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Cal y arena

El Consejo Consultivo de Andalucía ha dado una de cal y otra de arena al Ayuntamiento de Sevilla al emitir un dictamen favorable a su pretensión de modificar puntualmente el PGOU para recalificar la antigua comisaría de la Gavidia y convertirla en un centro comercial, y otro negativo a una operación similar para construir un gran parking subterráneo en la Alameda de Hércules, dos proyectos que han contado con la oposición de la Junta de Andalucía a través de la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico Artístico.

En su día, la Comisión informó negativamente sobre la recalificación de la Gavidia por entender que supondría “una alteración sustancial de la ordenación estructural” dispuesta en el Plan General de Ordenación Urbana para el Casco Antiguo. En el capítulo XIII de la Memoria de Ordenación del Plan se aboga por fomentar el pequeño y mediano comercio en el Centro (el comercio calificado de “especializado” o tradicional), frente a la competencia de las grandes superficies.

Según el razonamiento de la Comisión, la conversión de la Gavidia en otro gran centro comercial frente al que ya existe de El Corte Inglés, podría suponer “una merma considerable para la puesta en valor (del comercio especializado o tradicional), además de introducir nuevas tensiones no previstas estructuralmente”.

Estas “nuevas tensiones no previstas” aludirían al ‘efecto llamada’ que sobre el tráfico privado provocaría otra superficie comercial (Primark ha sido generalmente señalada como principal candidata a hacerse con el edificio) cuando con el actual se llegaba a colapsar la calle Baños, única vía cercana de penetración al Centro, si bien el colapso ha quedado bastante mitigado a raíz del advenimiento de la crisis económica y la caída del tráfico privado.

DOS RAZONES

El Consejo Consultivo, sin embargo, ha informado favorablemente a la solicitud de modificación del PGOU en el caso de la Gavidia por, esencialmente, dos razones:

  1. No se va a producir una pérdida de equipamiento público: Recuérdese que la antigua comisaría está calificada en el Plan General como Suelo de Interés Público y Social (SIPS), destinado a albergar equipamientos para la colectividad (colegios, bibliotecas, centros cívicos…) en un distrito como el del Casco Antiguo no precisamente sobrado de ellos, debido al alto coste del suelo y a su propia trama urbana.

Antes de cambiar el uso urbanístico (recalificación) de la antigua comisaría, o simultáneamente,  Ayuntamiento tendría que compensar esa pérdida de suelo para equipamiento con el ofrecimiento de una superficie equivalente y en el mismo distrito. No le valdría ofertar suelos nuevos en distritos diferentes, ya que entonces los vecinos del Casco Antiguo quedarían discriminados en comparación con el resto de ciudadanos.

Para equilibrar la balanza de la recalificación, el Ayuntamiento ha tenido que ofrecer otras en sentido contrario y sin que al final disminuya la superficie para equipamiento en el balance. A cambio de la Gavidia, el Consistorio recalificará para SIPS el antiguo Registro de la calle Pajaritos y los bajos municipales del mercado del Arenal.

La demostración de que sin esta compensación el Consejo Consultivo no habría dado su visto bueno a la operación es que, en paralelo, le ha tumbado al Ayuntamiento su propuesta de recalificación de varias parcelas sitas en la calle Muro de los Navarros de SIPS a suelo residencial justamente porque en este caso no se ha preocupado de ofrecer compensación urbanística alguna.

  1. La segunda razón del Consultivo para informar favorablemente la recalificación e la Gavidia es el deterioro acelerado en el estado de conservación de un edificio que es intocable por estar declarado Bien de Interés Cultural (BIC) pero que lleva años abandonado, desde que el Ministerio del Interior dejó de usarlo como comisaría y luego lo vendió al Ayuntamiento.

El Consistorio, además, viene gastando más de 36.500 euros anuales en contratar un servicio de seguridad, control y vigilancia privado del inmueble, para prevenir más actos vandálicos.

El Consejo Consultivo, pues, ha sido sensible al argumento municipal de que compensando el SIPS de la Gavidia con otros lugares sitos en el Casco Antiguo era necesario evitar, por una parte, la ruina del inmueble y, por otra, hacer caja con su venta para poder afrontar otras necesidades de la ciudad en un contexto de restricción del gasto público y de reducción de ingresos debido a la crisis.

Si la Junta no pone reparos al dictamen y da vía libre a la recalificación, quedará por ver si hay empresas interesadas en la compra de la antigua comisaría y la operación no queda desierta como ha ocurrido con otros proyectos municipales (aparcamientos, Costurero de la Reina, Paseo del Arte, museo de las tradiciones…), y comprobar también en qué precio se valora, si a la baja o no, para tratar de darle salida cuanto antes.

NO AL PARKING

El Consultivo, por el contrario, ha hecho suyos los argumentos de la Comisión de Patrimonio al dictaminar en contra de la modificación puntual del PGOU para construir un gran aparcamiento subterráneo en la relativamente cercana Alameda de Hércules, un proyecto que no figuraba en el programa electoral de Zoido y que buena parte de los vecinos -opuestos al mismo- ha vinculado siempre a la venta de la Gavidia, como una especie de paquete conjunto que sirviera para dar salida comercial a la antigua comisaría.

