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Las Tres Mil

La primera lección que nos daban en la recién estrenada Facultad pomposamente llamada de Ciencias de la Información versaba sobre qué era y no era una noticia: no que un perro mordiera a un hombre, sino que un hombre mordiera a un perro. Quizás por eso las únicas noticias que suelen aparecer en los medios sobre las Tres Mil Viviendas son las dentelladas que allí da la mala vida: asesinatos, tiroteos, detenciones, alijos de armas y droga….Sin embargo, los jóvenes emprendedores de la empresa ‘3.000 Vivencias. Rutas fuera de la guía’ han logrado, con su iniciativa de transportar turistas al Polígono Sur para que disfruten del más puro flamenco, generar una noticia positiva sobre el barrio más marginal y descubrirles a los sevillanos y al mundo que allí también hay arte, gastronomía y personas honradas que luchan contra el estigma de un espacio que no es irrecuperable. Incluir el Polígono Sur en una hasta ahora inimaginable ruta turística es el mejor signo de normalización y de hacer sentir a sus vecinos que también son Sevilla. (Tres) Mil gracias por ello.

Pobrecito

TURISMO DE SEVILLASi los árboles impiden ver el bosque, el plantón de los empresarios al (d)edil piquetero de Economía y Empleo por su actuación durante la pasada huelga general ha impedido reparar en lo que pasó en la Asamblea del Consorcio Turismo de Sevilla. Y fue que se aprobó el presupuesto: 2,9 millones de euros. Recuerdo que en 1993, en una comida de la extinta Tertulia Turística con el por entonces alcalde, Alejandro Rojas Marcos, se habló de que como objetivo mínimo el presupuesto turístico de la ciudad debía ser de 500 millones de pesetas, al cambio actual, 3 millones de euros. Han pasado 18 años y reparo en que todavía no hemos logrado alcanzar esa meta. ¿Saben cuánto facturó el sector en 2010? Pues 2.500 millones de euros, según un informe de la propia Asociación de Hoteles, de lo cual se colige que dedicamos a promoción de la primera industria de la ciudad el 0,1% de lo que genera. Esto es todavía menos que el mínimo minimórum del famoso 0,7% reivindicado como ayuda a los países más desfavorecidos. Osea, que al final el turismo es el pobre entre los pobres.

El ‘rey’ destronado

Monteseirín llega a la Alcaldía por un pacto entre Chaves y Rojas Marcos tras el hartazgo de Becerril para reeditar el pacto con los andalucistas. El PA lo analizó todo como si fuera una partida de ajedrez: si piden esto, contraofertamos aquello; si rechazan tal cosa, ofrecemos esta otra…..Esta sucesión de tableros políticos visualizados previamente permitió cerrar la coalición en 48 horas, una rapidez que dio pábulo a la tesis del PP de que había sido acordada antes de las elecciones y no después.

Monteseirín, una marioneta de Caballos contra Borbolla, se vio así con el bastón de mando, pero sitiado por un PA que controlaba las delegaciones clave, Urbanismo en especial para redactar el nuevo PGOU, y el 70% de las inversiones.

ESTRUCTURAS PARALELAS

Ya contamos cómo el PSOE diseñó estrategias para romper el férreo control andalucista. Una fueron las inversiones en los barrios a través de los Distritos, raíz del caso Macarena. Otra, la creación de estructuras paralelas de poder aparente, como el  Plan Estratégico para contrarrestar a la Gerencia de Urbanismo y lanzar el mensaje de que el diseño de la Sevilla del futuro estaba en sus manos.

La Oficina del Plan Estratégico se constituyó en noviembre de 1999, con Alfonso Yerga como director, pero Monteseirín se desembarazó pronto de él. Yerga acabó refugiado en la Junta  para dejarle vía libre al valido del alcalde, Manuel Marchena, su ‘eminencia gris’. Marchena, un oscuro y ambicioso profesor de talante chulesco, medró por los vericuetos administrativos del turismo tras escribir un libro sobre el tema, aparte de por sus vinculaciones al partido, y medrando medrando acabó relacionándose con Monteseirín a través del Patronato Provincial de Turismo, dependiente entonces de la Diputación, que aquél presidía antes de saltar al Ayuntamiento.

