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Vino y se va entre escándalos

Marchena, el valido de Monteseirín, en su afán por controlar la prensa a golpe de billetes de la publicidad institucional y de patrocinios a través de las empresas municipales como camuflaje, sostenía la teoría de que cualquier titular crítico sobre Sevilla era un titular en contra de su jefe, aunque se hablara de Isla Mágica y no del Ayuntamiento, porque el alcalde –decía- era el máximo responsable de cuanto acaecía en la ciudad. He recordado la doctrina marchenera, aunque jamás la tragué (y no como otros) ni con billetes ni con ruedas de molino y aun a costa de perderlo todo menos la dignidad, al socaire del intento del PSOE de minimizar la condena del Supremo a un asesor y al escolta del alcalde por las facturas falsas. Cuando el PSOE dice que no hubo ninguna responsabilidad en el Consistorio, yo le remito a Marchena: el máximo responsable de todo es el alcalde. Ayer, Griñán decidió cargárselo por fin. Miguel Hernández llegó con tres heridas. Monteseirín se va tal como llegó (recuérdese su subida del sueldo), entre escándalos que dejan herida a Sevilla.

M&M, bajo sospecha

Resumen del último capítulo del ‘culebrón’ Mercasevilla: el dueño de Larena 98, firma propietaria de los derechos de superficie para poder construir unas naves sobre terrenos de la empresa municipal y por los que pagaba un canon de 58.738 euros/mes, declara ante la Policía Judicial que recibió todo tipo de presiones para que, pese al incumplimiento de contrato por Mercasevilla, no dejara de pagar el canon y para que, posteriormente, renunciara a sus derechos a cambio de la promesa de adjudicarle jugosos contratos bajo cuerda.

Al  empresario Antonio Pardal le prometieron primero una ITV y el mantenimiento de las calles de Sevilla. No sólo no tragó, sino que, según su declaración,  fue a ver al alcalde, con el que se entrevistó hasta cuatro veces, para contarle lo que le ocurría. Pardal ha dicho que Monteseirín, una vez enterado, quedó en hablar con Manuel Marchena, su ‘alter ego’ y por entonces gerente de Urbanismo, para que solucionara el problema. La forma de arreglarlo de Marchena habría sido, según el testimonio empresarial, asegurarle varias promociones de VPO si se quitaba del medio y dejaba de estorbar.

Inmediatamente, la Oposición ha saltado a la palestra para decir que este testimonio coloca a Monteseirín “en el epicentro del caso Mercasevilla”, pues ya no podría alegar que no conocía las irregularidades que se cometían en la empresa municipal y, además, habría encomendado presuntamente a  Marchena la misión de finiquitar el asunto.

Denuncias sin pruebas

El alcalde ha reaccionado de forma indignada y ha afirmado que el testimonio del empresario ante la Policía Judicial es “una denuncia sin pruebas”. Monteseirín ha dicho que denuncias de este tipo “no deben hacerse porque no benefician a nadie y deterioran mucho el trabajo de los servidores públicos, los cuales no hacen otra cosa más que trabajar por el bien común”. Ha añadido solemnemente que “en el Ayuntamiento se cumplen fielmente la ley y los procedimientos”. Naturalmente, se estaba olvidando de la condena judicial por el caso de las facturas falsas en el Distrito Macarena, o del procedimiento de desalojar a los chabolistas de Los Bermejales a golpe de billetes.

Y es tremendamente curioso que Monteseirín se indigne ahora por que se hagan “denuncias sin pruebas que no benefician a nadie y deterioran el trabajo de los funcionarios”, cuando él basó la campaña de las elecciones municipales de 2003 en denunciar sin pruebas –si las hubiera tenido, se supone que habría acudido a la Justicia-  el “urbanismo bajo sospecha” que imputaba a su hasta entonces socio de gobierno, el PA, y en cuestionar la probidad de los funcionarios, al anunciar reiteradamente que haría una auditoría en la Gerencia. Obsérvese la paradoja: Monteseirín, como máximo responsable del Ayuntamiento, se estaba denunciando a sí mismo en la medida en que ponía bajo sospecha la gestión de su propio gobierno. Naturalmente, en cuanto ganó las elecciones se olvidó de la auditoría y de mirar bajo las alfombras de la Gerencia. Más irónico aún: hasta le mejoró hasta el convenio a los funcionarios. Se supone, como él dice, que “en defensa de los intereses de la ciudad”.

