24.066) en las municipales, a 165.474 (132.338 + 33.136) en las autonómicas. Hace diez meses, el PP aventajaba en Sevilla capital a la izquierda en 42.806 sufragios; ahora se ha invertido la situación y PSOE e IU, sumando su fuerza electoral, obtienen 14.577 votos más que el PP. La extrapolación indica que, como ha pregonado un jubiloso Espadas, Zoido habría perdido virtualmente la mayoría absoluta (16 concejales) y que PSOE e IU la habrían recuperado (17) y podrían reeditar su coalición de gobierno.

Aunque faltan tres años para que las urnas ratifiquen tal posibilidad en las siguientes municipales, los resultados del 25-M denotan al menos una tendencia y deben ser interpretados por Zoido como un aviso para que no olvide que muchos de sus votos del 22 de mayo de 2011 fueron un préstamo y que sus dueños pueden retirárselos, máxime si el tiempo sigue pasando y no ven que la situación de la ciudad haya experimentado ninguna variación sustancial.
Ahora que los sondeos han vuelto a jugar una mala pasada al PP, por exceso de confianza en las expectativas creadas, cabe recordar que el realizado hace unos meses para la Fundación Antares reflejó la opinión de los sevillanos de que tras el ascenso de Zoido a la Alcaldía en realidad todo seguía igual.

MEMORIAL DE AGRAVIOS

El alcalde inició el curso político en septiembre con una carta de siete folios al presidente de la Junta de Andalucía, Griñán, que era todo un memorial de agravios por la desatención del Gobierno andaluz hacia Sevilla, y la exigencia de que contrajera un compromiso con la ciudad “para poner en marcha grandes proyectos olvidados y estancados”.  En su larga lista, el mandatario sevillano enumeró la ley de Capitalidad, una red completa de Metro, la Ciudad de la Justicia, el pantano de Melonares, el museo de Bellas Artes, la iglesia de Santa Catalina, la conexión del AVE con el aeropuerto….
La carta, filtrada a los medios antes incluso de que llegara a su destinatario, fue interpretada como el inicio de la confrontación política con la Junta desde las capitales de provincia gobernadas por el PP, al modo de lo que había hecho el Gobierno andaluz contra el central en la era de Chaves y Aznar, y para preparar el terreno de cara a las autonómicas del 25-M, por entonces a seis meses vista, y el luego frustrado desembarco de Arenas en San Telmo.
En todo este tiempo Zoido ha esquivado pronunciarse sobre las opciones que la Junta ha puesto sobre la mesa en temas capitales como la ampliación del Metro y la Ciudad de la Justicia, con el claro propósito de que no se abordaran hasta que Arenas no ganara las elecciones para que así su partido pudiera rentabilizar políticamente la realización de los grandes proyectos. Nada nuevo bajo el sol. La Junta dio continuamente largas a Soledad Becerril sobre el Metro, cuya construcción no se inició hasta que, aun por la exigencia de Rojas Marcos, Chaves no se garantizó  de que se acometería  con un alcalde socialista (Monteseirín).

CAMBIO DE ESCENARIO

Pero los planes del PP y de Zoido se han convertido en humo tras el 25-M y la continuidad de Griñán en la Junta. Zoido se presentó como el alcalde del empleo pero durante su mandato hay 10.000 parados más. En plena recesión y con continuos recortes por parte del Gobierno central para reducir el gasto público, el alcalde difícilmente puede justificar un encastillamiento en su postura de que o red completa, simultánea y subterránea de Metro o nada, en vez de que se inicie de una vez el tramo Pino Montano-Prado, como ha preconizado y cuantificado económicamente la Junta. Tampoco se comprendería que siguiera  mareando la perdiz sobre la ubicación de la Ciudad de la Justicia, un día en Los Gordales, otro en el Prado y al siguiente en el Buen Aire. Y así sucesivamente.
Son infraestructuras y equipamientos que suponen inversión y creación de empleo para la ciudad y sobre los que Zoido no puede mantener por más tiempo su indefinición con tal de ejercer de oposición a la Junta. En la disyuntiva entre confrontación y cooperación, de inclinarse por la primera corre el riesgo de aparecer como el paralizador de los grandes proyectos de Sevilla y de sufrir un serio desgaste entre quienes, prestándole  su voto hace diez meses, le dieron la Alcaldía.

