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El síndrome del jaramago

Zapatero ha presentado su proyecto de una economía sostenible basada  en Investigación+Desarrollo+innovación (I+D+i), un urbanismo a la medida del hombre frente a la voracidad del ladrillo, y las energías renovables. Esta iniciativa casi ha coincidido con la celebración en Sevilla de la investidura de Manuel Castells como doctor honoris causa por la Universidad Hispalense y del 40 aniversario de la creación del departamento de Genética por Enrique Cerdá. Ambos sabios llegaron procedentes de California, si bien uno se quedó y el otro se fue,  y los dos soñaron que la I+D+i  debía ser el motor de desarrollo de nuestra ciudad y que para eso era preciso dotarla de un recinto especial. Al margen de los balances sobre las 102 tesis doctorales y los 450 trabajos publicados en revistas científicas de los que se ha hablado ante la ministra Garmendia, una vasca que en su juventud vino a estudiar a Reina Mercedes atraída por el prestigio del departamento de Genética, Cerdá se ha alejado del triunfalismo oficial y ha sido muy crítico al declarar que a la ciudad no le importa la ciencia y que el verdadero apoyo a la misma habría sido que destinara 200 hectáreas para laboratorios o instalaciones universitarias.

Esas 200 hectáreas debieron ser el recinto de la Cartuja tras la Expo conforme al proyecto PINTA dirigido por Peter Hall y Manuel Castells, profesores entonces en Berkeley,  que concibieron una auténtica ciudad de la ciencia y la investigación cuyos resultados se transferirían al tejido productivo para su modernización tecnológica. Era la misma música que ahora, con otra letra, suena en la ‘economía sostenible’ de Zapatero, el cual pide diez años para ver los resultados de su apuesta. El proyecto PINTA, génesis de Cartuja 93, hubiera necesitado 20, 30 ó 40 años de maduración y ejecución, pero se habían creado tantas expectativas sobre el futuro posterior a la Expo que cuando los jaramagos colonizaron los solares dejados por el derribo de muchos pabellones nos entró el horror al vacío propio del barroquismo sevillano y el modelo se pervirtió.

Se dijo que jamás en la historia, y menos en una Andalucía subdesarrollada, se había concebido un espacio de tal magnitud sólo para las ‘batas blancas’ de los investigadores. Y, para combatir el síndrome de los jaramagos, se metió todo lo que se pudo meter y cuanto antes en la isla: el Parque Temático, empresas, servicios públicos, centros de investigación científica, centros tecnológicos, facultades, escuelas de negocios, centros formativos… por meter, se metió hasta la Policía Municipal y, ahora, hasta se rompe el tabú de las viviendas cuando se anuncian pisos para investigadores. Cartuja 93 ha acabado convertida en un batiburrillo, lejos del espíritu puro de aquella I+D+i que ahora pregona Zapatero como mágico instrumento contra la crisis. En Sevilla la pudimos haber tenido al por mayor, pero la minimizamos por miedo y falta de visión como la que tuvieron dos adelantados a su tiempo: Castells y Cerdá. En la tierra de María Santísima al final, como en la canción de Juan y Junior, siempre nos falta fe.

Por sus obras los conoceréis

El presupuesto es donde se materializa la política de un Gobierno. Éste puede proclamar su apoyo a la cultura, pero si luego en el presupuesto dota con más fondos  la construcción de campos de fútbol que  la de bibliotecas estará demostrando con hechos que tiene otras prioridades, conforme al dicho bíblico de “por sus obras los conoceréis”.

El gobierno de Monteseirín y Torrijos se presentó como “social y de progreso”, para atender a los sevillanos más desfavorecidos en virtud de los principios ideológicos de izquierda de PSOE e IU. Ahora, sin embargo, el Ayuntamiento aplica un tijeretazo a las partidas de Bienestar Social y Economía y Empleo para atender otros compromisos. Así, elimina un millón de euros de ayudas a domicilio, casi 40.000 de un centro de discapacitados, 139.000 euros de la partida sociocultural para la mujer, 32.000 de Participación Ciudadana, 21.000 de Educación, 85.700 de Innovación, 79.000 de Salud y Consumo, 1119.000 de Parques y Jardines….

