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Dos ‘ejemplos’

Caso número uno. Ni siquiera ha sido imputado aún por la Justicia en el escándalo al que presuntamente se le vincula y por cuya causa está en boca de todo el mundo, pero por su conducta tachada de “no ejemplar” precisamente fue obligado por la más alta magistratura del país a poner todo un océano Atlántico de por medio hasta que se clarificara su horizonte judicial y ha sido apartado de la agenda oficial de su familia política, la Familia por excelencia. Caso número dos. Lo han condenado a una pena de siete años y medio de cárcel, inhabilitación absoluta y al pago de una compensación de 2,7 millones de euros al Ayuntamiento saqueado con su –dice el fallo judicial- cooperación necesaria en los delitos de fraude en concurso con prevaricación y malversación de caudales públicos. A pesar de ello, con el argumento de que la sentencia es recurrible y no afecta a su ámbito privado, como si la persona pudiera disociarse de sí misma, se niega a abandonar la máxima representación de su familia deportiva. Uno se llama Ikañi Urdangarín; el otro, José María Del Nido.

El otro Pepe Mel

Sin ánimo de invadir la parcela de Deportes (Dios me libre), me llama la atención, frente al cortoplacismo de los políticos, la visión a largo plazo del presidente del Betis para ratificar a Pepe Mel hasta el final de temporada “pase lo que pase” y pese a que sólo ha conseguido un punto de 30 posibles. En la historia del fútbol hay al menos un caso paralelo al del entrenador verdiblanco, aunque su equipo viste de rojo. En nueve partidos había cosechado siete derrotas y dos empates: dos puntos de 27 posibles. La afición y la prensa pidieron su cabeza. En los graderíos colgaron una enorme pancarta, con este texto: “Tres años de excusas y esto es todavía una basura”. La directiva lo sostuvo contra viento y marea, y aguantó hasta final de temporada. No sólo eso. Fue renovado. Al cabo de siete años de su llegada al club ganó el título de Liga. Fue el primero de muchos más (incluidos, entre otros, dos Copas de Europa) a lo largo de un cuarto de siglo ocupando el mismo banquillo y batiendo todos los récords. Es Sir Alex Ferguson, el Pepe Mel del Manchester United.

El donativo

El efecto Copa Davis, inducido por el dinero de los sevillanos que el Ayuntamiento gastó en organizar la final siguiendo la senda iniciada por el visionario Rojas Marcos (la del estadio y la de los grandes eventos deportivos), ha llenado las cajas registradoras de comerciantes, hoteleros y hosteleros. Los hoteleros, de suyo siempre llorones y pesimistas, están ahora más contentos que unas pascuas, nunca mejor dicho, porque las pernoctaciones en sus establecimientos se han incrementado en un 10% tirando por lo bajo. Los hosteleros (con ‘s’) confiesan que sus ventas han crecido en un 30%. Estupendo. Extraordinario. Todos nos alegramos por ellos. Ahora, aprovechando que todavía no están cerradas las cuentas de la Davis, esperamos anhelantes el donativo que en justa reciprocidad van a entregar a la ciudad Manuel Otero, Pedro Sánchez Cuerda y José Cañete en nombre de sus respectivas patronales para contribuir a la factura de la Copa, conforme a eso que dicen -quienes lo dicen, claro- de “devolver a la sociedad parte de lo mucho que nos ha dado”. (No caerá esa breva).

La Davis de Zoido

“Sevilla también ha ganado la Copa Davis”, escribió Zoido en Twitter. Y tenía razón, porque a los beneficios intangibles de ligar la marca Sevilla a un gran evento deportivo visto por 2.000 millones de personas en Tv se une el negocio generado por los miles de visitantes llegados al reclamo del tenis y que se vuelven a sus puntos de origen como embajadores turísticos de la ciudad. Porque quien viene, repite más tarde o más temprano. Frente a la actitud cicatera de la Junta –hasta Griñán tuvo que contradecirse a sí mismo sobre sus compromisos previos y supuestamente ineludibles para rectificar su inicial ausencia junto al Rey-, Zoido comprendió desde primera hora que el deporte de alta competición es ya mucho más que deporte: un espectáculo movilizador de masas y, por tanto, de dinero. Si, según la doctrina acuñada por Marchena en la era Monteseirín, un alcalde es el máximo responsable -para bien o para mal- de cuanto acaece en una ciudad, no sólo Sevilla, sino también Zoido ha ganado la Copa Davis. “Entró, entró”, que habría dicho el clásico Juan José Castillo.