Cita(s) de cortesía

Monteseirín trata de desacreditar al empresario madrileño, pero lo cierto es que ha  reconocido ya dos de los extremos denunciados por Pardal: que hubo reunión entre ambos y que trataron de las inversiones que proyectaba su sociedad en Mercasevilla. El alcalde afirma que ha tirado de su archivo personal y que ha constatado que se trató simplemente de una cita de cortesía. Una primera visita puede ser considerada de cortesía, pero el empresario ha testificado que tuvo cuatro encuentros con Monteseirín, y nadie, salvo que eleve la cortesía a extremos de ceremoniosidad japonesa, se reúne cuatro veces con otro para saludarse y hablar de la lluvia. Pardal tenía intereses muy serios en juego como para perder el tiempo en juegos florales: una empresa municipal incumplía un contrato por el que estaba pagando 58.738 euros mensuales (704.856 euros al año), se derrumbaban sus expectativas de un negocio mayor (las naves) y  le estaban presionando para que se quitara del medio a cambio de contratos amañados a su medida y vulnerando la legalidad.

¿Hubo una sola reunión o fueron cuatro? ¿Se produjeron todas en el Ayuntamiento o en otro sitio? La clave puede estar en el libro de visitas que, se supone, ha de tener y conservar la Corporación Municipal, salvo que no se lleve control alguno en tal sentido por, como es habitual, un error técnico o mecánico.

Caracolas de la Cartuja

Y otro elemento clave puede ser el libro de visitas de las caracolas de la Cartuja para acreditar que se produjo en Urbanismo ese encuentro con Marchena en que, según Pardal, el valido le habría propuesto el chanchullo de adjudicarle promociones de VPO a cambio de renunciar al canon de superficie en Mercasevilla que, oh casualidad, compró en el último minuto Sando presuntamente de la mano del otro hombre de confianza del alcalde –Domingo Castaño- y a la que luego le adjudicaron los terrenos pese a presentar una oferta muchísimo  más baja que Noga.

Nueva pregunta: un empresario de Madrid que estaba en las circunstancias de Pardal ¿pierde su tiempo en ir a la Cartuja para tomarse un cafelito con Marchena o va para que, siguiendo las instrucciones del alcalde, el ‘alter ego’ arregle el problema a su manera?

Vuelve el urbanismo, pero con la diferencia de que a quienes ahora pone bajo sospecha es a Monteseirín y Marchena.

Cortina de humo

El coche ponemultas

El coche ponemultas

Aunque digan que no les importa, lo primero que hacen en el Ayuntamiento es analizar la prensa. Esto leyeron el lunes por la mañana: “El PP lleva al pleno la reprobación de Mir y Celis por el ‘caso caseta’ y acusa al primero de una “evidente maniobra fraudulenta”. Marchena, el hombre clave: no hay nada que se cocine en el Ayuntamiento sin que él no esté al tanto. Mercasevilla decide si recurre la sentencia de su exdirectivo (Daniel Ponce). Denuncian al juez ‘sobresueldos’ a altos cargos municipales en Feria pese a que algunos de ellos ni siquiera se ponían al teléfono. La asfixia de Tussam deja a la plantilla sin cobrar 375.000 euros en pluses salariales; la ‘privatización’ de líneas, en el BOE”. Así que por la tarde lanzaron un señuelo, pese a que faltan 7 meses para el presunto plan, y el martes los periódicos abrían con la estratagema municipal de convertir Sevilla en el gueto de Varsovia y multar a todo coche que se mueva por el Centro. Ya no se hablaba de Marchena, Mercasevilla o la caseta. Y luego dicen que son tan inocentes que ni saben comunicar.

