El delegado de Seguridad, Juan Bueno, ha reconocido que “todo lo que se ha hecho (contra las botellonas) no es suficiente; y Zoido ha declarado a raíz de las protestas de los desesperados vecinos de la Alfalfa que hará que “se cumplan las Ordenanzas”, en implícito reconocimiento a su vez de que aquéllas no se están cumpliendo, pese a que ésa es justamente su función como máxima autoridad.
En el gobierno municipal no ha habido más remedio, dada la evidencia y las grabaciones colgadas en Internet (véase, por ejemplo, https://www.youtube.com/watch?v=32d9PhsERNc ) por la plataforma ‘Alfalfa Degradada’, que asumir que se ha producido una relajación en la lucha contra la movida nocturna y las ‘botellonas’ en plena vía pública, aunque tras ese ‘mea culpa’ inicial divulgó una serie de datos para justificarse.

Aparte de por la desastrosa gestión de la dupla Monteseirín-Torrijos, Zoido ganó las elecciones porque durante cuatro años se dedicó a patear la calle y, simultáneamente, a mantener una fuerte presencia en las redes sociales.
RELAJACIÓN
La movilización vecinal en la Alfalfa, liderada por una procuradora y por tanto miembro -en otra escala- de la carrera judicial al igual que Zoido, que es juez, ha servido para dejar en evidencia que el alcalde y su equipo han descuidado de manera notable esos dos factores que tanto coadyuvaron a la victoria por goleada en los anteriores comicios.
La complacencia parece instalada en el seno del equipo de gobierno, como prueba el hecho de que en un reciente Pleno se dedicó a dar pábulo a un supuesto sondeo que dejaría a Espadas con menos concejales que ahora. Sin embargo, creerse que todo el pescado está vendido puede ser un error fatal en política, máxime cuando aún quedan siete meses para la cita con las urnas y ya no dé tiempo de corregir cualquier imprevisto o fallo garrafal.

Recuérdese lo ocurrido en Alemania, donde hace unos años todas las encuestas pronosticaban la victoria del democristiano Edmund Stoiber frente al canciller socialdemócrata Gerhard Schroeder, pero se produjeron unas inundaciones y la gestión de la catástrofe por parte del canciller, frente a la pasividad de su rival a la hora de solidarizarse con los afectados, le dio la vuelta a los sondeos y Schroeder acabó ganando.
DESCONEXIÓN
Así que mientras los estrategas del PP contaban los concejales que va a perder Espadas, no se percataban de que a tan sólo unos centenares de metros de la Plaza Nueva, la Alfalfa y sus alrededores se poblaban cada noche de bebedores de alcohol que impedían el descanso de los vecinos. Y que éstos, hartos de cursar denuncias a la Policía Local sin resultado alguno, se aglutinaban en una plataforma que se dedicó a realizar grabaciones de la masa de gente y a colgar vídeos en Internet y narrar sus cuitas en las redes sociales, sin que tampoco esas señales de peligro para el Ayuntamiento fueran detectadas o se les diera mayor importancia por el equipo que Zoido tiene dedicado a Twitter, Facebook, Instagram y compañía.
Desconexión con la calle y desconexión con lo que se cocía en las redes sociales, justo lo contrario de lo que ocurría anteriormente en las filas del gobierno, ésas fueron dos moralejas extraíbles del caso de la Alfalfa, a la que habría que unir una tercera: la tardanza en reaccionar, pese a que las protestas de los vecinos ya habían saltado desde Internet a las páginas de la prensa.

Sólo cuando por las previsiones de las agencias el equipo de gobierno se enteró de que Espadas tenía concertada a las 11 de la mañana del día siguiente una reunión con los vecinos de la Alfalfa, se dispararon las alarmas políticas en la Casa Grande y se convocó una minicumbre de los departamentos implicados en el control de la movida dos horas antes de la que iba a mantener el líder de la oposición, en ese afán de proclamar que aquél siempre llega tarde en sus denuncias porque ya se ha previsto solucionar el problema denunciado. Esta vez, no obstante, con los vídeos de la plataforma ‘Alfalfa degradada’ circulando por Internet desde hacía días, era evidente que quien se había dormido en los laureles era el equipo de la mayoría absoluta, fiado a sus 20 concejales.