Resaca

El rito empieza la noche del día de autos, ésa en que todos los partidos han ganado las elecciones porque siempre tienen algún dato positivo al que agarrarse como un clavo ardiendo. En este sentido, pasará a los Anales la ‘paradoja Griñán’: cómo cantar victoria y presidir un gobierno tras haber sido el primero en 30 años en perder unas elecciones en Andalucía, 654.000 votos y nueve diputados. Ahora estamos en la segunda fase: las extrapolaciones. Si en vez de autonómicas hubiesen sido otras, el partido tal o cual o fulanito o menganito habrían obtenido tanto o cuanto. En un ‘totum revolutum’ se mezclan peras con manzanas, churras con merinas, autonómicas con generales y con municipales y resulta un cóctel a gusto del consumidor. Así andan Espadas y Torrijos, desinflando el ‘efecto Zoido’. Es cierto que ha perdido gas, pero como este juego postelectoral de la señorita Pepis es puro artificio, cuando Espadas dice ufano que el alcalde “ya no tiene la mayoría absoluta”, miro las bancadas del Ayuntamiento y sigo viendo a Zoido con los mismos 20 concejales que antes.

Rosa única

El alcalde perpetuo de Dos Hermanas, Kiko Toscano, tiene razón cuando dice que Griñán ha de ser el de garante de que cada militante socialista pueda ejercer su libertad individual dentro del partido, acorde con el artículo 6 de la Constitución: “La estructura interna y el funcionamiento de los partidos deben ser democráticos”. Por tanto, ¿qué es esto de que tenga que haber una sola lista ‘de consenso’ que elaboraría fulanito o menganita mezclando un tercio de sensibilidades por aquí y dos tercios de otras sensibilidades por allá (¿dónde el consenso entonces?), y que por narices la tenga que encabezar el presidente de la Junta, pues si no dice, como los niños chicos, que él no juega? ¿Por qué no puede haber en el PSOE de Sevilla dos, tres o cinco listas para el congreso federal? “Permitid que cien flores florezcan y que cien escuelas de pensamiento compitan”, decía hasta un totalitario como Mao Tse-tung. En el PSOE, en cambio, sólo se pretenden mayorías a la búlgara y una sola flor, pero donde no hay diversidad genética la flor única acaba siempre mustia.

Subterfugio

La barrida de partidas municipales para con los recortes pagar los 4,9 millones de la factura de la luz adeudada por Monteseirín desde hacía año y medio se llevó por delante no sólo la cuota de la FEMP, sino también 60.000 euros para UGT y CCOO. ¿A cuenta de qué? Pues de un subterfugio en forma de ‘Pacto Local por la Salud Laboral’ (Torrijos se pirraba por esto de los pactos locales) arbitrado por el gobierno ‘de progreso’ para eludir la sentencia del TSJA, que había declarado ilegal el acuerdo de someter a controles a las empresas contratistas del Ayuntamiento con la excusa de la siniestralidad. Ahora, gracias a la morosidad innata de Monteseirín (recuérdese la tira de años que estuvo sin pagar el sello del coche) hemos sabido de otra subvención trincada por los sindicatos. ¿Ven como entre ellos siempre hallaban una rendija de donde sacar dinerillo? Y yo me pregunto para qué pagar a los sindicatos por controlar la siniestralidad si para ello ya están los inspectores de Trabajo como, sin ir más lejos, José Antonio Griñán, presidente de la Junta de Andalucía.

 

 

 

A veces llegan cartas

Hace unos días, el alcalde  envió una carta de siete folios al presidente de la Junta para pedirle una entrevista y recordarle, como introducción, una lista de al menos dieciséis grandes cuestiones pendientes de resolución en la ciudad, en buena parte por falta de colaboración del Gobierno autonómico.

