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Símbolos

Juan Ignacio Zoido, el mismo que abominaba de la torre Cajasol (¿por qué la llaman torre Pelli, si el pobre rico de César Pelli no es más que un mandado?) y ahora se ha convertido en su defensor ante la Unesco, se ha rendido también ante las ‘Setas’ de la Encarnación. Ha lanzado una campaña de promoción turística de nuevo con los Reyes Magos/Vagos de protagonistas, y en vez de sacar a Melchor, Gaspar y Baltasar posando ante, por ejemplo, nuestro Patrimonio de la Humanidad en peligro (la Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias), el Parque de María Luisa, la Plaza de España, la antigua Fábrica de Tabacos, el Salvador, el Barrio de Santa Cruz, la Macarena…… aparecen en el spot ante el Metropol/Parasol, el mayor símbolo del despilfarro, con el coste oficial de 102 millones de euros sin contar todo lo gastado en enterrar el proyecto previo del PA. Zoido, como abogado defensor del rascacielos y propagandista de las ‘Setas’, ha acabado convirtiéndose en el padre putativo (no se escandalicen: consulten el Diccionario de la Academia) de los iconos de Monteseirín.

Sevilla, en la lista negra de la Unesco

“Un escenario realista es que Sevilla entre, tras la reunión de Brasilia, en la lista de ciudades con Patrimonio en peligro. Y podría ocurrir que, en el peor de los casos, expulsaran a Sevilla”. Estas premonitorias palabras fueron pronunciadas el 28-6-2010 por Víctor Fernández Salinas, vicesecretario en España del Icomos, tras comprobar  que la torre Cajasol seguía adelante pese a la primera advertencia dada en junio de 2009, en la misma Sevilla, por la XXXIII Conferencia del Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco.

Desde hace tres años, la Unesco viene dando avisos a España sobre la afección del rascacielos a los tres monumentos sevillanos patrimonio de la Humanidad (Catedral, Alcázar y Archivo de Indias), sin que ni el Gobierno, ni la Junta de Andalucía, ni el Ayuntamiento se hayan dado por enterados.

A LA TERCERA, LA VENCIDA

No ocurrió tras la Conferencia de Brasilia (2010), ni la de París (2011), donde en cada una de ellas la Unesco seguía exigiendo informes sobre la evolución de la torre, pero presumiblemente va a ocurrir  en la próxima de San Petersburgo. Conforme a la primicia de EL MUNDO, se votará la inclusión de los monumentos sevillanos en la ‘lista negra’ del Patrimonio en peligro y si el rascacielos no es paralizado antes del 15 de agosto y rebajado en altura antes de 2014, Sevilla perderá su título de Patrimonio de la Humanidad, un desprestigio equiparable a la expulsión de la ciudad alemana de Dresde en junio de 2009 (Omán renunció antes de que la echaran para poder realizar prospecciones petrolíferas en el hábitat del oryx).

Por tanto, tras tres años de avisos nadie en Sevilla puede llamarse a engaño ni rasgarse las vestiduras  ante un procedimiento que muestra un claro paralelismo con el de Dresde. También la ciudad germana fue advertida en 2006 de que si no renunciaba a construir un puente en el valle del río Elba se le retiraría el prestigioso título del que gozaba desde 2004. Los alemanes contestaron con el mismo argumento que ha hecho ahora suyo Zoido, el alcalde que proclamaba que no permitiría que la torre Cajasol pusiera en peligro la condición de Patrimonio de la Humanidad de Sevilla y que se comprometió ante el Icomos a anular de inmediato la licencia para paralizar las obras: el proyecto del puente era legal y, además, había sido votado en un referéndum.

UN DEBATE SUPERADO

El puente podría ser legal, pero como a juicio de la Unesco  rompía el paisaje histórico que a lo largo de 18 kilómetros incluía desde el centro de la ciudad hasta palacios barrocos y jardines, Dresde fue expulsada en 2009, a los tres años del primer aviso, justo el mismo tiempo dado a Sevilla para que rectificara con la torre Cajasol, infructuosamente.

