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Cuentas verdes

Para cumplir el mandato del PGOU harían falta 41.485 árboles

La mitad de los alcorques que se prometió plantar quedarán vacíos

 

El delegado de Parques y Jardines, David Guevara, anunció a mitad de noviembre el inicio de lo que calificó como “el mayor esfuerzo realizado nunca y un gran precedente para el futuro”, la plantación de un total de 5.100 árboles y 4.567 arbustos hasta el mes de abril de 2019 (casualmente, en la antesala de las próximas elecciones municipales), con una inversión de medio millón de euros.

Guevara recordó a los periodistas allí presentes que la ciudad cuenta actualmente con 200.000 árboles y 9 millones de m2 de zonas verdes. Remito al señor delegado al blog ‘Jardines sin fronteras’, del funcionario municipal jubilado, otrora adjunto a la Jefatura del Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento y reconocido experto en la jardinería local, José Elías Bonells. Éste, en una entrada titulada ‘Inventario actualizado de las zonas verdes de la ciudad. Sevilla 2017’, demuestra metro a metro y parque por parque que contamos “con una superficie de zonas verdes, tanto de conservación municipal como privada, de 12.820.586 m2, con una distribución por distritos irregular”.

Así pues, si de entrada el delegado municipal de nuestros parques, jardines, zonas verdes y árboles en general reduce la superficie existente  en un 42,45%, es para alarmarse porque puede indicar desconocimiento, desfase estadístico o, peor aún, que el gobierno se ha olvidado de la existencia de casi 4 millones de m2 de zonas verdes a la hora de su cuidado o de su inclusión en el famoso macrocontrato externalizado y han quedado abandonadas a su suerte.

Habrá que proclamar que esos 4 millones también existen y son de Sevilla, aunque sólo sea a efectos estadísticos. La primera misión del delegado consiste en enterarse de qué tiene exactamente bajo su responsabilidad, ya que en caso contrario empieza a perder el crédito ajeno.

 

EL INVENTARIO DE 2015

 

El 1 de octubre de 2015, si mal no recuerdo, su predecesor y delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz, presentó el Inventario elaborado por el Servicio de Parques y Jardines a raíz de que unos meses antes la caída de una rama de gran tamaño causara graves heridas a un viandante que caminaba cerca del hospital Virgen Macarena y saltaran todas las alarmas sobre el verdadero estado de los, durante años, abandonados árboles de nuestra ciudad.

Según dijo entonces Muñoz, se habían contabilizado 178.000 árboles en números redondos. Tres años después, David Guevara dice que hay 200.000, para lo cual tendrían que haberse plantado en este trienio 22.000 ejemplares. No salen las cuentas de ninguna manera porque según dijo el actual delegado, en lo que va de mandato (hasta antes del inicio de la campaña de este otoño) se han sembrado 3.360.

Y ahora volvamos de nuevo a Muñoz, a ver si somos capaces de enterarnos de las matemáticas municipales. El otro delegado declaró entonces que había casi 2.500 árboles (en concreto, 2.477) en nivel 4, o sea que entrañaban un serio riesgo para la seguridad de los transeúntes debido a un estado morfológico o estructural muy grave que podía provocar la caída de ramas y del propio árbol, por lo que requerían una actuación urgente. Traducido a román paladino, cortarlos. Eufemísticamente, apearlos, por más que se hayan escandalizado y sublevado mis amigos ecologistas.

 

TAMBIÉN MUEREN

 

Sin embargo, no soy un purista en tales cuestiones. Aprendí de mis mayores, que eran campesinos de toda la vida y hasta les hablaban con devoción a los árboles por considerarlos nutricios seres vivos, que a ellos también les llega su hora porque -afirmaban- son como las personas: nacen, crecen, dan fruto, envejecen y mueren. Sí, pese a que muchos urbanitas no quieran comprenderlo, los olvidados y maltratados árboles de nuestras calles y jardines también se hacen viejos, enferman y mueren; y se desploman cuando no pueden sostenerse en pie, con riesgo de que hieran o maten a alguien al perder sus ramas o caerse por entero, como desgraciadamente ya ha sucedido en Sevilla. Por eso no critico al gobierno, e incluso no descarto que  se haya quedado corto eliminando esos 2.500 en situación de riesgo 4, porque es probable que haya aún más en tal situación y no hayan sido todavía detectados.

