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La madeja

De acuerdo con que el Ayuntamiento ha sido un reino de taifas en que cada partido de las coaliciones gobernantes se ha esforzado en destacar sus propios chiringuitos por encima de la imagen unitaria del Consistorio. Ahora bien, con la que está cayendo y después de dejar hasta sin Cabalgata a muchos barrios por ahorrarse unos miles  de euros, ¿es necesario gastarse 40.000 euros en cambiar el logotipo municipal y pintar de colorines el NO8DO para “unificar la identidad corporativa”? ¡Si ya sabemos que el PP tiene la mayoría absoluta con sus 20 ediles y que el Ayuntamiento goza de mando único! A ver si esto va a ser como los equipos de fútbol, que cambian cada año el ancho de las rayas o la tonalidad para vender más camisetas. Lo peor es que tras los 40.000 euros del nuevo logotipo habrá que gastarse otro pico, como si nos sobrara el dinero, en cambiar los sobres, las tarjetas, la papelería toda y mandar a la trituradora la antigua. Parafraseando a Juan Ramón, habría que decirle a Zoido: no la toquéis más que así (desde Alfonso X el Sabio) es la madeja de Sevilla.

El alcalde, sin margen para más ingresos

Aplica ya prácticamente el tope máximo que le permite la ley en los cinco principales impuestos

En los diez años que lleva de mandato duplicará el coste del recibo del IBI que pagan los sevillanos

Trata de hacer caja con las multas de tráfico, cuya recaudación ha multiplicado por cinco en sólo dos años


Ha anunciado  la supresión de servicios por falta de fondos

Diez años después de la llegada de Monteseirín a la Alcaldía, el Ayuntamiento de Sevilla se halla en una más que delicada situación financiera, con una deuda de 493 millones de euros según el Banco de España, una mengua de 52 millones de euros en las transferencias del Estado por efecto de la crisis económica, el arrastre del déficit de ejercicios anteriores, con Lipasam y Tussam prácticamente en quiebra y sin apenas poder incrementar la capacidad recaudatoria municipal porque roza, cuando no aplica ya, los tipos máximos impositivos que le permite la Ley reguladora de las Haciendas Locales.

La asfixia económica en que se encuentra el Ayuntamiento de Sevilla un decenio después de la llegada de Monteseirín a la Alcaldía es tal que él mismo ha anunciado que peligran algunos servicios municipales, y ello pese a que el Consistorio socialista ha exprimido casi al máximo las posibilidades recaudatorias que le otorga la ley y a que los sevillanos son, comparativamente, los habitantes de las grandes ciudades españolas que más impuestos pagan por ser propietarios de una vivienda.

El sevillano que haya tenido la sabia precaución de archivar los justificantes de pago de sus impuestos podrá comprobar que desde el ejercicio del 2000, el primero en que entraron en vigor unos Presupuestos Municipales con Monteseirín como alcalde, hasta el año 2009 el recibo del IBI se le ha incrementado en un 90% en números redondos.

La base imponible de este impuesto es el valor catastral de los bienes inmuebles. Cuando Hacienda autoriza su revisión, la base imponible sube en un 100% y el incremento se aplica gradualmente durante un decenio, a razón de un 10% anualmente. El 2010 será el último año de aplicación de la subida (el 10% restante) para completar la duplicación del coste del recibo.

Morosos y multas

Ahora bien, los tipos impositivos del IBI pueden ser incrementados o reducidos por los Ayuntamientos en los supuestos y dentro de los límites fijados por la ley reguladora de las Haciendas Locales. La norma permite aplicar un tipo impositivo sobre la base imponible que oscila entre el 0,4% y el 1,1%. El Ayuntamiento de Sevilla aplica un 0,847% desde el año 2002. Otros ayuntamientos, como el de Cádiz, han logrado una congelación práctica del IBI a través del tipo impositivo aplicable.