SIMBIOSIS

Monteseirín, psicológicamente un pusilánime, pronto estableció una relación simbiótica de dependencia con Marchena,  su antítesis y a la vez  alma gemela, individuo sin escrúpulos  y ‘bon vivant’, capaz de cualquier cosa con tal de no volver a la tiza, pues con el magro sueldo de PNN no podía aspirar a trepar socialmente, comer en restaurantes de cinco tenedores, vestir a la última y lucir macizos relojes y gafas de marca. Al cabo de diez años se ha sabido que Monteseirín le había puesto un sueldo en Emasesa de 170.749 euros (declaración de 2009) y que ese dinero aún le parecía poco al alcalde  “para lo que valía” su ‘alter ego’.

Ya refugiado en la Junta, a Yerga empezaron a llegarle noticias del Plan Estratégico. Su sucesor había pedido una Visa Oro y el alcalde quería adscribir un coche y un chófer a la Oficina del Plan. ¿Un coche? ¿Para qué? Pronto comprendió la razón: Marchena no tenía carné. Visa y coche a las primeras de cambio.

Y cuando Monteseirín, para guardar las apariencias, instó a una comida de confraternización entre Marchena como responsable del Plan Estratégico y el andalucista del PGOU, el valido no tuvo el menor empacho en decir que él tendría que comer muchos langostinos para llevarse las papas a su casa. Una declaración de intenciones que ha cumplido a rajatabla durante 11 años.

VALIDO DEL ALCALDE

En 2003, tras las elecciones en que el PSOE demolió al PA con el ‘urbanismo bajo sospecha’ pese a haber sido corresponsable como socio de gobierno, Monteseirín puso a su valido al frente de la Gerencia y lo erigió en el interlocutor ante los poderes fácticos de la ciudad, cuyos representantes no dudaron en adularlo, tratarlo como un igual (‘Manolo’ por aquí, ‘Manolo’ por allá) e invitarlo a los reservados de los mejores restaurantes. No era para menos, si desde Urbanismo había miles y miles de millones en juego con el nuevo PGOU y el alcalde no se recataba en decir que quien quisiera algo del Ayuntamiento, que hablara con Marchena en vez de seguir los cauces administrativos.

Con ese poder delegado, acentuado tras su posterior nombramiento como vicepresidente de la AIE y viéndose servilmente halagado, no es extraño que la altanería de Marchena haya crecido hasta extremos desorbitados y que se vanagloriara de utilizar la publicidad institucional para silenciar voces críticas y comprar periódicos. El valido del alcalde ha procurado tejer una red clientelar particular al presentarse como el desatascador de los problemas de los administrados que recurrían a él como atajo. De esta manera, convertía lo que era un derecho en un favor personal a él debido: un neocaciquismo.

PRINCIPIO DEL FIN

Mediante esta cadena de favores (promesa de patrocinar publicaciones del Ateneo con dinero de Emasesa) se hizo nombrar rey Melchor en la Cabalgata, un peldaño más en su escala de trepa social, pero tras su imputación en el caso Mercasevilla el Ateneo le ha retirado el nombramiento haciendo caso omiso a sus bravatas.

Marchena, que merece la presunción de inocencia pese a ser uno de los adalides del ‘urbanismo bajo sospecha’ sin pruebas, no debió verse en esta tesitura, no por estar imputado, sino porque jamás debió ser nombrado rey mago, ya que encarna lo peor de la era Monteseirín y su corrupción moral, y ninguno de los valores que ha de proyectar la Cabalgata.

Su destronamiento como rey mago puede significar el principio del fin de Marchena, por no inspirar ya temor y haber ligado su destino a un alcalde con fecha de caducidad. Más pronto que tarde, comprobará que quienes le adularon lo ignorarán o despreciarán, porque ha dejado de serles útil. Sic transit gloria mundi.