CULPAR A LOS ERASMUS
Tras la asunción pública en las primeras horas de los errores cometidos por no advertir el problema de la Alfalfa, el Consistorio intentó contrarrestar luego la imagen de desidia frente a la movida tirando del manual habitual: difusión de gran cantidad de datos sobre actuaciones a lo largo del año (16.200). Pero la estadística sólo venía a demostrar su inutilidad, por cuanto esa cascada de números no había servido para contener ni erradicar las botellonas en pleno corazón de la ciudad.

La segunda línea defensiva consistió en culpar a los estudiantes extranjeros del programa Erasmus, con lo cual el problema se aquilataba en el tiempo a tan sólo los días previos y como si se tratase de un fenómeno puntual de carácter universitario. Sin embargo, entre la Hispalense (unos 1.700) y la UPO (705) suman unos 2.400 estudiantes extranjeros, y esa cantidad no podía explicar la muchedumbre que tomaba la Alfalfa y su entorno, más los restantes focos de movida dispersos por el Arenal, la Alameda, Los Remedios y el entorno del Parque.
Además, los reportajes publicados y los testimonios de los vecinos revelan que el problema no es de ayer, sino que se viene arrastrando desde al menos 2012. Por tanto, no se debe a la súbita llegada de los Erasmus por el inicio del nuevo curso. Ellos no lo han creado, aunque hayan contribuido a agravarlo.
ESCASOS POLICÍAS
La polémica sirvió para que se conociera que sólo durante el primer fin de semana de octubre el teléfono de emergencias 112 recibió 434 denuncias sobre ingesta de alcohol y ruido en las calles, que fueron comunicadas a la Policía Local en un tiempo máximo de dos minutos.
Para responder a esas 434 denuncias, el Ayuntamiento sólo tenía destacados once policías en tres furgones: uno para patrullar el Centro; otro, para Los Remedios, y el tercero, para el resto de la ciudad. Once policías en las noches del fin de semana para una urbe con más de 700.000 habitantes. La cifra se antoja manifiestamente insuficiente, ya que cada agente debería haber atendido una media de 39 denuncias.

Los vecinos denunciaban también el descontrol con los horarios de los bares, prácticamente abiertos durante toda la noche pese a que la Alfalfa está declarada zona acústicamente saturada. Y ello ocurría también en la Alameda, según las declaraciones de quienes allí residen: “No hay ningún bar de copas cerrado por el Ayuntamiento; somos los vecinos -afirmaban- los que provocamos los cierres. No sabemos cómo se siguen concediendo licencias. La única manera que hay para que el ocio y el descanso sean compatibles es cumpliendo las Ordenanzas”.
SUCEDÁNEO DE COMISIÓN
Curiosamente, ese diagnóstico coincide con el del alcalde, que ha insistido en la necesidad de cumplir las normas municipales, así que lo primero que planteó el Ayuntamiento fue adelantar la hora de cierre de los bares. La idea fue desterrada en cuanto se conoció la reacción negativa de la patronal de hostelería.
En esa tesitura se ha recurrido a la solución preconizada por Napoleón cuando no se sabe bien cómo actuar o se trata de diferir un problema: crear una comisión, en este caso una denominada mesa de diálogo con todas las partes implicadas y con el fin de hallar, según Juan Bueno, “un acuerdo de máximo consenso que busque el equilibrio entre el ocio, el negocio y el derecho al descanso de los vecinos”. Dicho de otro modo, el gobierno traslada la responsabilidad a los ‘agentes sociales’, antes que aplicar las Ordenanzas.

Otra decisión ha sido la de darles a los vecinos de la Alfalfa un teléfono directo de la Policía para que denuncien las aglomeraciones de la movida. Esta medida abunda en los errores cometidos hasta la fecha. El mensaje que se transmite es que como el Consistorio no pone en la calle suficientes policías para averiguar qué está ocurriendo y disuadir a quienes beben alcohol, se le encomienda la función de vigilantes supletorios a los vecinos. Estos denunciarán cuando la aglomeración ya se haya producido, con lo cual el riesgo de enfrentamiento con la Policía una vez se presente ésta será mucho más elevado.
120 SEGUNDOS
¿Necesita el gobierno municipal, cuya sede está a 300 metros de la Alfalfa, que los vecinos le avisen de las aglomeraciones de bebedores en la vía pública? ¿Es incapaz de verificarlas por sus propios medios? Y cuando lo haga, ¿no será ya demasiado tarde?