En la delicada situación financiera en que se halla el Consistorio sevillano, a Monteseirín aún le queda un último pero impopular recurso: incrementar el tipo impositivo del IBI hasta ese máximo legal permitido del 1,1%, lo que supondría un nuevo ‘catastrazo’ en el bolsillo de los sevillanos.

Consciente del efecto electoral ‘boomerang’ que podría tener esta hipotética medida de urgencia para el PSOE en las elecciones municipales de 2011, Monteseirín ha dado orden a la Delegación de Hacienda de que haga lo imposible por cobrar los 45 millones de euros que en conjunto adeudan millares de contribuyentes al Ayuntamiento por diversos conceptos desde hace 15 años, pese a que la Oposición estima que muchas de esas deudas han prescrito.

Otra de las medidas para engrosar como sea las arcas municipales es incrementar en lo posible las multas por infracciones de tráfico y, en especial, por aparcar en doble fila. El famoso coche ‘ponemultas’ y el comando especial de la Policía Local denominado ‘Blackberry’, por haber sido equipados con tecnología de última generación para imponer sanciones con la mayor fiabilidad y celeridad, son dos exponentes de la nueva política municipal, que está dando sus frutos. En tan sólo dos años, el Ayuntamiento ha pasado de recaudar 2,5 millones de euros por sanciones a los automovilistas a 11,3  millones de euros: casi cinco veces más.

Topes máximos

Otra de las opciones que tiene el alcalde de hacer más caja es sello del coche. Se trata de un impuesto directo y real que grava la titularidad de los vehículos de tracción mecánica de cualquier clase y categoría, aptos para circular por las vías públicas. La ley de Haciendas Locales fija un cuadro de tarifas en función de la potencia fiscal y clase de vehículo. Los Ayuntamientos pueden incrementar las cuotas fijadas en dicho cuadro aplicando unos coeficientes en función de la población de derecho de su municipio. El coeficiente máximo en el caso de Sevilla es el 2% y el Ayuntamiento ya aplica un 1,82%, por lo que el margen de maniobra que le queda es muy escaso.

El Impuesto sobre el Incremento de Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana grava el aumento de valor que los terrenos urbanos hayan experimentado a lo largo de un periodo máximo de veinte años, siempre que tal aumento se ponga de manifiesto como consecuencia de su enajenación o de la limitación de su dominio, ambas a título oneroso o lucrativo.

La base imponible es el incremento del valor de los terrenos, que se calcula aplicando sobre el valor catastral del suelo en el momento del devengo un porcentaje a fijar por cada Ayuntamiento que varía en función de la población de derecho del Ayuntamiento y de los periodos de revalorización de los solares, y que se sitúa entre un mínimo del 2 por 100 y un máximo del 3,7 por 100. Sobre esta base se aplica un tipo impositivo fijado por cada Ayuntamiento cuyos límites oscilan también en función de la población de derecho del municipio entre un mínimo del 16 por 100 y un máximo del 30 por 100. Pues bien, el Consistorio sevillano ya aplica el tope máximo.

El  Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras tiene un carácter indirecto y  grava la realización dentro del término municipal de aquellas actividades enunciadas en su denominación que requieran licencia municipal, haya sido expedida o no ésta. La base imponible está formada por el coste de la operación gravada. El tipo impositivo básico es del 2 por 100, incrementable por los Ayuntamientos hasta un máximo del 4 por 100 en función de la población de derecho del municipio. En este caso, la Corporación hispalense también aplica el máximo permitido por la ley.

El Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE), de carácter directo,  se exige por el ejercicio de actividades empresariales, profesionales o artísticas. La cuota tributaria resulta de aplicar las tarifas del Impuesto. Las tarifas mínimas se aprueban por Real Decreto y sobre ellas los Ayuntamientos pueden aplicar un coeficiente en función de la población de derecho del municipio, e independientemente pueden aplicar una escala de índices que pondera la situación del local comercial en función de la categoría de la calle en la que radique. En Sevilla hay recargos por cinco categorías de vías públicas y el Ayuntamiento ha fijado también el máximo legal, por lo que carece de margen de maniobra.

