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Velas

De toda la vida, a las telas con sus fajas de refuerzo en forma de cuadros, donde iban cosidas las anillas a mano con hilo de cáñamo para su desplazamiento por medio de alambres galvanizadas, se les llamaba ‘velas’, no ‘toldos’, porque este método de defensa contra el sol y de artificial creación de sombra se inició, según la tradición de padres a hijos, con el reciclaje de antiguas velas de los barcos que surcaban el río Guadalquivir. Pues bien, si hoy, festividad del Corpus, los sevillanos alzan sus ojos al cielo al pasear por el Centro o yendo a la procesión, verán que, como ha dicho el nuevo delegado de Fiestas Mayores, sólo hay colocados dos ‘toldos’: uno en la Plaza de San Francisco y otro en la de El Salvador. ¿Cuál es el motivo, pese a que ya estamos en verano y con una primera una ola de calor? Urbanismo, el departamento municipal encargado habitualmente de darle sombra a las calles del casco antiguo, no tiene ni un euro. Si este Jueves brilla más que el sol es, aparte de por la tradición religiosa, porque Monteserín ha dejado Sevilla a dos velas.

 

Farolas, bancos y catenarias

El sino de Zoido parece estar ligado al mobiliario urbano. Si preparó su asalto al Poder elevando a razón de estado desde el banco de Bellavista hasta la basura de El Vacie, ya como alcalde electo ha vuelto a situar en el centro de la escena política los elementos funcionales/decorativos de las plazas al anunciar su intención de retirar paulatinamente las  popularmente conocidas como farolas-ducha y bancos-Ikea que Monteseirín instaló en la Alfalfa, Pan y Pescadería por el proyecto de ‘La piel sensible’, eufemísticamente denominado de recuperación de estos espacios  cuando significó su completa transformación estética y un gasto global, incluyendo cambio del pavimento, superior a los 3 millones de euros.

El nuevo alcalde  cree hacerse eco de la opinión de gran parte de los sevillanos –sus veinte concejales avalan el refrendo mayoritario a sus postulados- al expresar su propósito de “recuperar la coherencia y la armonía en el casco histórico tras las improvisaciones” del gobierno PSOE-IU, por lo que repondrá las clásicas farolas fernandinas y los bancos de forja, bien cuando haya disponibilidad presupuestaria, bien cuando el deterioro de este mobiliario –muy acusado en el caso de los bancos de madera, material inapropiado para nuestro clima salvo que sea objeto de un mantenimiento continuo- así lo aconseje.

Según Zoido, en ningún caso se va a derrochar un solo euro, porque los elementos sustituidos se aprovecharán en otras zonas de la ciudad más acordes con su diseño vanguardista.

 

CASI 400.000 EUROS

 

 

Espadas, el líder de la Oposición, ha calificado el anuncio del nuevo alcalde de “despilfarro” porque a su juicio supone la sustitución de algo que no está en mal estado, cuando hay que atender otros asuntos más urgentes. Asimismo, ha criticado a Zoido por querer trasladar a otras zonas el mobiliario urbano que no le guste para el casco antiguo, con lo que está practicando una política “de escaparate”.

Las farolas y bancos objeto de esta controversia fueron instalados hace tan sólo cuatro años, pese a lo cual los segundos ya muestran evidentes señales de un acusado desgaste.

El gobierno saliente ha filtrado que sólo las 17 farolas-ducha y otros tantos bancos-Ikea en las tres plazas  costaron 390.000 euros, IVA incluido, un precio aparentemente excesivo para el escaso número de unidades adquiridas y su cuestionable calidad.

 

FAROLAS POR CATENARIAS

 

Espadas  ha olvidado la existencia de un precedente en la era de Monteseirín, el mismo que en otro de sus funambulismos políticos incumplió el rompedor proyecto de ‘La piel sensible’ cuando por miedo a las opiniones adversas que ya estaba suscitando la transformación de las plazas del centro decidió mantener la estética tradicional de la del Salvador.