Rojo y azul

A Juan Ignacio Zoido, pese a haber tenido la agudeza visual del ojo de halcón para traerse hasta el estadio de la Cartuja de Sevilla la final de la Copa Davis, se le van las mejores. Sabido es que en esta competición tenística el país organizador monta la pista más conveniente a sus intereses, ya sea de tierra batida, yerba, cemento, superficie sintética ultrarrápida o ultralenta. Más de una vez se han fabricado en horas veinticuatro, como las obras teatrales de Lope de Vega, pistas ex profeso lo más adversas posibles para las condiciones del rival, como nos hizo una vez en una eliminatoria la Alemania de Boris Becker. Sabían que nuestros tenistas eran mejores en tierra y construyeron un antídoto, cuando aquéllos no disputaban los torneos en todo tipo de superficies como ahora: una cancha  rápida. Y, claro, perdimos la eliminatoria. Zoido no ha caído en la cuenta de un pequeño pero a la vez significativo detalle: el color de la pista. Sigue siendo el mismo de siempre, con las connotaciones simbólicas que ello implica, cuando la tierra batida de la Caja Mágica de Madrid ya es desde el jueves azul, para mejorar la visibilidad de la bola y facilitar el seguimiento del juego a los espectadores.  Un cambio cromático bendecido por la ATP y la WTA y hasta por Manuel Santana, Ion Tiriac y Carlos Moyá, que se retrataron sobre ella. Zoido ha perdido otra oportunidad de ser en tenis como en la política en Sevilla: el pionero de la marea azul.

‘Betislandia’

El compañero Antonio Félix publicó en magnífica primicia en El Mundo el proyecto denominado ‘Betislandia’, que auspicia la futurible Fundación del Betis. Esta entidad, cuyos patronos serían famosos y/o adinerados aficionados béticos, sería la titular de los derechos sobre el patrimonio del club, que quedaría así ‘blindado’ frente a la posible aparición de otros Ruiz de Lopera. Ningún presidente podría disponer al margen de la Fundación y de su tutela del patrimonio del Betis: el estadio, la nueva residencia para la cantera y la ciudad deportiva.
Al margen de que esta última, salvo sorpresas ocultas, no es patrimonio del club verdiblanco sino del Ayuntamiento, la gran operación encubierta  del proyecto ‘Betislandia’ no es la de salvaguardar el patrimonio de esa sociedad anónima deportiva o empresa privada llamada Real Betis Balompié, sino incrementarlo a costa, de nuevo, de Sevilla.

NUEVO REGALO

Conforme a los datos y las fotografías de la exclusiva de Antonio Félix, la Fundación de esta empresa privada ha proyectado, sin que el Consistorio lo haya desmentido, quedarse con el cercano centro deportivo municipal de ‘Ifni’ y montar, entre otras instalaciones de uso privativo, un club ‘social’ para, previo pago de sus usuarios, ingresar 1,2 millones de euros anualmente. Cabe preguntarse qué hay que blindar realmente, el Betis frente a Lopera o la ciudad de Sevilla frente al Betis y, por extensión, el Sevilla F. C., dos empresas privadas y propiedad de sus accionistas, en cuyos bolsillos únicamente revierten sus beneficios.
Ya Monteseirín, declarado bético (su valido y furibundo hincha sevillista, Manuel Marchena, compensaba el beticismo del alcalde laborando desde el Ayuntamiento en pro de su equipo), regaló al Betis durante su mandato la zona verde de Heliópolis sita junto al estadio pero en la práctica usurpada –y hasta vallada- como aparcamiento privado del club.
La coartada de Monteseirín para justificar la operación era que el Betis construiría sobre el solar un minúsculo centro cívico para el barrio, mientras que Lopera, entonces (¿y aún?) dueño de la sociedad anónima deportiva, tenía así luz verde para construir allí un hotel, un complejo comercial, oficinas … (planes parados por la crisis del ladrillo) y obtener una plusvalía regalada de al menos 30 millones de euros y teóricamente destinada a rematar el estadio.