Con este panorama, al Consistorio sólo le queda prácticamente incrementar ingresos por la vía de las tasas municipales (hay 29), un método tampoco muy popular, ya que el contribuyente percibe con nitidez el efecto de las subidas en su bolsillo.

LOS ‘AGUJEROS’ CONDICIONAN

EL PRESUPUESTO DE 2010

Los Ayuntamientos presididos por Monteseirín baten records de retraso en la aprobación de los Presupuestos. Los del año 2009 vieron la luz en abril con la excusa del Plan ‘E’, aunque ello no fue óbice para que corporaciones de otras grandes ciudades beneficiarias también del plan de reactivación de Zapatero los tramitaran en tiempo y forma. Igual está ocurriendo este año, ya que se prevé que las cuentas municipales no se aprueben hasta la primavera, máxime cuando la Delegación de Hacienda deberá hacer encaje de bolillos para cuadrar los números.

El problema de fondo radica en que los gastos de la Corporación son más o menos fijos (más bien más que menos) mientras que los ingresos son variables y dependen en buena medida de las transferencias estatales. El punto de partida son 52 millones menos de dinero aportado por el Gobierno de la nación por causa de la crisis y la caída de recaudación en las arcas del Estado.

Siguiente hándicap: el Ayuntamiento arrastra un déficit de 87 millones de euros del ejercicio de 2008 y la Ley le obliga a realizar un plan de saneamiento para reducirlo en el plazo de tres años, ya que en caso contrario quedaría bajo la tutela económica de la Junta de Andalucía. Así pues, en los Presupuestos de 2010 debe ahorrar un tercio de ese déficit: 29 millones de euros.

Se estima que por el hundimiento del sector inmobiliario, la Hacienda municipal podría dejar de ingresar unos 7 millones de euros por los impuestos relacionados con el mundo de la construcción y las plusvalías de los terrenos.

Y, por ende, el Ayuntamiento deberá afrontar los déficits generados por las empresas municipales. Tussam podría acabar el ejercicio 2009 con un ‘agujero’ superior a los 50 millones de euros, y Lipasam tiene pendiente de ejecución un plan de saneamiento por unos 30 millones. En esta senda de pérdidas se hallaría ya Giralda Tv, que precisaría de una financiación añadida de 1,5 millones de euros.

En esta situación de caída general de ingresos y arrastre de déficits, a la Corporación sólo le queda recortar gastos allí donde pueda. La primera víctima del tijeretazo municipal ha sido la Real Orquesta Sinfónica: mientras las demás Administraciones mantendrán sus aportaciones para el año 2010, el Ayuntamiento ha recortado su contribución a una de las señas de identidad culturales de la ciudad.

Colegas

Reza la noticia que el alcalde viajó a Turquía a gastos pagados en un avión privado invitado por un empresario en busca y captura, a través del Boletín Oficial de la Provincia, debido, nunca mejor dicho, a que  adeuda el ‘sello’ de dos coches, incobrables al carecer de fondos en las cuentas intervenidas. Aquí sólo pagamos los de siempre. Recuérdese que también Monteseirín estuvo reclamado en el BOP por pasar olímpicamente de pagar el ‘sello’ del coche durante la tira de años y que si se puso al día fue por un hecho casual. En una visita a la Delegación de Hacienda  en época de Carmelo Gómez le hicieron una demostración de los avances informáticos municipales. Por curiosidad pidió que teclearan su nombre y se quedó lívido: la pantalla escupía datos y más datos sobre su morosidad. Volviendo a la crónica periodística, decía: “el Ayuntamiento buscaba al moroso mientras el alcalde viajaba a su lado”. Tanto monta, monta tanto: a la vista de los antecedentes de uno y otro, ¿acaso no podía decir el empresario lo mismo de Monteseirín? Dos colegas volaron juntos.