En la primavera de 2008, Monteseirín, igualmente receptivo a las críticas por el impacto visual que causaban los rechonchos soportes en que se apoyaban las catenarias del tranvía a su paso por la Avenida, dio orden a Tussam de que los desmontara y sustituyera por unas farolas fernandinas  más altas de lo habitual y que merced a una ingeniosa idea del gerente, Carlos Arizaga, permitían el camuflaje de los cables del ‘Metrocentro’

El entonces vicepresidente de Tussam, Guillermo Gutiérrez, destacó que la empresa municipal de transportes había cumplido el mandato del alcalde “con mucha dificultad”, ya que “se ha tenido que reponer la cimentación en muchas de las farolas que ya lucen en este tramo (desde la Plaza Nueva hasta la catedral)”. Y añadió: “Desde el punto de vista estético hemos ganado bastante”.

Según Gutiérrez, los postes sustituidos se iban a reutilizar en el proyecto de ampliación del tranvía entre el Prado y San Bernardo primero, y, posteriormente, hasta Santa Justa, una reutilización de la que no se ha tenido noticia hasta ahora (para empezar, los nuevos postes son incluso de distinto color que los antiguos).

El coste de aquella operación de reposición de farolas en el Centro por razones exclusivamente estéticas y no por el deterioro de un material completamente nuevo fue de 700.000 euros, es decir, un 80% más caro de la que propugna Zoido tres años después para cambiar las farolas-ducha y los bancos-Ikea de tres plazas del casco antiguo.

 

MUTISMO HASTA HOY

 

¿Qué dijo entonces Espadas, correligionario de Monteseirín, y qué dijeron los adalides del diseño rupturista de ‘La piel sensible’ sobre esta sustitución de postes en perfecto estado por farolas  tradicionales? Absolutamente nada. Guardaron un total mutismo y no tacharon los trabajos de despilfarro, política-escaparate, agravio comparativo a los barrios por trasladarles en el futuro los postes que no se querían para el Centro ni aludieron a las necesidad  de atender con esos 700.000 euros otras prioridades más urgentes.

Tampoco dijo ni mú el delegado de Cultura, Bernardo Bueno, que ahora arguye  que para cambiar las farolas y los bancos hay que pedirle permiso a la Comisión de Patrimonio, la misma que estuvo igual de silente cuando Monteseirín cambió las farolas clásicas de la Avenida junto a la catedral (patrimonio de la Humanidad) por los horrendos soportes del tranvía primero y deshizo la operación después. ¿Cuándo vulneró la ley de Patrimonio, al principio o al final?

Estamos ante dos operaciones urbanísticas semejantes por criterios meramente estéticos. Por tanto, si no se condenó la primera, no hay razones objetivas para hacerlo con la segunda, salvo que se actúe por una sinrazón política.

 

Ridículo

Jurgen MayerEl (sin) alcalde no quiere irse de este mundo de la política -en que tan bien ha vivido con coche oficial, móvil de última generación, viajes a lo largo y ancho de este mundo, hoteles de cinco estrellas y comilonas a cargo del contribuyente- sin ver que quede perfecto para su gusto su faraónico mausoleo olímpico: las setas de la Encarnación. Al escándalo por su retraso de casi cuatro años y su coste mayúsculo, hay que unir el de su escasa fiabilidad, hasta el punto de que por miedo al colapso de los materiales se ha prohibido el paso por la pasarela y la seta llamada ‘Pellón’. La querida colega Ameneiro ha revelado que en su reciente visita a Alemania, Monteseirín abroncó al arquitecto Jürgen Mayer y su equipo por haber hurtado a los nativos y turistas el conocimiento completo de su mausoleo con esa prohibición. Mayer, estupefacto, le aclaró que la decisión fue de la Gerencia de Urbanismo en tiempos de Celis, el delfín de Monteseirín. No cabe mayor ridículo: el (sin) alcalde tuvo que enterarse en Alemania de lo que se había acordado en su propio Ayuntamiento.