Dicho de otro modo, el parking no estaría pensado tanto en satisfacer las necesidades de los residentes (nadie lo había pedido) como de la gran superficie que se instalara en la Gavidia, dado que este inmueble carece de aparcamiento propio y de posibilidades de construirlo por su colindancia con el existente en la plaza de la Concordia.

El Consejo Consultivo entiende que para construir ahora un parking en la Alameda, en cuyas obras de reurbanización se tardaron casi dos años y se gastaron 8 millones de euros según algunas estimaciones, habría que modificar estructuralmente el PGOU, que veta la ejecución de más estacionamientos en el Casco Antiguo para derivarlos a su periferia. Por tanto, Zoido no puede recurrir a una mera modificación puntual del Plan, sino a la redacción de uno nuevo en el que plasme su propio modelo de ciudad si es que quiere cambiar el del gobierno anterior.

PROVISIONALIDAD

Además, el Consejo destaca que el Ayuntamiento no ha sido capaz de razonar una justificación para esta recalificación más allá de que se ha retrasado la ejecución la red de transporte público prevista en el PGOU y de que se trataría de un parking provisional hasta que aquélla se materialice.

Urbanísticamente, la tesis no puede ser más endeble: no se puede otorgar una licencia de obras provisional para un parking que obligaría a poner de nuevo patas arriba el bulevar durante meses, si no años, y a un coste millonario para, posteriormente, volver a hacer lo mismo con el fin de enterrarlo una vez que se construyera el Metro.

Sería un sinsentido urbanístico (no es ése el fin de las licencias provisionales de obra) y económico, por lo que la pretendida provisionalidad sería a la postre un subterfugio para colar un parking estructuralmente irreversible y cuya construcción iría, por estimular el tráfico privado con el ‘efecto llamada’, en detrimento de la demanda creciente del transporte público de la empresa municipal Tussam, con lo que al final el Ayuntamiento acabaría actuando contra sus propios intereses.

Extramuros

Para tratar de justificar la mentira de que el parking de la Alameda figuraba en el programa de Zoido para las elecciones municipales cuando aquél sólo hablaba de ubicarlos en el perímetro del Casco Antiguo, el gobierno del PP, creyéndonos tontos al contrario que Media Markt, dice ahora que el bulevar puede considerarse en la periferia del Centro. O sea, que para este Ayuntamiento la Alameda está extramuros, cuando dista de la Plaza Nueva lo mismo que la calle San Fernando, la plaza Ponce de León y la Casa de las Dueñas, con lo que San Luis, San Julián, Santa Marina, Omnium Sanctorum, San Clemente y la Macarena deben de ser a su vez la periferia de la periferia del Centro. Lo mismo cabrá decir del Espacio Santa Clara, andurrial por tanto al que Zoido llevó a los Príncipes a la exposición sobre ‘Las Santas de Zurbarán’. Curiosamente, el programa del PP para el Casco Antiguo también incluía la reurbanización de la Plaza de Armas y del Paseo Juan Carlos I que, dada la singular concepción geográfica existente en el gobierno local, deben de estar allá por el Aljarafe.

 

Todos….

….los políticos acaban siendo iguales. Lo primero que hicieron el PP y Zoido tras ganar las elecciones municipales de 2011 por mayoría absoluta fue retirar de la página web el programa con las numerosas promesas a los sevillanos, distrito por distrito, no fueran a recordárselas luego. Por deformación profesional tuve la precaución de descargármelo antes de que lo escamotearan. Por éso ahora no salgo de mi asombro al comparar lo que declara el alcalde sobre que el parking de la Alameda figuraba entre sus promesas electorales y lo que realmente dice su programa: “dotación de aparcamientos en el perímetro” del Casco Antiguo. Perímetro, según el Diccionario de la Academia, significa contorno de una cosa; o sea, en este caso concreto, lo que rodea y está fuera del Centro, no dentro del mismo. No hace mucho se cumplió el 300 aniversario del clásico libro de Jonathan Swift o John Arbuthnot (los historiadores no se ponen de acuerdo sobre la autoría) titulado ‘El arte de la mentira política’. Hay obras que, con conductas como la de Zoido, nunca pierden su vigencia.

 

Fisura Zoido-Aprocom

El gobierno de Juan Ignacio Zoido ha sufrido en los últimos días dos reveses y una contrariedad en su política de tráfico: el rechazo de la Comisión Provincial de Patrimonio, dependiente de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, a la modificación del PGOU para la construcción de sendos aparcamientos rotatorios en la Alameda de Hércules y el Prado de San Sebastián y la oposición de la Federación de Asociaciones de Pequeños Comerciantes de Sevilla y su Provincia (Aprocom) a otro estacionamiento en Luis Montoto.

