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Babia

Luis Díaz del Río, decano de los arquitectos sevillanos a sus 90 años y padre del decano del Colegio de Arquitectos (toda una saga profesional), ha declarado en una entrevista concedida a la compañera María Jesús Pereira que no le dejaron terminar la restauración de la Casa de los Artistas, tarea por la que aún no le han pagado, porque decían que era demasiado exigente con las calidades y la forma de actuar. Y, lo más grave. A la pregunta de si otra persona remató la obra, apostilló: “Usted lo ha dicho muy bien: la ‘remató’. Yo no quería tocar la portada -añadió- y finalmente le han puesto un estuco delante, así que han matado la obra porque el edificio ya no tiene nada de viejo. Había allí un arco califal cordobés que había que mantener y cuando llegué un día lo habían tirado, por lo que yo sentía que boicoteaban mi trabajo”. Y mientras, la Comisión de Patrimonio, que tras estas palabras debería haber actuado automáticamente de oficio -siquiera para confrontar con el Ayuntamiento, propietario del antiguo palacio de los marqueses de Torrenueva-, en Babia.

El vigilante

La petición del Metropolitan Museum de Nueva York de al menos dos piezas del Tesoro del Carambolo para su exposición el año próximo en la ciudad de los rascacielos ha desnudado las vergüenzas de la Cultura española: el Ministerio, titular del Museo Arqueológico hispalense (donde debe mostrarse en nuestro país el Tesoro tartésico o fenicio) y que se reclama instancia última para otorgar el permiso, se ha enterado del asunto por la prensa en vez de por el Ayuntamiento o por la Junta de Andalucía; el Consistorio sevillano, dueño de las joyas, filtró interesadamente la solicitud al tiempo que su predisposición favorable a otorgarla, para así dejar en evidencia al Gobierno autónomo y para que la opinión pública se preguntara por qué se podrían ver en la Gran Manzana mientras que en Sevilla permanecen ocultas en una caja fuerte por falta de custodia; y la Junta de Andalucía, que dice se gastó un millón de euros en reformar el Museo Arqueológico para la exposición permanente del Tesoro, se defendió achacando a los recortes de Rajoy la falta de los 150.000 euros anuales que cuesta su vigilancia, para justificar por qué no puede exhibirlo y la razón de su devolución a la cámara acorazada de un banco.

Ciento cincuenta mil euros, pues, es la diferencia entre que se exponga y se deje de exponer unas de las mejores piezas de orfebrería de la Antigüedad de todo el mundo y el motivo final de las trifulcas entre las tres Administraciones Públicas de este reino de taifas llamado la España de las Autonomías.

Pues bien, mientras las Administraciones de distinto signo político se han tirado simbólicamente las piezas del Carambolo por ver quién paga y deja de pagar la factura de su custodia, y en su desacuerdo prefieren que el Tesoro duerma desde hace 50 años en un banco o que se vea en Nueva York antes que en Sevilla, todos los políticos del Ayuntamiento y de la Junta de Andalucía se felicitan sin excepción por el acuerdo -más bien novación del mismo- en virtud del cual se cede a la Fundación Cajasol (ojo, no a la Obra Social de La Caixa, con todo su dinero y experiencia en los Caixaforums) del así redivivo Antonio Pulido (la función crea el órgano) las Atarazanas a cambio de 10 millones de euros de entrada inicial y 75 letras de 200.000 euros anuales. Repito: tan sólo 200.000 euros al año.

Conclusión: ese dinero sólo llega para pagar la factura del vigilante.

Y ya puestos a vigilar, ¿no habría sido mejor haber optado por la vigilancia del Carambolo antes que la de las Atarazanas?

San Hermenegildo

Urbanismo ha enviado al Consejo de Cofradías un informe en el que evalúa en 1,62 millones de euros el coste de la rehabilitación de la antigua iglesia de San Hermenegildo, a cuya concesión aspiraba éste para convertirlo en sala multiusos. El presidente del Consejo ha reconocido que hace unos años, cuando la bonanza económica, habría podido contar con medios para restaurarla, pero que ahora, con la crisis, es imposible. Lo que no dice es que en aquel entonces y sin atender al sabio lema de Santiago Montoto (“ni fías, ni porfías, ni cuestión con cofradías”), el Parlamento de Andalucía se metió por medio y fastidió la operación. Aun teniendo metros cuadrados de sobra en el antiguo hospital de las Cinco Llagas, la Cámara autonómica deseó también la cesión de la iglesia desacralizada, su sede ‘in illo tempore’, por lo que Monteseirín optó por la solución salomónica de no dárselo ni a uno ni a otro. Mucho piar en sede parlamentaria y fuera de ella contra el centralismo sevillano, pero a la hora de la verdad el Parlamento también quería tener un escaparate en el Centro.