El traslado de Isla Mágica

Primer Acto: En un curso de verano, el director técnico de Cartuja-93, José Mª Benjumea, cuenta que Isla Mágica sigue perdiendo dinero; que caerá cuando alguien diga que no puede mantenerla y que C-93 fue a California a promocionarla y “vendió una escoba”; y augura que “acabará desmantelándose y convirtiendo (se) el borde del lago en un área residencial”.

Segundo Acto: El presidente de Cartuja-93 (C-93), Isaías Pérez Saldaña, declara: “Ojalá el Parque Temático se hubiera abierto en otro lugar”. Y añade: “No es tan difícil si en el futuro se desarrolla en la ciudad un espacio verde más acorde. Sería un buen espacio para la Ciudad de la Imagen o alojamiento para investigadores y estudiantes, que no es lo mismo que viviendas”.

Tercer Acto: El director de Isla Mágica, Antonio Peláez, critica las palabras “poco reflexivas” de Benjumea tras aludir a los “600 empleos que genera el Parque”. Según Peláez, “no se puede frivolizar y decir que nos vayamos a un terreno virgen en Camas. Hay que apoyar este proyecto para que se consolide. Ahora es necesaria la actividad económica, y el Parque cada año trae más turistas a Sevilla. Que se lo pregunten a los hoteleros. ¿Qué pasaría con los 100 millones invertidos?”.

Cuarto Acto: Monteseirín rechaza el traslado y trata de justificar a Pérez Saldaña: “Cartuja quiere que se sepa que necesita aumentar el espacio y que, en crisis, hay muchas empresas llamando a su puerta. La ubicación de Isla Mágica es una ventaja porque el beneficio que genera recae en la ciudad: en hoteles, restaurantes…..

Quinto Acto: Peláez sostiene que Isla Mágica está “consolidado por el PGOU, que lo califica como ‘área de ocio temático”. “No tiene sentido –añade- cuestionar la idoneidad de este negocio en su actual ubicación”.

Sexto Acto: Saldaña publica un artículo para retractarse y alinearse con Isla Mágica y el Ayuntamiento. Habla del Parque en términos como: realidad consolidada; 13 millones de visitas; más de 600 empleos directos; proyecto de ajustado beneficio….

Primer Apunte: Entre los falsos mitos de Isla Mágica figura el de los 600 empleos. Tiene una estructura fija de unas 30 personas. Después mantiene unos 250 fijos-discontinuos: trabajan sólo cuando se abre el recinto y cobran el paro en los meses de inactividad. Hay un tercer nivel, de unas 100 personas, sin obligación alguna de emplear. Sólo se las llama en temporada alta si es necesario.

Otro falso mito es el del ajustado beneficio económico. Pero, ¡hombre, Isaías, si Isla Mágica ha sido una ruina toda la vida! Ni siquiera tras las generosas condonaciones de deuda por los accionistas primigenios, vista gorda en el impago de impuestos y cánones a la propia C-93 y un rosario de historias contra viento y marea para que no cerrara sus puertas su balance es positivo. En el último ejercicio  registró pérdidas de 3,3 millones de euros, 847.265 visitas (caída del 6%)  e ingresos de 17 millones de euros (un 9% menos).

Dice Peláez que hay que apoyarlo para que se consolide. ¿Más todavía? ¿Cuánto tiempo necesita para consolidarse desde 1993 como ‘el Parque de los Descubrimientos’ y desde 1997 como Isla Mágica? ¿Otros 17 años?

No se invirtieron 100 millones de euros, sino supuestamente 73,5 millones, cifra en que se incluyó la capitalización de las pérdidas de Partecsa.

Los 13 millones de visitas en 13 años equivalen a las de Eurodisney  en uno solo. Nuestras cifras no suben por el agotamiento de la oferta y esconden las 200.000 menores que entran gratis, los recurrentes de los pases de temporada (unas 140.000), las de escolares…..