Ese dinero detraído se destina al ‘agujero’ de Lipasam, al aparato propagandístico de Giralda Televisión y, nada menos que 413.000 euros, a promocionar el campeonato del mundo de basket de 2014. ¿Dónde queda el acento social en los presupuestos? Ahora las prioridades son otras: al Ayuntamiento ‘de progreso’ le importa más el baloncesto que las ayudas a domicilio.

Efecto llamada

La última ocurrencia del Ayuntamiento es anunciar la venta para centro comercial de la antigua sede policial de la Gavidia, comprada a módico precio al Estado para trasladar allí la Hacienda municipal desde la Encarnación una vez construidas las ‘setas’. Habrá incluso que modificar el PGOU, que califica el edificio como equipamiento público, para legitimar su privatización como complejo comercial, una maniobra que no pasará inadvertida al Gobierno, ya en pleito por los Gordales.

Si la política municipal se ha basado estos años en restringir el tráfico privado al centro y en rechazar proyectos equivalentes a éste en la Encarnación poniendo como ejemplo el ‘embudo’ de coches que se producía en la calle Baños y la ronda por el ‘efecto llamada’ del comercio en la Gavidia, ¿cómo ahora se pretende duplicar ese impacto con el equivalente a otro Corte Inglés? ¿Dónde quedan la coherencia y el modelo de ciudad de Monteseirín? Aquí, lo único que importa es hacer caja como sea.

Desobediencia

Dicen las gacetas que aunque el (sin) alcalde reunió en junio a los responsables de las empresas municipales para promover un acuerdo que ahorrase 5,2 millones de euros en personal y gasto corriente durante un semestre, “cada empresa ha actuado por su cuenta: han decidido sus prioridades y han encallado (sic) cualquier planteamiento de actuación conjunta”. ¿Ven cómo Monteseirín no manda ni en su propia casa (grande)? El (sin) da una orden a Tussam, Lipasam, Emvisesa, Emasesa, Mercasevilla, Giralda TV y alguna más del Ayuntamiento paralelo y pasan olímpicamente de él. Si eso es para ahorrar, imaginen qué no será para gastar. Y, ¿no se creó la AIE, el consorcio de empresas municipales, para ahorrar gastos y generar sinergias entre ellas? Item más, ¿adivinan a quién le pusieron un sueldo de 170.000 euros para coordinarlas a todas, y aun le parecía poco dinero a Monteseirín? Pues a Manuel Marchena. Si cada empresa actúa de espaldas al resto, ¿qué ha logrado el valido? En vez de sinergias, en la AIE predominan las alergias, alergias al ahorro y a la coordinación.

Trapos sucios

Aun cuando faltan siete meses para las municipales, la precampaña está ya al rojo vivo, como ha demostrado el ataque de Torrijos en su blog contra Zoido a cuenta de la ‘micropolítica’ del candidato del PP: señalar suciedades y deterioros del mobiliario urbano en los barrios.

Torrijos ha dicho de Zoido que “vive de la carroña”, “busca los agujeros oscuros”, “disfruta con un bache o una avería”, “celebra la basura”, es “demagógico y cínico” y “un peligro público”. Según el primer teniente de alcalde, “en todas las ciudades del mundo hay rincones sin barrer, aceras sin arreglar y espacios que dejan que desear”, por lo que cuando Zoido señala ante las cámaras estas deficiencias en plena era de la globalización pone en peligro el turismo o disuade de venir a potenciales organizadores de congresos.

Para Torrijos, “el morbo de una denuncia puede más que el silencioso y aburrido proceso de rellenar un formulario o comunicárselo de manera discreta a quien lo tiene, lo puede y lo debe reparar”.