SEMI ABANDONADO

Mientras los vecinos de Los Bermejales, que  se rebelaron contra el plan de Monteseirín de privarles del suelo destinado en el PGOU a equipamientos de su barrio y entregarlo a una confesión religiosa para que erigiera una mezquita, ganaron su derecho en los tribunales y ahora la Universidad les va a construir el centro cívico junto a la Politécnica, los residentes en Heliópolis claudicaron y ahora no tienen ni zona verde ni centro cívico.
De materializarse ‘Betislandia’, lo siguiente que perderán será el complejo deportivo público de ‘Ifni’ con la coartada de que está medio abandonado por el Ayuntamiento. Osea, que es el propio Consistorio el que, no conservando el complejo deportivo (mientras gasta más de 400.000 euros en la cubierta de la Davis para meterla en un almacén), crea las condiciones ‘objetivas’ para regalárselo a la empresa privada llamada Betis. ¿No recuerda acaso este abandono la misma táctica de esos propietarios del Centro que dejaban arruinarse las casas sin invertir en su conservación para así obtener la licencia de derribo y dar el posterior pelotazo urbanístico?
¿Acaso no impone la ley al propietario la obligación de conservación y, en caso de incumplimiento, la ejecución subsidiaria de las obras por parte del Ayuntamiento, con remisión de la factura para que aquél pague los gastos? Pero, ¿qué pasa cuando quien incumple la obligación legal de conservación es el propio Ayuntamiento? ¿Quién vigila al vigilante?

LA VIDA SIGUE IGUAL

A ver cómo justifica Zoido el cierre de una instalación municipal, su privatización y, por ende, su obligada recalificación urbanística, pues se trata de un equipamiento público en el PGOU al que habría que dar un uso lucrativo.
Ahora se explica mejor el precio (que paga siempre la ciudad) de la populista foto de Zoido con Del Nido y Guillén, presidentes del Sevilla y del Betis, que de inmediato empezaron a hablar de nuevas recalificaciones para seguir sacando tajada del urbanismo.
Al final, Zoido, que decía ser tan diferente a Monteseirín, está repitiendo las mismas prácticas que su antecesor con las empresas privadas llamadas Sevilla F. C. y Betis, las cuales adeudan en conjunto casi 5 millones de euros en tributos no pagados al Ayuntamiento, pese a que el Sevilla ha obtenido beneficios en los últimos ocho años (239.179 euros en su balance reciente). Este dinero hay que sumarlo al impagado anteriormente y condonado por Monteseirín bajo la fórmula de la ‘prestación fiscal sustitutoria’: disputar un partido para saldar la deuda. ¿Por qué no se ofrece a los sevillanos la misma posibilidad? Que cada uno haga lo que sepa a favor del Ayuntamiento (barrer una calle, conducir un vehículo municipal..) y así pague, en ‘especie’ y no en dinero, el IBI, la basura, el agua, el sello del coche….
La ‘prestación fiscal sustitutoria’ copiada por Zoido de Monteseirín consiste ahora en que ambos clubes se vayan a jugar unos partidos a la Cartuja “para darle vida al estadio” que, para colmo, es mayoritariamente de la Junta de Andalucía.
Así pues, más que ‘Betislandia’ esto es ‘Neverland’, el país del nunca jamás: donde quienes no pagan nunca son el Sevilla F. C. y el Betis.

Demagogia

En el peloteo político en que unos y otros han convertido la Copa Davis llama la atención la demagogia en el debate parlamentario del diputado socialista Antonio Núñez y del consejero de Turismo, Luciano Alonso, los cuales se escandalizaron por el gasto de 80.000 euros en viajes en coche y compararon los desembolsos con los ‘Oscar’ de Hollywood. Al margen de que las partidas presupuestarias son, con el efecto IPC, equivalentes a las de 2004, cuando la Davis la organizaron Monteseirín y Torrijos (y aunque ganó España ellos perdieron la cubierta de 1,4 millones de euros), sorprende el asombro de Luciano ante un acontecimiento ‘Vip’ como es éste, que obliga a un trato ‘Vip’ a sus protagonistas, máxime cuando él ha viajado a costa del Presupuesto público a todo tipo de ferias turísticas (Madrid, Berlín, Londres) donde corren los langostinos a cuenta nuestra y preconiza que Andalucía debe captar turistas de alto poder adquisitivo antes o mejor que los de mochila y alpargata.  En el debate sobre la Copa Davis al consejero de Turismo se le ha visto el pelo de la dehesa.