Si Isla Mágica es tan rentable para los hoteleros, ¿por qué jamás ninguna cadena se hizo accionista? No nos engañemos: se trata de un parque doméstico (40% Sevilla; 40% Andalucía; 10% España; 10% Portugal) y que por su reducido tamaño puede verse en un día (para Eurodisney, a más de 30 Kms de París y con hoteles propios para pernoctar, se necesitan al menos tres jornadas) en viaje de ida-vuelta desde Portugal, Costa del Sol y buena parte de la Península.

El Parque está consolidado por el PGOU y no se puede cambiar. ¿Que no? ¿Quién si no el mismísimo alcalde dijo en referencia a Isla Mágica que él estaba dispuesto a “ajustes” del Plan General con tal de crear empleo en la crisis?

Segundo Apunte: El traslado (que no desaparición, ojo) de Isla Mágica a otro suelo menos constreñido, con más comodidades (parking, hoteles, restauración….) y una oferta renovada que permitiera su relanzamiento estaría más que justificado si el uso alternativo del espacio que ocupa (27 Has. y 119.000 m2 edificables) generara más riqueza y empleo a la ciudad.

Ese suelo debería destinarse al Parque Tecnológico, donde en el último año y pese a la crisis se crearon 626 empleos de alta cualificación, más que todos los que dice tener Isla Mágica al cabo de 13 años. Según Cartuja-93, la Tecnópolis alberga 344 empresas, con 14.380  trabajadores y una facturación de 2.200 millones de euros. Por término medio cada firma emplea a 42 personas y factura 6,3 millones. Con esta ratio, sólo con que se implantaran 14 empresas nuevas donde hoy está Isla Mágica se crearían 600 empleos y se generarían 88 millones de euros. Y por la media de edificabilidad ocupada en Cartuja, en Isla Mágica cabrían 82 empresas tecnológicas más, con un potencial de 3.444 empleos y 516 millones de euros de facturación.

El traslado de Isla Mágica, que no implicaría su desaparición, puede justificarse. Otra cosa, ¿verdad, Isaías?, es que decirlo resulte políticamente incorrecto. ¿Para quién?

La mochila

El dilecto colega Javier Rubio escribe: “Uno de los grandes misterios de la Humanidad en vacaciones, qué llevan los turistas en la mochila. No falla: un turista, una mochila. Y no una bolsita cualquiera, sino un saco…¿Qué llevan los tíos ahí?”. Me alegra que haga esa pregunta porque he sido  cocinero antes que fraile y por estar cansado de los denuestos de los prebostes contra los turistas “de mochila y alpargata”. Veamos: mochila media, con dos departamentos desde la cintura hasta el cuello, más otro menor. Departamento más cerca de la espalda, para preservar del calor o el frío el contenido: varios bocadillos y botellas de agua, alguna pieza de fruta, servilletas de papel y bolsas vacías. Segundo:  paraguas para la lluvia o el sol, rebeca o chubasquero, gorra, gafas de sol, diccionario de bolsillo, plano de la ciudad, mapa del transporte y cámara de fotos. Tercero: pilas recargables, tarjetas de fotos, bloc de notas, bolígrafos, líquido de manos. Ah, y como diría Napoleón, piesen que cada turista puede llevar en su mochila el bastón de un futuro mariscal.

Algo más

Sostiene Antonio Távora, presidente de los agentes de viaje, que a principios de los 90 Sevilla tenía aquello de lo que carecían otras ciudades –AVE, un palacio de congresos y una buena planta hotelera- pero que ahora poseen ya muchas y que, por tanto, hay que ofrecer “algo más”. Por tener, teníamos hasta fibra óptica en la Cartuja, presentada como el símbolo de la máxima modernidad. Sin quizás pretenderlo, Távora nos ha enfrentado a nuestra propia mediocridad. Sevilla no ha sabido aprovechar el gran salto adelante que supuso el 92, hasta el punto de que, sin necesidad de ninguna Expo, en otros sitios se han puesto a nuestra altura o incluso nos han rebasado, porque nos ha faltado ese ‘algo más’ del que habla Távora. ‘Sic transit gloria mundi’, como reza la leyenda de uno de los cuadros pintados por Juan Valdés Leal para el Hospital de la Caridad. Lo malo es que para poder pedir otra Exposición Universal aún quedan 83 años hasta  el VI Centenario del Descubrimiento que la justifique. Y es que, ya se sabe, Sevilla sólo avanza a golpe de grandes eventos.