MORDAZA

Este ataque tiene otra explicación: cada denuncia de Zoido impacta contra la línea de flotación de la Delegación de Infraestructuras para la Sostenibilidad, que depende del propio portavoz de IU y aspirante a la Alcaldía.

A quien más erosiona políticamente el candidato del PP no es a Monteseirín (amortizado ya por su partido) ni a Espadas (nuevo en esta plaza), sino a Torrijos, máxime cuando el granero de votos de éste está en esos barrios pretendidamente mimados por el ‘gobierno de progreso’ PSOE-IU, al que Zoido deja en evidencia cuando atiende las quejas vecinales, pone el foco de la prensa sobre las deficiencias y se erige en altavoz de las reivindicaciones.

El argumento de Torrijos de que las críticas de Zoido sobre los ‘trapos sucios’ espantan a los turistas y que por eso deben lavarse en casa mediante el proceso, en la era de Internet y los ‘smartphones’, de rellenar un formulario y comunicarlo a la autoridad competente –osea, a él mismo- nos retrotrae al mismo argumentario del franquismo.

Pero en Democracia la basura no se esconde debajo de la alfombra; al contrario, la Democracia es por definición ‘luz y taquígrafos’ y Zoido no hace otra cosa que cumplir con su deber de fiscalizar desde la oposición la gestión municipal.

DEJADEZ

Si a Torrijos le molestan las denuncias de Zoido, la solución es fácil: dejarle sin argumentos con una gestión más eficaz. El Ayuntamiento tiene 5.000 personas en nómina (1.582 en Lipasam) y, sin embargo, muchas veces sólo reacciona  tras las denuncias del edil del PP en vez de adelantarse a ellas, como ocurrió con el arreglo de los baches del puente de Chapina. Hasta que Zoido no difundió los perfectos el Consistorio no tomó cartas en el asunto.

Y es que no se trata, como afirma Torrijos, sólo de rincones sin barrer en zonas marginales. Cualquiera, por ejemplo, ha podido observar cada otoño el gran manto de hojas sin recoger durante semanas junto al hotel Alfonso XIII, mascarón de proa del turismo, o el descuido sistemático del Parque de María Luisa y de la Plaza de España. ¿No espanta más al turista esta dejadez en el Centro y su entorno que las denuncias de Zoido en el extrarradio?

Sin dejar de subrayar la responsabilidad de todos en la suciedad y deterioro de Sevilla –no es precisamente el Ayuntamiento el que arroja los papeles al suelo, esparce las bolsas fuera de los contenedores y llena de pintadas los monumentos, sino el incivismo y vandalismo generalizados, pese al narcisismo de los sevillanos con su urbe-, lo cierto es que el estado de la ciudad no ha mejorado en paralelo al incremento de recursos de Lipasam.

COSTES DISPARADOS

La empresa municipal llegó a proclamar que todas las calles se barren al menos una vez a la semana, aserto cuya veracidad puede comprobar cada vecino por sí mismo. Mas las cifras  hablan. A efectos de limpieza viaria, Sevilla tiene 1.077,34 kilómetros de eje de calles. En 2009 se limpiaron 226.537 Kms;  en 2008, 240.590. Hoy se limpia un 6% menos. Y también se ha recogido menos basura: 370.545 toneladas (un -3,8% ).

Aunque  se piensa que la ciudad ha crecido, está estancada en torno a los 700.000 habitantes desde los 90,  y si bien los sevillanos producen más basura, tampoco de forma desorbitada. En el año 2000, primero completo de Monteseirín en la Alcaldía, se recogieron unas 323.000 toneladas de residuos, por lo que las 370.000 actuales sólo suponen un 14% más.

