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Gañote

La prueba de que Sevilla está sin alcalde -mientras los demás viven en guardia para defenderse con uñas y dientes de los recortes del Gobierno- es que Monteseirín se ha largado tres días con el Sevilla F.C. a la final de la Copa en Barcelona y no se le ha echado en falta. ‘Amar es notar la ausencia’, rezaba el lema de la película ‘Love story’. Si no se nota la ausencia, cabe inferir que hace tiempo que no hay (¿lo hubo alguna vez?) ‘feeling’ entre Sevilla y Alfredo. Bueno, ni entre Alfredo y el PSOE. Y para una vez que estaba justificado el viaje institucional del (sin) con cargo a las arcas municipales para sentarse en el palco junto al Príncipe, va y, como el cartero, mete la pata dos veces. La primera, al decir que iba para representar a los que no se lo podían pagar. Eso es mentar la soga en casa del ahorcado por la crisis. Y la segunda, al confesar que viajaba a gastos pagados por Del Nido. Osea, Turquía segunda edición. Parafraseando lo que se decía de Arafat, Monteseirín nunca pierde la oportunidad de perder la oportunidad de viajar de gañote.

Diagonal

El Ayuntamiento de Barcelona, espejo en que se mira Sevilla, organizó un referéndum sobre el proyecto municipal de convertir la Diagonal  en un bulevar al alfrediano modo (con tranvía, carril bici y dos carriles para coches con velocidad limitada a 30 Kms) o en una nueva versión de las Ramblas, o bien por una tercera opción puesta al final de tapadillo y sin apenas publicidad, por aquello de aparentar algo de democracia: dejarla como estaba. El 80% de los votantes (172.161 de un censo de 1,4 millones) se pronunciaron al juanramoniano modo de ‘no la toquéis más, que así es la rosa’ y desautorizaron la iniciativa. Yo me pregunto qué habrían votado los sevillanos si se les hubiera dado a elegir entre dejar la Alameda como estaba o convertirla en el Paseo Marítimo bis de Islantilla; la calle San Fernando de toda la vida o como la terminal ferroviaria de Alcázar de San Juan; dejar igual la Encarnación o embutirle las ‘setas’ inspiradas en una gasolinera de Hamburgo, y dejar igual el Prado o meterle la biblioteca que imita el pabellón de México en la Expo-92.

Puente de plata

¿Se imaginan que en el Real Madrid se pusieran a lloriquear por que el Barcelona fuera de ruina y hubieran echado a Guardiola? Más o menos eso mismo está haciendo el PP, donde en vez de brindar con champán por haberse cargado Griñán a Monteseirín, del que decían un día sí y otro también que ha sido el peor alcalde de la historia de Sevilla, han acabado lamentándose en plan jeremíaco por su defunción política. Arenas acusa a Griñán de haber creado “una gran crisis” y “un gran vacío” (¿?) en Sevilla. Zoido admite haber vivido con “mucha preocupación” el día en que conoció la noticia y que aunque él veía cómo el gobierno se deterioraba, lo ocurrido ha sido “el colmo”. Vamos, superior a sus fuerzas. Un poco más, y el PP decreta tres días de luto y crespones (por definición son negros) en las alas de la gaviota. ¿Pena, penita, pena, síndrome de Estocolmo o lágrimas de cocodrilo? El duelo pepero está tan magistralmente interpretado que es para Oscar, pues no me creo que pueda ser sincero. En tal caso sería una completa gilipollez. A alcalde que huye, puente de plata.