Inmediatamente, desde el PSOE se le ha descalificado. El portavoz del grupo municipal, Espadas, ha declarado que no aceptará que el PP y el alcalde de Sevilla conviertan la relación institucional entre la Junta y el Ayuntamiento en “un elemento de confrontación electoral”. La consejera para la Igualdad, Micaela Navarro, ha llegado a adjetivar de “frivolidad” la “carta a los Reyes Magos, en la que cualquier cosa cabe”. El consejero de Justicia, Francisco Menacho, ha tachado a Zoido de “desleal”, y el propio Griñán ha dicho que Zoido ostenta la Alcaldía para gobernar y “no para hacer oposición”.Mientras Zoido es asaeteado por reclamar como alcalde en beneficio de Sevilla, en el entorno de Griñán y en medios afines se saludaban las exigencias formuladas sólo unos días antes por el presidente andaluz al Gobierno de Zapatero en pro de Andalucía.

El 30 de agosto, ‘El País’ titulaba: “Griñán retoma el perfil reivindicativo de Andalucía frente al Gobierno central”. Y en la información se decía: “A poco más de dos meses de las elecciones generales, José Antonio Griñán ha retomado el perfil reivindicativo de Andalucía frente al Gobierno central, incluso en asuntos sobre los que se consideraba que ya no había mucho que decir. En la apertura oficial del curso político  el presidente de la Junta anunció que promoverá una iniciativa legislativa autonómica para que Andalucía siga siendo la “protagonista” en la gestión del río Guadalquivir….

Griñán anunció también que exigirá al Gobierno 500 millones de euros, cantidad en lo que cifra lo que éste ha dejado de ejecutar de los Presupuestos Generales de 2008…La tercera pata de la lista de peticiones es el traspaso de edificios sanitarios, que significará una importante aportación patrimonial. La Seguridad Social tiene 98 edificios que Andalucía puede reclamar…”.

Cuando Griñán reclama a Madrid, el PSOE andaluz y sevillano aplaude o asiente. Cuando Zoido reclama a la Junta, el PSOE se lanza en tromba contra el alcalde de Sevilla. Una misma actuación merece reacciones opuestas en función del color político. Lo que en uno es reivindicación, en otro es confrontación.

Al alcalde también se le ha reprochado el momento elegido para su carta, interpretado como el pistoletazo de salida de la campaña electoral para erosionar a Griñán en el asalto de Arenas a San Telmo; el tono y las formas. ¿Cuál habría sido el momento oportuno entonces? ¿Esperar a que pasen las elecciones generales y autonómicas para que no se le tache de electoralista?

Si Griñán apura los plazos, podría retrasar los comicios autonómicos hasta el 8 de abril de 2012. El calendario político continuaría con la constitución del Parlamento andaluz, la formación del nuevo Consejo de Gobierno, el aterrizaje de los nuevos consejeros y otros cien días de gracia para que se enteraran de los asuntos de su competencia…. Y se echaría el verano encima, con lo que entre una cosa y otra Zoido perdería un año o casi año y medio en plantear sus reivindicaciones históricas a la Junta en nombre de Sevilla y los sevillanos.

Por tanto, la carta la ha enviado en “el momento procesal oportuno”: con el inicio del nuevo curso político (¿acaso no ha hecho lo mismo Griñán para plantear sus exigencias a Zapatero?) y cuando a punto de cumplir sus primeros cien días como alcalde ha tenido ya un conocimiento más detallado de la (pésima) situación del Ayuntamiento.

Zoido, sin embargo, se ha equivocado en las formas al enviar la carta a los medios antes o al mismo tiempo que a Griñán, por lo que el presidente andaluz se enteró de su existencia y contenido por los teletipos; y en el tono empleado, con reproches de tipo personal que no facilitarán precisamente un clima propicio al entendimiento, una química entre mandatarios que a veces es más importante que todo lo demás, como en tiempos recientes quedó demostrado por la amistad desarrollada entre políticos ideológicamente opuestos y que redundó en beneficio de España: Felipe González con Helmut Khol y Aznar con Blair.Formas aparte, Zoido está cargado de razones para reivindicar las grandes cuestiones de fondo irresueltas de Sevilla. La capital de Andalucía no puede disponer tan sólo de una línea de Metro incompleta 36 años después de que las Cortes aprobaran la ley del Metropolitano hispalense. Tras once años y el paso de seis consejeros por el departamento aún no hay ni siquiera un acuerdo sobre la sede de la Ciudad de la Justicia.

