Archivo de la categoría: Centro

Sin premio

Los premios de arquitectura contemporánea ‘Mies van der Rohe’ de la Unión Europea, así denominados en honor al arquitecto alemán que erigió el pabellón de su país en la Exposición Internacional de Barcelona 1929, distinguen cada dos años la mejor obra por su calidad conceptual, técnica y constructiva, y reservan una mención especial a un arquitecto emergente. En la edición recién fallada, la XIII, ha sido galardonado el Centro de Conciertos y Conferencias ‘Harpa’, de Reykjavik (Islandia), diseñado por Henning Larsen, el artista (que no arquitecto) Olafur Eliasson y el estudio Batreríio;  y la mención especial ha recaído en la Nave de Música del Matadero de Madrid, de María Langarita y Víctor Navarro. Así pues, no han pasado de la condición de finalistas las ‘Setas’ de la Encarnación, diseñadas por Jürgen Mayer pero cuya autoría intelectual es de Monteseirín & Marchena. Si le hubieran dado el premio Van der Rohe al Metropol Parasol ello habría equivalido a elevar a Monteseirín a la misma categoría que el Cid: lograr una victoria después de muerto políticamente.

 

Más bacalao

El dueño de Calzados Mayo -en la Alfalfa, especializado en artículos de la Feria y la Semana Santa-, escribe una carta en la que muestra su sorpresa por la reposición del anuncio en forma de bacalao de madera de una tienda de ultramarinos que cerró hace 40 años en Argote de Molina. Cuenta que con un esfuerzo titánico mantiene aún la pequeña tienda familiar que data de 1940  y en cuyo exterior tenía unos carteles anunciadores del negocio, que el Ayuntamiento le ha obligado a retirar a un coste final superior a los 3.000 euros. La pregunta que deja en el aire es por qué el alcalde, hasta con banda de música incluida, participó en la fiesta popular organizada para celebrar la reposición del fósil publicitario en forma de teleósteo, pese a que anuncia un comercio inexistente, mientras el Ayuntamiento que preside el mismo Zoido obliga a retirar la publicidad externa que un comercio necesita para seguir sobreviviendo a la crisis y no morir en el intento. Coda final: confiesa que su único consuelo es haber contribuido (con su dinero) a toda la fanfarria del bacalao.

 

 

Fisura Zoido-Aprocom

El gobierno de Juan Ignacio Zoido ha sufrido en los últimos días dos reveses y una contrariedad en su política de tráfico: el rechazo de la Comisión Provincial de Patrimonio, dependiente de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, a la modificación del PGOU para la construcción de sendos aparcamientos rotatorios en la Alameda de Hércules y el Prado de San Sebastián y la oposición de la Federación de Asociaciones de Pequeños Comerciantes de Sevilla y su Provincia (Aprocom) a otro estacionamiento en Luis Montoto.

En el caso de los parkings en la Alameda y el Prado, el Ayuntamiento puede volver a escudarse en el manido argumento de que la Junta boicotea sus proyectos por tratarse de una administración de distinto signo ideológico y gobernada por el líder de la oposición al presidente Griñán, o sea, el propio Zoido, pero lo más preocupante para el Consistorio es el rechazo de Aprocom y, por tanto, el fin de la luna de miel que venía manteniendo a lo largo del mandato con este poder fáctico de Sevilla.

IMPROVISACIÓN E IMPOSICIÓN

La oposición de Aprocom supone la primera fisura en el bloque social y económico que ha brindado su total apoyo hasta ahora al alcalde, el cual ha gobernado desde el principio atento a satisfacer los deseos de los comerciantes, los hosteleros y los hoteleros con medidas como éstas: la derogación del Plan Centro de tráfico, acorde con las tesis de los comerciantes de que las restricciones al vehículo privado  en el Casco Antiguo estaban provocando una disminución de clientes en sus tiendas; la implantación de líneas de autobuses que rindieran viaje en puntos neurálgicos para el comercio como las plazas del Duque y la Magdalena, pasando también por la Encarnación; la organización de la final de la Copa Davis en Sevilla; las proyecciones tridimensionales sobre la fachada de las Casas Consistoriales durante la Navidad y la profusión de luces en el alumbrado navideño del Centro; el proyecto del parking en la Alameda, pensado no para los residentes en el bulevar, sino para prestar servicio de apoyo al comercio aquende las estatuas de Hércules y Julio César, e incluso la eliminación del sentido único en la avenida Luis Montoto.