En Sevilla se han despreciado los informes de Icomos diciendo que era una especie de ONG del Patrimonio, un grupo de amiguetes sin poder ni influencia en la Unesco. Craso error, porque en la Convención de París de noviembre de 1972 y en virtud de la cual se creó el Patrimonio Mundial, Icomos figura en el artículo 8.3 como la voz consultiva para el patrimonio cultural, y la UICN para el natural.

Y, al igual que en Dresde, los informes del Icomos sobre la torre Cajasol y Sevilla dicen que lo más importante es la protección del paisaje histórico de la ciudad en que se hallan incardinados la Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias, y no sólo la de estos tres monumentos aislados, fuera de su entorno. Quienes sostienen lo contrario alegando que el rascacielos no afecta directamente a los tres bienes del Patrimonio Mundial nos retrotraen al debate patrimonial de los años 70 y 80 en Sevilla, cuando se tranquilizaban las conciencias protegiendo edificios aislados (tampoco, como prueba el libro sobre la Arquitectura Civil sevillana, convertido en prueba de cargo sobre el valor de lo demolido) o incluso sólo elementos de los mismos (la portada) mientras la piqueta se ensañaba con el conjunto del caserío histórico, dejando descontextualizados a aquéllos.

DE PROTECTOR A INFRACTOR

Por extensión, el concepto de afección indirecta también se contempla en la Convención de París, ya que el artículo 6.3 especifica que cada uno de los Estados signatarios se obliga a no tomar deliberadamente ninguna medida que pueda causar daño, directa o indirectamente, al patrimonio cultural y natural. Y el artículo 11.4 determina que en la ‘lista del Patrimonio Mundial en peligro’ se incluirán los bienes que estén amenazados “por peligros graves y precisos” como “proyectos de grandes obras públicas o privadas”, una casuística en la que se engloba la torre Cajasol.

España no sólo suscribió en mayo de 1982 la Convención del Patrimonio Mundial, sino que fue mucho más lejos cuando el 18-4-2002 firmó con la Unesco un convenio especial pensando en países del Tercer Mundo para identificar más bienes destinados al Patrimonio Mundial, prestar asistencia técnica a otros Estados para asegurar su protección y, paradójicamente, fortalecer la gestión de los bienes ya declarados como tales, “especialmente a través de una nueva confirmación, si fuese necesaria, de los límites del área bajo protección del Patrimonio Mundial y de la revisión del marco de gestión de dicho patrimonio”.
España, pues,  preconizaba para otros lo que no ha hecho en Sevilla y que también le reprocha la Unesco: no haber ampliado el entorno protegido del casco histórico para evitar amenazas como la torre Cajasol, ese icono de 178 metros de altura que según Monteseirín y Marchena iban a poner a Sevilla directamente en la modernidad y que ha acabado poniéndola en la lista negra de la Unesco y a la altura del Tercer Mundo.

Veleta

Tras la inclusión del Patrimonio mundial sevillano en la ‘lista negra’ de la Unesco, Zoido se ha caído del caballo y sufrido una súbita conversión. Podría haber dicho que hasta aquí nos han llevado los delirios faraónicos de Monteseirín y Marchena, con la complicidad de Montaner y Pulido;  que él ha intentado paralizar el rascacielos temiendo que pasara lo que ha ocurrido pero que su antecesor, aprovechando el verano y las triquiñuelas legales, lo ha dejado jurídicamente atado de pies y manos; y que no va a pagar 200 millones de euros por frenar la obra a cambio de dejar arruinada Sevilla por generaciones. En lugar de hacer eso, el Ayuntamiento de quien quería paralizar la torre Pelli para que Sevilla no perdiera su título de Patrimonio de la Humanidad se ha erigido en su paladín y proclamado que no afecta al patrimonio y da mucho empleo. O sea, que Zoido le ha comprado el argumentario enterito a Monteseirín & Cía. para celebrar su primer año en el Ayuntamiento ‘del cambio’. ¿Qué cambio? Si acaso el de la veleta, que ha pasado de la Giralda a la Plaza Nueva.