Desprecio

El Ayuntamiento de Camas está organizando para el próximo mes de abril una exposición sobre el tesoro del Carambolo, su rol en la historia y génesis del municipio -en cuyo término se descubrió aquél en el año 1958- y de las antiguas culturas de la comarca del Aljarafe. Por este motivo ha pedido a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y a la Corporación municipal sevillana que por lo menos les cedan alguna de las réplicas que del tesoro talló el gran orfebre Fernando Marmolejo, pero ninguno de las dos se ha dignado contestarle. El Consistorio sevillano y la Consejería se pavonean por que el Metropolitan Museum de Nueva York haya solicitado  la cesión no de la réplica de las joyas milenarias, sino del original del Carambolo, pero pasan olímpicamente cuando la solicitud de la copia proviene del pueblo al que moralmente pertenece el tesoro por haberse extraído de sus tierras. Y luego en Sevilla se escandalizan por que el Museo del Prado desoye su reivindicación sobre la Inmaculada de Los Venerables, uno de los murillos expoliados por los franceses.

Campanas

El manifiesto fundacional de Iniciativa Sevilla Abierta, titulado ‘Sevilla, algo más que tradiciones’, incluía entre las propuestas de la progresía local a las Administraciones Públicas la lucha “en particular contra la contaminación acústica generada por las campanas de la Giralda y de diversas iglesias sevillanas (que) superan con creces los límites legales…”

Uno de los promotores, que había fijado su residencia en el entorno de la catedral, coló  esta exigencia pese a que las campanas llevan tañendo desde hace casi 500 años con similar volumen de sonido, sin que en estos cinco siglos constara queja alguna por tal circunstancia y pese a que el alérgico al repiqueteo del metal podría haber fijado libremente su residencia lo más lejos posible del antiguo alminar almohade. La pretensión así hecha pública de que enmudecieran las campanas de la Giralda en vez de que quien no las soportaba se mudara de collación denotaba en el fondo la misma intransigencia en quienes tachaban de intolerantes a los guardianes de las tradiciones. En el fondo, se trata de un fenómeno  típicamente sevillano de exclusiones mutuas: el anverso y el reverso de la misma moneda.

Si la Giralda, símbolo de la ciudad por excelencia, existe tal como la conocemos es justamente por el cuerpo superior añadido en el siglo XVI por el arquitecto Hernán Ruiz como campanario para albergar las campanas, rematado por la veleta del Giraldillo, la victoria de la Fe. Y las campanas dejaron de ser exclusivamente un símbolo meramente religioso para convertirse en insólito instrumento musical el 20 de octubre de 1990, cuando el maestro valenciano Llorenc Barber organizó un concierto de tañidos, el ‘Amare Mariam’, en el que sonaron a los cuatro vientos 159 campanas de 56 campanarios y espadañas de la ciudad. Aquel día enmudecieron hasta los veladores de los bares para escuchar la sinfonía de tantos  volteos al unísono o intercalando sones distintos.

La Junta de Gobierno del Ayuntamiento aprobó el proyecto de nueva Ordenanza contra la contaminación acústica, que exime del cumplimiento de los límites de emisiones de ruido al toque de campanas de los templos, con lo cual ya nadie podrá acusar a las campanas de la Giralda de vulnerar la legalidad.

Mira que si a Zoido, además del ‘mapping’ y los copitos de nieve en la Plaza de San Francisco, se le ocurre organizar otro concierto magno, como el de hace 23 años, con todas las campanas de la ciudad para celebrarlo….

Alguien hasta puede exiliarse.

