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Al borde de…

Me lo dijeron tiempo ha lenguas de doble filo de su propio partido: Marchena vive sin vivir en él por mor de la juez Alaya. La mano derecha del (sin) alcalde intentó dar un golpe de efecto al presentarse en el Juzgado sin haber sido llamado. No era el momento procesal oportuno. Ahora le han dado cita, sí, pero con su abogado. Del urbanismo bajo sospecha del PA al sospechoso exgerente de Urbanismo de Monteseirín. ¿Ves, Alfredo, las vueltas que da la vida? Como decía Vico, la historia no es más que un eterno retorno. ¿Por qué a Marchena no lo dejó hablar entonces voluntariamente la juez y lo llama ahora para que cante? Dicen que en el ínterim la Policía Judicial ha estado escudriñado el servidor informático de la Gerencia. Si Marchena ya era un sinvivir antes de la citación judicial, ahora está al borde de un ataque de nervios (secretarias, cuerpo a tierra, que pueden volar las cafeteras). Para no destituirlo (¿será que sabe demasiado?), el PSOE alega que Marchena tiene la conciencia tranquila. Falsa coartada: un ser amoral como Marchena carece de conciencia.

Sombra

Las crónicas periodísticas sobre el último Pleno municipal, donde se conoció la imputación de Marchena en el caso Mercasevilla y se debatió sobre la numantina resistencia del edil piquetero, coinciden en destacar  que el (sin) alcalde estuvo más (sin) que nunca, de convidado de piedra en su propia casa (grande). Dicen las gacetas que Alfredo optó por ser ‘ni-ni’  y ‘no-no’ al mismo tiempo. Que ni votó a favor ni en contra, ni se abstuvo. Que no se movió. Que no intervino en ninguno de los puntos, ni respondió a las duras acusaciones del PP, ni ofreció explicaciones sobre por qué mantiene en sus puestos al delegado de Economía y al de Tráfico y al imputado Marchena. Que prefirió el silencio. Que estaba callado, ausente, distante y doloroso, como en el poema XV del libro de Neruda, donde él se ha instalado no en el amor, sino en la canción desesperada. Al contrario que en cualquier otro sitio, donde es la Oposición la que forma gobiernos en la sombra, nuestra ciudad tiene un gobierno  presidido por una sombra de alcalde. Monteseirín, la sombra de Sevilla.

Imputados

El PSOE obligó poco antes de la Feria a Antonio Rivas a que presentara su dimisión como delegado provincial de Empleo tras haber sido imputado por la juez Alaya en el caso Mercasevilla. Los socialistas, no sin gran renuencia, aplicaban en la persona de Rivas su doctrina sobre los imputados judiciales, tras haberse desgañitado en su día exigiendo la marcha de Agustín Pavón, por entonces alcalde de Camas, en similar situación por otro escándalo. Ahora, Manuel Marchena, que se afilió al partido en su Brenes natal y es vicepresidente de la corporación de empresas municipales, ha sido igualmente imputado en el caso Mercasevilla, por más que alardeara en privado de que a él no podrían pillarle nunca en nada porque jamás firmaba un papel. ¿Hará ahora Viera la vista gorda con Marchena por ser el valido de Monteseirín y le dejará al frente de Emasesa y la AIE, o le exigirá que dimita ‘ipso facto’ para no contaminar la imagen del PSOE conforme al código aplicado en el caso de Antonio Rivas? Viera debe  demostrar que como secretario general no tiene dos varas de medir.