Converso

A pesar del homenaje que con motivo del XX aniversario le organizó la SER, Felipe González no fue el padre espiritual de la Expo, sino que, como San Pablo camino de Damasco, se cayó del caballo y pasó de principal objetor a su apóstol. Socialistas de aquella época recordaban cómo tardaron ocho meses desde el primer Ayuntamiento de la Democracia, merced al impulso de Rodríguez Almodóvar como primer teniente del alcalde Uruñuela, en vencer la inicial oposición del presidente a seguir la aventura de la Expo, que sobre el papel se había iniciado con la petición formal del Consistorio hispalense el 26 de enero de 1981. Hay que ponerse en su lugar: España venía de una asonada golpista y de unos Pactos de la Moncloa, y González decía que no había dinero para tamaña empresa. Así se mantuvo en sus trece, hasta que, quizás por la influencia de Guerra, que vio la Expo como pretexto para relanzar el país ante el mundo, el 15-6-1983 su Gobierno presentó ante el BIE el proyecto conjunto con EEUU. Luego, quien se cayó del caballo fue Chicago y Sevilla se quedó con la exclusiva.

Paseando a Curro

Desde el 20 de abril de 1992 se sabe que el vigésimo aniversario de la Expo se cumplía el 20 de abril de 2012; que el cincuentenario será en 2042 , y que el centenario, conjuntamente con el VI del Descubrimiento, podrá conmemorarse en 2092. Si gobernar es prever y decidir, nuestros munícipes han dado otra muestra de su capacidad previsora y decisoria al reunirse el 17 de abril para acordar un programa de actos conmemorativos de la Exposición….. después de la Feria. Se comprende, pues, por qué la Gran Exposición Iberoamericana, que iba a celebrarse en 1909, y luego en 1911, y después en 1914, no se inaugurara hasta 1929, y que, por más que le pese a Olivencia, cobre cuerpo en el imaginario colectivo la tesis de que si no hubieran mandado a Pellón desde Madrid y no hubiera convertido la Muestra en un ‘hecho exógeno’ a Sevilla, jamás se habría cortado la cinta inaugural a tiempo para el 92 por el tópico (¿o no?) de nuestra indolencia.

A la espera de que las cabezas pensantes de los grupos municipales aclaren sus ideas y presenten los actos conmemorativos, por lo que ha trascendido no cabe hacerse demasiadas ilusiones. Al alcalde lo sacaron por la radio hablando ¡del recuerdo de las colas y de los sellos en los pasaportes para los pabellones!; la Oposición ha propuesto ponerle una calle a la Expo y darle un homenaje a todos los ex: excomisarios, exalcaldes, extrabajadores de la Organizadora….. e Isla Mágica ha recuperado la mascota Curro, la más que amortizada película ‘Vientos de España’ del antiguo Movimax y los restos de la Cabalgata.

OPERACIÓN NOSTALGIA

Sacar a pasear a Curro en plan Miss Daisy equivale a convertir la conmemoración exclusivamente en una operación nostalgia, que ya fue un fracaso hace 19 años cuando con la antecesora de Isla Mágica, la Partecsa de Prado y Colón de Carvajal, se lanzó ‘Cartuja. El Parque de los Descubrimientos’ meses después de la clausura de la Muestra Universal.
La opinión pública creyó que aquello iba a ser la reedición de la Expo, pero a pesar de que en torno al Lago original seguían en pie parte de los pabellones (autonómicos y el de España), equipamientos del gran evento (telecabina, tren monorraíl) y espectáculos (el del Lago, la Cabalgata), decenas de miles de sevillanos que acudieron el primer día juraron no volver para que la visión de aquel remedo no destrozara su recuerdo de la Exposición. Parte de la ‘leyenda negra’ de los jaramagos proviene de aquel entonces.
Y es que cuando el Estado apagó la luz de la Cartuja el 13 de octubre de 1992, quedaban pendientes de pago facturas por la gran fiesta que ascendían a unos 210 millones de euros (auditoría del Tribunal de Cuentas) y para las que hubo que pedir un crédito multidivisas a un ‘pool’ de un centenar de bancos extranjeros, el Gobierno se vio obligado a devaluar por tres veces la peseta y se entraba en una crisis económica que iba a durar cinco años. Los días de vino y rosas se habían acabado y la ciudad se despertó del sueño para darse de bruces con la realidad.