Frente a esta realidad, con Monteseirín la plantilla de Lipasam ha crecido un 44% y sus costes de personal  un 138% (de 28 millones de euros en 1998 a 66,9 millones en 2009), en línea con la política del alcalde de convertir las empresas públicas en parte de su red clientelar.  Incluso los puestos de trabajo se tornaron poco menos que en hereditarios: en 2006 se produjeron 14 jubilaciones anticipadas y las bajas fueron cubiertas con parientes, “no cumpliéndose así –decía la Cámara de Cuentas- los principios de igualdad, mérito y capacidad que la ley establece”.Hay más gente, que cobra más dinero y que trabaja menos, ya que el absentismo laboral llegó a ser del 11,40% en 2008, y aun habiéndose reducido al 7% todavía ha supuesto la pérdida de 34.263 jornadas.

¿Se comprende ahora mejor por qué Sevilla tiene más rincones sin barrer? Torrijos, en vez de implicarse en que todo el personal de Lipasam trabaje para que Sevilla esté más limpia, de lo único de que se preocupa es de acusar a Zoido de “carroñero” por señalar dónde está sucia.

El alcalde, sin margen para más ingresos

Aplica ya prácticamente el tope máximo que le permite la ley en los cinco principales impuestos

En los diez años que lleva de mandato duplicará el coste del recibo del IBI que pagan los sevillanos

Trata de hacer caja con las multas de tráfico, cuya recaudación ha multiplicado por cinco en sólo dos años


Ha anunciado  la supresión de servicios por falta de fondos

Diez años después de la llegada de Monteseirín a la Alcaldía, el Ayuntamiento de Sevilla se halla en una más que delicada situación financiera, con una deuda de 493 millones de euros según el Banco de España, una mengua de 52 millones de euros en las transferencias del Estado por efecto de la crisis económica, el arrastre del déficit de ejercicios anteriores, con Lipasam y Tussam prácticamente en quiebra y sin apenas poder incrementar la capacidad recaudatoria municipal porque roza, cuando no aplica ya, los tipos máximos impositivos que le permite la Ley reguladora de las Haciendas Locales.

La asfixia económica en que se encuentra el Ayuntamiento de Sevilla un decenio después de la llegada de Monteseirín a la Alcaldía es tal que él mismo ha anunciado que peligran algunos servicios municipales, y ello pese a que el Consistorio socialista ha exprimido casi al máximo las posibilidades recaudatorias que le otorga la ley y a que los sevillanos son, comparativamente, los habitantes de las grandes ciudades españolas que más impuestos pagan por ser propietarios de una vivienda.

El sevillano que haya tenido la sabia precaución de archivar los justificantes de pago de sus impuestos podrá comprobar que desde el ejercicio del 2000, el primero en que entraron en vigor unos Presupuestos Municipales con Monteseirín como alcalde, hasta el año 2009 el recibo del IBI se le ha incrementado en un 90% en números redondos.

La base imponible de este impuesto es el valor catastral de los bienes inmuebles. Cuando Hacienda autoriza su revisión, la base imponible sube en un 100% y el incremento se aplica gradualmente durante un decenio, a razón de un 10% anualmente. El 2010 será el último año de aplicación de la subida (el 10% restante) para completar la duplicación del coste del recibo.

Morosos y multas

Ahora bien, los tipos impositivos del IBI pueden ser incrementados o reducidos por los Ayuntamientos en los supuestos y dentro de los límites fijados por la ley reguladora de las Haciendas Locales. La norma permite aplicar un tipo impositivo sobre la base imponible que oscila entre el 0,4% y el 1,1%. El Ayuntamiento de Sevilla aplica un 0,847% desde el año 2002. Otros ayuntamientos, como el de Cádiz, han logrado una congelación práctica del IBI a través del tipo impositivo aplicable.

En la delicada situación financiera en que se halla el Consistorio sevillano, a Monteseirín aún le queda un último pero impopular recurso: incrementar el tipo impositivo del IBI hasta ese máximo legal permitido del 1,1%, lo que supondría un nuevo ‘catastrazo’ en el bolsillo de los sevillanos.