Disociación

Si Stevenson fuera coetáneo nuestro en vez de haber vivido en el siglo XIX, no habría escrito ‘El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde’, sino ‘El extraño caso del delegado de Economía Vázquez y el piquetero Galán’, inspirado en las tesis de Monteseirín. El (sin) alcalde ha tardado dos semanas en fabricarle una coartada al edil que participó en el piquete agresor al mesón ‘Serranito’ en la calle Alfonso XII durante la huelga: que Vázquez estaba entre los huelguistas como sindicalista en vez de como miembro del gobierno municipal. Como si, al igual que en la novela de Stevenson, pudiese desdoblarse físicamente y disociarse de sí mismo, negando ser edil simultáneamente a cualquier otra condición. Mientras en el misterio de la Santísima Trinidad hay tres personas distintas en una sola, en el de Vázquez hay dos. Milagro en la Plaza Nueva. Pero Vázquez es sólo un émulo de Monteseirín, el cual, tras estallar el escándalo de Mercasevilla,  se disoció de su condición de alcalde para eludir cualquier responsabilidad diciendo: “Yo no sé nada; yo soy médico”.

Suma y resta

Toda idea puede ser vista como su contraria desde otra perspectiva. En el principio oriental de la dualidad se basa el yin-yang. Hay dos fuerzas opuestas y complementarias en todas las cosas:  luz/oscuridad, cielo/tierra, positivo/negativo…. El (sin) alcalde pregona que Sevilla se beneficiará de un “impacto” publicitario de hasta 33 millones de euros por el estreno –¿y qué fue la previa en Salzburgo?- del filme de Tom Cruise y Cameron Díaz. La cifra sería el equivalente a lo que habría que pagar por las menciones a Sevilla en los medios si fueran inserciones publicitarias. Pero, según el principio dual, si hay publicidad positiva también la hay  negativa, evaluable en daños de imagen. ¿Cuánto perjudican a la ciudad los “impactos” de los ‘affaires’ municipales en el mandato de Monteseirín? El envío del coche a Barcelona, que fue noticia nacional; el escándalo Mercasevilla; el escandaloso sueldo de Marchena; los encarcelados por las facturas falsas…..Sí, la película suma, pero el (sin) resta. Por restar, Alfredo le resta hasta a la marca PSOE en Sevilla.

Sin al cubo

Los socios del Gobierno de progreso hacia la opacidad absoluta, Monteseirín y Torrijos, han liquidado al PP en Mercasevilla y acabado con la tradición en Democracia de que la Oposición esté también en las empresas municipales para ejercer allí, y no sólo en el Pleno, su rol fiscalizador. Pero eso es lo que no quieren: tener a Beltrán Pérez de único testigo en plan amish, como en la película de Peter Weir, en una sociedad pública donde la juez Alaya saca un escándalo tras otro, enlazados como las cerezas de Montserrat Roig. Carecen de  la coartada del ahorro por la crisis, ya que el consejero del PP jamás cobró dietas, al contrario que el (sin) alcalde. Y no pueden hablar de despolitización de la empresa, porque políticos de PSOE e IU se han quedado dentro, de guardia. Monteseirín, presidente de la compañía, se quitó del medio, como suele cada vez que a chamusquina huele. El (sin) alcalde del (sin) Ayuntamiento que ni alega al Metro y fía el proyecto a la autogestión ciudadana, quiere ahora que Sevilla se quede también sin Oposición: un sin elevado al cubo.

Automedallas

La Sevilla que según el (sin) alcalde 22.0 iba a ser la ciudad del pleno empleo cae de bruces en la crisis con casi 80.000 parados (el 36% del total provincial), un Ayuntamiento que debe 522 millones de euros, empresas municipales –Tussam, Lipasam, Mercasevilla- sumidas en la ruina y/o el escándalo y proyectos faraónicos  desfasados en tamaño, plazos o costes (las ‘setas’, Fibes, la biblioteca del Prado, el túnel  de Bueno Monreal….). Contra las evidencias, Monteseirín dijo en el acto de las medallas de la ciudad que Sevilla sufre  menos el azote de la crisis por su menor grado de endeudamiento,  los pasados repuntes en la creación de empleo (¿?), la diversificación de su economía y equipamientos que pueden permitir el desarrollo de nuevas iniciativas. Según el (sin), Sevilla tiene sólidos cimientos frente a la crisis gracias a….¿a quién va a ser? Pues al autor de esta visión edulcorada de la realidad: el hombre providencial que en tiempos de vacas gordas nos preparó para las vacas flacas. Con su discurso Monteseirín se impuso él mismo todas las medallas.