Y encima perdió las maletas

Monteseirín no sólo estaba en Londres mientras su Gabinete se esforzaba en aparentar que se hallaba en Sevilla atrapado por las obras que él mismo ha desatado, sino que, según ha podido saber el francotirador, para colmo perdió las maletas durante el viaje y aterrizó en plan machadiano. Sí, tal como reza el verso de Antonio Machado, Alfredo desembarcó del avión forzosamente “ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar». Londres es la ciudad maldita de Alfredo, pues es la segunda vez que en un aeropuerto de la Gran…. Bretaña le extravían el neceser. La otra vez que lo dejaron tirado fue en una escala en Heathrow, camino de Nueva York,  y en medio de una gran nevada. Entre una cosa y otra, cuando Monteseirín llegó a la ciudad de los rascacielos ya había empezado el primer acto que tenía programado. Con las prisas de que iba tarde y sin tener qué ponerse, acabó pidiéndole prestado el traje a un miembro de su séquito que vestía alguna talla de más o de menos que él. Cada vez que Alfredo viaja a Londres, en el pecado lleva la penitencia.

La bilocación de Alfredo

Dicen que el alcalde estaba el sábado en Londres pero que su gabinete envió fotos en las que visitaba obras en la ciudad ese día, el domingo y el lunes. La canallesca habla de una estrategia de ‘desinformación’ del regidor por ocultar que se hallaba en la Gran Bretaña en vez de en la Gran Sevilla. Es más fácil y, a la vez, más complejo. El francotirador ha podido saber que, en realidad, el alcalde tiene el don de la bilocación, ubicuidad u omnipresencia, que le permite estar en tres sitios a la vez. Eso lo explicaría todo: Alfredo estaba el sábado en Londres; Sánchez, el domingo en Sevilla en una obra, y Monteseirín, el lunes en otra. ¿Será por obras? Este don, que su gabinete no publicita atendiendo al principio bíblico de que tu mano derecha ignore lo que hace la izquierda, sólo lo poseen quienes, como tantos virtuosos en la historia, están marcados por un destino superior. No debe olvidarse que el alcalde es el buena gente, una especie de santo laico, el siguiente tras Fermín Salvochea. Alfredo Sánchez Monteseirín. SMS. Uno y trino al mismo tiempo.

Cien óperas desaprovechadas

Rosamar ha viajado al  World Travel Market de Londres  para presentar un nuevo producto denominado ‘Sevilla, ciudad de ópera’ que se articulará a través de itinerarios relacionados con las óperas inspiradas en nuestra urbe. ¿Nuevo producto turístico? Mucho me malicio que esto es el forro reversible del viejo lema ‘Sevilla, ciudad de la música’, pero en su variante lírica. Y me sorprende esa vaguedad y  falta de ‘punch’ para promocionar la ciudad. Al producto le faltan cuando menos dos artículos. Sí, porque debe llamarse ‘Sevilla, la ciudad de la ópera’, sin pudor alguno, con plena arrogancia. Porque, ¿qué ciudad hay en el mundo que pueda presumir de ser escenario de más de cien óperas, desde el ‘Don Juan’ hasta ‘Carmen’?. Con muchísimas menos razones que Sevilla organiza Bayreuth su festival Wagner (selección de diez obras musicales); Salzburgo, su festival mozartiano,  y Torre del Lago su festival Puccini (40.000 espectadores cada verano). Sevilla no necesita más rutitas e itinerarios, Rosamar, sino ‘belcanto’,  y no sólo 6  veces al año. ¡Música, maestra!