En el caso de los parkings en la Alameda y el Prado, el Ayuntamiento puede volver a escudarse en el manido argumento de que la Junta boicotea sus proyectos por tratarse de una administración de distinto signo ideológico y gobernada por el líder de la oposición al presidente Griñán, o sea, el propio Zoido, pero lo más preocupante para el Consistorio es el rechazo de Aprocom y, por tanto, el fin de la luna de miel que venía manteniendo a lo largo del mandato con este poder fáctico de Sevilla.

IMPROVISACIÓN E IMPOSICIÓN

La oposición de Aprocom supone la primera fisura en el bloque social y económico que ha brindado su total apoyo hasta ahora al alcalde, el cual ha gobernado desde el principio atento a satisfacer los deseos de los comerciantes, los hosteleros y los hoteleros con medidas como éstas: la derogación del Plan Centro de tráfico, acorde con las tesis de los comerciantes de que las restricciones al vehículo privado  en el Casco Antiguo estaban provocando una disminución de clientes en sus tiendas; la implantación de líneas de autobuses que rindieran viaje en puntos neurálgicos para el comercio como las plazas del Duque y la Magdalena, pasando también por la Encarnación; la organización de la final de la Copa Davis en Sevilla; las proyecciones tridimensionales sobre la fachada de las Casas Consistoriales durante la Navidad y la profusión de luces en el alumbrado navideño del Centro; el proyecto del parking en la Alameda, pensado no para los residentes en el bulevar, sino para prestar servicio de apoyo al comercio aquende las estatuas de Hércules y Julio César, e incluso la eliminación del sentido único en la avenida Luis Montoto.

Las cañas se han tornado lanzas cuando al gobierno de Zoido se le ocurrió impulsar en paralelo al parking en la Alameda otros dos: uno en el Prado y otro en la mismísima Avenida de Luis Montoto, en concreto en el tramo entre Maese Farfán y Pilar. El presidente de los comerciantes de esta última zona, Agustín Rodríguez, desmintió con sus declaraciones el espíritu de diálogo y de consenso previo con los sectores afectados que, en contraste con la imposición del Plan Centro, pregonados por Zoido cuando se hallaba en la oposición, ya que a su juicio el alcalde ha pecado con este proyecto de improvisación y de falta de diálogo.

LEVANTADA POR OBRAS

Los comerciantes reprochan al alcalde que proyecte levantar de nuevo la calle, cuando hasta hace dos años estuvo cortada por obras de remodelación en que se gastaron casi 6 millones de euros y que provocaron, siempre según Aprocom, el cierre de 44 comercios. Sin apenas tiempo de recuperarse de aquel zafarrancho, Aprocom teme que el parking y las obras consiguientes supongan la puntilla para los comerciantes que a duras penas han sobrevivido al levantamiento anterior, el sentido único de Monteseirín y la crisis económica.

Por otra parte, la Junta ha desestimado las pretensiones del Ayuntamiento de construir sendos estacionamientos rotatorios en la Alameda y bajo la glorieta del Cid, en el Prado, mediante modificaciones puntuales del PGOU o addendas al mismo, para dar respuesta rápida a los nuevos proyectos municipales en vez de proceder a la revisión del Plan, un procedimiento mucho más lento pero también más coherente si Zoido quiere plasmar en un documento normativo su modelo de ciudad y su apuesta por el tráfico privado, en sentido contrario a las políticas de movilidad vigentes en las grandes urbes europeas.

En el caso de la Alameda, la Comisión de Patrimonio entiende que la modificación puntual altera el modelo de accesibilidad al Conjunto Histórico de Sevilla, máxime cuando ni siquiera se ha completado la red de aparcamientos en su corona que se preconiza en el PGOU vigente, redactado durante el mandato de Monteseirín.

En cuanto al aparcamiento rotatorio de 250 plazas en régimen de concesión administrativa durante 40 años proyectado en el Prado, la Comisión subraya que no está incluido en el sistema de aparcamientos del PGOU vigente, “por lo que se está alterando sustancialmente la ordenación definida en el mismo para el emplazamiento de los parkings públicos”.

PROYECCIÓN A 2020

La pregunta que cabe hacerse es si está justificada la construcción de más aparcamientos rotatorios en la actual coyuntura económica. El anteproyecto del Plan Municipal de Movilidad Urbana redactado por el Ayuntamiento parte de la estimación de que el tráfico privado no dejará de crecer en Sevilla y su área metropolitana en detrimento del transporte público; la consecuencia de ese análisis sería la necesidad de dar satisfacción a ese incremento mediante la creación de infraestructuras de acogida, o sea, más aparcamientos.

Para el Consistorio, debido a la crisis económica actual, se está retrasando ‘sine die’  la ejecución del Plan de Transporte Metropolitano, como prueban el aplazamiento del Metro, el tranvía de Alcalá de Guadaira, las plataformas reservadas y los intercambiadores, a lo que habría que añadir la reciente limitación de la oferta de autobuses del Consorcio Metropolitano de Transportes.

El escenario en el horizonte del año 2020 que prevé el Ayuntamiento de Sevilla es que los viajes en vehículo privado en la capital y su alfoz pasen de 1,25 millones diarios a 2 millones. Asimismo, constata que de los casi 40.000 viajes ‘motorizados’ diarios que actualmente se producen entre la corona metropolitana y Sevilla, sólo el 14% se realizan en transporte público; y dentro de la capital, el 31% del total.