Ahora Guevara ha declarado que tras el controvertido saneamiento realizado por el gobierno de Espadas como consecuencia de la penosa herencia arbórea recibida de Zoido y Monteseirín (éstos cortaron árboles no porque estuvieran podridos, sino para ejecutar, nunca mejor dicho, proyectos urbanísticos, algunos de ellos megalómanos y llevándose por delante además del dinero de los barrios cualquier obstáculo vegetal), ya no queda ningún ejemplar en riesgo 4.

De ello se colige que han sido cortados los 2.477 calificados en tal nivel. Como según Guevara se han plantado 3.360, el balance de Espadas hasta noviembre ha sido de 883 árboles a su favor, por lo que si nos remitimos al Inventario presentado hace tres años por Antonio Muñoz ahora habría 179.000 árboles en números redondos en toda la ciudad y no los 200.000 que dice Guevara.

LOS ALCORQUES

Volvamos a la rueda de prensa de Muñoz en 2015. Dijo entonces que además de los árboles en riesgo de desplome había 9.180 alcorques vacíos, en los cuales se sembrarían otros tantos ejemplares para que todos estuvieran ocupados y que se usarían los árboles para acabar con la falta de sombra en los barrios y en el centro, como ocurría con la deforestada Avenida de la Constitución.

Si había 9.180 alcorques vacíos y el balance de Espadas es de + 883 árboles, ello significa que para que no quede ninguno vacío Guevara debería plantar 8.297 ejemplares, sólo para cumplir la promesa de Muñoz. Pero si nos remitimos al PGOU de 2006, redactado en tiempos del arboricida Monteseirín, el texto estipula que por cada árbol cortado o perdido hay que sembrar cinco más. Una medida debida probablemente a la mala conciencia del exalcalde. Pues en tal caso y para cumplir ese mandato serían necesarios 41.485 árboles nuevos.

¿Y qué nos anuncia Guevara? Su plan consiste en 5.100 árboles y 4.567 arbustos. En total, 9.667. Pero un arbusto no es lo mismo que un árbol, por mucho que traten de convencernos de que son equivalentes. Como dice un jardinero, el árbol es la estructura/arquitectura del parque o jardín; el arbusto, el complemento. No es ya que se vaya a cumplir el mandato del PGOU de 5 x 1 (cinco árboles por cada uno perdido), sino que el 47% de lo que va a sembrarse ni siquiera son árboles, sino arbustos, supongo que más baratos de precio en los viveros, de menor esperanza de vida y que al ser por lo general menos frondosos darán menos sombra. Sombra, el objetivo pretendido en la soleada y calurosa Sevilla, según proclamó Muñoz hace tres años.

 

Que yo sepa, en los parques la mayor parte de los árboles no crecen en alcorques. Estos suelen hacerse en las aceras para los ejemplares que se siembran en calles y avenidas, con el fin de reservarles un mínimo (nunca mejor dicho lo de mínimo) espacio vital. Deduzco que cuando un urbanita como Antonio Muñoz hablaba de 9.180 alcorques vacíos se refería a huecos en las aceras faltos de árboles. En la lista de David Guevara, de sus 5.100 árboles (ojo, arbolitos en comparación con los perdidos o cortados y que tardarán bastantes años en alcanzar su porte) y 4.567 arbustos, en las calles se van a sembrar 3.117 árboles y 517 arbustos. El resto se destinará a parques, colegios y otros.