La medida de la línea telefónica directa no deja de tener su intencionalidad: transmitir la idea de que como el 112 no es eficaz, por eso se da un número alternativo mientras se reimplanta el 092, pero el 112 ya ha dejado constancia de que la Policía recibe los avisos en un máximo de 120 segundos. ¿Acaso va a reaccionar antes por que se la llame a otro número?
El equipo de Zoido parece no percatarse de que la clave no es la reacción en respuesta a un problema ya creado y sólo cuando el vecindario ha emprendido movilizaciones o ha llevado sus denuncias hasta las redes sociales, sino la prevención y la disuasión para evitar las concentraciones en la vía pública, lo cual le obliga a imponer el cumplimiento a rajatabla de las Ordenanzas, por más que les pese a los dueños de los bares, y a ordenar un mayor despliegue policial y no sólo once agentes para toda Sevilla.
El alcalde ha dicho que este problema “no se soluciona de la noche a la mañana”. O sea, lo mismo que dijeron los anteriores. Olvida que cuando era líder de la oposición prometió solucionarlo; que ha tenido 40 meses para hacerlo y que no lo ha logrado, pero los vecinos de la Alfalfa, la Alameda, Los Remedios….. se han cansado de esperar porque su capacidad de aguante ya está más que agotada. Nadie puede reprocharles que hayan perdido la paciencia.




de automóviles en el Casco Antiguo: ‘áreas verdes’ de aparcamiento en la periferia, conectadas con la ciudad por lanzaderas de Tussam, sobre todo en horas-punta y siguiendo el exitoso modelo del Charco de la Pava durante la Feria. A esta zona, que junto con la Banqueta del río permitió estacionar 40.000 coches cuando la Expo-92, se le podría unir, según el CESS, el entorno del estadio de la Cartuja. Esta alternativa redundaría además en beneficio de la cuenta de resultados de la empresa municipal de transportes.
Las crónicas periodísticas de aquel día, que constan en las hemerotecas, recogen algunos párrafos de la perorata que el entonces alcalde dirigió a los miembros de su claque y a los curiosos allí presentes. Monteseirín, obviando la herencia de escándalos y de deuda multimillonaria (en torno a los 600 millones de euros) que dejaba a su futuro sucesor y a la ciudad, hizo un panegírico de su Gobierno, que era tanto como de sí mismo. Lo calificó como arriesgado e innovador, en contraste con el “inmovilismo que caracteriza -aseveró- a ciertos sectores de la ciudad”. Los críticos, claro era, con el Metropol Parasol y su descomunal coste económico.
Han pasado dos años y medio: 17 de septiembre de 2013. Quien habla es Juan Ignacio Zoido, sucesor de Monteseirín y otrora detractor tanto del Metropol Parasol -donde ahora ya no tiene empacho en que le hagan hasta un reportaje fotográfico- como de la torre Pelli.
Monteseirín habría podido emplear perfectamente las palabras de Zoido para defender las ‘Setas’ de la Encarnación, al igual que Zoido las de Monteseirín para defender ante los congresistas previamente seleccionados -y aun así se le coló algún que otro disidente- la torre Pelli. La diferencia sustancial es que mientras Monteseirín se mantuvo coherente con su discurso, Zoido ha acabado moviéndose hacia las posiciones de su rival y predecesor, hasta el punto de asumir su argumentario, prueba de su camaleonismo político en función de las circunstancias.
Un edil del PP fue reconvenido en un Pleno, no recuerdo si por Torrijos, por decir Distrito La Palmera-Bellavista en vez de al revés, conforme a la denominación oficial “tras el trabajito -dijo el concejal de IU- que había costado”. Desde las Ordenanzas Municipales del 16-09-1919, las calles se numeran partiendo desde el acceso más próximo al antiguo centro, hoy la calle José Gestoso. Por tanto, conforme a la tradición y la geografía (proximidad no sólo al centro, sino también al Norte, punto cardinal de referencia universal), habría que citar como primer componente de cada distrito compuesto el barrio más cercano a José Gestoso y no el más lejano. La excepción es Bellavista-La Palmera, donde se ha invertido el orden por imposición de PSOE e IU: ha primado la ideología (el barrio de izquierdas) sobre la geografía. En pura (i)lógica, el gobierno local debería cambiar el nombre de los restantes distritos. Así, para ser políticamente correctos, pasarían a llamarse Torreblanca-Alcosa-Este, Santa Justa-San Pablo y Amate-Cerro. ¿No le parece a usted, Zoido Juan Ignacio?