EFECTOS DE LA CRISIS

Sin embargo, la crisis no sólo ha causado el retraso en la ampliación del Metro y en el resto de infraestructuras de transporte previstas, sino que también ha provocado menor circulación en las rondas, avenidas y calles de Sevilla desde 2009 a la fecha, con un descenso de varios millares de vehículos diarios. Así, al menos por ahora, la realidad va en sentido contrario al de las previsiones municipales: se usa cada vez menos el coche privado, tanto por la continua alza de los precios de los carburantes en plena crisis económica como por los 264.000 parados en el conjunto de la provincia y que, desgraciadamente, no tienen un trabajo al que desplazarse cada mañana.

También abunda en esta dirección la empresa municipal de aparcamientos urbanos Aussa (51% en manos de Tussam), que una semana antes de la Feria firmó un acuerdo  con los comerciantes de Aprocom  y de Alcentro por lo que éstos subvencionarán el aparcamiento en zona azul a los clientes del Centro, Arenal, Viapol y Los Remedios.

Aussa ha revelado que, según sus propios datos, de las 4.200 plazas de aparcamiento rotatorio existentes en Sevilla, un 15% están libres a diario. La conclusión es obvia: hay un exceso de oferta de 630 plazas para la demanda existente, pero el Ayuntamiento sigue empecinado en construir más parkings rotatorios en la Alameda, el Prado y Luis Montoto, algo que, al menos en este último caso, ni Aprocom comprende.

Zoido, sin argumentos en la Alameda

La primera gran decisión de Zoido tras asumir la Alcaldía el 11 de junio de 2011 fue la derogación del Plan Centro de restricciones al tráfico en el Casco Antiguo, que había aprobado el gobierno anterior presidido por Monteseirín. Para acallar las protestas de los partidos de la oposición y de los sectores ciudadanos contrarios a que el coche volviera a enseñorearse de las calles del Centro sin ningún control, el alcalde prometió  a finales de julio de aquel año la redacción de un nuevo Plan de Movilidad. El factor diferencial de este Plan en relación con el precedente era que debía ser fruto de un proceso participativo de todos los sevillanos, al contrario de lo que, a juicio del gobierno del PP,  había ocurrido con el anterior durante la coalición PSOE-IU en el Ayuntamiento: era consecuencia de una imposición de las fuerzas de izquierda a quienes no compartían su misma ideología.

El nuevo Consistorio gobernado por el PP pregonaba que el alcalde se había limitado a cumplir su promesa electoral de derogar el Plan Centro para, una vez retrotraídos a la situación anterior, partir de cero y tratar de lograr un consenso participativo en el diseño de las políticas de movilidad en la ciudad, de forma que nadie se sintiera excluido, como había ocurrido en la etapa de Monteseirín como alcalde.

PROMESA INCUMPLIDA

Pues bien, casi dos años después de formulada aquella promesa, tanto la oposición como colectivos ciudadanos, cansados de esperar, han empezado a demandarle a Zoido su cumplimiento,  y están dispuestos a abrir un frente de batalla contra el gobierno del PP, máxime tras la adopción de dos decisiones vinculadas entre sí: la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para la recalificación de la antigua comisaría de la Gavidia como zona comercial (actualmente, el suelo que ocupa está calificado como superficie de interés público y social o SIPS, y el edificio, protegido como un Bien de Interés Cultural) y la derogación de la prohibición de construir aparcamientos rotatorios en el Centro, con lo cual se daría cobertura legal al futurible parking subterráneo en la Alameda de Hércules. Y es que el delegado de Urbanismo, Maximiliano Vílchez, incurrió en un lapsus freudiano durante el Pleno municipal y confesó que el estacionamiento en el bulevar estaba relacionado con la recalificación de la antigua comisaría de Policía.

El Grupo Municipal Socialista ha logrado que en la Junta Municipal del distrito Casco Antiguo se apruebe la comparecencia del delegado de Seguridad y Movilidad, Demetrio Cabello, para que explique de una vez por todas sus planes de tráfico para el Centro, ya que cuando se acerca el ecuador del mandato de Zoido el único plan existente es, justamente, la ausencia de plan alguno y la mera adopción de medidas puntuales cuando llegan las fechas señaladas de Semana Santa y Navidad. O sea, lo mismo que se ha hecho durante toda la vida. En puridad, las novedades aplicadas son los dos coches ponemultas en servicio, cuando antes había uno solo, y la mayor actuación de la Policía Local y de la grúa multando y retirando vehículos para cumplir el objetivo recaudatorio de los 25 millones de euros en sanciones a final de año.

La solicitud del PSOE en la Junta de Distrito no parece que preocupe en absoluto a la mayoría gobernante, por cuanto hace casi un año se aprobó prácticamente la misma exigencia y el delegado Demetrio Cabello aún no se ha dignado comparecer para rendir cuentas sobre su política de movilidad, pese a la promesa inicial de Zoido y a sus continuas apelaciones a las “luces y taquígrafos”.