La mano derecha

El valido responde a las acusaciones que presuntamente le implican en el caso  apelando a algo que no tiene: conciencia. El DRAE la define como “propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta”. Un individuo amoral, pese a que en su cinismo se camufla cada Martes Santo entre las filas de quienes procesionan tras el que murió en la cruz (que Él le perdone por todo lo que hace), no puede tener esa cualidad espiritual cuando sólo se atiene a que el fin justifica los medios. En su basto lenguaje, las cosas se resumen en una disyuntiva: o picha dentro, o picha fuera. Lo que le pone es la erótica del poder: codearse con esa clase dominante a la que denigra ante las bases  pero a la que de forma genuflexa se pirra por acercarse. En su escala de valores, el valor máximo es trepar por la escala social. Las acusaciones casi le traen al pairo. Lo único que le mortifica es que alguien se presentara como la mano derecha del que manda de forma nominal. Su ego no soporta ser ‘el otro’.

Setas= 5 facturas ‘olímpicas’

Las ‘setas’ se han convertido, tal como editorializaba este periódico, en el particular estadio ‘olímpico’ de Monteseirín. A fecha 22 de noviembre de 1999,  el coste de la ejecución material del estadio ascendía a 15.994 millones de pesetas (96 millones de euros), sin contar los honorarios de los arquitectos e ingenieros, la pista de atletismo y la urbanización exterior. Redondeando cantidades por todos los conceptos, la estimación del coste final ascendería a unos 20.500 millones de pesetas, (123 millones de euros). El Metropol Parasol impulsado por Monteseirín se alza sobre las ruinas de Palmira del proyecto previo iniciado durante su mandato en coalición con el PA y que el alcalde se cargó de un plumazo, como se cargó el de  Moneo en el Prado, para que no quedara legado de sus predecesores o socios, aunque la factura de lo desechado la acabaran pagando los sevillanos.

Sumemos  actuaciones en la Encarnación. La liquidación del mercado del PA  para poder plantar sobre el mismo las ‘setas’ del alemán Jürgen Mayer costó 9 millones de euros en indemnizaciones. Las obras para mantener las pantallas en torno a los restos arqueológicos, 5,3 millones. El concurso de ideas del que emanaron las ‘setas’, 90.000 euros. El ‘Antiquarium’ (aunque ahora lo metan en el Plan 5.000 es dinero público), 8,5 millones. Los honorarios del arquitecto, 5. Los del coordinador, 30.000 euros. La aportación municipal a Sacyr, 25 millones. La segunda aportación, 7 millones. La tercera, 18 millones. En total el Ayuntamiento ha detraído al contribuyente 77.920.000 euros. Hay que añadir el valor de la aportación en especie a Sacyr para su explotación durante 40 años: el edificio de la Hacienda municipal y los espacios del conjunto urbano aledaño, cuantificados en 32,4 millones de euros. Total: 110.320.000 euros.

Hay dos diferencias entre las ‘setas’ y el estadio ‘olímpico’. La primera es que el recinto deportivo se acabó a tiempo para el Mundial de atletismo y que el Parasol se anunció para junio de 2007, acumula ya casi tres años de retraso y nadie sabe cuándo se terminará. La segunda es que como todas las Administraciones eran accionistas, al Ayuntamiento sólo le correspondía asumir el 17,892% del coste del coliseo deportivo, es decir unos 22 millones de euros.

Conclusión: las ‘setas’ han supuesto hasta ahora para los sevillanos un coste cinco veces superior al del estadio de la Cartuja.

Conejillo de Indias

El Parasol se alza así no sólo como el símbolo de la megalomanía de Monteseirín, sino también de la improvisación que ha caracterizado su etapa al frente de Sevilla, tal como ha dejado en evidencia Celis cuando anunció el último sobrecoste de 18 millones de euros que han supuesto para las arcas municipales las ‘setas’ diseñadas por Mayer. Celis ha reconocido que se trata de “un proyecto constructivo imposible cuya ejecución ha sido incierta desde que comenzó y que se adjudicó sin que existiera la tecnología necesaria para poder ejecutarlo”.