Encima, gafe

Monteseirín ya fue en plan hincha al Mundial del fútbol

Monteseirín ya fue en plan hincha al Mundial del fútbol

Ahora que el Barça viene a jugar la vuelta copera con el Betis, cabe recordar que el (sin) alcalde se apuntó a la ida en el Nou Camp. Según el Ayuntamiento, fue a la ciudad Condal en representación de la ciudad y para apoyar, como es habitual respecto a los clubes locales, al equipo de Heliópolis. Mentira. El (sin) fue en representación de sí mismo y a costa de los contribuyentes porque jugaba el club de sus amores contra el mejor del mundo, el de Messi, Xavi, Iniesta y compañía. Eso de que “como es habitual” es un camelo, porque ¿a que no ha ido a apoyar al Betis contra la Ponferradina, la Gimnástica de Tarragona, el Numancia, el Huesca y demás? En esos campos de Segunda adonde no se llega por AVE o avión hace mucho frío, no hay glamour y no se chupa cámara en el palco. ¿Qué pintaba el (sin) en Barcelona, si ni siquiera era la final de la Copa? El Betis pasó las anteriores eliminatorias ganando a domicilio. Le acompañó el (sin) y perdió 5-0. Si el Betis ha de jugarse el ascenso fuera o dentro, por favor, que Alfredo se vaya a la playa en vez de al campo.

Desmemoria

Griñan-EspadasEl presidente de los andaluces, al que yo respeto más que su propio su partido, donde  malévolamente ya empiezan a llamarle  Pepe Gri(s)ñán por el panorama del mismo color que pintan las encuestas (tan “inauditas” para el PSOE como para la Junta la lluvia en forma de chuzos de punta en Écija), ha dicho al presentar a Juan Espadas como el futuro Martínez de la Rosa –inventor del pasteleo político- de IU que “entre Del Valle y Alfredo no se hizo otra obra que la portada de la Feria”. Se equivoca, señor presidente. Por en medio se construyó un estadio presuntamente olímpico en la isla de la Cartuja, presentado por el PSOE como supremo ejemplo del dispendio de Alejandro Rojas Marcos. Pero, ¿adivina Griñán quién votó a favor de su construcción y pagó buena parte de su factura cuando era presidente de la Diputación y luego alcalde de Sevilla? Pues el mismo que también votó cinco veces a favor del parking subterráneo que se cargaba los restos arqueológicos en la Encarnación y luego mejoró el dispendio con un estadio olímpico bis en forma de setas: Monteseirín.

Único

Llegó, vio y perdió. Me refiero al (sin) alcalde, que llegó a Turquía de gañote con Marset y con la coartada de que su amigo Erdogan, el del zapato, le iba a enseñar cómo se organiza un Mundobásquet; vio el decisivo partido de España contra Serbia y resultó ser  gafe, porque el base balcánico enchufó un triple estratosférico a falta de tres segundos que dejó K.O. a la ‘Roja’. Monteseirín es como el brandy, además de por añejo pese a que se las da de muy ‘modelno’, por ser el único que es único. Sí, porque el (sin) ha sido el único alcalde de todas las ciudades sede del próximo campeonato que se ha ido cinco días a Turquía, mientras que los demás declinaron la invitación o delegaron en segundos o terceros niveles porque tenían cosas mucho más importantes que hacer en estos tiempos de crisis y convulsión. Pero el (sin), como ya es un cero a la izquierda para su partido y está más tutelado que Zapatero por la Merkel, demuestra con sus excursiones que Sevilla está sin alcalde desde hace mucho tiempo. A él le da igual. ‘Carpe diem’. Que le quiten lo viajao.