El poblado de El Vacie, el asentamiento chabolista más grande de Europa, es la eterna asignatura pendiente de la ciudad. Ni siquiera Franco, que se comprometió públicamente, logró erradicarlo pese a sus poderes omnímodos como dictador. Ninguno de los variados proyectos de ampliación del Museo de Bellas Artes, la segunda pinacoteca de España, se ha materializado a lo largo del tiempo y la iglesia de Santa Catalina lleva ya más de siete años cerrada. Dos años después de que se prometiera el inicio de las obras de conexión entre Santa Justa y el aeropuerto para el AVE con un túnel de 10 kilómetros el proyecto duerme en los cajones……

Zoido cumple con su obligación, que es pedir para Sevilla.

Es preferible para la ciudad un alcalde reivindicativo como Zoido a un alcalde sumiso como Monteseirín.

 

Improvisación

Los últimos días de Pompeya del (sin) alcalde Monteseirín fueron un resumen, corregido y aumentado, de todos sus mandatos, en particular el de la víspera de la investidura de Zoido, en la que fue el gran ausente aunque nadie –ni siquiera Griñán, el teletipista honorario de Europa Press- lo echó en falta. Resulta que el (sin)  de las pastillas Macabeo  contra el cabreo (Manuel Rey dixit) por la debacle electoral socialista  intentó inaugurar todo lo inaugurable con tal de que Zoido no se hiciese la foto a su costa. Fracasó, por demasiado escandaloso ante la evidencia del retraso de las obras, en cortar la cinta de la nueva comisaría de la Ranilla y la de los jardines de (sin la ele, por favor) Cristina, así que concentró todos su esfuerzos en anunciar a bombo y platillo la apertura del túnel de Los Arcos aunque fuera a las 9 de la noche. Tras un final de suspense, fuese y no hubo nada. En su habitual improvisación marca de la casa no se percató de que le faltaba el acta de ocupación. ¡Qué gran metáfora como colofón a su gestión: el (sin) alcalde, sin papeles!

 

 

Sin + sin

El PSOE sigue  tendido en el diván buscando explicaciones a su laminación por el PP. Viera ha dejado caer ‘sotto voce’ que otro gallo habría cantado si a Monteseirín lo hubieran relevado antes. ¿Y quién debería haber decretado el relevo del (sin) alcalde que estaba hundiendo las expectativas electorales del partido mucho antes de que, cuando ya se había rebasado el punto de no retorno, lo hiciera Griñán mediante aquel teletipo de Europa Press? Respuesta: el propio Viera. Tras haber arrasado en el congreso provincial a Monteseirín y su facción de críticos atrincherados en el Ayuntamiento y con los sondeos de Julián Santamaría para el PSOE que mostraban el pernicioso efecto de Alfredo para la marca socialista y el inusitado nivel de rechazo que suscitaba hasta entre los propios simpatizantes, esos que luego han preferido prestar su voto a Zoido, Viera tenía todos lo argumentos para imponer su autoridad. Tenía todos los argumentos, pero no tuvo la autoridad. He aquí las consecuencias. Sevilla estuvo sin alcalde, y el PSOE de Sevilla, sin secretario general.

 

La batalla de Sevilla

Griñán ha subrayado el papel clave que juega la ciudad en estas elecciones al decir: “ésta es la gran batalla, la batalla de Sevilla”.

Sevilla es vital para todos los partidos, tanto por ser una de las grandes urbes del país y capital de Andalucía como por la fuerza simbólica de estos  resultados cara a las autonómicas dentro de diez meses.

Los analistas coinciden en que la votación en este bastión de la izquierda  durante los últimos 12 años será, con gran probabilidad, un anticipo de lo que ocurrirá en la lucha por la Junta de Andalucía entre Griñán y Arenas tras 30 años de gobiernos socialistas.