Las cañas se han tornado lanzas cuando al gobierno de Zoido se le ocurrió impulsar en paralelo al parking en la Alameda otros dos: uno en el Prado y otro en la mismísima Avenida de Luis Montoto, en concreto en el tramo entre Maese Farfán y Pilar. El presidente de los comerciantes de esta última zona, Agustín Rodríguez, desmintió con sus declaraciones el espíritu de diálogo y de consenso previo con los sectores afectados que, en contraste con la imposición del Plan Centro, pregonados por Zoido cuando se hallaba en la oposición, ya que a su juicio el alcalde ha pecado con este proyecto de improvisación y de falta de diálogo.

LEVANTADA POR OBRAS

Los comerciantes reprochan al alcalde que proyecte levantar de nuevo la calle, cuando hasta hace dos años estuvo cortada por obras de remodelación en que se gastaron casi 6 millones de euros y que provocaron, siempre según Aprocom, el cierre de 44 comercios. Sin apenas tiempo de recuperarse de aquel zafarrancho, Aprocom teme que el parking y las obras consiguientes supongan la puntilla para los comerciantes que a duras penas han sobrevivido al levantamiento anterior, el sentido único de Monteseirín y la crisis económica.

Por otra parte, la Junta ha desestimado las pretensiones del Ayuntamiento de construir sendos estacionamientos rotatorios en la Alameda y bajo la glorieta del Cid, en el Prado, mediante modificaciones puntuales del PGOU o addendas al mismo, para dar respuesta rápida a los nuevos proyectos municipales en vez de proceder a la revisión del Plan, un procedimiento mucho más lento pero también más coherente si Zoido quiere plasmar en un documento normativo su modelo de ciudad y su apuesta por el tráfico privado, en sentido contrario a las políticas de movilidad vigentes en las grandes urbes europeas.

En el caso de la Alameda, la Comisión de Patrimonio entiende que la modificación puntual altera el modelo de accesibilidad al Conjunto Histórico de Sevilla, máxime cuando ni siquiera se ha completado la red de aparcamientos en su corona que se preconiza en el PGOU vigente, redactado durante el mandato de Monteseirín.

En cuanto al aparcamiento rotatorio de 250 plazas en régimen de concesión administrativa durante 40 años proyectado en el Prado, la Comisión subraya que no está incluido en el sistema de aparcamientos del PGOU vigente, “por lo que se está alterando sustancialmente la ordenación definida en el mismo para el emplazamiento de los parkings públicos”.

PROYECCIÓN A 2020

La pregunta que cabe hacerse es si está justificada la construcción de más aparcamientos rotatorios en la actual coyuntura económica. El anteproyecto del Plan Municipal de Movilidad Urbana redactado por el Ayuntamiento parte de la estimación de que el tráfico privado no dejará de crecer en Sevilla y su área metropolitana en detrimento del transporte público; la consecuencia de ese análisis sería la necesidad de dar satisfacción a ese incremento mediante la creación de infraestructuras de acogida, o sea, más aparcamientos.

Para el Consistorio, debido a la crisis económica actual, se está retrasando ‘sine die’  la ejecución del Plan de Transporte Metropolitano, como prueban el aplazamiento del Metro, el tranvía de Alcalá de Guadaira, las plataformas reservadas y los intercambiadores, a lo que habría que añadir la reciente limitación de la oferta de autobuses del Consorcio Metropolitano de Transportes.

