Archivo por meses: febrero 2010

Uso racional de la (a)guasa

Me gustaría tener el mismo talento florentino que la escribidora con nombre de heroína de Bizet para poder emular artículos como el que, con tanta (a)guasa impregnada de las verdades que están en la calle para que el que tenga ojos vea y oídos oiga, ha publicado en las hojas mancilladas por el valido a cambio de un mísero plato de lentejas. ¡Ay, quién te vio y quién te ve! Hay palos flamencos como las bulerías y palos que se dan en todo el bebe por alegorías. Éstos, con el valor añadido de que son tan transparentes como el agua de Emasesa, donde tras la migración cartujana  instaló su nido el cuco entre los cucos, depredador siempre por cuenta ajena de crustáceos  decápodos. A los buenos entendedores  pocas palabras bastan, y a ti se te ha entendido lo que todo el mundo sabe pero pocos se atreven a contar: desde sus viajes chiripitifláuticos en plan capitán Tam hasta el abuso del agua para montarse su propia caja tonta. En la ciudad que, como otra impostura más, pasa por ser de la música, tú al menos y aunque sea hablando en clave, has roto el silencio.

El cordero degollado

El alcalde aprovechó en Antares su presentación a Jaime Roures, dueño del grupo afín Mediapro, para quejarse del “espectacular y comprobado deslizamiento de una gran parte de los medios de comunicación de este país hacia posiciones de derecha pura y dura y, en algunos casos de derecha extrema”, y de “su desprecio, que alcanza con brutalidad no sólo a Obama y a Zapatero, sino que nos resulta bastante familiar a los socialistas andaluces….y sevillanos”. Monteseirín se equiparó a Obama y ZP, pues a nadie en la sala escapó que se estaba presentando a sí mismo como el mártir de esa supuesta conjura judeomasónica. El alcalde ve siempre fantasmas tras las esquinas y entiende cualquier crítica a su gestión como una agresión personal, de ahí que se coloque en la posición de cordero degollado  mientras monta sin pudor el botafumeiro de Giralda Tv y ‘Radio Alfredo’ a su mayor gloria personal. Lo mejor del caso es que cuando Roures tomó la palabra, empezó diciendo: “No estoy de acuerdo con lo que ha dicho el alcalde”. Y alguien entre el público exclamó: “¡Otro más!”.

El delfín no da la talla

La imagen del delegado de Urbanismo, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, como alcaldable del PSOE en la carrera por la probable sucesión de Monteseirín ha quedado seriamente afectada a cuenta de la polémica por la presunta usurpación de una caseta municipal que habría realizado su correligionario, compañero de gobierno municipal e íntimo amigo, Alfonso Mir. Celis ha cometido durante la polémica todo un catálogo de errores, impropios de quien es considerado el ‘delfín’ del alcalde y por tanto aspirante a regir los destinos una ciudad como Sevilla.

Celis se ha mostrado ante la opinión pública como  un gobernante imprudente al poner en diversas ocasiones la mano en el fuego por el delegado de Convivencia y Seguridad con declaraciones de apoyo a su actuación en el caso de la caseta sin esperar siquiera a que concluyera la investigación abierta por la Delegación de Fiestas Mayores, la cual acabó determinando que la caseta era de titularidad municipal y no propiedad del edil socialista y de su familia, como este último viene sosteniendo de forma numantina pese a todas las evidencias, el propio informe de Rosamar Prieto y el testimonio de Antonia Jiménez, la trabajadora que en nombre del Servicio de Limpieza de Escuelas la solicitó en el año 1989.

Un político prudente habría esperado al menos a que concluyera la investigación que estaba en curso para realizar cualquier pronunciamiento público. Si Celis apuesta por alguien que presuntamente ha cometido irregularidades de amplio eco social además, ¿qué confianza suscitaría como alcalde a la hora de elegir a sus colaboradores?

