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Desobediencia

Dicen las gacetas que aunque el (sin) alcalde reunió en junio a los responsables de las empresas municipales para promover un acuerdo que ahorrase 5,2 millones de euros en personal y gasto corriente durante un semestre, “cada empresa ha actuado por su cuenta: han decidido sus prioridades y han encallado (sic) cualquier planteamiento de actuación conjunta”. ¿Ven cómo Monteseirín no manda ni en su propia casa (grande)? El (sin) da una orden a Tussam, Lipasam, Emvisesa, Emasesa, Mercasevilla, Giralda TV y alguna más del Ayuntamiento paralelo y pasan olímpicamente de él. Si eso es para ahorrar, imaginen qué no será para gastar. Y, ¿no se creó la AIE, el consorcio de empresas municipales, para ahorrar gastos y generar sinergias entre ellas? Item más, ¿adivinan a quién le pusieron un sueldo de 170.000 euros para coordinarlas a todas, y aun le parecía poco dinero a Monteseirín? Pues a Manuel Marchena. Si cada empresa actúa de espaldas al resto, ¿qué ha logrado el valido? En vez de sinergias, en la AIE predominan las alergias, alergias al ahorro y a la coordinación.

Penitencia

Mientras Mercasevilla dice tras 7 días que no le consta se pagara la mariscada con cargo a sus fondos y los mayoristas de pescado en la comilona sostienen lo contrario, Torrijos se presenta como víctima de una campaña mediática y “supone” que “pagaría algún comensal”, si bien se niega a identificarlo porque el ágape “forma parte de su vida privada”. ¿Cómo que “supone”? Un primer teniente de alcalde no debe ser tan ingenuo como para sentarse ante una mariscada de mil euros en cama redonda con empresarios con intereses en su empresa municipal, hacerse una foto en plan nuevo rico y despreocuparse de si se paga con fondos de reptiles, con factura, en dinero negro o es sospechosamente gratis. En su pecado, por torpe o cínico, lleva ahora la penitencia. Y tampoco cuela eso de que es objeto de una campaña mediática al tratarse de “una comida privada”. Comilona en el marco de un viaje oficial, ante lo cual cabe recordar el principio aplicado por un periódico americano a los políticos: “Borrachera en su casa, asunto suyo; borrachera en la calle, asunto nuestro”.

Pulso al Ateneo

Antier, el periódico gubernamental publicaba un informe contra el PP, al que acusaba de convertir Valencia en el reino de la impunidad porque sus cargos imputados no dimiten. Rubalcaba, en un mitin en San Roque, censuraba a Rajoy por ignorar cuántos imputados en escándalos tiene su partido. Y Alarte, líder del PSOE valenciano, decía que los socialistas imputados en el ‘caso Brugal’ renuncian a sus cargos pese a tan poco avance procesal, a diferencia de los del PP, “porque nosotros no somos unos sinvergüenzas”. Y al leer tantas apelaciones al ser y parecer de la honradez socialista, me acordé de que Marchena, imputado en el caso Mercasevilla, no sólo no dimite, sino que, fiel a su estilo de matón, amenaza al Ateneo con represalias hasta de sus periódicos a sueldo si no lo ratifica como Rey Mago, distinción prometida otrora a cambio de ciertos favores de  Emasesa. El nuevo presidente del Ateneo tiene muy fácil pararle los pies a este siniestro individuo: basta con que le aplique la doctrina del PSOE… de Valencia, porque el de Sevilla sigue a la luna de ídem.

La mariscada

Torrijos trata de desactivar el efecto de la foto de su pantagruélica mariscada en Bruselas con la tesis de que “tanto si se pagó con dinero público como si no, no se puede criminalizar una actividad normal, propia de un representante público”. Sus palabras denotan su concepción de la política: lo normal es que los  cargos públicos se coman mariscadas de mil euros a costa del contribuyente en cuanto que la factura, presuntamente, corría a cuenta de Mercasevilla, empresa municipal. ¿Habría encargado Torrijos una mariscada de mil euros si la hubiera tenido que pagar de su bolsillo? Probablemente, no. Lo que no habría hecho en su vida privada no tiene empacho de hacerlo en la vida pública. Y con la agravante de que dice representar al partido de la ‘famélica legión’ o/y ‘los esclavos sin pan’y a una empresa con 4 millones de euros de pérdidas, y en una situación (2008) de crisis que deja a 75.000 sevillanos en el paro. La foto de la mariscada es, en el fondo, un retrato moral de Torrijos, un político que ha perdido la credibilidad y su discurso de izquierda.

Olvido

El interventor del Ayuntamiento, que es miembro de la Comisión Ejecutiva y del Consejo de Administración de Mercasevilla, ha confesado ante la juez Alaya que ni él ni el secretario se leyeron el pliego de condiciones por el que la empresa municipal vendió a Sanma un suelo valorado en 106 millones de euros pese a que su oferta era inferior en 75 millones a la de Noga. Pero, ¿en qué manos estamos? Una cosa es que Celis revelara que él tampoco se leía los papeles aun siendo delegado de Urbanismo y otra muy distinta es que tampoco lo hagan quienes como fedatarios públicos tienen la obligación legal de supervisarlo todo. Seguro que a la hora de pasar por caja a fin de mes y de cobrar las dietas de los consejos de Mercasevilla no sufrieron olvido alguno. Ha dicho el interventor que no revisó el pliego de la venta presuntamente fraudulenta porque se fiaba de Fernando Mellet, al que luego grabaron los empresarios de La Raza mientras, presuntamente, les pedía comisiones ilegales. Con su testimonio, el interventor ha demostrado que quien no es digno de confianza es él.