DESIDIA

Si con la memoria aún fresca la prolongación artificial de la Expo ya fue un fracaso, como prueba el hecho del cierre del Parque Temático en ella inspirado y su reinvención como Isla Mágica, menos sentido aún tendría hoy, al cabo de veinte años, recuperar unos simples fragmentos, elementos o símbolos del 92 que decepcionarían a los 70.000 sevillanos nacidos posteriormente y que se han alimentado del recuerdo idealizado de sus padres, y aún más a los centenares de miles que la gozaron cuando, como en la canción de Serrat, eran veinte años más jóvenes.

Aunque por la crisis -aún peor que la del 93- Zoido apueste por una conmemoración austera, digna y con el menor coste posible, cabe reprocharle su desidia al respecto, pues tomó posesión en junio y sí tuvo tiempo de captar una treintena de patrocinadores para la Copa Davis.
Si ese mismo empeño lo hubiera puesto en sumar a este aniversario a las multinacionales que participaron en el 92, Sevilla podría haber diseñado un programa de lujo como excusa para relanzar la ciudad, llenarla de actividades atractivas para nativos y turistas en el ‘año Expo’ y devolverle el orgullo por el éxito de la Muestra, que insufló nueva  ida a un tipo de eventos que hasta entonces se consideraban arcaicos y sin sentido en la era de la televisión.
Alcatel, Sony, Telefónica, Danone, Heineken (Cruzcampo), Siemens, Schindler, Fujitsu, Coca Cola, Xerox, la gran banca española, El Corte Inglés…..fueron algunas de las grandes compañías patrocinadoras de la Expo o incluso con pabellón propio en Sevilla 1992 y que  podrían haber estado también en Sevilla 2012.

FUTURO FRENTE A PASADO

Si la Exposición Universal, como su nombre indica, supuso traer al mundo a Sevilla, este aniversario podría aprovecharse para que Sevilla hiciera una Exposición de sí misma ante el mundo, mostrara su evolución en estos veinte años y cómo ha transformado el legado de la Expo, para lo cual debería abrir las puertas de la isla de la Cartuja y exhibir cuanto allí se investiga y se crea para, entre otras cosas, acabar de una vez con el mito de los jaramagos y el tópico, en línea con la imagen que proyectó el embajador americano ante la OCDE, de que aquí sólo se vive para el vino y el flamenco.
Más que de desempolvar a Curro, la Cabalgata y nuestros recuerdos, se trataría de, rememorando el lema de la Exposición, invitar a España y al mundo al Redescubrimiento de una Sevilla que no mira con nostalgia al pasado que representa 1992, sino que afronta con ilusión y esperanza los nuevos retos del futuro.

El borrador

Es absolutamente falso que el Ayuntamiento no haya hecho nada para preparar el aniversario de la Exposición Universal, que se cumple el viernes. La semana pasada inició su particular homenaje a la Muestra imitando las prácticas de (in)comunicación de Pellón. Recuerdo que cada vez que publicaba un documento comprometedor para la Organizadora, inmediatamente sus asesores de la Burson Marsteller saltaban diciendo que aquel papel no era nada definitivo, sino sólo un borrador previo y sin importancia. Pues el Consistorio, igual. El jueves anunció mediante nota oficial el nuevo horario de cierres de las terrazas y las sanciones por los veladores, y tras la bronca de vecinos afectados por los ruidos y de los hosteleros que quieren más madera, reculó en 24 horas con la excusa de que se trataba sólo de un borrador, de “un punto de partida y un proceso que se acaba de iniciar”. ¿Y desde cuándo se envían notas oficiales sobre los borradores? Zoido lleva diez meses liado con el borrador de su proyecto para cambiar Sevilla. A ver cuándo lo acaba de pasar a limpio de una vez.