 

La suma arroja la cifra de 3.634 ejemplares, por lo que según mis cuentas todavía quedarían 4.663 alcorques vacíos en la vía pública, prácticamente la mitad de los que Muñoz prometió llenar de árboles, no de arbustos.

Taifas verdes

El Ayuntamiento ha presentado hace unos días el Inventario/Diagnóstico de los 178.000 árboles de la ciudad, según el cual hay 2.477 ejemplares con defectos estructurales y/o morfológicos graves o muy graves que suponen un riesgo estático bastante elevado para los viandantes, por lo que es aconsejable su sustitución a corto o medio plazo. De hecho, el Centro de Coordinación Operativa municipal atiende unas 900 incidencias anuales relacionadas con los árboles (a una media diaria de 2,5).

A raíz de que el pasado 10 de agosto se desplomaran en la Macarena partes de un árbol sobre dos personas, que sufrieron heridas de gravedad, el nuevo gobierno de Juan Espadas encargó una inspección del arbolado de la ciudad, que ha sido concluida en 40 días, con lo que en cada jornada se habrían inspeccionado 4.450 ejemplares. El dato ha sido cuestionado por inverosímil, dada la falta de suficientes especialistas y de instrumentos de diagnóstico avanzados tanto en el Servicio de Parques y Jardines como en las empresas del macrocontrato de las zonas verdes.

No obstante, éste es otro de los problemas heredados por Espadas, que al menos ha reaccionado de inmediato para contar con una aproximación sobre el estado del arbolado. El Inventario/Diagnóstico es en realidad un “yo me acuso” de los pecados verdes cometidos hasta ahora por el conjunto de la Corporación Municipal, ya que ¿a quién si no imputar la responsabilidad por los cinco grandes problemas detectados?

Son los siguientes. 1) Selección inadecuada de especies; 2) Mala calidad de las plantas; 3) Malas condiciones de plantación; 4) Falta de coordinación; 5) Inadecuada organización.

DEMASIADOS ACTORES

En la ciudad falta una Autoridad Única sobre los árboles y hay demasiados reinos de taifas al margen del Servicio de Parques y Jardines, que queda orillado en muchas de las actuaciones que se acometen y que teóricamente deberían ser de su competencia. Por ejemplo, la Gerencia de Urbanismo es responsable de que las contratas que ejecutan los proyectos de urbanización y/o de reparaciones en la vía pública planten árboles según su propio criterio. ¿Quién tomó la decisión de sembrar fresnos en la Alameda de Hércules, donde históricamente predominaban álamos?

El recinto de la Feria de Abril es otro hecho exógeno a Parques y Jardines, donde sus especialistas no tienen arte ni parte. Allí se podan los árboles a destiempo y sus ramas quedan reducidas a muñones no por criterios de jardinería, sino para que luzcan más los farolillos. Entonces, ¿para qué plantar árboles, si luego estorban? Después, si aparecen pudriciones en los troncos o los árboles, debilitados, son atacados por plagas, la culpa se achaca al departamento que no ha intervenido en el campo de Los Remedios.

Hasta las asociaciones de vecinos, con la mejor de las intenciones, plantan ejemplares e incluso aprovechando las subvenciones municipales. Y qué decir de los constructores de urbanizaciones privadas: generalmente las terminan con siembra de árboles en las aceras, la mayoría de las veces sin conocimiento del Servicio de Parques y Jardines (¿acaso las inspecciona?) e incumpliendo las normas de Urbanismo sobre el tamaño de las especies.

ALCORQUES MÍNIMOS

Asimismo, los alcorques de dimensiones mínimas los ha tolerado hasta ahora el Ayuntamiento en las obras de urbanización de calles, donde confluyen otras para la canalización subterránea de la red de agua potable, red eléctrica, red telefónica, red semafórica, el alcantarillado…. que realizan distintas compañías. En una reciente avería en la vía pública, los técnicos de Emasesa tuvieron que levantar prácticamente un plano de situación del subsuelo de entremezclados que estaban todo tipo de cables y conductos.