Al borde de…

Me lo dijeron tiempo ha lenguas de doble filo de su propio partido: Marchena vive sin vivir en él por mor de la juez Alaya. La mano derecha del (sin) alcalde intentó dar un golpe de efecto al presentarse en el Juzgado sin haber sido llamado. No era el momento procesal oportuno. Ahora le han dado cita, sí, pero con su abogado. Del urbanismo bajo sospecha del PA al sospechoso exgerente de Urbanismo de Monteseirín. ¿Ves, Alfredo, las vueltas que da la vida? Como decía Vico, la historia no es más que un eterno retorno. ¿Por qué a Marchena no lo dejó hablar entonces voluntariamente la juez y lo llama ahora para que cante? Dicen que en el ínterim la Policía Judicial ha estado escudriñado el servidor informático de la Gerencia. Si Marchena ya era un sinvivir antes de la citación judicial, ahora está al borde de un ataque de nervios (secretarias, cuerpo a tierra, que pueden volar las cafeteras). Para no destituirlo (¿será que sabe demasiado?), el PSOE alega que Marchena tiene la conciencia tranquila. Falsa coartada: un ser amoral como Marchena carece de conciencia.

Sombra

Las crónicas periodísticas sobre el último Pleno municipal, donde se conoció la imputación de Marchena en el caso Mercasevilla y se debatió sobre la numantina resistencia del edil piquetero, coinciden en destacar  que el (sin) alcalde estuvo más (sin) que nunca, de convidado de piedra en su propia casa (grande). Dicen las gacetas que Alfredo optó por ser ‘ni-ni’  y ‘no-no’ al mismo tiempo. Que ni votó a favor ni en contra, ni se abstuvo. Que no se movió. Que no intervino en ninguno de los puntos, ni respondió a las duras acusaciones del PP, ni ofreció explicaciones sobre por qué mantiene en sus puestos al delegado de Economía y al de Tráfico y al imputado Marchena. Que prefirió el silencio. Que estaba callado, ausente, distante y doloroso, como en el poema XV del libro de Neruda, donde él se ha instalado no en el amor, sino en la canción desesperada. Al contrario que en cualquier otro sitio, donde es la Oposición la que forma gobiernos en la sombra, nuestra ciudad tiene un gobierno  presidido por una sombra de alcalde. Monteseirín, la sombra de Sevilla.

Imputados

El PSOE obligó poco antes de la Feria a Antonio Rivas a que presentara su dimisión como delegado provincial de Empleo tras haber sido imputado por la juez Alaya en el caso Mercasevilla. Los socialistas, no sin gran renuencia, aplicaban en la persona de Rivas su doctrina sobre los imputados judiciales, tras haberse desgañitado en su día exigiendo la marcha de Agustín Pavón, por entonces alcalde de Camas, en similar situación por otro escándalo. Ahora, Manuel Marchena, que se afilió al partido en su Brenes natal y es vicepresidente de la corporación de empresas municipales, ha sido igualmente imputado en el caso Mercasevilla, por más que alardeara en privado de que a él no podrían pillarle nunca en nada porque jamás firmaba un papel. ¿Hará ahora Viera la vista gorda con Marchena por ser el valido de Monteseirín y le dejará al frente de Emasesa y la AIE, o le exigirá que dimita ‘ipso facto’ para no contaminar la imagen del PSOE conforme al código aplicado en el caso de Antonio Rivas? Viera debe  demostrar que como secretario general no tiene dos varas de medir.

Disociación

Si Stevenson fuera coetáneo nuestro en vez de haber vivido en el siglo XIX, no habría escrito ‘El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde’, sino ‘El extraño caso del delegado de Economía Vázquez y el piquetero Galán’, inspirado en las tesis de Monteseirín. El (sin) alcalde ha tardado dos semanas en fabricarle una coartada al edil que participó en el piquete agresor al mesón ‘Serranito’ en la calle Alfonso XII durante la huelga: que Vázquez estaba entre los huelguistas como sindicalista en vez de como miembro del gobierno municipal. Como si, al igual que en la novela de Stevenson, pudiese desdoblarse físicamente y disociarse de sí mismo, negando ser edil simultáneamente a cualquier otra condición. Mientras en el misterio de la Santísima Trinidad hay tres personas distintas en una sola, en el de Vázquez hay dos. Milagro en la Plaza Nueva. Pero Vázquez es sólo un émulo de Monteseirín, el cual, tras estallar el escándalo de Mercasevilla,  se disoció de su condición de alcalde para eludir cualquier responsabilidad diciendo: “Yo no sé nada; yo soy médico”.

Suma y resta

Toda idea puede ser vista como su contraria desde otra perspectiva. En el principio oriental de la dualidad se basa el yin-yang. Hay dos fuerzas opuestas y complementarias en todas las cosas:  luz/oscuridad, cielo/tierra, positivo/negativo…. El (sin) alcalde pregona que Sevilla se beneficiará de un “impacto” publicitario de hasta 33 millones de euros por el estreno –¿y qué fue la previa en Salzburgo?- del filme de Tom Cruise y Cameron Díaz. La cifra sería el equivalente a lo que habría que pagar por las menciones a Sevilla en los medios si fueran inserciones publicitarias. Pero, según el principio dual, si hay publicidad positiva también la hay  negativa, evaluable en daños de imagen. ¿Cuánto perjudican a la ciudad los “impactos” de los ‘affaires’ municipales en el mandato de Monteseirín? El envío del coche a Barcelona, que fue noticia nacional; el escándalo Mercasevilla; el escandaloso sueldo de Marchena; los encarcelados por las facturas falsas…..Sí, la película suma, pero el (sin) resta. Por restar, Alfredo le resta hasta a la marca PSOE en Sevilla.