 

Hundimiento

Zoido dice que no permitirá que las Atarazanas se hundan, por lo que mantiene una negociación con el presidente de la Junta y su consejero de Cultura para buscarle una solución a los astilleros medievales. Hay que ver cómo ha cambiado la percepción del alcalde, que antes de su escena del sofá en San Telmo con Griñán para el pasteleo por Andalucía sostenía que el monumento era de competencia exclusiva de la Junta, no del Ayuntamiento, y que “habían firmado un contrato que ahora se les ha caído y no saben cómo sustituirlo”, en alusión a la ‘espantá’ de La Caixa, que él mismo bendijo con aquella foto equivocada en plan baloncesto cuando lo que se iba a celebrar en Sevilla era el mundial de balonmano y no el de la canasta. A mí me parece bien que Zoido quiera ahora, en su luna de miel con Griñán, hacer de cirineo de la Junta para sobrellevarle el peso de las Atarazanas sin el Caixafórum, pero si es por la solidez del monumento, no debe tener miedo: los viejos astilleros llevan 800 años aguantando toda clase de gobernantes y políticos que aún no han podido hundirlos.

Limpieza

Cruzo por la calle Antonia Díaz. Y como una metáfora de la situación de la limpieza en la ciudad y de la propia empresa municipal responsable -junto con los sevillanos, no se olvide-, aparece ante mí el edificio de Lipasam con las paredes llenas de desconchones. Penosa imagen de abandono en pleno Centro, en la ruta frecuentada por los turistas y a escasa distancia de los fastos luminosos navideños en la Avenida, en los que Zoido ha tirado la casa por la ventana. ¿También le echará el alcalde la culpa del desvencijado aspecto de la sede de Lipasam a la herencia recibida de Monteseirín? Atravieso el Paseo de Colón y mientras espero en la parada del autobús, en la acera más próxima al río, contemplo la impoluta estampa de la Plaza de Toros de la Maestranza, que refulge en su albura. No obstante, la arcada superior ya da señales de que necesita una mano de cal, pero casi sin tiempo de acabar de pensarlo aparecen tres operarios enfundados en monos blancos y cargados de útiles de limpieza. ¿Y si Zoido probara a encomendarles a los maestrantes la gestión de Lipasam?

La tercera oportunidad perdida por Zoido

A Juan Ignacio Zoido le está ocurriendo con el patrimonio histórico-artístico lo mismo que se decía de Arafat en relación con la paz entre palestinos e israelíes en Oriente Próximo, que nunca perdía la oportunidad de perder una oportunidad.

La primera oportunidad perdida por el alcalde en esta materia fue la de haber gestionado la venida a Sevilla del celebérrimo cuadro de Leonardo da Vinci ‘La dama del armiño’, probablemente el único del genio renacentista que aún es de propiedad privada y que formó parte de la exposición ‘Polonia. Tesoros y colecciones artísticas’, que albergó el Palacio Real de Madrid desde el 1 de junio hasta el 4 de septiembre de 2011, justo al inicio del mandato de Zoido como nuevo alcalde de Sevilla.

‘La dama del armiño’ es un retrato alegórico de Cecilia Gallerani pintado sobre tabla de nogal con tal maestría que no se aprecia en la misma pincelada alguna, como si se tratara de una fotografía, y sirvió de inspiración para este poema:

‘¿A quién envidias, Naturaleza?
¡A Da Vinci, que pintó una de tus estrellas!
Cecilia, tan bella, hoy es aquella
frente a cuyos ojos el sol parece sombra oscura.

Tuyo es el honor, aun cuando su pintura
nos dé a entender que escucha y nos habla.
Piensa que cuanto más viva y hermosa aparezca
tanto mayor será su dicha futura.

Dale las gracias pues a Ludovico o bien
al ingenio y la mano de Leonardo,
que te permiten participar de la posteridad.

Quienes la vean, por más tiempo que haya pasado
dirán al verla viva: así nos basta
para entender qué es el arte y qué la Naturaleza’.

EL PRÍNCIPE SEVILLANO

El famoso cuadro es propiedad de la Fundación Príncipes Czartoryski, familia noble polaca al frente de la cual está el príncipe Adam Karol, primo del Rey de España en su calidad de hijo de la princesa Dolores de Borbón y natural de Sevilla, una condición que Zoido no supo aprovechar hace dos años para haber gestionado ante él, ya que el cuadro había viajado hasta nuestro país, la exposición temporal de la tela de Leonardo en su ciudad natal.