¿Quién pone orden en este caos, que como en el caso de la calle Almirante Lobo fue esgrimido luego por el gobierno de Zoido para tratar de justificar la tala de los grandes plataneros de la Exposición del 29 para que así se viera mejor la Torre del Oro?

Esta descoordinación y existencia de reinos de taifas verdes es la causa principal de la situación a la que hemos llegado, pero de momento el Consistorio ha anunciado doce medidas para abordar sólo las consecuencias. Una de ellas, con buen criterio, consiste en la formación y certificación en arboricultura tanto de los operarios como de los técnicos implicados en la gestión del arbolado, con lo cual se pone de manifiesto todavía más el dislate que ha supuesto el cierre de la Escuela de Jardinería Romero Murube en el parque de María Luisa después de la quiebra de la Fundación Forja XXI, sin que el gobierno de Zoido se atreviera a rescatarla. Ahora parece más necesaria que nunca y debería ser una de las prioridades de Espadas, también para crear empleo.

LA TÍPICA MESA

La implantación de un sistema de información geográfica del arbolado es una magnífica iniciativa, pero de poco servirá si no se mantiene en permanente actualización y revisión, para lo cual se necesita personal especializado y medios en un Ayuntamiento maniatado por la tasa de reposición.

Como en cada problema que surge (zona azul, botellonas, polígonos industriales…), el gobierno de Espadas reacciona anunciado la creación de una mesa ciudadana. También lo ha hecho en este caso. No están de más, pero recuérdese que Monteseirín anunció otra similar que no sirvió más que de pantalla tras su arboricidios, ya que no se hizo nada de lo que allí se preconizó.

¿Será esta vez diferente?

‘Radiografías’ verdes

Las primeras tormentas de septiembre no sólo han dejado inundados sótanos, garajes, la comisaría de la Ranilla y los túneles del Metro, volviendo a demostrar por enésima vez lo mal que se prepara Sevilla para recibir las lluvias que anticipan el otoño, sino que también se han llevado por delante algunos árboles previamente debilitados, como fue el caso del caído en la calle Palos de la Frontera.

Zoido, que aún respira por la herida de la polémica a cuenta de la inmisericorde tala de plataneros en la calle Almirante Lobo -la Plataforma en defensa de los parques y jardines convocó el pasado fin de semana una concentración de protesta a los pies de la torre del Oro-, volvió a sacar a colación el tema del arbolado en su visita a la escuela-taller de hostelería de Torreblanca.

Allí comunicó a la opinión pública que ha pedido que se haga una ‘radiografía’ de qué árboles tenemos que plantar en Sevilla y recordó que hace escasas fechas se encontró en el Ayuntamiento un informe que databa del año 2001 y en que se aseguraba que la mayoría de los plataneros de Indias estaban enfermos y deberían ser sustituidos..

El alcalde aboga no por plantar árboles más baratos o de crecimiento más rápido, sino aquellos más adecuados en función de las condiciones medioambientales de Sevilla y cuyas raíces no levanten las aceras o estropeen las tuberías o los desagües.

LA MISMA HISTORIA

Las palabras de Zoido parecen un ‘déjà vu’, porque seguimos debatiendo sobre los árboles y su estado y viendo cómo se siguen eliminando de forma masiva (desde el arboricidio en la Plaza Nueva, Avenida y calle San Fernando con motivo del tendido del tranvía y la pretendida peatonalización hasta el reciente de la calle Almirante Lobo) pese a que tras cada episodio polémico se hacen propósitos de enmienda y se proclaman las mejores intenciones sobre el patrimonio natural sevillano.

Si nos remontamos a los tiempos (años 90 del pasado siglo) en que Soledad Becerril se encadenó a un gran eucalipto en la antigua Catalana de Gas para evitar que lo cortaran, vemos que las historias sobre las talas se repiten.