¿Qué habría ocurrido en una empresa privada si un ejecutivo hubiera realizado una confesión similar y además hubiera añadido que no se atrevía a dar fecha alguna de conclusión de un proyecto con una desviación presupuestaria del 100% sólo en la fase constructiva? Mientras la prudencia aconseja a cualquier gobernante que administra el dinero del contribuyente atenerse al principio de “los experimentos, con gaseosa”, el Ayuntamiento embarcó a la ciudad en un proyecto puramente experimental al reconocer ahora que no se había desarrollado la tecnología para materializarlo. Sevilla, pues, ha sido el conejillo de Indias donde el arquitecto ha probado en plan ensayo/error la fórmula de las ‘setas’ a costa de un dinero dedicado inicialmente a equipamientos de la ciudad y agotando la paciencia de unos placeros que ya llevan 36 años esperando una solución para la Encarnación.

Delirios de grandeza

El encargado de materializar los delirios de grandeza de Monteseirín en su obsesión por dejar su sello para la posteridad no fue otro que su ‘alter ego’, en su etapa como gerente de Urbanismo: Manuel Marchena, el Mr. Hyde del doctor Jekyll. Marchena encargó a Tinsa un informe sobre cómo financiar la operación y el cálculo del valor de la concesión en especie que posteriormente se otorgó a Sacyr. Desde su estratégico puesto en Urbanismo, arrancó de la Oficina del PGOU el plácet para disponer de 25 millones de euros destinados a los sistemas generales de la ciudad y gastarlos en la Encarnación, sin prever que a esos 25 habría que añadir con el devenir del tiempo otros 25… por ahora. También se encargó de obtener de la Intervención Municipal su reticente visto bueno a que reservara el dinero para dos anualidades, cuando normalmente no se permite hacerlo más que para el ejercicio en curso. Marchena también se trajo de Córdoba para secretario del concurso de ideas y coordinar las obras a uno de los implicados en el centro de congresos Palacio Sur, del arquitecto holandés Rem Koolhas, del que acabó huyendo Ferrovial cuando se percató de que el coste de la obra se dispararía a los 174 millones de euros: un aviso a navegantes para Sevilla.

Marchena fue también quien elevó al Consejo de la Gerencia de Urbanismo la propuesta de que la obra se adjudicara a Sacyr en vez de a otras empresas que habían hecho una estimación de costes más ajustadas a la realidad. Apostó por la oferta más a la baja posible y al final ha resultado la más cara para el bolsillo de los sevillanos.

La cara oculta de Emasesa

Como presidente que fui de una comunidad de vecinos me tocó lidiar con las facturas del agua. Conocí situaciones inimaginables, al margen del número y clase de personas en cada piso. Una familia ‘progre’ y ‘ecologista’ vaciaba por las noches en la terraza la enorme piscina hinchable en que se bañaban sus niños. Otra de ancianos ni se inmutaba por el río que brotaba de sus cisternas rotas: temían más las facturas del fontanero que las de Emasesa. Por eso no me cuadra la campaña marchenera de cobrarnos el agua no por el consumo real de cada vivienda, sino por el número de residentes en la misma….siempre, ojo,  que estén dados de alta en el padrón. Marchena, el valido del alcalde, usa Emasesa para que por temor al tarifazo del agua  la gente se empadrone y Sevilla no baje de 700.000 habitantes.¿Se imaginan que en la gasolinera le cobren el combustible no por el consumo real del coche, que puede ser menor gracias a su eficacia como conductor o por tratarse de un modelo ecológico, sino por el de pasajeros que lo ocupen? El fin no justifica los medios.