¿Y cómo es posible que un sevillano haya llegado a ser príncipe de Polonia? La historia es más bien al revés: el príncipe nació en Sevilla por los avatares del Destino. Durante la II Guerra Mundial, tras la invasión del país eslavo por las tropas de Hitler, la familia principesca huyó de su país en un barco que rindió viaje en Cádiz y luego se asentó en Sevilla, donde nació el príncipe, a cuya saga los nazis le arrebataron todo su patrimonio, incluidos el cuadro de Leonardo y otro de Rafael.

El Gobierno polaco pretendió quedarse con la pintura tras la caída del régimen comunista por obra del movimiento ‘Solidaridad’ del líder obrero y posterior presidente del país, Lech Walesa, pero el Tribunal Supremo de Polonia falló a favor del príncipe Adam Karol, que recuperó tras casi medio siglo el cuadro en calidad de legítimo propietario, un príncipe al que entrevistó en su palacio de Roma un periodista de El País que dio fe de que aún conserva el acento andaluz, por el tiempo vivido en la Sevilla que le vio nacer.

EL CAIXAFÓRUM

La segunda oportunidad perdida por Zoido en materia de patrimonio histórico-artístico y que está reciente en la memoria de los sevillanos la supuso el aplauso dado a los directivos de La Caixa cuando fueron a verlo al Ayuntamiento para informarle del abandono del proyecto del Caixafórum en las Atarazanas y su traslado a la torre Pelli.

Si el alcalde entonces se hubiera plantado ante los directivos de la entidad catalana y cuestionado su decisión de trocar un monumento junto al Patrimonio Mundial de Sevilla por, probablemente, los bajos del periférico rascacielos de la Cartuja a la salida de la carretera a Huelva, no habría tenido luego necesidad de arrepentirse de aquella foto a tres pares de manos y de formar parte de un frente común con PSOE e IU para exigirle a La Caixa que cambiara de decisión.

LA INMACULADA DE MURILLO

Y la tercera oportunidad perdida por Zoido en este aspecto ha sido con motivo del regreso a Sevilla, desde que fue expoliada por el mariscal Soult durante la Guerra de la Independencia contra las tropas napoleónicas, del también celebérrimo cuadro de Murillo ‘La Inmaculada’, conocida como de Los Venerables, por haber sido pintada expresamente para el antiguo Hospital de los Venerables sacerdotes sevillanos, hoy sede de la Fundación Focus Abengoa. Allí ha formado parte de la exposición ‘Murillo y Justino de Neve. El arte de la amistad’, clausurada justamente ayer domingo.

El expolio de obras de arte sevillanas por Soult ha sido historiado, entre otros, por los profesores de la Universidad Hispalense Manuel Moreno Alonso y Enrique Valdivieso. Este último incluso ha reconstruido virtualmente, en un estupendo trabajo conjunto con Gonzalo Martínez del Valle, el aspecto original que tenían retablos y claustros saqueados o destruidos desde la Guerra de la Independencia hasta la Guerra Civil en el imprescindible libro ‘Recuperación visual del patrimonio perdido’.

EL EXPOLIO

Cuenta Moreno Alonso que Soult organizó su propio museo en su residencia del Palacio Arzobispal, donde se alojó en el tiempo que estuvo en Sevilla. Allí, probablemente, reunió cerca de 200 obras de arte que escogió de los grandes maestros: 32 de Murillo, 28 de Zurbarán, 25 de Alonso Cano, 8 de Valdés Leal, 5 de Herrera el Viejo, 3 de Rubens y 2 de Roelas, entre otros. Durante su estancia en nuestra ciudad, Soult acumuló cuadros suficientes como para realizar diez envíos a su esposa que -cuenta Moreno Alonso-, sorprendida, no daba crédito a sus ojos: continuamente llegaban a su domicilio furgones cargados de objetos preciosos. De esta forma no le fue difícil  llenar sus palacios en París y Soultberg y la mansión de Villeneuve, e incluso se permitió el lujo de regalar cuadros al museo del Louvre.

A su muerte, su fabulosa colección, fruto del pillaje en los países invadidos por Napoleón, fue sacada a subasta. Cuentan las crónicas que por la Inmaculada de Los Venerables (rebautizada por los franceses como ‘de Soult’) pujaron el zar de Rusia, la National Gallery de Londres y el museo del Louvre, que finalmente se hizo con la tela al astronómico precio entonces de 586.000 francos, lo que la convirtió en la más cara de la institución y en su gran estrella, prueba de la cotización alcanzada por el maestro sevillano.