Las palabras de Zoido invitan a reflexionar sobre cómo es posible que los técnicos municipales hicieran en 2001 un informe sobre la situación del arbolado en general y de los plataneros en particular, en el que preconizaban la sustitución de éstos, y que se hayan  seguido sembrando hasta la fecha; y cómo es posible  que el gobierno actual haya tardado más de tres años en enterarse de su existencia.

Hemos llegado a un momento procesal, valga la expresión jurídica, en que ya no se necesitan más ‘radiografías’ del arbolado sevillano, sino actuar o dejar de actuar (podas, talas masivas o a destiempo) en función de los informes y conocimientos acumulados y que los gobernantes de turno les den a los árboles y a los técnicos de Parques y Jardines -y no sólo a los de Urbanismo- la importancia que tienen para la ciudad.

El informe de 2001 ya era una ‘radiografía del estado de los árboles, pero se usó no conforme al dictamen de los técnicos, sino a conveniencia de los políticos. Monteseirín se basó en aquel documento para tratar de justificar la tala de plataneros de la Plaza Nueva para el tendido del tranvía, para a continuación -como hemos recordado anteriormente- llenar de plataneros la avenida de Italia y flanquear con este tipo de árbol la ciudad deportiva del Betis. ¿Para qué sirvió entonces el dinero y el tiempo empleados en diagnosticar el estado de los árboles?

ABUNDANCIA DE EXPERTOS

¡Si está todo estudiado! El Ayuntamiento lo tiene facilísimo si en verdad quiere asesorarse convenientemente sobre cómo debe actuar en cuestión de parques y jardines, ya que a su alcance están los técnicos municipales de dicha especialidad, los profesores de las universidades sevillanas (Hispalense, Pablo de Olavide, Internacional y Loyola), el personal superviviente de la Escuela de Jardinería ‘Joaquín Romero Murube’ y, si no los tacha de enemigos y sabe ganárselos para esta causa, la Plataforma de Parques y Jardines, la Asociación de Amigos de los Jardines de la Oliva y Ecologistas en Acción.

Con todo este panel de expertos se puede supervisar la aplicación de todas las ‘radiografías’ realizadas hasta la fecha. Por saberse, se sabe hasta cuáles son las especies de árboles que más contribuyen a combatir el ‘efecto invernadero’ en la ciudad, conforme al libro ‘Los sumideros naturales de CO2’, escrito por un equipo de investigadores bajo la dirección del catedrático de Ecología, Manuel Enrique Figueroa, y editado hace años por la universidad.

Desde entonces se conoce que en una calle de cien metros de longitud y con diez árboles plantados, la melia absorbería al día el CO 2emitido por 10.373 vehículos (cada uno libera 200 gramos por kilómetro recorrido); la acacia de tres espinas contrarrestaría las emisiones de 1.619 vehículos; la jacaranda, las de 1.405, y el olmo, las de 1.320.

Por el contrario, la catalpa, el árbol del amor y el ciruelo japonés son las especies menos eficientes, pues absorben el CO 2 equivalente a las emisiones de 38, 33 y 26 vehículos, respectivamente.

Las especies forestales más ecoeficientes son el pino carrasco y el piñonero, que absorben 48.870 y 27.180 kilos de CO 2 al año, y el alcornoque, con 4.537 kilos.

HASTA EL CONSUMO DE AGUA

El mismo catedrático hizo más recientemente otra ‘radiografía’ ecológica, mediante la cual averiguó el consumo de agua de las 103 especies de árboles y de 88 arbustos existentes en los jardines de la Universidad, estudio perfectamente extrapolable al resto de árboles de Sevilla.

Este estudio ha revelado que el ciprés, la mimosa y el olmo entre los árboles, y la banderita española, la adelfa y el pitosporo entre los arbustos, con gastos medios de entre 42 y 140 litros de agua por kilogramo de CO2 absorbido, son las que menos agua demandan, frente a las especies menos eficientes como el árbol de fuego, el brachichito y la altea, que presentan gastos de entre 700 y hasta 2000 litros de agua.