Si la juez Alaya ha puesto de moda el término ‘sobrecomisiones’ con los ERE, mucho antes Monteseirín puso el de ‘sobrecostes’. Alfredo era como Atila: obra en la que pensaba, obra que dejaba esquilmada las arcas públicas. Con él nunca crecían los brotes verdes, porque dejaba a su paso un desierto presupuestario y una montaña de deudas a sus sucesores. Sus faraónicas ‘Setas’ se presupuestaron en 51,2 millones y se terminaron con varios años de retraso y a un ‘sobrecoste’ similar, para dispararse hasta los 100 y pico de millones de euros. En vez de indemnizar a Sevilla por la demora y la desviación presupuestaria, Sacyr quiere cobrarse el triple de lo estipulado por el alquiler de las oficinas de la Hacienda municipal, a cuenta de otro ‘sobrecoste’ pactado verbalmente por Monteseirín con tal de que le acabaran su pirámide particular y le diera tiempo a inaugurarla antes de las elecciones. Zoido hace perfectamente al negarse a pagar contratos sin papeles. Una cosa es asumir la herencia del mandato anterior y otra muy distinta, las facturas debajo de las alfombras.
La intervención se rematará con la retirada de los plátanos de Indias que, según el alcalde y su delegado, se encuentran muy deteriorados, por lo que serán sustituidos por una especie más resistente y de menor altura, la acacia de Japón (Sophora japonica) que permitirá -atención a lo que expresaron- que se vea la Torre del Oro desde la Puerta de Jerez.
actuación similar a la que ahora proyecta Zoido en la calle Almirante Lobo, si bien en otro sitio cercano, la Avenida de Roma. Todos los grandes plataneros existentes en la acera colindante con el Palacio de San Telmo fueron talados de la noche a la mañana para que luciera más la fachada palaciega con la portada barroca de los Figueroa y, claro, en este caso los árboles impedían, relativamente, ver el bosque artificial de ladrillos y piedras.
En una segunda fase, ya con Monteseirín en la Alcaldía, se trató de darle un toque verde a San Telmo con la plantación de laureles troncopiramidales comprados a precio de oro a un vivero de Valencia. Finalizada la restauración de San Telmo desaparecieron los laureles delante de la fachada (los trasplantaron a la Plaza de España y se perdieron todos, por falta de riego) para que
ya nada verde obstaculizara la visión de su arquitectura. Se aprovechó el segundo arboricidio para construir una explanada de dureza similar a la tan criticada de Plaza de Armas y que al igual que ésta ha sido ocupada por patinadores.
Sólo ocultan parcialmente la visión de la Torre del Oro algunas ramas de los plataneros más próximos a la misma, que en último extremo podrían podarse, y resubirse las copas. Con el mismo argumento de Zoido de eliminar árboles para que se divise la torre se justificaría la tala de los Jardines de Cristina para que se vea San Telmo; la de los plataneros que ocultan con sus hojas el hotel Alfonso XIII, y los de la Plaza Nueva, amén de las palmeras, para que el Ayuntamiento sea enteramente visible desde el hotel Inglaterra.
todo el discurso de Zoido en estos dos años sobre que la Junta estaba bloqueando éste y otros grandes proyectos pendientes de ejecución en Sevilla era un puro artificio para ocultar la ineficacia del Ayuntamiento.
El caso Ikea es una metáfora del personaje público construido sobre la figura del alcalde, cuyo marketing electoral se basó en el pretendido ‘efecto Zoido’, como si él tuviera una varita mágica con que cambiar la realidad en un santiamén o de la noche a la mañana, bastando para ello únicamente la firma o un decreto de la Alcaldía.
Si Zoido está “desesperado” con los trámites marcados por la ley, que promueva su cambio (su partido tiene la mayoría absoluta para hacerlo) y que, además, exija mayor eficacia y celeridad a su Gerencia de Urbanismo, la responsable de haber tardado dos años en completar el procedimiento del deslinde de las vías pecuarias existentes en San Nicolás Oeste, el terreno rústico recalificado en su día (con beneficios potencialmente multimillonarios para sus dueños) y elegido por Ikea para su tienda. Y, claro, cuando el terreno es originalmente rústico existen muchas posibilidades de que estén afectados por vías pecuarias, como es el caso, una circunstancia que los propietarios, el Ayuntamiento y la propia Ikea no podían ignorar (bastaba con consultar las fichas del PGOU), así como tampoco la necesidad de proceder a su deslinde y desafectación previamente a colocar la primera piedra.