PLATAFORMA CIUDADANA

Mayores dolores de cabeza puede producirle al alcalde y su equipo la movilización acordada por las 26 asociaciones y colectivos ciudadanos que se integran en la Plataforma No Parking Alameda, cuyo pistoletazo de salida será fijado por la asamblea que ha sido convocada para el próximo miércoles, a las 7 de la tarde, en el Centro Vecinal Pumarejo.

La movilización ciudadana es la respuesta de la Plataforma a la aprobación provisional por parte del Pleno municipal, en su reunión del pasado 22 de febrero, de la modificación del Plan General que permitirá la construcción de aparcamientos rotatorios en el Centro y, por lo tanto, también en la Alameda de Hércules, el objetivo indisimulado declarado por el gobierno de Zoido para que preste servicio fundamentalmente al nuevo centro comercial que pretende implantar en la Gavidia, edificio que carece de estacionamiento propio.

El Ayuntamiento resucita un proyecto que, como ha recordado en estas páginas el arquitecto José García-Tapial, ya fue incluido en el PGOU del año 1962 (2.500 plazas distribuidas en cinco plantas) y rechazado por los ciudadanos, la mayoría de los partidos políticos y el Colegio de Arquitectos en los albores de la Transición.

MEDIO SIGLO ANTES

García-Tapial, rememorando la frontal oposición de aquel entonces, ha aseverado lo siguiente: “Hoy tenemos muchos más datos que entonces para desaconsejar este tipo de propuesta. Como la segura aparición de restos arqueológicos. O el riesgo que para el caserío próximo supondría alterar el curso fluvial subterráneo que aún subsiste. O las numerosas plazas vacantes aún en el vecino aparcamiento municipal de Mendigorría. ¿Se han estudiado todos estos aspectos? ¿Cómo se compatibilizaría, por ejemplo, el acceso de vecinos, carga y descarga, transporte público y usuarios del aparcamiento rotatorio por la angosta calle Calatrava, ya hoy congestionada?”.

Igualmente, la Plataforma ciudadana considera que la construcción de un aparcamiento subterráneo y rotatorio en la Alameda plantearía problemas geotécnicos y de destrucción del arbolado y que su posterior explotación provocaría la saturación de los accesos y limitaría el amplio uso que ahora tiene este espacio.

A su juicio, existen alternativas más coherentes, simples y austeras para favorecer la accesibilidad al Centro, como el fomento del transporte público -primando los autobuses de Tussam en vez de los coches privados-, la potenciación de los itinerarios con prioridad peatonal -manteniendo los carriles-bici- y la construcción de los inconclusos aparcamientos en el borde del Casco Histórico, a pesar de que los de carácter rotatorio existentes en el Centro registran un bajo grado de ocupación.

La Plataforma estima que, desde que derogó el Plan Centro, el gobierno local actúa de forma errática, por la falta de un modelo global, y que los cambios en la política de movilidad son contrarios a las determinaciones del PGOU vigente, a las directrices estatales y europeas y a la tendencia en las ciudades de nuestro entorno.

PLAN DE ACCIÓN

Por ello, los 26 colectivos ciudadanos plantean de entrada las siguientes actuaciones:

-Solicitud a la Junta de Andalucía de que no apruebe con carácter definitivo las modificaciones del Plan General y, por el contrario, que declare la Alameda Sitio Histórico.

-Presentación de un recurso en vía judicial contra el acuerdo del Pleno del 22 de febrero de 2013.

-Campaña informativa entre los vecinos de la ciudad sobre las alternativas al aparcamiento subterráneo y rotatorio en la Alameda.

-Reclamación de la elaboración participativa del Plan de Movilidad prometido por el alcalde.

-Acción de ocupación del espacio público y defensa de su uso peatonal.

DOCUMENTO MUNICIPAL

Paradójicamente, el gobierno de Zoido ha remitido a la Junta de Andalucía un estudio de movilidad para justificar la recalificación comercial de la antigua comisaría de la Gavidia que supone el mejor alegato contra el parking en la Alameda.

Según el Ayuntamiento, la apertura de un centro comercial en la Gavidia sólo generaría 1.605 desplazamientos más a la semana, debido al gran número de establecimientos ya existentes en la zona, desde grandes almacenes (El Corte Inglés) hasta pequeños y medianos comercios.

El Consistorio subraya la existencia de varios aparcamientos públicos en el intercambiador de transportes de la estación Plaza de Armas, los carriles-bici, los itinerarios peatonales, las paradas de autobuses en la citada plaza amén de las del Duque y Magdalena, más la del tranvía en la Plaza Nueva, para llegar a la conclusión de que la mitad de los 1.605 desplazamientos se realizarían en transporte público;  el 40%,  de forma no motorizada (a pie o en bicicleta) y sólo un 10% en automóvil privado.