Consciente del efecto electoral ‘boomerang’ que podría tener esta hipotética medida de urgencia para el PSOE en las elecciones municipales de 2011, Monteseirín ha dado orden a la Delegación de Hacienda de que haga lo imposible por cobrar los 45 millones de euros que en conjunto adeudan millares de contribuyentes al Ayuntamiento por diversos conceptos desde hace 15 años, pese a que la Oposición estima que muchas de esas deudas han prescrito.

Otra de las medidas para engrosar como sea las arcas municipales es incrementar en lo posible las multas por infracciones de tráfico y, en especial, por aparcar en doble fila. El famoso coche ‘ponemultas’ y el comando especial de la Policía Local denominado ‘Blackberry’, por haber sido equipados con tecnología de última generación para imponer sanciones con la mayor fiabilidad y celeridad, son dos exponentes de la nueva política municipal, que está dando sus frutos. En tan sólo dos años, el Ayuntamiento ha pasado de recaudar 2,5 millones de euros por sanciones a los automovilistas a 11,3  millones de euros: casi cinco veces más.

Topes máximos

Otra de las opciones que tiene el alcalde de hacer más caja es sello del coche. Se trata de un impuesto directo y real que grava la titularidad de los vehículos de tracción mecánica de cualquier clase y categoría, aptos para circular por las vías públicas. La ley de Haciendas Locales fija un cuadro de tarifas en función de la potencia fiscal y clase de vehículo. Los Ayuntamientos pueden incrementar las cuotas fijadas en dicho cuadro aplicando unos coeficientes en función de la población de derecho de su municipio. El coeficiente máximo en el caso de Sevilla es el 2% y el Ayuntamiento ya aplica un 1,82%, por lo que el margen de maniobra que le queda es muy escaso.

El Impuesto sobre el Incremento de Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana grava el aumento de valor que los terrenos urbanos hayan experimentado a lo largo de un periodo máximo de veinte años, siempre que tal aumento se ponga de manifiesto como consecuencia de su enajenación o de la limitación de su dominio, ambas a título oneroso o lucrativo.

La base imponible es el incremento del valor de los terrenos, que se calcula aplicando sobre el valor catastral del suelo en el momento del devengo un porcentaje a fijar por cada Ayuntamiento que varía en función de la población de derecho del Ayuntamiento y de los periodos de revalorización de los solares, y que se sitúa entre un mínimo del 2 por 100 y un máximo del 3,7 por 100. Sobre esta base se aplica un tipo impositivo fijado por cada Ayuntamiento cuyos límites oscilan también en función de la población de derecho del municipio entre un mínimo del 16 por 100 y un máximo del 30 por 100. Pues bien, el Consistorio sevillano ya aplica el tope máximo.

El  Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras tiene un carácter indirecto y  grava la realización dentro del término municipal de aquellas actividades enunciadas en su denominación que requieran licencia municipal, haya sido expedida o no ésta. La base imponible está formada por el coste de la operación gravada. El tipo impositivo básico es del 2 por 100, incrementable por los Ayuntamientos hasta un máximo del 4 por 100 en función de la población de derecho del municipio. En este caso, la Corporación hispalense también aplica el máximo permitido por la ley.

El Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE), de carácter directo,  se exige por el ejercicio de actividades empresariales, profesionales o artísticas. La cuota tributaria resulta de aplicar las tarifas del Impuesto. Las tarifas mínimas se aprueban por Real Decreto y sobre ellas los Ayuntamientos pueden aplicar un coeficiente en función de la población de derecho del municipio, e independientemente pueden aplicar una escala de índices que pondera la situación del local comercial en función de la categoría de la calle en la que radique. En Sevilla hay recargos por cinco categorías de vías públicas y el Ayuntamiento ha fijado también el máximo legal, por lo que carece de margen de maniobra.