EN MADRID, NO EN SEVILLA

Enrique Valdivieso recuerda cómo España (ya bajo el régimen de Franco) realizó gestiones para la devolución por Francia de alguna obra importante, especialmente las relacionadas con Murillo: “Así se consiguió -cuenta- que parte de las pinturas de Santa María la Blanca volvieran a España, aunque nunca regresaron a Sevilla, ya que se quedaron en el museo del Prado, y lo mismo ocurrió con la Inmaculada de los Venerables, que no fue devuelta al lugar de donde había sido robada, sino que se quedó en la pinacoteca madrileña. Es de señalar -continúa- que Francia no devolvió gratuitamente esta Inmaculada, si no a cambio del retrato de una infanta, de Velázquez, que el Prado tuvo que entregar al Louvre”.

Con motivo de la exposición ‘Murillo y Justino de Neve’ y la reposición del cuadro en su emplazamiento original en Los Venerables se han alzado voces en la ciudad pidiendo su retorno definitivo a Sevilla. La Diputación Provincial aprobó en este sentido una moción presentada al Pleno por el PA, por unanimidad de todos los grupos, incluido el PP. Las asociaciones ‘Sevillasemueve’ y ‘Velázquez por Sevilla’ se han unido en los últimos días a la reclamación y pedido que el Ayuntamiento la liderara ante el Gobierno de la nación.

Justamente hace menos de una semana, el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, estuvo en la ciudad y se vio con el alcalde, que guardó silencio públicamente mientras el representante del Ejecutivo remitía a los demandantes del cuadro al Patronato del museo del Prado. Zoido perdió así, de nuevo, la oportunidad de haber liderado ante el ministro  la reivindicación ciudadana e institucional en pro de la recuperación del patrimonio expoliado a Sevilla.

Alcázar

El Patronato del Alcázar se presentó a una convocatoria del Ministerio de Cultura para ayudas a proyectos de conservación de bienes Patrimonio Mundial y ha conseguido 128.000 euros para la “urgente” restauración de la Puerta de Marchena. En otras circunstancias o para otros monumentos habría aplaudido este logro de dinero público en beneficio de Sevilla, pero en este caso me parece hasta una inmoralidad, porque el Patronato le regaló en julio al Ayuntamiento 6,8 millones de euros de las cuentas del Alcázar y aun así todavía le queda en caja un remanente de 5,5 millones. Un monumento que se autofinancia y al que aún le sobra dinero con creces no necesita de subvenciones, que podrían y deberían haber sido destinadas a otros fines o a otro patrimonio en peligro, por más que carezca de la vitola del Patrimonio Mundial, desde Santa Catalina hasta Santa Mª la Blanca o la capillita de San José. Y yo me pregunto: ¿habiendo llegado a tener más de 12 millones en el banco, cómo es que la Puerta de Marchena necesita una restauración urgente por el deterioro que presenta?

 

El Pompidou de Zoido

El 27 de enero de 2011, Zoido eligió el estudio del artista Mundi Martín Iglesias para presentar su programa cultural para las elecciones municipales de mayo del mismo año.

En ese acto anunció que si era elegido alcalde convertiría el abandonado mercado de la Puerta de la Carne en “el centro Pompidou de Sevilla”, al que definió como “un nuevo espacio para creadores de arte contemporáneo andaluces, con talleres de formación, becas de estudio, seminarios, exposiciones y centros de estudios”.

Zoido afirmó que reconvertiría un edificio cerrado y sin uso, “que -añadió- tiene unas posibilidades de espacio y de ubicación increíbles para la cultura más emergente y vanguardista de Sevilla”, y abundó en su idea: “Aspiro a que, con el tiempo, Puerta de la Carne se convierta en el Centro de Arte Contemporáneo, con la misma filosofía que el Centro Pompidou de París”.

 

EL VIENTRE DE PARÍS

 

Para quienes no lo conozcan, el Beaubourg, también llamado Centro Georges Pompidou en recuerdo del presidente francés que impulsó su construcción, es la sede del Museo Nacional de Arte Moderno de Francia y alberga una de las más importantes colecciones vanguardistas del mundo.