El escenario en el horizonte del año 2020 que prevé el Ayuntamiento de Sevilla es que los viajes en vehículo privado en la capital y su alfoz pasen de 1,25 millones diarios a 2 millones. Asimismo, constata que de los casi 40.000 viajes ‘motorizados’ diarios que actualmente se producen entre la corona metropolitana y Sevilla, sólo el 14% se realizan en transporte público; y dentro de la capital, el 31% del total.

EFECTOS DE LA CRISIS

Sin embargo, la crisis no sólo ha causado el retraso en la ampliación del Metro y en el resto de infraestructuras de transporte previstas, sino que también ha provocado menor circulación en las rondas, avenidas y calles de Sevilla desde 2009 a la fecha, con un descenso de varios millares de vehículos diarios. Así, al menos por ahora, la realidad va en sentido contrario al de las previsiones municipales: se usa cada vez menos el coche privado, tanto por la continua alza de los precios de los carburantes en plena crisis económica como por los 264.000 parados en el conjunto de la provincia y que, desgraciadamente, no tienen un trabajo al que desplazarse cada mañana.

También abunda en esta dirección la empresa municipal de aparcamientos urbanos Aussa (51% en manos de Tussam), que una semana antes de la Feria firmó un acuerdo  con los comerciantes de Aprocom  y de Alcentro por lo que éstos subvencionarán el aparcamiento en zona azul a los clientes del Centro, Arenal, Viapol y Los Remedios.

Aussa ha revelado que, según sus propios datos, de las 4.200 plazas de aparcamiento rotatorio existentes en Sevilla, un 15% están libres a diario. La conclusión es obvia: hay un exceso de oferta de 630 plazas para la demanda existente, pero el Ayuntamiento sigue empecinado en construir más parkings rotatorios en la Alameda, el Prado y Luis Montoto, algo que, al menos en este último caso, ni Aprocom comprende.

Chapapote

El informe del Defensor del Ciudadano se hace eco de los parcheos que aplica el Ayuntamiento en calles de la ciudad, donde ataca baches y socavones (impresionante el que para mi sorpresa me encontré en una esquina de la Plaza de la Gavidia) esparciendo asfalto no sólo sobre los adoquines donde éstos aún perviven, caso de la calle Cuna, sino también sobre las aceras, allí donde hasta ahora se reponían las losetas desaparecidas o rotas. He visto extenderse el chapapote municipal por sitios tan distintos y distantes como las aceras de la calle Baños, la Plaza del Duque y la avenida de Holanda, aunque no sé si las continuas lluvias habrán tenido un efecto disgregador sobre estas tortas de capa asfáltica. Mientras que durante la Transición Queraltó liberó del asfalto con que, para uso y abuso del automóvil, habían sido sepultadas plazas como la de San Francisco y les devolvió su aspecto original, con Zoido ha resurgido la marea negra como efecto colateral de su Plan Centro. Al final va a resultar que la micropolítica no eran más que unas cuantas manos de alquitrán.

Bacalao

Espadas declaró que al equipo que lleva la economía y el empleo hay que relevarlo de inmediato, “ya que el alcalde y el delegado de Fiestas Mayores están dedicados exclusivamente a la vida social”. Para darle aún más la razón, Zoido incluyó ayer en su agenda la asistencia a la  colocación de la réplica de un bacalo que hasta hace 37 años sirvió de reclamo comercial a una tienda de coloniales situada en la calle Argote de Molina esquina Placentines, motivo por el cual se conoce popularmente desde entonces a aquel tramo como la cuesta del bacalao. La iniciativa se acompañó de toda esa parafernalia con la que se identifica el alcalde que promueve un museo de las tradiciones (¿qué otra cosa si no va a promover Zoido?) al lado de la torre de la Plata: un pasacalles de una agrupación musical interpretando marchas procesionales y posterior degustación de pavías. Como el alcalde no tiene cosas más importantes que hacer en la Sevilla de los 91.000 parados, pues a falta de colocación de primeras piedras de grandes proyectos o negocios, en casa de Zoido, bacalaos de madera.