El segundo error de Celis fue no inhibirse en el caso pese a ser parte interesada en calidad de socio de la caseta presuntamente usurpada por Mir y ocultar tal condición ante la opinión pública. El delegado de Urbanismo se enfangó en el caso al actuar más como miembro de la peña de Mir y amigo personal del delegado de Convivencia y Seguridad que como un responsable del gobierno local, del que además ejerce como portavoz y por tanto es su cara ante los sevillanos.

Celis cometió otro error al implicarse personalmente en el escándalo saltando a la palestra en vez de dejar que fuera la responsable del área afectada, Rosamar Prieto en su calidad de delegada de Fiestas Mayores, la que actuara de pararrayos y se pusiera delante de los focos. El ‘delfín’ de Monteseirín se mostró así como un político demasiado impulsivo e irreflexivo al bajar a la arena a las primeras de cambio. De esta manera, la polémica ascendió hasta la portavocía del grupo municipal socialista, sin que la Delegación de Rosamar actuara de dique de contención. Celis ha acaparado las cámaras y los titulares, con lo que ha acabado a la altura del propio Mir y como coprotagonista del caso. No se ha puesto a cubierto en absoluto.

El aspirante a alcalde de Sevilla ha demostrado también falta de conocimiento técnico al sostener que las Ordenanzas municipales recogían la posibilidad de cambios de ubicación de casetas, una práctica que se hace bajo cuerda pero que no está contemplada en la normativa. Un gobernante no puede ser cogido en tales renuncios por el afán de aparentar saberlo todo. Este error ha sido otra de las consecuencias de haber invadido el área de Fiestas Mayores para no cederle protagonismo a la edil responsable de la misma.

Por último, Celis ha demostrado falta de reflejos políticos tras el informe de la Delegación de Fiestas Mayores en que aclaraba el carácter municipal de la caseta ‘de’ Alfonso Mir, de la que es socio. El ‘delfín’ de  Monteseirín dice que exigió en su día a Mir que expulsara como socio a Fernando Mellet tras conocerse su implicación en el caso Mercasevilla.

Al estallar el escándalo de la presunta usurpación de la caseta por el delegado de Convivencia y Seguridad, Celis podría haber reaccionado anunciando que dejaba en suspenso su afiliación a la caseta en tanto no se aclarara definitivamente la polémica por la titularidad de la misma. Sin embargo, primero trató de negar la evidencia de su condición de socio al declarar que no lo era “en el estricto sentido del término”, sino únicamente para la semana de la Feria, como si las efímeras casetas permanecieran en el Real a lo largo de todo el año y no solamente durante los días de la fiesta primaveral. A su manera, el delegado de Urbanismo presentó las casetas como si pudieran ser objeto de la figura turística del ‘time sharing’  o ‘tiempo compartido’, en que uno puede comprar el uso de un apartamento durante sólo un periodo de tiempo al año.

Celis es socio de pleno derecho de la caseta de Mir a la luz de una sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla de noviembre de 2008 que revocó otra anterior del Juzgado de Primera Instancia Nº 9 en el caso de la caseta ‘Chóferes municipales’. La Audiencia condenó a los titulares administrativos a inscribir como socias de pleno derecho a diez personas que habían venido pagando previamente una cuota anual y contribuido por tanto al mantenimiento y montaje.

La Audiencia explica que la Feria de Abril funciona gracias a unas normas administrativas junto a un «importante componente consuetudinario que ha ido generando una tradición consolidada». En virtud de ella, «el funcionamiento de una caseta de Feria, con la sola integración del titular administrativo, carecería del atractivo tradicional que es propio de esta clase de festejos tan arraigados en la historia y costumbre sevillanas».

Para enredar aún más la madeja, prolongar más en el tiempo una polémica que sólo puede perjudicarle y externalizar una decisión que sólo le corresponde a él, Celis ha propuesto que para su tranquilidad personal y porque se està poniendo en entredicho su honestidad personal el Ayuntamiento investigue “si es legal que cualquier persona que sea socia o está cometiendo alguna irregularidad o ilegalidad que aconseje no renovar su vinculación con esa caseta” (sic).

