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Pulso al Ateneo

Antier, el periódico gubernamental publicaba un informe contra el PP, al que acusaba de convertir Valencia en el reino de la impunidad porque sus cargos imputados no dimiten. Rubalcaba, en un mitin en San Roque, censuraba a Rajoy por ignorar cuántos imputados en escándalos tiene su partido. Y Alarte, líder del PSOE valenciano, decía que los socialistas imputados en el ‘caso Brugal’ renuncian a sus cargos pese a tan poco avance procesal, a diferencia de los del PP, “porque nosotros no somos unos sinvergüenzas”. Y al leer tantas apelaciones al ser y parecer de la honradez socialista, me acordé de que Marchena, imputado en el caso Mercasevilla, no sólo no dimite, sino que, fiel a su estilo de matón, amenaza al Ateneo con represalias hasta de sus periódicos a sueldo si no lo ratifica como Rey Mago, distinción prometida otrora a cambio de ciertos favores de  Emasesa. El nuevo presidente del Ateneo tiene muy fácil pararle los pies a este siniestro individuo: basta con que le aplique la doctrina del PSOE… de Valencia, porque el de Sevilla sigue a la luna de ídem.

De valido a rey

En la bulla de la huelga general y ecos del edil piquetero ha pasado relativamente inadvertida la designación del valido del (sin) alcalde, Manuel Marchena, como rey mago. Lleva de estrella de la ilusión a la niña de; sí, hombre, sí, a la que él colocó a dedo en Emasesa, porque, valía de la criatura al margen, el valido utiliza las empresas municipales como cadena de favores de cara (sobre todo eso) al presente y al futuro. Hoy por ti y mañana por mí. Manejando hábilmente las ayuditas desde el Ayuntamiento, dando una subvención por aquí y otra por allá, editándole un libro al catedrático, etc….consigue con pólvora del Rey traducir su cadena de favores en cadena de ‘honores’. Quien se presenta a sí mismo como el eslabón entre Monteseirín y la sociedad civil (así está el nivel de Sevilla), presumirá ahora de haber logrado un hito en su trayectoria trepadora: que su nombre aparezca en la lista de los reyes magos junto a los de Pemán, Ruiz Mateos, Prado y Colón de Carvajal….y otros grandes ídolos para el PSOE y la izquierda. Nunca el Ateneo había caído tan bajo.

Colegios

Hay en el calendario fechas más o menos inmutables que permiten planificar con una antelación más que suficiente las actividades públicas asociadas a estos días ‘señalaítos’, por decirlo con terminología trianera. Y ya que hemos citado el arrabal, empecemos la relación por la Velá de Triana y sigamos sin orden ni concierto por la Semana Santa, la Feria, la Cabalgata de los Reyes Magos, el día de San Fernando, la Virgen de los Reyes, el Corpus, el Primero de Mayo, la Purísima y el día de la Constitución, la Navidad….¿Verdad que todos los años se sabe desde el primero de enero que el curso escolar comienza, día arriba día abajo, en septiembre? Pues el Ayuntamiento se da trazas cada verano en lograr que la mayoría de las obras que emprende en los colegios no estén listas para el nuevo curso. De los 63 centros en que se está trabajando durante las vacaciones estivales, sólo 27 estarán a tiempo para la cita con alumnos y profesores. El de Conservación de Edificios Municipales es el único concejal del Ayuntamiento que tropieza dos veces (y más) con el calendario.

Rancio

Las gacetas se hacen eco de que el valido del (sin) alcalde, Manuel Marchena, se ha postulado para salir de rey mago en la Cabalgata. Quizás quede algún iluso que aún crea el doble lenguaje y la doble moral de estos individuos que pregonan ser paladines de la Modernidad frente a la Sevilla tradicional, inmovilista y anclada en el pasado, a la que suelen calificar como carca, casposa y rancia, pero que se pirran por aparecer, arrimarse, fotografiarse, estar y que los vean con lo que o quienes simbolizan esa Sevilla eterna. Al valido le encanta ser como ellos, no lo opuesto a ellos: comer en restaurantes de lujo, salir retratado en los tendidos de la Maestranza, tutearse con el empresariado que depende de las licencias, los contratos y los patrocinios municipales, codearse con ‘la clase’ en los actos públicos, ir con el (sin) a imponerle medallas a las vírgenes ….todo, como se ve, muy laico, muy ‘progre’ y muy socialista. Iban a cambiar el mundo y Sevilla, pero Sevilla y el mundo los cambió a ellos. Al final el valido no era más que un ‘rancio’ reprimido.

La cobradora del frac

Maribel Montaño persigue en plan cobradora del frac a los organizadores de la Cabalgata de su pueblo, Carmona, para que le paguen los 1.999 euros que gastó en un traje de Rey Gaspar que no lució. Tras aceptar salir en el cortejo, comprar telas y encargar la confección de sus ropajes, sufrió un ataque de feminismo ‘progre’ y exigió salir sin barba, como si en vez de tres Reyes Magos hubiera habido sólo dos y una Reina, la Reina Gaspara. Sus paisanos le aplicaron la Ley de la Memoria Histórica y le dijeron  que se desfilaba conforme a la Biblia y a la tradición, que obliga a Gaspar a llevar barba rubia oscura, y que tal disfraz en nada sería un desdoro para una mujer. La doña se indignó y renunció ‘a posteriori’, pero no ha cejado en su empeño de traspasar la factura. Su última intentona ha sido tratar de que los 2.000 euros que la obra social de La Caixa donó a la Cabalgata fueran destinados a pagar a su sastre en vez de a los centros asistenciales de Carmona. La caridad, según la muy ‘progre’, feminista y socialista Maribel Montaño, empieza por ella misma.

El canon de la Cabalgata

Una mujer es atropellada por una carroza de la Cabalgata en Pagés del Corro tras una imprudencia temeraria. Sorprende que sólo haya habido un atropello, dada la ingente cantidad de imprudencias observadas entre centenares de miles de personas. Los adultos, más que los niños, se pelean al borde mismo de las ruedas por arrebatarse un caramelo. En la Alameda hay que desmontar una carroza porque choca con una rama. Pero, ¿no se acordó diseñarlas en función de la altura de los elementos tras toparse con los cables en Felipe II? Se olvida que aunque no lo hagan los cables, los árboles crecen. No es por hacer de aguafiestas, pero parece que en cada edición hay o más imprevistos, o más beduinos, o más carrozas, cuando no más lentas, pero lo cierto es que el cortejo de la ilusión se torna cada vez más largo entre los inevitables retrasos que, como el silencio de la partitura, también forman parte del guión, y el desfile mismo. Da la impresión de que al cabo de cien años, y al contrario que en la Semana Santa, aún no se ha desarrollado el canon de la Cabalgata.