Con este panorama, al Consistorio sólo le queda prácticamente incrementar ingresos por la vía de las tasas municipales (hay 29), un método tampoco muy popular, ya que el contribuyente percibe con nitidez el efecto de las subidas en su bolsillo.

LOS ‘AGUJEROS’ CONDICIONAN

EL PRESUPUESTO DE 2010

Los Ayuntamientos presididos por Monteseirín baten records de retraso en la aprobación de los Presupuestos. Los del año 2009 vieron la luz en abril con la excusa del Plan ‘E’, aunque ello no fue óbice para que corporaciones de otras grandes ciudades beneficiarias también del plan de reactivación de Zapatero los tramitaran en tiempo y forma. Igual está ocurriendo este año, ya que se prevé que las cuentas municipales no se aprueben hasta la primavera, máxime cuando la Delegación de Hacienda deberá hacer encaje de bolillos para cuadrar los números.

El problema de fondo radica en que los gastos de la Corporación son más o menos fijos (más bien más que menos) mientras que los ingresos son variables y dependen en buena medida de las transferencias estatales. El punto de partida son 52 millones menos de dinero aportado por el Gobierno de la nación por causa de la crisis y la caída de recaudación en las arcas del Estado.

Siguiente hándicap: el Ayuntamiento arrastra un déficit de 87 millones de euros del ejercicio de 2008 y la Ley le obliga a realizar un plan de saneamiento para reducirlo en el plazo de tres años, ya que en caso contrario quedaría bajo la tutela económica de la Junta de Andalucía. Así pues, en los Presupuestos de 2010 debe ahorrar un tercio de ese déficit: 29 millones de euros.

Se estima que por el hundimiento del sector inmobiliario, la Hacienda municipal podría dejar de ingresar unos 7 millones de euros por los impuestos relacionados con el mundo de la construcción y las plusvalías de los terrenos.

Y, por ende, el Ayuntamiento deberá afrontar los déficits generados por las empresas municipales. Tussam podría acabar el ejercicio 2009 con un ‘agujero’ superior a los 50 millones de euros, y Lipasam tiene pendiente de ejecución un plan de saneamiento por unos 30 millones. En esta senda de pérdidas se hallaría ya Giralda Tv, que precisaría de una financiación añadida de 1,5 millones de euros.

En esta situación de caída general de ingresos y arrastre de déficits, a la Corporación sólo le queda recortar gastos allí donde pueda. La primera víctima del tijeretazo municipal ha sido la Real Orquesta Sinfónica: mientras las demás Administraciones mantendrán sus aportaciones para el año 2010, el Ayuntamiento ha recortado su contribución a una de las señas de identidad culturales de la ciudad.

Canes

Pido de antemano perdón, pero  para entrar en materia es necesario primero ofrecer algunas estadísticas escatológicas. En Sevilla hay censados unos 46.000 perros, que en conjunto producen 5.000 kilos diarios de heces. Esta cifra supone 1.825.000 kilos cada año de deposiciones o, lo que es lo mismo, 1.825 toneladas. ¿Se percatan ahora de la magnitud del problema? No hace falta siquiera recurrir a las estadísticas de Lipasam para hacerse una idea. Basta con pasearse a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde por las aceras del barrio para constatar el cada vez más creciente número de ciudadanos que acompañan al mejor amigo del hombre a fin de que éste haga sus necesidades en la vía pública o en los alcorques de los árboles, sin que sus amos se inmuten. Apuesten a ver cuántos dueños de perros salen con una bolsita y una palita para recoger los excrementos de sus canes y depositarlos en los contenedores en vez de dejarlos como blandas trampas para las pisadas de los incautos. La culpa de que Sevilla esté sucia no va a ser siempre del Ayuntamiento.