La explicación de Celis de que entró en la caseta por invitación de su íntimo amigo Alfonso Mir y sin ser consciente de que exisitiera ninguna anomalía en el procedimiento administrativo de concesión es plenamente convicente, pues haber reconocido lo contrario lo haría cómplice de la presunta irregularidad. A partir de ahí, lo inexplicable es que el ‘delfín’ del alcalde necesite que le hagan un informe municipal para ver si renueva o no su vinculación con la caseta. Su último error, por el momento, es justamente su indecisión.

Setas= 5 facturas ‘olímpicas’

Las ‘setas’ se han convertido, tal como editorializaba este periódico, en el particular estadio ‘olímpico’ de Monteseirín. A fecha 22 de noviembre de 1999,  el coste de la ejecución material del estadio ascendía a 15.994 millones de pesetas (96 millones de euros), sin contar los honorarios de los arquitectos e ingenieros, la pista de atletismo y la urbanización exterior. Redondeando cantidades por todos los conceptos, la estimación del coste final ascendería a unos 20.500 millones de pesetas, (123 millones de euros). El Metropol Parasol impulsado por Monteseirín se alza sobre las ruinas de Palmira del proyecto previo iniciado durante su mandato en coalición con el PA y que el alcalde se cargó de un plumazo, como se cargó el de  Moneo en el Prado, para que no quedara legado de sus predecesores o socios, aunque la factura de lo desechado la acabaran pagando los sevillanos.

Sumemos  actuaciones en la Encarnación. La liquidación del mercado del PA  para poder plantar sobre el mismo las ‘setas’ del alemán Jürgen Mayer costó 9 millones de euros en indemnizaciones. Las obras para mantener las pantallas en torno a los restos arqueológicos, 5,3 millones. El concurso de ideas del que emanaron las ‘setas’, 90.000 euros. El ‘Antiquarium’ (aunque ahora lo metan en el Plan 5.000 es dinero público), 8,5 millones. Los honorarios del arquitecto, 5. Los del coordinador, 30.000 euros. La aportación municipal a Sacyr, 25 millones. La segunda aportación, 7 millones. La tercera, 18 millones. En total el Ayuntamiento ha detraído al contribuyente 77.920.000 euros. Hay que añadir el valor de la aportación en especie a Sacyr para su explotación durante 40 años: el edificio de la Hacienda municipal y los espacios del conjunto urbano aledaño, cuantificados en 32,4 millones de euros. Total: 110.320.000 euros.

Hay dos diferencias entre las ‘setas’ y el estadio ‘olímpico’. La primera es que el recinto deportivo se acabó a tiempo para el Mundial de atletismo y que el Parasol se anunció para junio de 2007, acumula ya casi tres años de retraso y nadie sabe cuándo se terminará. La segunda es que como todas las Administraciones eran accionistas, al Ayuntamiento sólo le correspondía asumir el 17,892% del coste del coliseo deportivo, es decir unos 22 millones de euros.

Conclusión: las ‘setas’ han supuesto hasta ahora para los sevillanos un coste cinco veces superior al del estadio de la Cartuja.

Conejillo de Indias

El Parasol se alza así no sólo como el símbolo de la megalomanía de Monteseirín, sino también de la improvisación que ha caracterizado su etapa al frente de Sevilla, tal como ha dejado en evidencia Celis cuando anunció el último sobrecoste de 18 millones de euros que han supuesto para las arcas municipales las ‘setas’ diseñadas por Mayer. Celis ha reconocido que se trata de “un proyecto constructivo imposible cuya ejecución ha sido incierta desde que comenzó y que se adjudicó sin que existiera la tecnología necesaria para poder ejecutarlo”.