Bolis caídos

Ahora que la torre Pulido o Monteseirín, que como padres intelectuales (es un decir) o financieros del rascacielos merecen dar el título antes que Pelli, el cual hace de ‘albañil’ como Pellón en la Expo, ahora que -decía- supera la Giralda, Urbanismo se percata de que imita a la de Pisa y se inclina más de la cuenta. Vamos, que la han movido un metro y ha invadido el viario público. Pulido se lo ha puesto a huevo a Zoido para que le pare las obras sin costarle ni 200 millones ni un solo euro al Ayuntamiento sino gratis total hasta que no la retranquee un metro para dentro, lo que equivaldría a tener que derribarla para rehacerla de nuevo fuera del dominio público, y encima ponerle un multazo de Icomos y señor mío para que se entere de lo que vale un alcalde con un par. Pero, pelillos a la mar.  El Consistorio dice que, total, por un metro (ojo, a multiplicar por 178 de alto más la anchura) que le quite la torre al suelo, unido a lo ya quitado a los cielos que perdimos, no va a sancionar a Caixasol. No son sólo los policías quienes están en huelga de bolis caídos.

El pulso

Zoido ha dicho que si existiera una causa para paralizar la torre Cajasol “la hubiéramos parado ya”, y que él no va a “mirar para otro lado ni me va a temblar el pulso”. Si busca un motivo, la ministra de Fomento ya le dio uno al decir que la torre “está fuera del ordenamiento jurídico” por interferir en el tráfico aéreo, pero como el alcalde no ha querido enterarse, cuando Monteseirín no necesitó motivo  para cargarse el proyecto de Moneo, sigue con su doble discurso. Matiza que hay que transmitir seguridad jurídica y generar confianza, “por lo que no se puede estar revisando los temas caprichosamente”. Si no puede generar desconfianza, ¿por qué colocó el rascacielos bajo sospecha desde la precampaña? Si no puede estar en permanente revisionismo, ¿por qué intentó frenarlo tras el informe de Icomos para la Unesco? Zoido siempre amaga y luego retrocede, en su habitual intento de tratar de contentar a tirios y troyanos para al final defraudar a unos y a otros. A estas alturas ya sabe toda Sevilla que por mucho pulso que invoque, este pulso se lo ha ganado Cajasol.

1.500

Un proverbio dice que cuando el sabio señala la Luna, el necio mira el dedo. Yo, más que mirar el dedo que señala los 178 metros de la torre Cajasol, sus 43 plantas, si afecta o no a la Giralda, el Alcázar y el Archivo de Indias y si por éso o a pesar de éso nos retirará la Unesco o nos mantendrá el título de Patrimonio de la Humanidad, miro la ‘lógica’ económica de gastarse 350 millones en un cilindro de oficinas con el mercado inmobiliario hundido y cuando el Banco de España obliga ya a Banca Cívica a provisionar 1.248 millones por su riesgo y/o pérdidas con el ladrillo. ¿No queríais que nos quitáramos del ladrillo? Pues toma, dos tazas con la torre Cajasol, que dirá Pulido. Y Mafo echándole paletadas de billetes al Frob para salvar las Cajas con nuestro dinero. Ahora, Banca Cívica amenaza con rebajarle el sueldo un 20% a sus trabajadores supervivientes y despedir a 1.500. Decían que por crear con las obras 1.500 empleos (indirectos y efímeros, no se olvide) la torre iba a dar de comer a Sevilla, pero han acabado poniendo a 1.500 trabajadores en la calle.

La multa

Fomento multa con 140.000 euros a Cajasol por poner en peligro el tráfico de aviones con los 178 metros de la torre Pelli y no pedir permiso previo a Seguridad Aérea. La Caja alega que, según el PGOU de 2006 y la Gerencia de Urbanismo, no precisaba permiso porque ese suelo no tenía servidumbre aeronáutica, hasta el punto de que ni Aviación Civil alegó contra el Plan. Si Aviación no dijo nada fue porque el gerente de Urbanismo, Manuel Marchena, cuádruple imputado por la juez Alaya y al que Monteseirín le pagaba el sueldo récord de la historia del Ayuntamiento (168.392 euros), omitió en el PGOU que allí fuese a construirse rascacielos alguno, con lo que daba pista libre y rápida a lo que viniera después sin escrutinio ni objeción de Seguridad Aérea, que se encontraría con el hecho consumado de la torre a mayor gloria del alcalde cuando ya no tuviera marcha atrás. Si Fomento da la razón a esta denuncia de ‘Túmbala’ con la multa y afirma que la torre está fuera del ordenamiento jurídico, ¿cómo dijo Zoido tras revisar el expediente que todo se hizo de forma legal?