Paradojas en la Casa Grande

Los 5.459 funcionarios municipales o miembros del personal laboral del Ayuntamiento observarán a partir de este mes la paradoja de que mientras sus emolumentos brutos serán reducidos en 6.500 euros/año en el caso de los sueldos más altos y en 81 euros en los más bajos, pero todos entre un 0,06% y un 10,55%, los 4.000 empleados de las empresas municipales -y entre ellas las sostenidas artificialmente con sus propios impuestos y los del resto de sevillanos, como Tussam y Lipasam- escapan al tijeretazo general.

Mucho antes de que lo dijeran el secretario y el interventor municipales en un dictamen jurídico, los comités de empresa de las ruinosas Lipasam y Tussam ya advirtieron de que sus convenios colectivos les blindaban ante cualquier intento de recorte, de ahí que ni siquiera respaldaran la convocatoria de huelga de los funcionarios en protesta por el Real Decreto sobre rebajas salariales para reducir el déficit de las Administraciones.

INSOLIDARIOS

El secretario y el interventor no han podido dictaminar otra cosa porque el artículo 37 de la Constitución es la garantía legal del derecho a la negociación colectiva y de la fuerza vinculante de los convenios, pero, tal como ha dicho Duran i Lleida, existen mecanismos para aplicar una flexibilidad sin caer en la inconstitucionalidad. La Junta también se ha encontrado con este problema e intentó consensuar con los sindicatos una modificación de los convenios para que todos compartan solidariamente los sacrificios de la crisis.

Ante el rechazo sindical a apretarse el cinturón en las empresas públicas, Griñán ha anunciado una reducción en las transferencias,  para que aquéllas se vean obligadas a recortar las nóminas y, además, la desaparición de la mitad de las sociedades de la Junta.

La insensibilidad sindical en las empresas del Ayuntamiento no puede justificarse con el argumento de la defensa del poder adquisitivo -esgrimido por el comité de empresa de Tussam- para seguir parapetándose en el blindaje de los convenios y no compartir los recortes aplicados a funcionarios y  personal laboral.

NUEVE AÑOS DE VACAS GORDAS

Un estudio comparativo de la evolución del coste medio por empleado de Tussam y del IPC desde el año 2000 (primero en que se aplica la política de Monteseirín, que accedió a la Alcaldía en el verano de 1999) al 2009 revela que sistemáticamente los sueldos en Tussam suben más que la inflación, luego no ha habido pérdida de poder adquisitivo, sino todo lo contrario.

Si se toma el año 2000 como base 100, en 2003 el IPC era 110 y los sueldos de Tussam, 120. Tres años más tarde, en 2006, el IPC acumulaba una subida del 20% (base 120), y los salarios cerca del 40%. Y el año pasado, el IPC rozaba el 128 y los emolumentos en la empresa de autobuses el 157. La conclusión es obvia: en Tussam los sueldos han subido un 29% más que la inflación en nueve años.

Este factor ha sido la causa/consecuencia de la ruina de la empresa, que acumula 136 millones de déficit y ha cerrado 2009 con una pérdidas de 52,2 millones de euros, tras gastar más de 65 en personal. Si en el año 2000 el Ayuntamiento inyectaba 25 millones para salarios, ahora aporta 61 millones. Tres cuartas partes de los costes de Tussam son salariales y la empresa está en la quiebra, pero ni aun así, ‘motu proprio’, los sindicatos aceptan ningún tipo de sacrificio y siguen exigiendo que los contribuyentes sevillanos afectados por el ‘tijeretazo’ general y con sus sueldos menguados a fin de mes les mantengan su estatus. Es la paradoja de Tussam.

LAS TRES ‘MARÍAS’

“Desgraciadamente tenemos que afrontar los recortes, los mismos que están afectando a todos los teatros, pero las rebajas sólo afectarán al número de espectáculos, nunca a su calidad”. Con estas palabras, la directora gerente del teatro de la Maestranza, Remedios Navarro, presentó hace unos días la próxima temporada lírico-musical en Sevilla, donde se ha pasado de programar 129 representaciones en el escenario del Paseo de Colón a tan sólo 88, y donde el teatro y la Real Orquesta Sinfónica verán reducidos sus presupuestos en un 18% y en un 20%, respectivamente.