La única analogía que en su momento podía hacer Zoido con el mercado de la Puerta de la Carne era el común origen de ambos: plazas de abastos, con la diferencia de que mientras nuestro antiguo mercado se conserva en pie (otra cosa es en qué condiciones), el de Les Halles, sobre el que en parte se construyó el Pompidou, fue previamente demolido. Escenario de la novela de Zola titulada ‘El vientre de París’, eran tan enorme (como diez campos de fútbol), que en su solar se construyó desde el Museo de Arte Contemporáneo a un gran complejo comercial, parcialmente subterráneo, denominado Forum des Halles, que fue diseñado por el arquitecto catalán Ricardo Bofill.

 

LA ‘FÁBRICA DE GAS’

 

 

Cuentan las crónicas que cuando en 1977 se vio por fin el diseño ideado por los arquitectos Renzo Piano y Richard Rogers (éste, autor del complejo de Abengoa en Palmas Altas) para el Pompidou, los parisinos, que acabaron apodándolo ‘la fábrica de gas’, quedaron tan atónitos en principio que no sabían cómo reaccionar ante aquel edificio extravagante, cuyas ‘tripas’ en forma de enormes tubos de vidrio y acero iban por fuera para albergar todo el cableado y las conducciones del aire, a fin de que el espacio interior fuera lo más diáfano posible para la mejor contemplación de las obras de arte. Imaginen el efecto de semejante diseño rupturista como aquel hace 35 años en pleno casco antiguo de París. A su lado, las setas de la Encarnación habrían parecido hasta pura ortodoxia arquitectónica.

En comparación con este edificio de siete plantas de 7.500 m2 cada una, que alberga además una biblioteca pública con 2.000 puestos de lectura, acoge proyecciones audiovisuales y un sinfín de actividades culturales y de exposiciones, recibe entre 5 y 6 millones de visitas al año (el doble que turistas Sevilla) y tiene un fondo de casi 80.000 obras de arte, el proyecto de Zoido en la Puerta de la Carne era más bien un mini-Pompidou.

 

OTRA PROMESA INCUMPLIDA

 

 

Pues ahora, ni eso: ha pasado a una versión aún más minimalista del mini-Pompidou desde el momento en el que el alcalde ha incumplido su propio programa de mínimos culturales para anunciar la conversión de la Puerta de la Carne en un duplicado del nonato mercado gourmet del Barranco, que sacará a subasta troceado en tres partes por un montante global de 8,3 millones de euros y en una heterogénea mezcolanza, ya que incluirá desde un aparcamiento en altura robotizado hasta un presunto contenedor cultural con el que tratar de justificar su promesa a los creadores sevillanos pero  que en realidad será una sala multiusos con capacidad para 300 personas, que lo mismo albergará una exposición que un evento turístico.

En definitiva, el alcalde ha sacrificado su proyecto-estrella cultural en el altar de un mercado de delicatessen culinarias, para subrayar aún más el contraste con la realidad de una Sevilla con 91.600 parados en la que entre Cáritas y el Banco de Alimentos proporcionan un plato de comida caliente a unas 50.000 personas sin recursos y donde el propio Ayuntamiento ha presupuestado 9 millones de euros (algo más de lo que proyecta obtener por el mercado de la Puerta de la Carne) para subvencionar la labor asistencial de ambas organizaciones caritativas.

 

Y BELLVER SIGUE ESPERANDO

 

 

Para colmo, Zoido hizo el anuncio el mismo día en que el coleccionista de arte Mariano Bellver, que a sus 87 años lleva un decenio tratando de ceder infructuosamente a la ciudad sus 300 pinturas, estatuas, muebles, orfebrería y objetos preciosos, con los que podría crearse o llenarse todo un museo, el mismo día -decía- en que este amante del arte con más paciencia que el santo Job decidía exponer sus fondos en la lejana Azerbaiyán, rica en petróleo, y admitía haber recibido ofertas de ciudades del Norte de España y del extranjero para convertirse en depositarias de sus tesoros artísticos, que podría haber albergado el edificio de la Puerta de la Carne si el alcalde en verdad hubiera tenido la intención de emular el Pompidou parisino.

Mientras Málaga no desaprovecha la menor oportunidad de convertirse en ciudad de museos, con 24 espacios museísticos ya en su casco histórico -entre los que destacan el de Picasso y la colección Thyssen-, Sevilla, tras perder el Caixafórum en las Atarazanas y ahora el ‘Pompidou’ en la Puerta de la Carne, avanza en su objetivo de ser declarada capital mundial de la tapa y de tener dos mercados gourmet mejor que uno.