50 centímetros

monedaEl (sin) Ayuntamiento de Monteseirín, que pese a tener 500 funcionarios en las caracolas cartujanas de Urbanismo ha de enterarse por la denuncia de un ciudadano de la construcción de un ático en la Casa de la Moneda (sita a 500 metros del Consistorio), ha confirmado que las obras paralizadas tras el escándalo tenían la preceptiva licencia, pero….Pero aquí viene lo risible. Según el ausente gobierno local, “se han ejecutado una serie de actuaciones no contempladas en el proyecto inicial y que el promotor deberá explicar debidamente para poder continuarlas”. ¿Cómo que explicar para continuar? Si el ático, que el Ayuntamiento trata de minimizar reduciéndolo a una mera elevación del pretil en unos 50 centímetros –vayan a verlo con sus propios ojos y juzguen-, no estaba en el proyecto arquitectónico presentado ante la Gerencia de Urbanismo, es ilegal y punto. No hay nada que discutir con los promotores salvo, en todo caso, el día y la hora en que entre en acción la piqueta para echar abajo la planta postiza y devolverle a la Casa de la Moneda su aspecto original.

El bautizo

Monteseirín pone nombre a las setas en presencia del arquitecto alemán Jürgen Mayer

Monteseirín pone nombre a las setas en presencia del arquitecto alemán Jürgen Mayer

El (sin) alcalde que –más difícil todavía, como en el circo- se censuró a sí mismo en su blog parte de su visita a la fábrica de los parasoles, aprovechó la gira por Alemania para bautizar las 6 setas de la Encarnación. Blancanieves tenía 7 enanitos y Alfredo, seis pitufitos. Al (sin) le revienta que sus criaturitas se llamen P1, P2, P3…como si fueran las plantas del parking de El Corte Inglés y quiere denominarlas como las calles de su entorno: Gestoso, Laraña, Imagen, Pellón (sin Puente, por el doble sentido con el Pellón de la Expo), Alcázares y Regina. Sería una injusticia histórica. El nombre de las setas debe quedar asociado a perpetuidad al de sus artífices. Así, la seta Mayer (el padre de las criaturitas); la seta Monteseirín (la madre); las setas Marchena y Celis (comadronas en el parto con forceps, pese a que los informes decían que eran técnicamente inviables); y los hongos Fran y Rey, los últimos de Filipinas y claque del (sin) alcalde. Ellos hicieron una obra tal que las generaciones futuras, al igual que las actuales, los tomarán por manirrotos.

Deméritos

Fran Fernández, junto a Espadas

Fran Fernández, junto a Espadas

Dicen que el último de Filipinas del (sin) alcalde, el hombre grande –que no al revés- Fran Fernández, se arrimó todo lo que pudo a Espadas en Fibes (no le hacía falta; a él se le ve venir de lejos) como diciendo “qué hay de lo mío”. El delegado de (in)Movilidad ha tenido el mal fario de que al día siguiente su correligionario del pelo blanco, el siempre cortés Antonio Pascual, hiciera otra presentación: el Barómetro de Antares. ¿Y no se van a creer en el PSOE las encuestas de Pascual? Según el sondeo, menos el paro casi todo lo malo que pasa en Sevilla se lo achacan a Fran: el tráfico es el segundo problema que más preocupa a los sevillanos, que lo ven más mal que ayer pero menos que mañana; la falta de parkings es el quinto, y le suspenden el Plan Centro. Para colmo, va Espadas y públicamente pide al (sin) una oficina que arregle el atasco del papeleo para poder circular por el casco antiguo. Una desautorización en toda regla. ¿Cómo meter al delegado en la lista electoral con estos antecedentes? Me huele que Fran tiene ya  pie y medio fuera del Ayuntamiento.

Incomprendido

SoriaAhora lo comprendo todo. Comprendo la obra de caridad que hizo el presidente de la Junta de Andalucía y secretario general del PSOE  andaluz, José Antonio Griñán al defenestrar a Alfredo Sánchez Monteseirín por el procedimiento de urgencia del teletipo de la agencia  Europa Press viendo, a buen seguro, el estado de postración anímica en que debía de hallarse el (sin) alcalde. También comprendo por qué el (sin) ha cantado en plan bolero eso de “si se piensa en mí para un cargo político, que sea fuera de Sevilla”. Y es que Alfredo ha comprobado que no  es profeta en su tierra. Este incomprendido y adelantado a su tiempo, se ha esforzado por llevarnos a todos la tierra prometida de la Modernidad y, a las primeras de cambio, los sevillanos han rechazado en el Barómetro que su correligionario  Antonio Pascual ha realizado con el Centro Andaluz de Prospectiva para Antares sus máximos iconos: el cierre del Centro al tráfico para que, no pasando en el mismo más de 45 minutos, no se arruinen  sucumbiendo a los cantos de sirena de los comerciantes, y la nueva pirámide del siglo XXI, las faraónicas setas del Metropol Parasol en  la Encarnación, que hasta al ingrato Juan Espadas, el alcaldable socialista,  le parecen fuera de escala. Por eso se nos va. Como Paco Martínez Soria en aquella película clásica del cine español, Alfredo ya pregona: “esta ciudad no es para mí”.