Entre el informe de 2001, los estudios de la Universidad y las directrices emanadas de los numerosos congresos nacionales e internacionales sobre jardinería hay material de sobra para aplicar una correcta política de siembra, mantenimiento, poda y sustitución (cuando se compruebe que es necesario, por efecto de las plagas, debilitamiento u otras razones) de nuestros árboles, por consenso y con información transparente a la opinión pública.

INVENTARIO POR CONTRATO

Si el alcalde pide a estas alturas una ‘radiografía’ del arbolado de la ciudad, sus palabras dejan en evidencia al propio gobierno municipal, ya que éste debería tener un inventario y una evaluación de la situación de los árboles por lo menos desde hace dos años, tras haber adjudicado un macrocontrato de conservación de las zonas verdes por valor de 48 millones de euros.

El punto 4.9 del pliego de condiciones del contrato firmado  con las empresas privadas para el mantenimiento de los parques y jardines especifica, entre otras cosas, lo siguiente:

“Asimismo,  para la disminución del riesgo potencial del árbol urbano es necesaria su prevención mediante la detección, el análisis y la evaluación de aquellos árboles que pueden presentar peligro para la seguridad vial y de aquellos otros que por su estado de regresión o decrepitud precisan un estudio pormenorizado para determinar su viabilidad futura.

La empresa adjudicataria deberá realizar en el plazo máximo de tres meses en el viario y de seis en el resto de las zonas verdes tras la firma de los respectivos contratos, la evaluación de todo el arbolado del lote de distrito correspondiente, con los instrumentos necesarios que se consideren en cada caso, presentando al final del plazo establecido un programa de apeos o sustituciones de árboles peligrosos o en mal estado que sean susceptibles de actuación, diferenciando claramente dos niveles de prioridad en las actuaciones a realizar, es decir, se establecerán actuaciones  de acción (sic) inmediata que impliquen un claro riesgo en el momento de la evaluación del arbolado, y otras a medio o largo plazo en las que los árboles o palmeras no presentan riesgo pero podrían entrañarlo con el paso de los meses….”.

¿Y LA TRANSPARENCIA?

El macrocontrato firmado por el Ayuntamiento y que ha costado a los contribuyentes sevillanos 48 millones de euros obligaba a tener una ‘radiografía’ del arbolado de la ciudad desde hace dos años. ¿Cómo entonces Zoido habla de pedirla ahora? La oposición se pregunta si es que acaso ese informe no se ha realizado. El delegado de Urbanismo y Medio Ambiente, Maximiliano Vílchez, asegura que los funcionarios municipales realizan el control del macrocontrato “bajo una total y absoluta transparencia”.

Si es así, y en línea con la política de “luces y taquígrafos” prometida por Zoido, Vílchez tendría que difundir, colgándola por ejemplo en la página web municipal para que sea accesible a todos los sevillanos, la ‘radiografía’ del arbolado que debió realizarse hace dos años, so pena de que haga lo mismo que con los expedientes de la tala de la calle Almirante Lobo, denegados a Ecologistas en Acción desde que los solicitó en el mes de febrero y por cuya negativa el Defensor del Pueblo le ha incoado un expediente al Ayuntamiento de Sevilla.

Dos ruedas

Yo, que en la escala evolutiva  me sitúo en la cúspide de la pirámide al haber adquirido la condición de peatón muchos años antes que Torrijos la de ciclista de salón, me felicito por que el Tribunal Supremo haya declarado que los viandantes podemos circular por las aceras al igual que los ciclistas. Interpreto el fallo judicial al revés que el Ayuntamiento, en línea con lo que pregonaba Suárez durante la Transición: hay que dar rango de ley a lo que es normal en la calle. Y aquí lo normal, dijera lo que dijera el TSJA con sus prohibiciones, es que los ciclistas incívicos, que desgraciadamente son legión por lo que observo a diario en mi deambular por la rúa, han tomado el carril bici, la calle y las aceras. Por tanto, ahora al menos se reconoce que unos y otros estamos en pie de igualdad y que los peatones podemos ser atropellados en las aceras por los ciclistas prepotentes, esos que te gritan que te apartes porque les estorbas, con todas las de la ley. La sentencia también da vía libre al amarre en los árboles. Si de verdad lo siento es por los naranjos.