EL PSOE

Sevilla, tal como subrayó Zapatero en su mitin, es para el PSOE algo más que la capital de Andalucía en cuanto cuna de Felipe González. Un descalabro que diera el Ayuntamiento al PP, según vaticinan las encuestas, sería interpretado como la confirmación de la tendencia al cambio también en la Junta, apuntada sistemáticamente por los sondeos desde diciembre de 2009.

La pérdida de Sevilla podría a los pies de los caballos a Viera, impulsor del relevo de Monteseirín, laminador del sector crítico y avalista de una lista electoral plagada de independientes en los puestos altos en detrimento de las agrupaciones socialistas, que han adoptado un rol más bien pasivo durante la campaña al sentirse preteridas por el secretario provincial.

Una derrota sin Alcaldía rearmaría a los críticos y cuestionaría la sustitución de Monteseirín por Espadas –o incluso por qué faltó autoridad para haberlo relevado a mitad de mandato por Carrillo – y pondría a prueba la solidez del alcaldable socialista y de su grupo de independientes, que ante el panorama de cuatro años en el duro banco de la oposición podrían verse tentados a dar la ‘espantá’ como en su día Luis Yáñez.

EL PP

La ‘batalla de Sevilla’ es no menos esencial para que el PP, embalado en la hipótesis de conquistar la Alcaldía, pueda ganar el año próximo la ‘guerra de Andalucía’ y tomar el palacio de San Telmo tras seis lustros de derrotas, y se consolide en la capital tras doce años en la oposición. Porque si el PP no logra hoy la mayoría absoluta   después de las encuestas tan favorables;  con casi 100.000 parados en la ciudad, que teóricamente deberían propiciar un cambio político;  tras escándalos como el de Mercasevilla y sus variadas ramificaciones, y los despilfarros (140 millones de euros en las ‘setas’) de la era Monteseirín y su socio Torrijos (éste, imputado judicialmente por partida doble, como imputados buena parte del gobierno municipal, con Nieves Hernández como último caso), entonces no la logrará nunca.

A la frustración por la hipótesis de una victoria pírrica –que no le otorgara a Zoido la Alcaldía- y el efecto en la moral de su militancia, se uniría la necesidad de fabricar en los próximos cuatro años un nuevo candidato.

El juez en excedencia ya anunció hace bastantes meses, con la comprensión de Javier Arenas, que de no ser alcalde dimitiría, por el agotamiento de cuatro años pateándose los barrios de Sevilla, nunca hollados anteriormente por los alcaldables del partido de la gaviota, y la perspectiva de tener que pateárselos cuatro años más.

IZQUIERDA UNIDA

Para IU, mantenerse como la formación que tiene la llave de la Alcaldía  en caso de un escenario sin mayoría absoluta ni de PP ni de PSOE es más vital que nunca, ya que Torrijos  ha adelantado que, en tal hipótesis, vincularía su presumible apoyo al PSOE en el Ayuntamiento a otro pacto de mayor calado con los socialistas para la gobernación de Andalucía. Sevilla, pues, sería la moneda de cambio en la estrategia de IU de sentarse en el Consejo de Gobierno de la Junta.

Por otra parte, en ese supuesto de dependencia socialista de IU en Sevilla, Torrijos sacaría mucha mayor tajada que de sus pactos con Monteseirín, y aspiraría a gobernar delegaciones clave y a administrar mucho más presupuesto, máxime después de ver cómo Espadas ha pasado de no querer saber nada de él y proclamar su aspiración a gobernar en solitario a reconocer su disposición a renovar el pacto de izquierdas.

Por el contrario, perder esa condición de partido-llave del Ayuntamiento y con  ello todas las parcelas de poder, cuotas de colocados en delegaciones y fundaciones municipales y los correspondientes recursos económicos que a la postre contribuyen a la financiación indirecta de su organización, supondría, probablemente, el final de Torrijos en el Consistorio al concluir el mandato que se iniciará en junio.

EL PA

Y para los andalucistas de Pilar González, estas elecciones son incluso más fundamentales que para el resto,  porque tras cuatro años fuera del Ayuntamiento se juegan el ser o no ser como partido en la capital, que es casi tanto como decir en Andalucía. ¿Resitiría el PA otro cuatrienio de travesía por el desierto sin representación ni en el Consistorio sevillano ni en el Parlamento andaluz?