El inmueble citado resulta ser la antigua comisaría de la Policía Nacional de la Gavidia, cuya recalificación urbanística para que deje de ser futuro equipamiento social para los vecinos del Centro y se convierta en un centro comercial al que prestaría servicio el parking rotatorio y subterráneo de la Alameda pretende ahora el gobierno local. En algunos medios afines al Ayuntamiento se ha publicado que la Junta de Andalucía, a la que Zoido también culpa de bloquearle este proyecto suyo para Sevilla, no le dejaba al Consistorio vender el inmueble a un operador comercial (la multinacional irlandesa Primark siempre ha sonado entre los posibles candidatos).
2.000 m2 de los suelos de la antigua fábrica de Cruzcampo en Nervión para que Interior construya allí una de las dos comisarías pendientes, ya que en el Polígono Sur la cuestión está en vías de resolución.
Antes decimos que Zoido ha pasado de usar como coartada la ‘herencia recibida’ de Monteseirín a asumirla plenamente en documentos oficiales del Ayuntamiento, antes nos da el alcalde la razón con ese reportaje fotográfico a tutiplén que se ha dejado hacer en lo alto de las ‘Setas’ de la Encarnación, el icono monteseirinesco por excelencia. Por mucho que diga ahora que hay que hacer compatibles todas las Sevillas, las de la Giralda y también la del Metropol y la torre Pelli (¡el mismo discurso, calcadito, que largaba su predecesor para justificar sus faraónicos proyectos!), yo no me imaginaría a Monteseirín posando delante de los carteles anulados del Plan Centro, de la boca de entrada al hipotético parking subterráneo de la Alameda, del ‘mapping’ sobre la fachada de las Casas Consistoriales o del alumbrado navideño de Zoido. Una cosa es verse obligado a rentabilizar las hipotecas urbanísticas legadas por el jefe político de Manuel Marchena y otra muy distinta bendecirlas prestando para ello la propia imagen. Y es que en Zoido, la foto es siempre el mensaje.
Zoido ha dicho que “a la Alameda no vienen los turistas”, de lo que se infiere la conclusión de su silogismo en bárbaro (con o y no con a): luego por eso promueve allí el parking subterráneo y rotatorio que no iba en su programa y que pondrá patas arriba ‘ad calendas graecas’ el bulevar más antiguo de Europa. El alcalde muestra un preocupante desconocimiento de su ciudad, ya que sin salir del paseo hay ocho residencias para turistas, hoteles para jóvenes y hasta apartoteles de lujo. Además, ha cantado la gallina, porque si a la Alameda no van los turistas, ¿qué tipo de visitantes entonces está yendo a ver la exposición de ‘Las Santas de Zurbarán. Devoción y Persuasión’ en el colindante Espacio Santa Clara, forasteros o sólo escolares como los de las excursiones a Isla Mágica? Al contrario que los alcaldes playeros, que tienen clarísimo que deben privilegiar a los nativos de sus pueblos y esquilmar todo lo que puedan y más a los veraneantes, Zoido gobierna para los turistas y fastidia a los vecinos de la Alameda y su entorno. Y, que se sepa, los turistas no votan.
Las vueltas que da la vida. El exalcalde socialista Manuel Del Valle participó en una mesa redonda organizada por Adepa sobre la situación de nuestro patrimonio histórico y no sólo renegó del PGOU de su correligionario y sucesor Monteseirín, sino que también calificó de “artefacto” las ‘setas’ de la Encarnación y abogó por que se pudran con el calor africano de Sevilla. En contraste, el gobierno de Zoido, en plan converso, convoca el concurso Photoquivir 2013 para más de mil fotógrafos y Beltrán lo anuncia -y se hace fotos sonriente junto al mismo- con un inmenso cartel cuyo ‘leit motiv’ son las ‘setas’, el icono por excelencia del mandato de Monteseirín. Como además este gobierno ha alabado sin tapujos en el Plan de la Energía el tranvía (sí, el que cuando el PP estaba en la oposición decía que iba “de ningún sitio a ninguna parte”) , el carril bici y otras infraestructuras por la sostenibilidad de la coalición PSOE-IU, a Zoido ya se le ha acabado la coartada de criticar la herencia recibida, por cuanto la ha hecho todita suya. Ahora es la herencia asumida.