San Hermenegildo

Urbanismo ha enviado al Consejo de Cofradías un informe en el que evalúa en 1,62 millones de euros el coste de la rehabilitación de la antigua iglesia de San Hermenegildo, a cuya concesión aspiraba éste para convertirlo en sala multiusos. El presidente del Consejo ha reconocido que hace unos años, cuando la bonanza económica, habría podido contar con medios para restaurarla, pero que ahora, con la crisis, es imposible. Lo que no dice es que en aquel entonces y sin atender al sabio lema de Santiago Montoto (“ni fías, ni porfías, ni cuestión con cofradías”), el Parlamento de Andalucía se metió por medio y fastidió la operación. Aun teniendo metros cuadrados de sobra en el antiguo hospital de las Cinco Llagas, la Cámara autonómica deseó también la cesión de la iglesia desacralizada, su sede ‘in illo tempore’, por lo que Monteseirín optó por la solución salomónica de no dárselo ni a uno ni a otro. Mucho piar en sede parlamentaria y fuera de ella contra el centralismo sevillano, pero a la hora de la verdad el Parlamento también quería tener un escaparate en el Centro.

Tics

Zoido ha aplaudido el cambalache entre el presidente de la Junta, Griñán, y el de La Caixa, Fainé, para trabajar en el diseño de una nueva propuesta conjunta que permita poner en valor las Atarazanas (sic), porque por la asfixia financiera del Gobierno andaluz éste nunca va a morder la mano de su prestamista, por más amenazas que tronara el consejero de Cultura, Luciano Alonso, tras la espantá de los catalanes. La pela siempre será la pela. Ha dicho el alcalde que el acuerdo “es el mismo al que se llegó conmigo”. Y ha subrayado que los antiguos astilleros son de la Junta. Si son de la Junta (la misma cantinela de Goro con el empleo), entonces ¿cómo Zoido llegó a acuerdo alguno con La Caixa? ¿Cómo lo calificamos, de invasión de competencias, deslealtad institucional o puro farol de cara a la galería? Y, en todo caso, el acuerdo al que dice haber llegado no fue para la puesta en valor de las Atarazanas, sino para bendecir el traslado del Caixafórum a la torre Pelli, que no es lo mismo ni por asomo. Zoido, con esta frivolité, tiene cada día más tics de Monteseirín.

El proverbio chino

Zoido y sus muchachos estarán aún felicitándose por el éxito de su maniobra de distracción mediática merced a las ‘Setas’ de la Encarnación con la que, salvo excepciones, se ha comprobado una vez más la validez de ese proverbio chino que reza así: “cuando el dedo del sabio señala la Luna, el tonto mira el dedo”.

Hace unos días, Urbanismo aprobó de forma provisional la modificación del PGOU para permitir la construcción de aparcamientos rotatorios en el casco antiguo, al tiempo que el delegado, Maximiliano Vílchez, hizo una mera declaración de intenciones en el sentido de plantear la conveniencia de demandar al arquitecto alemán de las ‘Setas’, Jürgen Mayer, y pedirle una indemnización de 4,2 millones de euros por los sobrecostes en su construcción por  sus errores de cálculo con el proyecto técnico.

Casi todos los medios dedicaron amplios espacios a la hipotética demanda contra Mayer y apenas unas líneas al acuerdo sustancial que supone un cambio en el modelo de ciudad, cual es la aprobación de aparcamientos rotatorios en el casco histórico.

El dedo de Zoido apuntaba hacia la construcción del aparcamiento rotatorio en la Alameda y nosotros, los tontos de los periodistas (como habría dicho Alberti: “yo era un tonto, y lo que he visto me ha hecho dos tontos”),  mirábamos hacia las ‘Setas’ y a la nonata demanda contra el arquitecto, el objetivo del alcalde y Vílchez, para que en el fragor periodístico pasara lo más inadvertida posible la alteración del denominado ‘libro de la ciudad’, el PGOU.