¿Qué habría ocurrido en una empresa privada si un ejecutivo hubiera realizado una confesión similar y además hubiera añadido que no se atrevía a dar fecha alguna de conclusión de un proyecto con una desviación presupuestaria del 100% sólo en la fase constructiva? Mientras la prudencia aconseja a cualquier gobernante que administra el dinero del contribuyente atenerse al principio de “los experimentos, con gaseosa”, el Ayuntamiento embarcó a la ciudad en un proyecto puramente experimental al reconocer ahora que no se había desarrollado la tecnología para materializarlo. Sevilla, pues, ha sido el conejillo de Indias donde el arquitecto ha probado en plan ensayo/error la fórmula de las ‘setas’ a costa de un dinero dedicado inicialmente a equipamientos de la ciudad y agotando la paciencia de unos placeros que ya llevan 36 años esperando una solución para la Encarnación.

Delirios de grandeza

El encargado de materializar los delirios de grandeza de Monteseirín en su obsesión por dejar su sello para la posteridad no fue otro que su ‘alter ego’, en su etapa como gerente de Urbanismo: Manuel Marchena, el Mr. Hyde del doctor Jekyll. Marchena encargó a Tinsa un informe sobre cómo financiar la operación y el cálculo del valor de la concesión en especie que posteriormente se otorgó a Sacyr. Desde su estratégico puesto en Urbanismo, arrancó de la Oficina del PGOU el plácet para disponer de 25 millones de euros destinados a los sistemas generales de la ciudad y gastarlos en la Encarnación, sin prever que a esos 25 habría que añadir con el devenir del tiempo otros 25… por ahora. También se encargó de obtener de la Intervención Municipal su reticente visto bueno a que reservara el dinero para dos anualidades, cuando normalmente no se permite hacerlo más que para el ejercicio en curso. Marchena también se trajo de Córdoba para secretario del concurso de ideas y coordinar las obras a uno de los implicados en el centro de congresos Palacio Sur, del arquitecto holandés Rem Koolhas, del que acabó huyendo Ferrovial cuando se percató de que el coste de la obra se dispararía a los 174 millones de euros: un aviso a navegantes para Sevilla.

Marchena fue también quien elevó al Consejo de la Gerencia de Urbanismo la propuesta de que la obra se adjudicara a Sacyr en vez de a otras empresas que habían hecho una estimación de costes más ajustadas a la realidad. Apostó por la oferta más a la baja posible y al final ha resultado la más cara para el bolsillo de los sevillanos.

Yo maté a Kennedy

El hombre es dueño de sus silencios y esclavo hasta de las palabras ajenas, como Luque, ese edil del PP apuntado a Facebook que, presuntamente sin su consentimiento, ha sido adherido a una especie de blog  –perdonen mi supina ignoracia del mundo digital; yo pertenezco a la galaxia de Gutemberg-, en que se tachaba de malditos al PSOE y a sus votantes. Osea, que si usted se apunta a una de estas redes y se pasa cinco minutos sin mirar su perfil, puede encontrarse con la sorpresa de que alguien con aviesas intenciones o por mero divertimento le escriba en su ‘muro’ (jerga internáutica) que usted mató a Kennedy, y que el FBI lo incluya ‘ipso facto’ en la lista de magnicidas, lo mismo que equiparó a Llamazares a Ben Laden. Celis, en plan FBI municipal, aprovechó tal circunstancia como maniobra de distracción para pedir la dimisión de Luque con el argumento de que “lo grave no es que te ‘etiqueten’, sino que sabiéndolo lo permitas”. Aplicado a Mir, sonaría así: lo grave no es que te den la caseta por un error mecánico, sino que sabiéndolo te quedes con ella.