El bastón de mando

Dicen que el alcalde es el gran ausente en los actos de la ciudad y eso dispara las cábalas sobre su futuro. O está ausente porque quiere dejar de ser alcalde o al no sentirse ya  alcalde por eso está ausente, como en el poema de Neruda. Dicen también que habría comunicado a Griñán su deseo de dejar el bastón de mando. La percepción hasta en el PSOE es que ese bastón lleva abandonado demasiado tiempo. Recuerden si no lo dicho por Del Valle: si Torrijos tiene más poder que el que representan sus votos es porque está ocupando el vacío que deja Monteseirín. En realidad, Alfredo ha sido siempre un alcalde cogido entre alfileres, primero por las del PA y luego por las de IU.  Viera en Sevilla y Blanco en Madrid han intentado cargárselo al comprobar con horror el rechazo que inspira en las encuestas hasta entre los votantes socialistas, pero ha sobrevivido gracias a la teoría de Chaves de que a un regidor no debe quitarlo el partido, sino las urnas. Que Monteseirín se vaya o se quede, al cabo es indiferente: sólo es una marioneta cuyos hilos mueve  Marchena.

Y en eso llegó la Junta

Monteseirín ha entregado el premio Emasesa Sostenible a Cruzcampo por la construcción de una nueva depuradora. Ya era hora. Lo de la depuradora, no lo del premio. La cervecera se ha resistido como gato panza arriba desde 2006 a adecuar sus vertidos a la normativa vigente, hasta que ha sufrido dos sentencias judiciales en contra y un expediente sancionador de la Junta. A la fuerza ahorcan. Alegando que sus vertidos eran aguas residuales urbanas se ha estado ahorrando su tratamiento como industriales, hasta el punto de que le resultaba más rentable pagarle a Emasesa, que le aplicaba una normativa doméstica mucho menos exigente, un canon de 2.279 euros diarios por permitirle arrojar sus porquerías químicas a un colector de la ciudad. Pese a que las estaciones de tratamiento urbanas no están preparadas para este tipo de residuos, Emasesa también se hacía la loca porque anteponía la pasta que ingresaba a los efectos de estos contaminantes en su red. Así entiende Marchena la economía sostenible. El premio debió ser para la Junta. Fue ella la que mandó parar.

Dime de lo que presumes…

Tan sólo unos días después de que con su falsa humildad habitual el alcalde proclamara que se daba por bien pagado si en el futuro se le recordara por su honradez, el Tribunal Supremo le ha ratificado una multa por infringir la ley durante las elecciones generales y autonómicas. Decíamos que honradez no era sólo no meter la mano en la caja, sino ser íntegro en todas las circunstancias, y esta condena, por simbólica que sea la sanción (300 euros), es reveladora de las prácticas tramposas del tándem M&M: Monteseirín & Marchena. El alcalde ha tratado de hacerse el loco ante el tribunal diciendo que él no sabía que su valido, al que colocó al frente de la AIE-Emasesa para que cerrara y abriera grifos propagandísticos y controlara cloacas informativas, buzoneó 100.000 revistas de autobombo municipal y con fotos y artículos alfredianos  incluso en el mismo día de las elecciones. Pero no coló: hasta la Justicia sabe que Marchena es el alter ego de Monteseirín y que lo que él ata desde la AIE atado queda en el Ayuntamiento. Dime, Alfredo, de lo que presumes……

Solo ante el peligro

La juez del caso Mercasevilla ha imputado a Domingo Enrique Castaño. Como todos nos conocemos y Castaño ha llegado a donde ha llegado de la mano de quien vino,  la prensa tituló que han imputado a un ex asesor del alcalde. Maribel Montaño, conocida en los medios como la “portacoz”, salió al quite para decir que Castaño técnicamente no era asesor de Monteseirín, sino del Grupo Socialista. Osea, que extendió la tinta sobre lo único que aún funciona: la marca PSOE. Podría haber argüido la presunción de inocencia o que se hará justicia caiga quien caiga, pero no, contra todas las evidencias y el testimonio del propio Mellet sobre el nexo entre ambos, ha querido desvincular al alcalde de su mano izquierda (la derecha se supone que es Marchena). Hay precedentes. ¿Recuerdan cuando Monteseirín dio la espalda a José Antonio García tras su imputación en el caso Macarena como si fuera un apestado?   A Castaño lo van a dejar solo ante el peligro, como a García, en aplicación de un principio básico del ajedrez: sacrificar cualquier pieza con tal de que no caiga el rey.