Independientemente de que el Plan de Aparcamientos (más de 60) para residentes en barrios y únicamente rotatorios en la corona del Centro ha sido una de las mayores chapuzas de Monteseirín, el PGOU respondía a una lógica: evitar el denominado ‘efecto de la calle Baños’ en más sitios y allí donde ya existían parkings similares, caso de Albareda y de Santa Angela de la Cruz.

Como es sabido, el ‘efecto llamada’ generado por el aparcamiento rotatorio bajo la Plaza de la Concordia, que da también servicio a El Corte Inglés, ha provocado tradicionalmente colapsos circulatorios en la calle Baños, su vía natural de acceso, y en parte de la calle Torneo, con el añadido de contaminación atmosférica, ruidos, riesgos para los peatones y molestias para los vecinos.

En sus habituales hipérboles, o quizás también para desviar la atención sobre escándalos como el de las facturas falsas, Monteseirín incluso llegó a plantear la expropiación de los estacionamientos de Albareda y la Magdalena, para reservarlos exclusivamente a residentes y convertir en realidad plena su modelo de un Centro sin coches.

Zoido, que ya liquidó el Plan Centro, avanza ahora en la liquidación de un modelo urbanístico y de movilidad que pese a los graves errores cometidos en su aplicación y a la falta de Metro en el  casco histórico sintoniza con las tendencias en las urbes europeas más avanzadas, de expulsar el tráfico privado del corazón de las ciudades y de recuperar los espacios reconquistados para el paseo y el disfrute de sus habitantes.

Con la modificación del PGOU para permitir la construcción del aparcamiento subterráneo en la Alameda y, ojo, también en cualquier otro punto del casco antiguo, como sería el estacionamiento en superficie -ahora autorizado sólo para residentes- sobre el solar del derribado mercado provisional de la Encarnación, Zoido no sólo no avanza hacia Europa, sino que retrocede en dirección al pasado de España y de Sevilla.

Hace ahora 37 años, todavía en los albores de la Transición y al poco de la muerte de Franco, el Ayuntamiento presidido entonces por Fernando de Parias Merry aprobó un Plan Especial de Renovación Urbana del Sector de la Alameda de Hércules en el que se proyectaba la construcción de un estacionamiento subterráneo de cinco plantas, con capacidad para 500 vehículos cada una (en total, pues, 2.500 plazas), que debía dar servicio a un centro comercial.

Para facilitar uno y otro, se previó un ensanche en la calle Calatrava, parecido al que se realizó años antes en la calle Imagen, y hasta el derribo de la capilla de Nuestra Señora del Carmen.

Arquitectos como José García Tapial, Juan Ruesga y Roberto Luna promovieron la campaña ‘Salvar la Alameda’, a la que se sumaron el por entonces progresista y muy implicado en la vida ciudadana Colegio de Arquitectos,  los partidos políticos de izquierda que ya habían salido de las catacumbas en el tardofranquismo y asociaciones de vecinos. Este heterogéneo movimiento opositor logró tumbar el Plan municipal en el seno de la Comisión Provincial de Patrimonio, dos años más tarde.

En su dictamen, la Comisión, opuesta al incremento del tráfico que habría supuesto la construcción del aparcamiento subterráneo y el impacto que habría generado en la Alameda y su entorno, razonó que había que establecer una clara distinción entre “una ciudad considerada como un colector de vehículos y una ciudad considerada como el testimonio y el legado de unos hombres y de su cultura”.

Casualmente, el mismo día en que el Ayuntamiento de Sevilla aprobaba modificar el PGOU para facilitar con los parkings rotatorios el acceso indiscriminado de los coches al Centro, el alcalde de Londres, Boris Johnson, presentaba su proyecto para crear en el Centro de Londres -ya de acceso restringido a los vehículos- la primera zona de emisiones  ultrabajas del mundo, que supondrá la prohibición definitiva a los automóviles que contaminen la atmósfera, la mayoría de los actuales.