Naturaleza muerta

InauguracionA estas alturas no voy a ser yo quien descubra a Eva Díaz Pérez, que ha redactado una magistral crónica sobre la inauguración del mercado de la Encarnación por Monteseirín, adornada con la media verónica de un párrafo final que condensa al personaje. Tras describir el memorial de agravios de quienes protestaban en la calle, Eva remata así su gran  faena periodística: “Mientras, el alcalde continuaba posando ante bodegones de frutas, aves y pescados para su particular álbum de otro género pictórico, el de la vanitas. Luego, salió por la puerta de atrás, la de carga y descarga, por donde entra el pescado, la carne, la recova y otras naturalezas muertas”. En la pluma de Eva, la huida de Monteseirín de  esas nuevas pirámides faraónicas que son las ‘setas’, el símbolo de su mandato, se convierte en la mejor metáfora: “una naturaleza muerta”. Sí, porque desde su defenestración por Griñán mediante el teletipo de Europa Press, el (sin) no es más que un cadáver político que saldrá del Ayuntamiento como salió el domingo de la Encarnación: por la puerta de atrás.

Vista gorda

El Defensor del Pueblo ha condenado, según Facua, la (falta de) actuación del delegado de (in)Movilidad, Fran Fernández, por hacer la vista gorda, nunca mejor dicho, cuando los parkings de Plaza de Cuba, Avenida de Roma y Paseo de Colón aplicaron ilegalmente subidas de hasta el 53% pese a que la entrada en vigor de una nueva ley les obligaba a cobrar por minutos. Facua recuerda que el delegado dijo que no sancionó a las empresas de los parkings (Martín Casillas y Sando, ¿les suenan?), “porque son bastante colaboradoras con la ciudad” ¿Y hasta dónde llega ese grado de colaboración con el Ayuntamiento como para eximir a estas empresas del ladrillo de cumplir la ley y cobrarles una demasía del 53% a los usuarios? ¿No será ésta una nueva versión del ‘urbanismo bajo sospecha’ del que hablaba Monteseirín sin ver la viga en el ojo propio? Esto tiene cierto olor a podrido, por no decir bastante. Un delegado que se pone al servicio de las grandes corporaciones en vez de velar por los intereses de los sevillanos no merece estar ni un minuto más en el Ayuntamiento.

Monteseirín se encomienda al Carambolo

Fiel a su estilo de los hechos consumados y de tensionar la cuerda para que, por miedo a que se rompa, sean los otros quienes aflojen y así él se salga con la suya, Monteseirín le vuelve a echar un pulso a la Junta con su anuncio de que sacará las 21 piezas de oro (casi tres kilos)  del tesoro del Carambolo (tasado en 8,2 millones de euros a efectos de la póliza de seguros pero de un valor histórico incalculable) de la cámara acorazada del banco en que se hallan para exponerlas “temporalmente” en el ‘Antiquarium’ bajo las setas.

La “temporalidad” puede acabar como la “provisionalidad” del mercado, que ha durado 37 años, ya que el Ayuntamiento tiene la secreta esperanza de que las obras del Museo Arqueológico, el destino natural y legal del tesoro tartésico (o fenicio, según recientes teorías), se prolonguen durante años, si es posible siquiera iniciarlas a corto plazo ante la falta de presupuesto por la crisis.

El Consistorio arguye que el Museo no reúne condiciones de seguridad, ante lo cual ha decidido unilateralmente, con la complicidad del cuestionado arqueólogo Amores (tragó con la destrucción parcial del yacimiento romano en la Encarnación para los gigantescos parasoles), llevarse el Carambolo a las setas con el descarado propósito de, a su reclamo, multiplicar la afluencia de turistas y presentar el ‘estadio olímpico’ de Monteseirín como un éxito.