Tala fantasma

Si Marx -Karl, no Groucho,  aunque ésto es más propio del cómico que del ideólogo-  acuñó aquello de que la historia acaece primero como tragedia y se repite como farsa, la falsa factura falsa por los 3.000 árboles talados para el túnel de la Avenida de la Palmera demuestra que tras el escándalo por las facturas ídem del caso Macarena, que acabó con algún colaborador del (sin) alcalde en la cárcel, éste hay que tomárselo no como drama, sino a chacota. En La Palmera-Bueno Monreal no hay ni 3.000, ni 300, ni 30 ni creo que  3 árboles talados, por la sencilla razón de que ya se ahorraron plantar alguno en su día y porque las obras del túnel no afectaron a las aceras, habitual ubicación de los vegetales cuando los plantan. Pero como a (in)Movilidad le cabe el Titanic de los atascos, le cupo hasta que le colaran la factura de la tala fantasma. Parafraseando a Jardiel, podríamos preguntar: “pero…¿hubo alguna vez 3.000 palmeras en La Palmera?”. El delegado de (in)Movilidad es el único que cree que los reyes magos son Marchena y que hay 3.000 palmeras en La Palmera.

Chupar cámara

El PSOE ya no sabe qué hacer con tal de que el candidato a candidato (no ha sido designado oficialmente) a la Alcaldía, frustrado candidato a delegado del Gobierno y a senador y ciudadano llamado Juan Espadas chupe cámara en cualquier acto público aunque su presencia no pueda justificarse por carecer de cargo alguno y ser un señor tan particular como usted o como yo. A Espadas ya lo empotraron en la comitiva oficial durante la  inauguración del curso para que se viera que allí estaba Wally, y ahora han hecho lo mismo para que chupara cámara en el Alcázar en la peor foto posible: la entrega de un premio ecológico a Monteseirín, el depredador de árboles,  cuya imagen, como dicen del tabaco en la salud,  perjudica seriamente la marca PSOE. ¿No decía Viera que Alfredo debía dar un paso atrás? Pues al revés: obliga a Espadas a dar un paso al frente y salir en la foto con el que le sabotea y erosiona, sin tener más ‘justificación’ para ello que su remota condición de exviceconsejero de Medio Ambiente. Patético, y más aún que Espadas se preste sin pudor a la jugada.

Arboricidio

¿Recuerdan la que se lió cuando el (sin) alcalde cortó árboles de la Puerta de Jerez, la Avenida y la Plaza Nueva por el tranvía y la peatonalización? Hubo hasta un cruce de denuncias entre el otro valido del (sin), que luego tomó las de Villadiego a Abengoa mientras juraba fidelidad eterna a Monteseirín (si sería falso), y los ecologistas por un quítame o déjame unos plataneros de Indias. Alfredo no es el único arboricida. ¿Qué me dicen de Griñán? Le han puesto la lupa en San Telmo desde al mármol (que si era de Macael o de Carrara) hasta las lámparas (que si costaban 8.000 euros), pero nadie ha  protestado por lo más evidente, señal del nuestro escaso sentimiento ecologista de la vida: los árboles. Sí, ¿dónde están los laureles troncopiramidales que jalonaban toda la fachada del Palacio después de que doña Sole (Becerril) se cargara los plataneros con el falso argumento de una plaga y con tal de que luciera más la portada de Leonardo de Figueroa? Griñán ha hecho un nuevo arboricidio a la vista de todos y nadie se ha percatado. Así de ciega es Sevilla.