Zoido y Johnson, dos modos distintos de concebir la movilidad urbana.

Revuelto

Las ‘Setas’ de la Encarnación están propiciando un revuelto de demandas cruzadas. Sacyr, la empresa constructora y adjudicataria de la privatización por 40 años de ese espacio de todos los sevillanos decretada por el socialista Monteseirín (ríanse de las privatizaciones del PP, la cantinela del PSOE), le exige 35 millones al Ayuntamiento porque el supuesto negocio que iba a cambiar el destino del sector Norte del Casco Antiguo y democratizar las vistas de la Giralda  es una ruina. Más lo es aún para el Consistorio, que tras ver incrementada la factura del engendro hasta los 102 millones de euros (pero, ¿de verdad éso puede costar 102 millones?) le va a pedir al arquitecto alemán Jürgen Mayer, que le coló un dibujo en un papelito pero  técnicamente inviable sin que los tropecientos en nómina de la Gerencia de Urbanismo se percataran de nada, 4,2 millones de indemnización. Y, mientras, Monteseirín, el auténtico promotor del ente faraónico, se ha ido de rositas pese a ese principio jurídico que reza así: “El causante de la causa es el causante del daño causado”.

El veládromo

El colega Eduardo Barba ha revelado que el propietario de tres establecimientos del entorno, y que probablemente será aquel en quien la mayoría estamos pensando, ha propuesto al Consorcio de Turismo un proyecto “bastante completo” para la colocación de veladores en la Plaza de San Francisco.

La Asociación de Hosteleros califica la propuesta como “una ocupación lógica del espacio”, o sea, en la misma línea de lo acaecido en la calle San Fernando, en la Avenida y en cada vez más vías oficialmente públicas pero privatizadas con los dichosos veladores por el Ayuntamiento en beneficio mutuo de la Hacienda municipal y de los dueños de los bares, mas en detrimento de los sevillanos.

La Avenida es el mayor exponente del peor urbanismo con la falsa coartada de la peatonalización: un desbarajuste en el que entre el tranvía, el doble carril bici formado por tachuelas cada vez más desmochadas y peligrosas, los expositores de fotos a modo de gigantescas fichas de dominó intercaladas entre los naranjos deformes de La Algaba trasplantados a tierra hostil y los veladores hasta acotados con pequeñas mamparas sintéticas, los peatones carecen de espacio propio para moverse si no es sorteando esta carrera de obstáculos y a riesgo de ser atropellados por el pseudo Metro al Centro, los ciclistas o los patinadores. Este es el paradigma de que, al contrario de la falsa proclama de Monteseirín, Sevilla se ha convertido en la ciudad de cualquier cosa menos de las personas.

El barroquismo sevillano, su ‘horror vacui’, se llena ahora con la ambición de los hosteleros por colonizar cualquier m2 en su provecho y con la connivencia del gobierno local. En el manual urbanístico del PP, las plazas ya no son espacios para la convivencia, el paseo, el descanso, la conversación, la lectura o el juego de los niños, sino terrazas privativas de los bares. Negocio en vez de ocio. Por esa misma lógica de la ocupación, que no de la ocupación lógica, de San Francisco habría que plantar veladores en la Plaza Nueva, la Magdalena, el Duque, la Campana y hasta en la explanada de San Telmo. Así como Monteseirín privatizó la Encarnación en beneficio (o hasta perjuicio, quién sabe) de Sacyr, Zoido se apresta a convertir San Francisco en su (o de ellos) particular Encarnación, sin ‘Setas’ pero con ‘mapping’ de temporada, el nuevo cine de verano pero en invierno.

Monteseirín pensaba que la solución para Sevilla era un ‘botellódromo’. Zoido lo ha retuiteado en un ‘veládromo’: la Disneylandia de los veladores.