Sin embargo, este partido, que cual ave Fénix ha renacido de cenizas aún peores (en 1983 sólo obtuvo 8.000 votos y ningún concejal, y ocho años después había multiplicado esa cifra casi por diez y con Rojas Marcos de alcalde), incluso podría conseguir una carambola sorprendente de confirmarse el concejal que le da la encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO.

En la hipótesis de un empate a dieciséis ediles entre el PP y el bloque PSOE-IU, un solitario concejal andalucista tendría en sus manos la llave del Ayuntamiento. Nunca un capitular valdría tanto.

Todos tienen tanto que perder y tanto que ganar que con razón ha dicho Griñán que la de Sevilla es ‘la gran batalla’ del 22-M.

Chungos de lectura

Celis

Celis

El entonces delegado de Presidencia del Ayuntamiento, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, arguyó allá por 2008 que el escándalo de las facturas falsas en el Distrito Macarena se había producido porque los concejales firmaban de manera habitual los documentos sin leérselos previamente. Para evitar la repetición de nuevos casos como aquél, Celis propugnó que buena parte de las competencias de los ediles fueran asumidas por los técnicos municipales. La consecuencia de tal propuesta era obvia: los políticos podrían eludir siempre cualquier tipo de responsabilidad (la política, valga la redundancia, y la jurídica) al invocar la delegación de sus facultades en los tecnócratas.

Esta filosofía en plan ‘reina pero no gobierna’ fue resumida por Monteseirín en su famosa frase de por qué nunca se enteraba de ningún escándalo en el Ayuntamiento: “Yo soy médico”.

SÓLO UNO DE CUATRO

Parafraseando a ‘Salvi’ Domínguez (aquel director general de Canal Sur que, obligado a comparecer ante el Parlamento, se salió por la tangente con una frase memorable por su descaro: “Señorías, estoy chungo de papeles”), el gerente de Urbanismo, Miguel Angel Millán, se ha confesado, al igual que Celis, chungo de lectura.

Miguel Angel Millán

Miguel Angel Millán

Citado por la juez Alaya como imputado en la rama urbanística del caso Mercasevilla, el gerente ha declarado que él “no puede estudiar los expedientes”, y que aunque disponía de cuatro informes sobre el asunto sólo se leyó uno de carácter recopilatorio, cuya existencia, para colmo, niegan los técnicos de Urbanismo.

Ahora, ha testificado que “si hubiera conocido tales informes sobre la ausencia de obras e infraestructuras eléctricas, hubiera ordenado la caducidad de la licencia”. Pero, ¿acaso no deben constar todos los informes en el expediente? Con lo cual cabe darle la vuelta al argumento del gerente: si se hubiera leído el expediente y todos los informes…..

Millán es uno de los ‘cienmileuristas’ municipales, con unos emolumentos anuales que en aquellas fechas rondaban los 170.000 euros, pero, al parecer, leerse los papeles no entra dentro de su sueldo.

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LECTURA ENOJOSA

La consejera de Hacienda y mano derecha de Griñán desde hace años, Carmen Martínez Aguayo, en su afán de colocarse como escudo humano de su jefe en el escándalo de los EREs, tuvo la ocurrencia de fotografiarse hace unos días ante una pila de archivadores que supuestamente contendrían los ciento y pico de informes que anualmente envía a su Departamento la Intervención General.

Carmen Martínez Aguayo

Carmen Martínez Aguayo

Recordarán que Intervención alertó en  2005, 2006 y 2007 a la Consejería, cuyo titular era por entonces Griñán, de que la de Empleo y el IFA/IDEA tramitaban  subvenciones excepcionales –a cuenta del ‘fondo de reptiles’ de los 647 millones de euros- prescindiendo de forma total y absoluta del procedimiento administrativo establecido por la Ley de Subvenciones. En al menos uno de esos informes, según ha denunciado el PP, se hacía constar expresamente que se le diera traslado al consejero, hoy presidente, José Antonio Griñán, conforme a lo estipulado por la ley (ese tipo de documentos han de dirigirse al titular de la Consejería). Aguayo, por entonces viceconsejera, ha tratado de actuar de cortafuegos de Griñán diciendo que era ella la que los recibía “de oficio”; que nunca se los entregó ni comentó porque no alertaban de ninguna irregularidad (¿?) y que ni siquiera ella misma  se los leyó al detalle, porque eran demasiados: ese centenar.