Operación acordeón

Mercasevilla está en la ruina y recurre a una ‘operación acordeón’: reducir su capital a cero y luego ampliarlo. Dicen las crónicas que el consejero apoderado, Alfonso Mir, “no acertó a explicar en qué consistía la ‘operación acordeón’, para lo cual recurrió al nuevo director gerente, Juan Carlos Recio, que tampoco acertó a explicarlo”. Los gestores de Monteseirín en las empresas municipales no saben ni lo que aprobaron cinco minutos antes ni lo que se traen entre manos. ¡Así le va a Sevilla! Pero como una de las obras de caridad es enseñar al que no sabe, debería ilustrar a Mir con una metáfora inteligible para él. Mira, Alfonso: la ‘operación acordeón’ es como si por Nochebuena Mercasevilla te regalara una cesta repleta de mariscos. Llegaría el momento en que -tras haberte comido los langostinos, bocas, nécoras, gambas y etc- la cesta  se quedaría a cero, pero a la siguiente Navidad Merca te enviaría otro canastón y así ampliarías tu capital de marisco. Y si aún no lo has comprendido, vete a Emasesa: seguro que Marchena te lo sabe explicar mejor que yo.

Buena pesca

Antes de que los noruegos lo domesticaran en sus piscifactorías de los fiordos –yo he visto cómo les echan pienso desde carretillas en plan ‘pitas, pitas’- y pasara de ser lujo escaso a plato habitual, el salmón era tan abundante que los mineros asturianos del XIX se sublevaron hartos de que  lo sirvieran como rancho en el tajo. Las comidas de trabajo, aunque sean manjares, acaban siendo un fastidio, de ahí que el entorno de Mellet, el exdirector general de Mercasevilla, no haya dado mayor importancia a las facturas cargadas a la Visa de la empresa municipal a su servicio: 530 euros en ‘La Buena Pesca’, especializado en marisco; 149 euros en el ‘Asador de Aranda’; 173 euros en  el ‘Oriza’, y 323 de otra comida en  ‘Alcuza’. Ya no sé si estos directivos comen para trabajar o hacen como que trabajan para comer siempre a costa del contribuyente. El  Gobierno estudia quitar la ayuda de 426 euros/mes a los parados de larga duración:   menos dinero aún que una comida en ‘La Buena Pesca’. ¿Y si probara a retirarles la Visa a todos en los que estamos  pensando?

La toalla la tiraron desde el rincón

El alcalde ya caducado se esfuerza por aparentar que ha sido él quien ha  decidido no repetir como candidato del PSOE. Pero no ha sido Monteseirín quien ha tirado la toalla, no. La toalla la ha arrojado Griñán  desde fuera del cuadrilátero de la Plaza Nueva al observar que su pupilo deambulaba grogui por el ring -totalmente sonado tras la sentencia del Supremo sobre las facturas falsas-  y temeroso de una derrota por K.O. antes del último asalto, por los golpes que pudiera propinarle el caso Mercasevilla. Monteseirín amagaba con su retirada, pero eso no era más que una finta para, en el peor de los casos, dejar colocado a su delfín Celis y sin capacidad de maniobra a Viera. Un político que quiere irse respira aliviado al saber que se van a cumplir sus deseos. Por el contrario, Monteseirín se quedó lívido en Alcosa cuando le comunicaron que Griñán lo daba por amortizado. Sus balbuceantes declaraciones ‘in situ’ a una emisora de radio evidencian su estado de ‘shock’. Como él es médico, para recuperarse se ha recetado un viaje a Nápoles. Huye de Sevilla.