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Comodidad

Decían de Arafat que nunca perdía una oportunidad de perder una oportunidad, en alusión a que cada vez que era factible un acuerdo de paz con Israel daba un paso atrás en vez de al frente. Pues el (sin) alcalde, igual. Cada vez que Monteseirín tiene una oportunidad de desmarcarse de Torrijos, y de paso desmarcar al PSOE de IU ahora que vienen las municipales, la desaprovecha, víctima del síndrome de Estocolmo. Le pasó con el edil piquetero y, ahora, con el propio Torrijos. En plena tormenta por la foto de la mariscada impropia (como esas competencias que dicen asumen los ayuntamientos sin corresponderles) de Bruselas , el (sin) declara que se siente “muy cómodo” gobernando con IU. ¿A qué viene este capotazo? Pues porque, al igual que en el episodio de las uvas del Lazarillo de Tormes, cuando el (sin) se iba de hoteles de cinco estrellas y de viajes transoceánicos a Brasil y al Mundial de Suráfrica, y al Eurobásquet de Polonia, Torrijos guardaba silencio. Por eso el (sin) está tan cómodo. Ha descubierto al cabo que son tal para cual.  Hoy por ti y ayer por mí.

El sapo

El (sin) alcalde, con tal de no molestar a Torrijos, fue preso del síndrome de Estocolmo  en el caso del edil piquetero y le justificó con la peregrina tesis de que iba en la manifestación que atacó el ‘Serranito’ no como delegado de Economía, sino como  sindicalista. Ahora, Carlos Vázquez ha publicado un artículo en la web del Partido Comunista en que pone a caldo a Viera y Espadas y ridiculiza la tesis monteseirinesca de que él encarnaba ‘El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hide’, la novela de Stevenson.  El edil piquetero ha escrito: “Se contentaban con que reconociera “mi error” en la plaza pública y abjurara de mi condición de militante sindical, desvinculándola de mi responsabilidad institucional. ¡Como si fuera posible separar ambas señas de identidad!”. Así que ya sabemos que Vázquez es sólo Mr. Hide, algo elemental, querido Watson, con lo que ha dejado en evidencia y en ridículo a Monteseirín, su protector en todo este escándalo. Para seguir siendo (sin) alcalde, Monteseirín tiene que desayunarse cada mañana  un sapo de sus socios de gobierno.

Sombra

Las crónicas periodísticas sobre el último Pleno municipal, donde se conoció la imputación de Marchena en el caso Mercasevilla y se debatió sobre la numantina resistencia del edil piquetero, coinciden en destacar  que el (sin) alcalde estuvo más (sin) que nunca, de convidado de piedra en su propia casa (grande). Dicen las gacetas que Alfredo optó por ser ‘ni-ni’  y ‘no-no’ al mismo tiempo. Que ni votó a favor ni en contra, ni se abstuvo. Que no se movió. Que no intervino en ninguno de los puntos, ni respondió a las duras acusaciones del PP, ni ofreció explicaciones sobre por qué mantiene en sus puestos al delegado de Economía y al de Tráfico y al imputado Marchena. Que prefirió el silencio. Que estaba callado, ausente, distante y doloroso, como en el poema XV del libro de Neruda, donde él se ha instalado no en el amor, sino en la canción desesperada. Al contrario que en cualquier otro sitio, donde es la Oposición la que forma gobiernos en la sombra, nuestra ciudad tiene un gobierno  presidido por una sombra de alcalde. Monteseirín, la sombra de Sevilla.

De quita y pon

Juan Espadas dice que Carlos Vázquez, el edil piquetero, tiene que dejar “clara y meridianamente establecido” que “desvincula” su cargo de delegado de Economía de su actividad sindical. El PSOE y su candidato siguen mareando la perdiz para no tocarle las narices al concejal huelguista ni a Torrijos y poner en peligro el sillón del (sin) alcalde exigiendo su destitución. El argumento de la “desvinculación” es el mismo que sostiene Monteseirín: que Vázquez puede desdoblarse e ir en un pìquete no como concejal, sino como sindicalista. Una de las primeras lecciones que me dieron en la Facultad es que el periodista, esté donde esté y haga lo que haga, siempre está representando a su periódico. Pues Carlos Vázquez, igual, por mucho que el PSOE y Espadas quieran irse por el Cerro del Águila o los de Úbeda: en el piquete, en el bar (si lo dejan entrar en alguno los hosteleros), en el fútbol o en su casa es el delegado de Economía. Los cargos no son trajes de quita y pon que un concejal pueda dejar colgado en el perchero cuando sale por la puerta del Ayuntamiento.

El imprudente

El (sin) alcalde, que ha tardado dos semanas en pronunciarse sobre la actuación del edil piquetero, se ha limitado a verter una leve crítica contra su delegado de Economía: “Yo (en su lugar) hubiera sido más prudente”. Como el (sin) ha justificado la presencia en el piquete con la peregrina tesis de que Vázquez iba en calidad de sindicalista y no como concejal, en una disociación patológica, ¿a qué se refiere entonces con su apelación a la prudencia? Verosímilmente, a haber sido tan torpe como para no darse cuenta de que lo estaban grabando, pues sin la prueba de cargo de las imágenes no habría saltado el escándalo y el gobierno ‘de progreso’ no tendría en contra a la opinión pública. En la novela ‘El extranjero’, de Albert Camus, el protagonista no es condenado por haber cometido un crimen, que al jurado hasta casi le trae sin cuidado, sino por no haber llorado durante el funeral de su madre. Para Monteseirín, Vázquez no merece reproche por haber formado parte de un piquete rompedor de mesas en el bar ‘Serranito’, no, sino por su torpe imprudencia política.