Ese 10% supone, por tanto, tan sólo 160 desplazamientos en coche privado semanalmente o, lo que es lo mismo, 27 por cada día de la semana de apertura del centro comercial. Y, ¿está justificado levantar la Alameda para que albergue en sus entrañas 27 coches diarios?

En su afán por minimizar el impacto sobre el tráfico de un centro comercial en la Gavidia, el Ayuntamiento se ha quedado sin argumentos para justificar el parking rotatorio en la Alameda de Hércules.

El proverbio chino

Zoido y sus muchachos estarán aún felicitándose por el éxito de su maniobra de distracción mediática merced a las ‘Setas’ de la Encarnación con la que, salvo excepciones, se ha comprobado una vez más la validez de ese proverbio chino que reza así: “cuando el dedo del sabio señala la Luna, el tonto mira el dedo”.

Hace unos días, Urbanismo aprobó de forma provisional la modificación del PGOU para permitir la construcción de aparcamientos rotatorios en el casco antiguo, al tiempo que el delegado, Maximiliano Vílchez, hizo una mera declaración de intenciones en el sentido de plantear la conveniencia de demandar al arquitecto alemán de las ‘Setas’, Jürgen Mayer, y pedirle una indemnización de 4,2 millones de euros por los sobrecostes en su construcción por  sus errores de cálculo con el proyecto técnico.

Casi todos los medios dedicaron amplios espacios a la hipotética demanda contra Mayer y apenas unas líneas al acuerdo sustancial que supone un cambio en el modelo de ciudad, cual es la aprobación de aparcamientos rotatorios en el casco histórico.

El dedo de Zoido apuntaba hacia la construcción del aparcamiento rotatorio en la Alameda y nosotros, los tontos de los periodistas (como habría dicho Alberti: “yo era un tonto, y lo que he visto me ha hecho dos tontos”),  mirábamos hacia las ‘Setas’ y a la nonata demanda contra el arquitecto, el objetivo del alcalde y Vílchez, para que en el fragor periodístico pasara lo más inadvertida posible la alteración del denominado ‘libro de la ciudad’, el PGOU.

Independientemente de que el Plan de Aparcamientos (más de 60) para residentes en barrios y únicamente rotatorios en la corona del Centro ha sido una de las mayores chapuzas de Monteseirín, el PGOU respondía a una lógica: evitar el denominado ‘efecto de la calle Baños’ en más sitios y allí donde ya existían parkings similares, caso de Albareda y de Santa Angela de la Cruz.

Como es sabido, el ‘efecto llamada’ generado por el aparcamiento rotatorio bajo la Plaza de la Concordia, que da también servicio a El Corte Inglés, ha provocado tradicionalmente colapsos circulatorios en la calle Baños, su vía natural de acceso, y en parte de la calle Torneo, con el añadido de contaminación atmosférica, ruidos, riesgos para los peatones y molestias para los vecinos.

En sus habituales hipérboles, o quizás también para desviar la atención sobre escándalos como el de las facturas falsas, Monteseirín incluso llegó a plantear la expropiación de los estacionamientos de Albareda y la Magdalena, para reservarlos exclusivamente a residentes y convertir en realidad plena su modelo de un Centro sin coches.

Zoido, que ya liquidó el Plan Centro, avanza ahora en la liquidación de un modelo urbanístico y de movilidad que pese a los graves errores cometidos en su aplicación y a la falta de Metro en el  casco histórico sintoniza con las tendencias en las urbes europeas más avanzadas, de expulsar el tráfico privado del corazón de las ciudades y de recuperar los espacios reconquistados para el paseo y el disfrute de sus habitantes.

Con la modificación del PGOU para permitir la construcción del aparcamiento subterráneo en la Alameda y, ojo, también en cualquier otro punto del casco antiguo, como sería el estacionamiento en superficie -ahora autorizado sólo para residentes- sobre el solar del derribado mercado provisional de la Encarnación, Zoido no sólo no avanza hacia Europa, sino que retrocede en dirección al pasado de España y de Sevilla.

Hace ahora 37 años, todavía en los albores de la Transición y al poco de la muerte de Franco, el Ayuntamiento presidido entonces por Fernando de Parias Merry aprobó un Plan Especial de Renovación Urbana del Sector de la Alameda de Hércules en el que se proyectaba la construcción de un estacionamiento subterráneo de cinco plantas, con capacidad para 500 vehículos cada una (en total, pues, 2.500 plazas), que debía dar servicio a un centro comercial.

Para facilitar uno y otro, se previó un ensanche en la calle Calatrava, parecido al que se realizó años antes en la calle Imagen, y hasta el derribo de la capilla de Nuestra Señora del Carmen.

Arquitectos como José García Tapial, Juan Ruesga y Roberto Luna promovieron la campaña ‘Salvar la Alameda’, a la que se sumaron el por entonces progresista y muy implicado en la vida ciudadana Colegio de Arquitectos,  los partidos políticos de izquierda que ya habían salido de las catacumbas en el tardofranquismo y asociaciones de vecinos. Este heterogéneo movimiento opositor logró tumbar el Plan municipal en el seno de la Comisión Provincial de Patrimonio, dos años más tarde.