La caseta de Feria de Adán y Eva

El PSOE usó en el último Pleno el libro de estilo de Monteseirín: enmerdarlo todo para  tapar sus escándalos. Lo hizo desde con el impago del sello del coche hasta con el desalojo de los chabolistas de Los Bermejales, y la caseta de Feria no iba a ser excepción, sino la regla. Fran Fernández se remontó hasta una supuesta irregularidad de los padres del pepero Goro Serrano. Si le hubiera hecho falta habría llegado hasta Adán y Eva, aunque en nada habría cambiado la naturaleza del asunto: Mir se apropió de la caseta de las limpiadoras. El mensaje socialista era claro: todos somos iguales ante la desvergüenza. ¿Dónde, pues, la pretendida superioridad moral de la izquierda? En vez de expulsar a los inmorales, al margen de lo que haga la Derecha, el PSOE los cobija. ¿Es éste el partido de Pablo Iglesias? Lo peor fue ver que Fran Fernández no trataba de depurar responsabilidades, caiga quien caiga, sino que ofrecía al PP un oscuro pacto de silencio. Nunca como en este Ayuntamiento llegó a un nivel más bajo la Democracia, que por definición significa transparencia.

Los sevillanos, obligados al segundo mayor esfuerzo fiscal

Sevilla es la urbe donde más se tributa por IBI, un 18% por encima de la media de las principales capitales

El Ayuntamiento presenta como ‘congelación’ de impuestos las subidas que aprueba en aplicación del IPC de junio

La Hacienda local no ha reflejado la inflación negativa en las Ordenanzas Fiscales para 2010

El Ayuntamiento aplicará de inmediato las Ordenanzas Fiscales para 2010 sin necesidad de celebrar un Pleno de aprobación definitiva al no haberse registrado previamente ninguna alegación en el periodo legalmente establecido para ello. En su día  el PP presentó 37 enmiendas, de las que el gobierno municipal únicamente aceptó la concerniente al fraccionamiento del IBI a las personas en paro, autónomos, pensionistas o a aquellas empresas con dificultades económicas.

La delegada municipal de Hacienda, Nieves Hernández, ha declarado que la decisión de ‘congelar’ los tributos supone en realidad una bajada, ya que los últimos datos auguran un cierre del año con IPC positivo, pese a lo cual el Ayuntamiento no se ha acogido a esta referencia de inflación. Sin embargo, la Corporación municipal confunde sistemáticamente a los sevillanos con el uso equívoco del término ‘congelación’ y con la referencia temporal al IPC, ya que omite que toma como indicador el índice de precios de junio y no el de diciembre.

De atender a la semántica municipal, los sevillanos vivirían en un auténtico paraíso fiscal, ya que sistemáticamente cada año el Ayuntamiento anuncia que ‘congela’ los tributos. Conforme a la octava acepción del término que aparece en el Diccionario de la Academia y al entendimiento del común de los mortales, ‘congelar’ significa en economía “declarar inmodificables sueldos, salarios o precios”. Esa es la idea que el Consistorio trata de inocular en la mente de los sevillanos cuando habla de ‘congelación’, en vez de reconocer que sube los impuestos conforme al IPC.

Si el Ayuntamiento hubiera congelado realmente los tributos, como viene sosteniendo  en los últimos años, la recaudación municipal se habría mantenido prácticamente invariada (cabrían excepciones, como una hipotética subida de ingresos pese a que no se subiera el IBI y  merced al supuesto de  un incremento en la entrega de viviendas, que como es obvio no ha sido el caso).