Los nuevos señoritos

Ya sabemos por qué Celis ponía la mano en el fuego por su tocayo Mir, el del autopase de la caseta de la Feria: porque también él era de la peña de ‘los mecánicos’, los coleguillas del partido que se aprovecharon del error mecánico municipal (ja,ja,ja, es que no puedo evitarlo: me entra la risa floja con la versión oficial de Rosamar) para instalar su bodeguilla en el real y no mezclarse con la plebe en las casetas de distrito. El PSOE los cría y sólo ellos se juntan. Medio sector crítico, los que se presentan como turborrenovadores que quieren cargarse al que llaman ‘abuelete’ Viera,  formaban parte del minoritario club. Y entre ellos, Mellet y Castaño, dos imputados por el caso Mercasevilla. Estas eran las amistades peligrosas de Celis, el cual dice ahora que sólo era socio de la caseta “en el sentido ferial, pero no en sentido estricto”(¿?). En el estricto sentido, el que paga cuotas de socio es socio de pleno derecho. Celis pagaba para tener un reducto particular en Los Remedios y como edil emular así a la Sevilla eterna en calidad de nuevo señorito.

La comuna de Sevilla

Del Valle aplicó al Ayuntamiento el principio ecológico del nicho vacío: toda especie tiende a ocupar el espacio que otras dejan libre. Razonaba el exalcalde de la triste figura que si Torrijos tiene más protagonismo que el que le corresponde por sus concejales es porque Monteseirín se ha dejado comer el terreno. Zoido también aprendió ecología con Fuco García Novo y tiende a llenar con sus acciones de guerrilla el vacío municipal. Como  cuando anunció la reposición del banco de Bellavista, se fue con pico y pala a las chabolas del Vacie o se comprometió a darle una mano de pintura al colegio Nuevo Tussam, aunque la que necesita no una mano, sino todas las manos del poema de Nicolás Guillén, sea la propia Tussam. Ahora, los residentes de Arjona, hartos de ser ninguneados desde hace cinco años, cogerán ellos mismos el palustre para arreglar los baches y las aceras. Si los vecinos se autogestionan (perdón por la redundancia) su propia calle ante el vacío de atención municipal, ¿para qué sirve el Ayuntamiento? Esto es la comuna de París, pero a la sevillana.

El contrato-programa de Vega

He leído con el deleite habitual el artículo de Juan Miguel Vega en que propone un trato a los partidos: votará  al que se comprometa a ordenar la demolición de las ‘setas’ de la Encarnación. Vega tacha el Parasol de gran mamarracho arquitectónico y de lápida económica para las generaciones futuras. El libro de los gustos aún no está escrito y puede que lo que a Vega le parece mamarracho sea para otros excelsa obra de arte, de ahí que no me meta en fías y porfías estéticas. La cuestión económica es, querido Juan Miguel, la madre del cordero. Ahí radica la trampa saducea de Monteseirín. Las ‘setas’, aunque los contribuyentes hayamos pagado ya una cifra escandalosa, han sido objeto de una concesión comercial por 40 años a favor de Sacyr. Si el partido que firme tu contrato-programa las echa abajo, deberá indemnizar con más dinero público a cuenta del lucro cesante, y la lápida económica se nos duplicará. Aunque Monteseirín se vaya, ha dejado todo atado y bien atado. ¿Te suena? Ese es el coste que tiene la demagogia de “democratizar las vistas de Sevilla”.

Un concejal ‘okupa’ en la Feria

El Ayuntamiento ha logrado un nuevo avance en el campo de la Física. Antes sólo existía la mecánica cuántica,  que explica el comportamiento de la materia y de la energía. Ahora se le une la mecánica cuéntica, desarrollada  por el muy cuentista Consistorio hispalense para justificar el autopase (mejor aún que el taconazo de Guti) de una caseta de Feria por el concejal socialista Alfonso Mir. Sí, porque tras una semana negando la evidencia documental, la Corporación   no ha tenido más remedio que reconocer que la caseta  ‘okupada’ por Mir no era de éste y su familia, sino del Ayuntamiento. Por tanto, todas las historias que se inventó el edil no eran más que eso, cuentos chinos, pero en vez de mandar a Mir a su casa, que no su caseta, con una destitución fulminante por sus trolas, el gobierno le ha fabricado una coartada: todo se debió a “un error mecánico”. ¿Recuerdan que los exámenes con las respuestas marcadas se debieron a “un error de la fotocopiadora”? ¡Máquinas y fotocopiadoras con vida propia!. Con Monteseirín, Sevilla es el país de las maravillas.