En su dictamen, la Comisión, opuesta al incremento del tráfico que habría supuesto la construcción del aparcamiento subterráneo y el impacto que habría generado en la Alameda y su entorno, razonó que había que establecer una clara distinción entre “una ciudad considerada como un colector de vehículos y una ciudad considerada como el testimonio y el legado de unos hombres y de su cultura”.

Casualmente, el mismo día en que el Ayuntamiento de Sevilla aprobaba modificar el PGOU para facilitar con los parkings rotatorios el acceso indiscriminado de los coches al Centro, el alcalde de Londres, Boris Johnson, presentaba su proyecto para crear en el Centro de Londres -ya de acceso restringido a los vehículos- la primera zona de emisiones  ultrabajas del mundo, que supondrá la prohibición definitiva a los automóviles que contaminen la atmósfera, la mayoría de los actuales.

Zoido y Johnson, dos modos distintos de concebir la movilidad urbana.

El parking

Al defender en el Pleno municipal el gran parking rotatorio en la Alameda, que Maximiliano Vílchez jura haber leído en el programa electoral del PP cuando estaba destinado en Cádiz sin que nadie más que él haya gozado de tan mística visión, Zoido declaró solemnemente que se hará “sin dar cabida a la especulación”. Es la primera vez que he oído la palabra “especulación” asociada a un aparcamiento. ¿Por qué dijo Zoido lo que dijo? ¿No resulta extraño? El gerente de Aussa, José Carlos Cabaleiro, no debió enterarse de la aseveración del alcalde, porque en el curso de una entrevista en Radio Sevilla calificó el futuro estacionamiento como “una oportunidad de negocio”. Aussa son las siglas de Aparcamientos Urbanos de Sevilla S. A., una empresa de mayoría municipal que, como su nombre indica, se dedica a la construcción y gestión de aparcamientos. ¿Lo van cogiendo? O sea, que el Ayuntamiento cambia el PGOU para hacer un parking que puede acabar siendo un gran negocio para una empresa del Ayuntamiento. A esto se le llamaría en mi pueblo ser juez y parte al mismo tiempo.

Contramano

El pasado febrero, Sevilla amaneció durante varios días cubierta por una ‘boina’, una
espesa capa negra contaminante que se atribuyó a la conjunción de las bajísimas temperaturas,
las emisiones del tráfico y las hogueras de los agricultores para salvar la cosecha del
melocotón.
Pero la alta contaminación de Sevilla no es una excepción. Tan sólo cinco meses antes,
un estudio global de la Organización Mundial de la Salud sobre la calidad del aire en 1.100
ciudades de 91 países reveló que las urbes con más contaminación atmosférica de España son
Zaragoza y Sevilla. El estudio analizaba, entre otros parámetros, la concentración de partículas
menores de diez micras conocidas como PM10, que emiten sobre todo las industrias, los
vehículos y las calefacciones. El aire de nuestra ciudad contiene más del doble de PM10 del
límite recomendado por la OMS (20 microgramos por m3). Dada la falta de industria pesada y
en que por nuestro clima tampoco usamos calefacción central con fuel, el agente causante de
esta contaminación, que cada año mata en el mundo a 1.340.000 personas, es el tráfico.
Además, Sevilla es la tercera ciudad española con más contaminación por ozono y ha
habido años en que se ha superado el nivel tolerable durante un centenar de días en el conjunto
de los puntos de muestreo, sobre todo en la zona Sur y en el Centro, debido a la combinación
calor+vehículos.
TRÁFICO RESTRINGIDO
Atendiendo a las recomendaciones de las organizaciones internacionales de medio
ambiente y salud, buena parte de las ciudades más avanzadas vetan o limitan el acceso del
tráfico privado a sus centros históricos. La estrategia de movilidad de la Comisión Europea
preconiza incluso la eliminación de los automóviles impulsados por combustible convencional
(gasolina, gasóleo) en las urbes del Viejo Continente.
Londres introdujo en 2003 un peaje a los vehículos privados que circularan por el
Centro, para reducir la contaminación atmosférica y la acústica, la ocupación de espacio público
y demás efectos perniciosos del tráfico. En 2008 dio una vuelta de tuerca al imponer una tasa
adicional a los vehículos en función de sus emisiones contaminantes. Cuando acabe este año
olímpico, retirará la licencia a los taxis con más de 15 años de antigüedad, responsables de una
cuarta parte de la contaminación, con el objetivo de que todos sean eléctricos en 2020.
En 700 hectáreas del casco histórico de Roma sigue vigente su declaración como zona
de tráfico restringido: sólo circulan los residentes y quienes allí trabajan, previo pago de un pase
anual. París puede, en virtud de una norma que data de 1997, prohibir circular a la mitad de los
vehículos: un día los de matrícula par, otro los de matrícula impar.
¿NUEVAS TENDENCIAS?
En este contexto, sorprende que Zoido invoque “las nuevas tendencias de
peatonalización” (¿?) en los centros históricos para tratar de justificar la modificación del PGOU
y construir así un gran aparcamiento rotatorio en la Alameda y, ojo, también ya en cualquier otro
punto del Casco Antiguo. Las “nuevas tendencias” por él inventadas consisten, según sus
propias palabras, en que se pueda llegar al Centro en coche privado para luego desplazarse allí
por otros medios, cuando lo que rige en las ciudades avanzadas es justo lo contrario:
desplazarse al Centro en otros medios que no sean el coche particular, que o no se usa para tal
fin o se deja aparcado en la periferia.
Y sorprende también que su delegado de Urbanismo, Maximiliano Vílchez, diga que el
parking estaba en el programa electoral del PP. En tal caso podría ilustrar a la opinión pública
mostrando la página concreta de esa promesa electoral que nadie parece haber advertido antes
que él, pues el discurso oficial de Zoido frente a Monteseirín, al que acusaba de haber impuesto
su Plan Centro de tráfico sin diálogo con los sectores afectados, fue siempre el de que él
actuaría de forma opuesta y consensuaría con los vecinos medidas alternativas.
SIN CONSENSO
El diálogo ha brillado por su ausencia (las promesas electorales se las lleva el viento al
día siguiente de las elecciones) y el anuncio del gran parking rotatorio, pensado al servicio de
los comerciantes del Centro antes que como respuesta a una demanda vecinal jamás planteada
en los últimos años, ya ha suscitado una fuerte oposición de parte de los residentes.
Estos temen que se vuelva a abrir en canal la Alameda por otra larga temporada, tras
haber sufrido durante meses las obras de la desafortunada remodelación actual a un coste
oficial de entre 7 y 10 millones de euros (dinero que ahora se tiraría a la basura), y que el
antiguo bulevar y la calle Calatrava de acceso al mismo se conviertan en la nueva versión de la
Gavidia y Baños, por el efecto llamada del aparcamiento, al igual que sucede con el de El Corte
Inglés.
MINIMA OCUPACIÓN
Si el alcalde se molestara en consultar la página web de la empresa municipal
Aparcamientos Urbanos de Sevilla (Aussa) y viera la Memoria Económica allí colgada (la de
2008), comprobaría que los índices de ocupación de los aparcamientos rotatorios que gestiona
en el Centro y su periferia son los siguientes: El Arenal, 230 plazas y un 20,8% de ocupación
(13,69% en 2009, según datos oficiosos); Triana, 150 plazas y un 31% de ocupación; José
Laguillo (éste es de carácter mixto), 523 plazas y un 5,1% de ocupación.
A la vista de estos datos oficiales, que probablemente podrían extrapolarse a los
parkings de las empresas privadas, ¿pueden decir el Ayuntamiento y Aprocom que los
sevillanos no van a comprar al Centro porque no encuentran donde aparcar y que por éso hace
falta el estacionamiento de la Alameda?