Sin embargo y conforme a los datos facilitados por la propia Hacienda local sobre la cuantía de la recaudación por los principales impuestos en los dos años de la crisis (2008 y 2009), con la construcción prácticamente paralizada y un desplome del consumo y de la actividad económica, el Consistorio  ha pasado de ingresar 146,3 millones de euros en concepto de IBI en 2008 a 160,9 millones en 2009 (un 10,93% más); por el sello de los automóviles, ha pasado de recaudar 37 a 40 millones de euros (un 8,15% más); por el impuesto sobre construcciones y obras, de 16,8 a 18,9 millones de euros (un 12,03% más).

Sólo han caído los ingresos por incremento del valor de los terrenos, que han pasado de 17,4 a 17,2 millones (un 1,16% menos) y por actividades económicas (el IAE), de 43 a 28,9 millones (un considerable descenso del 32,77 %), pero como consecuencia de la crudeza de la crisis en Sevilla y de la paralización del sector inmobiliario, no porque la Hacienda local decretase esa eufemística ‘congelación’ tributaria.

Malabarismos con el IPC

El segundo eufemismo municipal es que con la supuesta ‘congelación’ tributaria aplica en realidad una bajada de impuestos, ya que el IPC oficial de diciembre puede ser positivo (algunas estimaciones hablan de un + 0,8%). Lo que no dice la delegada municipal de Hacienda es que el Ayuntamiento suele aplicar su política fiscal basándose cada año en el IPC no de diciembre (en tal caso, ¿cuánto tardaría en elaborar los Presupuestos del ejercicio siguiente si ya los presenta fuera de plazo, como ahora, cuando calcula que lo hará en marzo), sino de junio. Así, en 2008 tomó como referencia el IPC del mes semiveraniego, que ascendió al 5,%, justo antes del crash económico, y no el de diciembre, cuando se contrajo hasta el 1,4%.

Este año 2009, el IPC de julio ha sido negativo (-1%), al igual que durante otros siete meses del ejercicio, de ahí el miedo a los efectos de una deflación, peor aún que la inflación. En aplicación de la lógica municipal, el PP pidió al equipo de gobierno PSOE-IU una rebaja en similar proporción en los tributos municipales y de un 5% en la tasa de basuras para el pequeño comercio, además de la eliminación de la tasa de la licencia de apertura de comercios y la de mercados municipales para los placeros. Según los populares, la reducción de estos ingresos se podría compensar con una mengua del 10% en partidas de propaganda, reuniones, estudios técnicos, Plan Estratégico y Fundación DeSevilla.

El gobierno municipal volvió a esgrimir el término ‘congelación’ en vez de aplicar la caída del IPC estival y alegó que una bajada de un punto no se notaría en el recibo final del IBI, por lo que era preferible facilitar el fraccionamiento del pago a 36 meses en vez de a 24. Ese punto que según el Ayuntamiento no se nota, habría dejado en los bolsillos de los sevillanos 1,6 millones de euros, cantidad que la Corporación puede destinar a, por ejemplo, su aparato de propaganda, con Giralda Tv al frente.

Informe Funcas

La tercera tesis del gobierno municipal es que Sevilla se encuentra a niveles similares, en cuanto a tributación fiscal, que el resto de las grandes ciudades, “y así –ha dicho Nieves Hernández- lo corroboran informes del Ministerio de Hacienda y del Ayuntamiento de Madrid”. Aunque el papel y el retorcimiento de la semántica lo soportan aparentemente todo, no es lo mismo la presión fiscal que el esfuerzo fiscal.

La presión fiscal mide los ingresos de las Administraciones en relación con el Producto Interior Bruto. El defecto principal de este indicador es que no tiene en cuenta la existencia de diferentes niveles de desarrollo entre ciudades, en diferentes momentos, en la estructura económica, en población, productividad, tasas de actividad, etc…, de ahí que se hayan propuesto como alternativa diversos indicadores de esfuerzo fiscal, el cual consiste en dividir la presión fiscal por la renta per cápita.