Disociación

Si Stevenson fuera coetáneo nuestro en vez de haber vivido en el siglo XIX, no habría escrito ‘El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde’, sino ‘El extraño caso del delegado de Economía Vázquez y el piquetero Galán’, inspirado en las tesis de Monteseirín. El (sin) alcalde ha tardado dos semanas en fabricarle una coartada al edil que participó en el piquete agresor al mesón ‘Serranito’ en la calle Alfonso XII durante la huelga: que Vázquez estaba entre los huelguistas como sindicalista en vez de como miembro del gobierno municipal. Como si, al igual que en la novela de Stevenson, pudiese desdoblarse físicamente y disociarse de sí mismo, negando ser edil simultáneamente a cualquier otra condición. Mientras en el misterio de la Santísima Trinidad hay tres personas distintas en una sola, en el de Vázquez hay dos. Milagro en la Plaza Nueva. Pero Vázquez es sólo un émulo de Monteseirín, el cual, tras estallar el escándalo de Mercasevilla,  se disoció de su condición de alcalde para eludir cualquier responsabilidad diciendo: “Yo no sé nada; yo soy médico”.

De valido a rey

En la bulla de la huelga general y ecos del edil piquetero ha pasado relativamente inadvertida la designación del valido del (sin) alcalde, Manuel Marchena, como rey mago. Lleva de estrella de la ilusión a la niña de; sí, hombre, sí, a la que él colocó a dedo en Emasesa, porque, valía de la criatura al margen, el valido utiliza las empresas municipales como cadena de favores de cara (sobre todo eso) al presente y al futuro. Hoy por ti y mañana por mí. Manejando hábilmente las ayuditas desde el Ayuntamiento, dando una subvención por aquí y otra por allá, editándole un libro al catedrático, etc….consigue con pólvora del Rey traducir su cadena de favores en cadena de ‘honores’. Quien se presenta a sí mismo como el eslabón entre Monteseirín y la sociedad civil (así está el nivel de Sevilla), presumirá ahora de haber logrado un hito en su trayectoria trepadora: que su nombre aparezca en la lista de los reyes magos junto a los de Pemán, Ruiz Mateos, Prado y Colón de Carvajal….y otros grandes ídolos para el PSOE y la izquierda. Nunca el Ateneo había caído tan bajo.

Silencio

Un alto cargo municipal y un sindicalista sevillano han sido denunciados por la actuación de un piquete ‘informativo’ del que formaban parte durante la huelga general. Según la denuncia, entre otras cosas  levantaron mesas y las volcaron, formaron mucho ruido y golpearon en las paredes y ventanas, por lo que impidieron el ejercicio del derecho al trabajo. ¿ A que por la descripción de los hechos han pensado de inmediato en el asalto del piquete compuesto por altos cargos municipales de IU, con el delegado de Economía al frente, al mesón Serranito de la calle Alfonso XII? ¿A que han pensado que era Carlos Vázquez, el alto cargo del Ayuntamiento, uno de los denunciados? Pues se equivocan: los denunciados ante la Guardia Civil han sido Diego Cañamero, secretario general del SAT, y el alcalde de Puerto Serrano, que impidieron así el funcionamiento de los colegios en Montellano el día 29 de septiembre. Y quien ha denunciado este ‘modus operandi’ ha sido el delegado de Educación, Jaime Mougan. Monteseirín, mientras, sigue guardando silencio. Y el que calla, otorga.

Autocensura

El otro día, el periódico le dedicó un editorial crítico a Juan José López Garzón, delegado del Gobierno en Andalucía (bueno, a lo mejor cuando aparezcan estas líneas ya ha dejado de serlo, víctima colateral del ‘fuego amigo’ de Juan Espadas), a cuenta de la censura que practica sobre las cifras de la delincuencia en Sevilla. Pero, ¿qué otra cosa podría esperarse de él, a tenor de la siguiente historia? Se cuenta que en el Día de la Policía, posterior a la huelga general, había repartido el texto de un discurso explícitamente crítico con el edil piquetero que, como se recordará, había puesto como coartada de su actuación el 29-S el acoso (¿?) de las Fuerzas del Orden, pese a que en el vídeo delator éstas ni siquiera habían acudido aún al bar atacado por el piquete. Llegado el momento de la verdad, Garzón se saltó el párrafo por no dejar más en evidencia al complaciente (sin) alcalde, presente en el acto. Luego envió a la prensa la nueva versión del discurso con el párrafo omitido. Garzón es el único político que, por censurar, hasta se censura a sí mismo.

‘Lapsus linguae’

Viera ha declarado que la presencia del delegado municipal de Economía y Empleo en un piquete “no es la mejor imagen que puede dar un gobierno”, por lo que confía en que el portavoz  de IU y primer teniente de alcalde, Torrijos, “tome nota” y “dé alguna explicación”. ¿Y por qué tiene que tomar nota y dar las explicaciones Torrijos si quien, como el propio nombre del cargo del edil piquetero indica (delegado, osea, que ejerce la función en representación de otro),  lo ha designado y por tanto tiene la potestad de relevarlo y es el máximo responsable del gobierno municipal que da tan mala imagen es teóricamente el (sin) alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín? Viera, en su afán de echarle un capote a ese cadáver político defenestrado por él mismo y por Griñán, ha incurrido en un ‘lapsus linguae’ al reconocer indirectamente  que quien en realidad manda en la Plaza Nueva es Torrijos y que por eso debe dar las explicaciones. A Viera le ha traicionado el inconsciente. Ha ratificado lo que ya dijo Del Valle:  Torrijos ha ocupado el espacio dejado vacío por Monteseirín.