Cangrejos

A Bernardo Bueno no se le había comido la lengua el gato. El hombre que también hizo la vista gorda con Monteseirín dice que abrir un aparcamiento en la Encarnación es una vuelta atrás “como los cangrejos” y que pensaba que las licencias provisionales como la otorgada por el Ayuntamiento a ese parking no existían. Caliente, caliente, don Bernardo, pese a quien pese. Yo hice un máster en golfadas urbanísticas a cuenta de las licencias provisionales, convertidas por el Poder en el truco del almendruco para pasarse por el arco del triunfo la normativa en función de sus conveniencias y amparadas por la Junta cuando las usaban los de su cuerda. Y sí, pese a la jungla de normas autonómicas, deben de seguir existiendo cuando hasta la LOUA las cita en su artículo 177.1.e, pero siempre han sido de carácter excepcional, otorgables sólo en suelo urbanizable o rústico y previo informe de la Comisión Provincial de Ordenación del Territorio y Urbanismo. Miren por dónde, gracias al parking nos enteramos ahora de que la Encarnación es suelo rústico, ¿verdad, Maximiliano?

Vista gorda

El Defensor del Pueblo ha condenado, según Facua, la (falta de) actuación del delegado de (in)Movilidad, Fran Fernández, por hacer la vista gorda, nunca mejor dicho, cuando los parkings de Plaza de Cuba, Avenida de Roma y Paseo de Colón aplicaron ilegalmente subidas de hasta el 53% pese a que la entrada en vigor de una nueva ley les obligaba a cobrar por minutos. Facua recuerda que el delegado dijo que no sancionó a las empresas de los parkings (Martín Casillas y Sando, ¿les suenan?), “porque son bastante colaboradoras con la ciudad” ¿Y hasta dónde llega ese grado de colaboración con el Ayuntamiento como para eximir a estas empresas del ladrillo de cumplir la ley y cobrarles una demasía del 53% a los usuarios? ¿No será ésta una nueva versión del ‘urbanismo bajo sospecha’ del que hablaba Monteseirín sin ver la viga en el ojo propio? Esto tiene cierto olor a podrido, por no decir bastante. Un delegado que se pone al servicio de las grandes corporaciones en vez de velar por los intereses de los sevillanos no merece estar ni un minuto más en el Ayuntamiento.