En este sentido, con datos de la Agencia Tributaria y de otros departamentos del Ministerio de Hacienda, la revista Papeles de Economía Española, que edita la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas), publicó en su número 116 (año 2008) los índices de esfuerzo fiscal de los municipios españoles con relación a población, renta e IRPF. Este informe revelaba que  el esfuerzo fiscal de los sevillanos según sus ingresos por base imponible de IRPF arroja un dígito de 87, el segundo más alto entre las grandes capitales de España, superando a Málaga (83), Murcia (75), Barcelona (64), Madrid (47) y Valencia (42), y sólo inferior a Zaragoza (97).

El ranking tributario

Y ya que Nieves Hernández ha citado el Ranking Fiscal que por municipios elabora el Ayuntamiento de Madrid, en la clasificación por diferentes tributos el panorama es el siguiente:

IBI (esfuerzo fiscal absoluto): Sevilla es la capital donde más se tributa por este concepto, con una cuota de 97,07 euros, un 18,26% más que la media del conjunto formado por Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga, Murcia y Zaragoza.

Impuesto sobre el Valor de los Terrenos (esfuerzo fiscal absoluto): Sevilla, con una cuota de 61,81 euros (la media está en 61,77), es la cuarta más cara tras Barcelona, Madrid y Málaga, y por delante de Zaragoza, Murcia y Valencia.

Impuesto de Actividades Económicas (esfuerzo fiscal relativo): Con una cuota de 56,86 euros (la media es de 51,7), Sevilla es la segunda con mayor coeficiente entre las grandes capitales, sólo superada por Barcelona (58,53 euros) y por delante del resto. Contrasta la gran diferencia con Málaga, cuya cuota del IAE es de las más baratas (34,07 euros).

Impuesto sobre construcciones y obras (esfuerzo fiscal relativo): Sevilla está al mismo nivel, el más caro, que el resto, pues solamente Barcelona tiene una política fiscal más barata en este capítulo (cuota de 81,25 euros frente a 100 de las demás).

Sello del coche (esfuerzo fiscal relativo): Sevilla, con una tarifa de 61,81 euros, figura en el cuarto puesto entre las grandes capitales.  Es más barata que Barcelona (68,15), Bilbao (65,08), Madrid (64) y Málaga (63,75), pero más cara que Zaragoza (58,70), Murcia (58,35) y Valencia (57,66).

Estos datos comparativos demuestran que Sevilla no se encuentra a un nivel similar al del resto de las grandes capitales, sino a un nivel muy superior en algunos casos y, como promedio, en el grupo de cabeza de las ciudades que más exprimen los bolsillos de los contribuyentes. Por tanto, los sevillanos no viven en esa Arcadia tributaria que dibuja el Ayuntamiento con su anual mensaje de que los impuestos no suben porque siempre quedan ‘congelados’.

MAS FACILIDADES

PARA PAGAR A PLAZOS

El Ayuntamiento ha anunciado que para facilitar a los sevillanos el cumplimiento de las obligaciones fiscales derivadas de las Ordenanzas que entran en vigor con el nuevo año 2010 elevará de 6.000 a 18.000 euros el límite de la cantidad adeudada sin necesidad de aportar aval bancario y ampliará de 24 a 36 meses el plazo máximo de pago. Asimismo, el límite de la renta se elevará hasta 3,75 veces en el Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (Iprem).

En esta línea y en la de las bonificaciones, se mantendrá la exención del impuesto sobre vehículos para los ciclomotores y las motocicletas cuya cilindrada no supere los 125 centímetros cúbicos. Se mantendrá también la bonificación en el Impuesto sobre Bienes e Inmuebles (IBI) para familias numerosas y en el caso del impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO), se bonificará al 90 por ciento en el caso de obras que favorezcan a las personas con discapacidad. Los organismos públicos de investigación y de enseñanzas universitarias, en el caso del IBI, gozarán de una bonificación del 95 por ciento.