Osea, que la hoy consejera con fama entre las filas socialistas de altamente eficaz desde sus tiempos de gerente del SAS, también confiesa estar chunga de lectura y desbordada por el papeleo. Cien informes al año suponen uno cada tres días y aún sobran 65 jornadas. Un folio de esos informes redactados con un procesador de textos Microsoft Word –el más habitual- está compuesto por unas +/- 682 palabras según el número de párrafos, en familia tipográfica Times New Roman, cuerpo 12.

Un universitario normal lee al ritmo de 240 palabras/minuto. Una persona entrenada en la lectura de  papeles, como es el caso de Martínez Aguayo, debe ser capaz de leer a un ritmo de entre 800 y 1.500.

Suponiéndole tan sólo un ritmo de un folio por minuto, la consejera debería poder leerse en un día de trabajo 420 folios, pues para eso le pagan los contribuyentes. Dedicando sólo un día de cada tres a examinar documentos (el 27% de su tiempo laboral), podría leer al cabo del año 42.000 folios, y a buen seguro que habría tenido tiempo y capacidad sobrados para abarcar todos los informes, aunque fueran cien, de la Intervención, los más importantes para un alto cargo de la Hacienda autonómica.

‘CÓDIGO ROJO’

En línea con Celis y Millán, Aguayo también sostiene que en la Junta sólo se leen los documentos de Intervención si los técnicos los marcan con una especie de ‘código rojo’ o ‘informe de actuación’ sobre fraude o irregularidades contables, y que como no venían marcados con esa clave por tratarse sólo de una cuestión de procedimiento, acabaron en el Archivo.

Esa omisión del procedimiento a la que Aguayo no dio la más mínima importancia es la que, de momento, ha propiciado el escándalo de los EREs, con su secuela de prejubilaciones falsas y un desfalco de millones a la Hacienda andaluza.

Cabe preguntarse:

Si los informes de la Intervención no se los leen los consejeros que han de gobernar, ¿para qué sirve ese Departamento?

Si los consejeros sólo se leen los informes que expresamente tienen que indicarles los interventores y demás funcionarios en cada campo para que adopten decisiones de gobierno, ¿por qué no gobiernan los técnicos  y nos ahorramos a los políticos?

Remembranzas de Juan Guerra

Segundas acotaciones al escándalo de los EREs, del que, por lo que se vislumbra, sólo ha emergido la punta del iceberg:

Los “discordantes” de Recio: El consejero de Empleo ha acuñado un nuevo palabro eufemístico y se ha referido a los intrusos y/o falsos prejubilados en los EREs como “discordantes”.

Recio, tras investigar las prejubilaciones de 1.569 trabajadores en 35 empresas, dice que le salen 70 discordancias, osea, “un 0,04% frente al total”.

Manuel Recio

Manuel Recio

La Junta sólo ha investigado a 35 empresas de las 196 beneficiadas por el ‘fondo de reptiles’ (Guerrero dixit), osea, apenas el 17,85%. Asimismo, ha escrutado a 1.569 de los 25.000 trabajadores acogidos a los EREs en estos diez años. Suponen, pues, sólo el 6,27% del total. Y de los investigados, el 4,46% han cometido presuntas irregularidades. Si esta proporción se mantuviera en todos los EREs, las “discordancias” podrían ascender a  nada menos que 1.115.

Romería al despacho: Coincidiendo  con la comparecencia de Recio, El País publicó una entrevista con el director general de Trabajo durante nueve años, Francisco Javier Guerrero. Como dijo Valderas en el Parlamento, la entrevista no tenía desperdicio, porque a su manera Guerrero hacía su particular ‘Yo acuso’.

En la entradilla/síntesis, el diario afín hacía una descripción demoledora para el Gobierno andaluz: “Consejeros, delegados de la Junta, alcaldes, concejales, sindicalistas, empresarios….Al despacho de Javier Guerrero acudieron durante nueve años cargos de todo rango a pedir dinero del fondo para empresas en crisis”.