EN LA CAJA FUERTE

El tesoro, descubierto en 1958 en el cerro del mismo nombre en Camas, no acabó en Madrid como la Dama de Elche porque merced a un atípico acuerdo sólo posible en el franquismo se permitió al Ayuntamiento que lo comprara a condición de que se expusiera en el Museo Arqueológico.

Esta maravilla de la orfebrería era tan valiosa y las instalaciones del Arqueológico tan inadecuadas frente a sofisticados ladrones que se decidió guardarla en la caja acorazada de un banco, sito muy cerca del Ayuntamiento. En estos 50 años han circulado varias réplicas (recuérdese la crisis suscitada en la época de Rojas Marcos a cuenta del proyecto de realizar otra copia en vísperas de la Expo), pero  las joyas tartésicas originales sólo han sido del búnker cinco veces, la última desde el 3 de octubre de 2009 al 28 de febrero de 2010, por la conmemoración en el propio Museo del 50º aniversario de su hallazgo, aunque con un año de retraso.

El retraso se debió a las obras de adecuación que la Consejería de Cultura acometió en las salas de exposiciones temporales. Fue entonces cuando Monteseirín, sin consultarlo con nadie, lanzó un órdago populista a la Junta y  proclamó su intención de que el Carambolo no volviera al banco, sino a la Sala Capitular del Ayuntamiento.

La Junta, que había gastado un millón de euros en adecuar las salas del Museo y pagaba la factura de la caja acorazada ante la inhibición municipal, sostenía que el tesoro podría haberse quedado ya en el Arqueológico, pero no quiso desautorizar  públicamente a ‘su’ alcalde en época preelectoral. Cuando Rosa Torres fue sustituida como consejera por Paulino Plata, éste se encontró en la misma tesitura y tuvo que jugar en el terreno ya marcado por el regidor, así que declaró: “Si el Ayuntamiento sigue empeñado en mostrarlo en sus instalaciones, tienen que darse dos circunstancias, máximas garantías de seguridad y dignidad, porque si el tesoro ha estado tantos años en una caja fuerte no nos vamos a arriesgar ahora y lo mantendríamos guardado”.

SALA CAPITULAR

Todavía a finales de julio, la portavoz del gobierno municipal, Nieves Hernández, declaraba que el Ayuntamiento ya tenía en su poder un informe jurídico que avalaba su pretensión de exponer el tesoro en la Sala Capitular y que para ello bastaba con dar cuenta al Ministerio de Cultura (pasando, pues, por encima de la Junta), “que fue quien hizo la cesión en su momento para que fuera expuesto de manera permanente en el Arqueológico”.

Y Monteseirín decía que antes de que se produjera esa reubicación en el Ayuntamiento “hacen falta unas modificaciones respetuosas con la Sala, que proporcionen las medidas de seguridad necesarias como ha pedido, con toda la razón, el consejero”.

Tan sólo tres meses después, Monteseirín ha cambiado de opinión: ya no es la Sala Capitular el ‘sancta sanctorum’ para  el mayor tesoro simbólico de Sevilla, sino el ‘Antiquarium’ bajo las setas, por más que el Carambolo no tenga relación histórica alguna con los restos romanos y esté fuera de contexto.

APARECE EL DINERO

El alcalde no sólo enviará allí el tesoro, sino que falseando la historia para aparentar que la Encarnación era el corazón de la Sevilla romana (era la Alfalfa), ha lanzado el proyecto ‘Cardo’, para que los visitantes del Alcázar (cerca de un millón al año) puedan acceder con la misma entrada al ‘Antiquarium’ y al Carambolo, con lo que demuestra que no confía en el atractivo ‘per se’ del Parasol para revitalizar el Centro y necesita parasitar desde el Palacio Real más antiguo de Europa a las joyas tartésicas.

Hace unos días, los dueños del mercado provisional declararon que el Ayuntamiento se está retrasando en el pago del alquiler desde principios de año. Ahora, sin embargo, el Consistorio anuncia que pagará todos los gastos de la exposición del Carambolo bajo las setas, la póliza del seguro y las medidas de seguridad extraordinarias. No hay dinero para alquileres, infraestructuras  o el abono de los atrasos a la Policía Local, pero para las setas de la Encarnación, la consigna de Monteseirín está clara: “que no farte de ná”.