Las Cruces: el agua sextuplica el valor crítico

El Plan de Contingencias marca 5.000 m3 y la compañía

reconoce que quedan 30.000 m3 tras un mes de bombeo

El agua acumulada aún en el fondo de la corta de la mina de Cobre las Cruces tras un mes de bombeo supone un volumen seis veces superior al valor crítico de alarma definido por la propia compañía en el ‘Plan de Contingencias. Sistema de Drenaje-Reinyección del Complejo Minero-Hidrometalúrgico’, que data del 11 de septiembre de 2008. La empresa reconoce oficialmente que la corta todavía embalsa 30.000 m3 de agua (ecologistas y técnicos independientes estiman que la cifra es muy superior) y su Plan de Contingencias dice textualmente (página 41) lo siguiente: “El valor crítico de alarma, puede darse por la combinación de varios de estos parámetros, aun cuando, a título orientativo, se definen los siguientes: volumen de agua acumulada en el fondo de la corta: 5.000 m3. Volumen acumulado en las balsas BAC1 y BAC2: 35% de su capacidad”.

El Plan de Contingencias refleja que “en cualquier caso, la sucesión de episodios lluviosos puede tener efectos graves, por lo que tras cada evento de lluvias, debe ser verificado el correcto estado de pistas, cunetas, canales, balsas y bombas de desagüe, con el fin de minimizar la generación de aguas de contacto, debido a la lluvia y escorrentía hacia el fondo de la corta, que se sumarían a las aguas de drenaje en contactos con mineral y rocas piríticas, en contacto con el aire”.

El temporal no sólo ha tenido el grave efecto de inundar la corta, sino también de provocar deslizamientos que han afectado al menos a dos taludes, tal como reflejan las fotos aéreas. La compañía sostiene que esta incidencia es algo perfectamente normal y previsible al tratarse de margas arcillosas y que se corrige al ritmo que marcan las labores de restauración.

El Plan de Contingencias recoge que en caso de lluvias intensas o prolongadas, y en función de la capacidad de almacenamiento y bombeo, parte de las basas de recogida de aguas pluviales instaladas en las bermas en margas podrían rebosar hacia el fondo de la corta, donde las aguas entrarían en contacto con mineral o materiales sulfurosos, afectando a su calidad y pasando a ser “aguas de contacto” con materiales reactivos (sulfurosos). Según el documento elaborado por Cobre las Cruces, “se suponen críticas las precipitaciones que superen los 80 mm/día”.

Por más que Cobre las Cruces califique la situación como normal, en sus propias valoraciones específicas de riesgo estima que la probabilidad de aporte de agua de lluvia al fondo de la corta es “alta”; la severidad, “grave”, y el riesgo, “significativo”. El plan minero prevé el almacenamiento del agua contaminada por contacto con el mineral sulfuroso en, sucesivamente en caso de necesidad, tres balsas exteriores: la nº 1 (50.000 m3 de capacidad), la 2 (4.500 m3) y la de emergencia (100.000 m3). Esta última sólo se utilizaría en condiciones meteorológicas excepcionales.

El ‘agua de contacto’ se depura, siempre según el documento, en una planta de tratamiento con capacidad para un máximo de 2.592 m3/día. Si tras un mes bombeando agua desde el fondo de la corta para su tratamiento en el exterior aún quedan oficialmente 30.000 m3 y la capacidad de depuración es de 2.592 m3/día, la pregunta que cabe hacerse es cuánta agua se ha acumulado realmente en la mina;  y si el volumen acumulado denota o no que la cantidad de ‘agua de contacto’ se habría dejado supuestamente almacenada en la corta porque constituiría un excedente que habría superado la capacidad de almacenamiento disponible en las balsas externas. Esta es la cuestión de fondo que plantean ecologistas y técnicos mineros independientes.