De golpe y porrazo parece como si nos hubiésemos retrotraído a los tiempos en que había otro despacho al que, con la excusa de los cafelitos, también acudían en peregrinación quienes buscaban intercesión para conseguir los favores del Poder: el de Juan Guerra.

Juan Guerra tomando un cafelito junto a su hermano Alfonso

Juan Guerra tomando un cafelito junto a su hermano Alfonso

Como Lopera, pero en la Junta: Guerrero afirma que los intrusos en los EREs no son tales, sino “criaturas necesitadas de ayuda sociolaboral que están desempleadas”. Las criaturas acogidas al seno de la Junta recuerdan a las ‘criaturitas’ de que hablaba Lopera en sus tiempos en el Betis, una denominación que denota una concepción paternalista, populista y clientelar.

El exdirector general olvida que el fin no justifica los medios y que si esas personas necesitaban auxilio, la Junta contaba con la Consejería de Asuntos Sociales. Llevando al extremo estas prácticas, ello equivaldría a solucionar el problema de los parados andaluces colándolos como intrusos en EREs. ¿Por qué esas ‘criaturas’ tenían que beneficiarse de un ERE y los demás desempleados andaluces no?

Normas reducidas a caprichos: Empleo acuñó en la práctica su propio principio: ‘Cuando se te interponga un obstáculo administrativo, sáltatelo’. Guerrero ha contado: “Como no podíamos estar al pairo de los caprichos del interventor”, el cual se negó a autorizar un pago equivalente a 900.000 euros de ahora, se decidió saltarse el procedimiento establecido, previa consulta con un bufete jurídico externo, Garrigues.

Lo lógico habría sido elevar una consulta a los Servicios Jurídicos centrales de la Junta, pero se habría corrido el riesgo de que su dictamen hubiera sido negativo y en tal caso ya no habría habido coartada para arbitrar un sistema fuera de control. Y esto era justamente de lo que se trataba, como denotan las palabras del exdirector general al calificar a la Intervención como un capricho en vez de cómo un fiscalizador del dinero público.

Sin coartada: Pensemos por un momento con lógica. ¿Es creíble la versión de la Junta de que un mero director general manejó 647 millones de euros a espaldas de los consejeros a cuyas órdenes estuvo y que éstos no supieran nada de ese fondo y sus manejos? En su testimonio, Guerrero desmonta en al menos cinco ocasiones  la coartada política de la Junta, cuando dice:

-Viera y Fernández nunca dijeron lo contrario. Nadie puso pegas a que una criatura solicitara lo mismo que los sindicatos o un colectivo.

-Teníamos consejo de dirección y siempre he dado cuenta de lo que hacía, como cualquier director general, porque no había nada ilegal.

-Ellos (Viera y Fernández) han tenido más interés o menos en función de la relación que tenían con las empresas. (Este aserto es toda una carga de profundidad, calificada por el PP en el Parlamento como “tráfico de influencias”).

Francisco Javier Guerrero

Francisco Javier Guerrero

-Hubo una segunda propuesta de Dhul que se habló con Fernández y éste dijo que no se daba más dinero.

-Los informes (negativos de la Intervención sobre el procedimiento de las ayudas) no me acuerdo cómo eran porque le llegan al consejero.

La contradicción de Griñán: Cuando Arenas sacó a colación en el Parlamento estas declaraciones, Griñán le reprochó que diera “más credibilidad a un imputado que a personas honorables”. ¿Acaso no es eso mismo lo que han hecho Griñán y el PSOE con Antonio Rivas, darle credibilidad,  pese a su imputación en una variante del caso Mercasevilla? Griñán ha defendido que permaneciera en su alto cargo de la Junta durante casi un año y luego lo ha mantenido otro año en cargos orgánicos, y a la hora de la verdad el PSOE no ha presentado ninguna acusación contra él.

Como en ‘Rebelión en la granja’, de Orwell, para Griñán y el PSOE todos los imputados son iguales, pero algunos son menos imputados que otros.