La estimación es que la Sinfónica pasa de disponer de un millón de euros anuales a 800.000 –el Ayuntamiento aporta el 50%- , y que el Maestranza tenía un presupuesto de unos 4.900.000 euros y se queda con 4 millones –aquí la aportación municipal es del 25%-. El tijeretazo municipal a la cultura  de la ciudad ha seguido por el Lope de Vega, al que pasa de aportar 500.000 euros anuales a 400.000 (un -20%). Sus programadores confían ahora en la respuesta del público para equilibrar gastos.

CON PÓLVORA CIUDADANA

Así pues, estos tres grandes símbolos de la cultura en Sevilla exigen en conjunto una aportación de dineros públicos de 1,2 millones de euros. A los pocos días de darse a conocer esta merma en el apoyo municipal a estas instituciones, la Junta General de DeSevilla Uno Televisión, la sociedad del Ayuntamiento que gestiona Giralda televisión, acordó solicitar al Consistorio una aportación de otros dos millones de euros de dinero público para compensar las pérdidas de explotación de los primeros meses del canal propagandístico de Monteseirín, que arrancó con 5,5 millones de euros.

Osea, que de momento el coste del canal municipal para el año en curso asciende ya a 7,5 millones de euros, 6,25 veces más de lo que suponen al erario público la ROSS, el Maestranza y el Lope de Vega juntos.

No hay tijeras para la ‘caja tonta’ del alcalde.

Automedallas

La Sevilla que según el (sin) alcalde 22.0 iba a ser la ciudad del pleno empleo cae de bruces en la crisis con casi 80.000 parados (el 36% del total provincial), un Ayuntamiento que debe 522 millones de euros, empresas municipales –Tussam, Lipasam, Mercasevilla- sumidas en la ruina y/o el escándalo y proyectos faraónicos  desfasados en tamaño, plazos o costes (las ‘setas’, Fibes, la biblioteca del Prado, el túnel  de Bueno Monreal….). Contra las evidencias, Monteseirín dijo en el acto de las medallas de la ciudad que Sevilla sufre  menos el azote de la crisis por su menor grado de endeudamiento,  los pasados repuntes en la creación de empleo (¿?), la diversificación de su economía y equipamientos que pueden permitir el desarrollo de nuevas iniciativas. Según el (sin), Sevilla tiene sólidos cimientos frente a la crisis gracias a….¿a quién va a ser? Pues al autor de esta visión edulcorada de la realidad: el hombre providencial que en tiempos de vacas gordas nos preparó para las vacas flacas. Con su discurso Monteseirín se impuso él mismo todas las medallas.

Todo sea por la pasta

Primero lo intentaron con los trabajadores de Lipasam, y ahora, con los de la grúa. Los concejales socialistas han aprobado que los empleados de Aussa tengan la facultad de usar medios telemáticos para retirar vehículos. Cualquier gruista podrá desenfundar un teléfono móvil, tomar una foto de un coche que a su juicio esté infringiendo la norma y enviarla al cuartel de la Policía Local. Allí, un un agente sentado delante de un ordenador le dará el visto bueno para que el automóvil acabe en el depósito del Parque de los Príncipes y su dueño apoquinando la correspondiente multa. De golpe y porrazo Monteseirín ha regalado a los gruistas los galones de agentes de la autoridad sin necesidad siquiera de que superen las pruebas físicas, el test psicotécnico y las preguntas del examen que tuvieron que sufrir los policías locales, los únicos a los que hasta ahora se presuponía presunción de veracidad. Ya cualquiera es equiparable a un policía con tal de que se convierta en instrumento de recaudación para las arruinadas arcas municipales. Por la pasta vale todo.