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Málaga y Sevilla

Coincidiendo con las presiones desde el PSOE(A) y la Junta para forzar la fusión Unicaja- Cajasol como núcleo de la ‘Gran Caja’ tras el fiasco de Cajasur y la alianza de Caja Granada con entidades foráneas, se constituyó la Plataforma Pro Autonomía de la Región de Málaga. El objetivo de los independentistas malagueños es “ver a nuestra querida Málaga libre del poder injusto y leonino que la Junta en Sevilla ejerce sobre nuestra amada provincia malacitana”.

Los panfletos, declaraciones de los promotores, página web y mensajes recogidos destilan un antisevillanismo exacerbado, con expresiones como éstas:

-Hay que defender Málaga contra “el imperio juntero-sevillano”.

-La Junta quiere llevarse la sede de Unicaja a Sevilla, “la ciudad más mimada y subvencionada” por el Gobierno andaluz.

-Unicaja no se va de Málaga sin que antes todos los malagueños saquemos hasta el último céntimo de un icono malagueño.

– Málaga es la capital económica a pesar de la Junta. Recauda el 25 % de los ingresos fiscales, además de tener una iniciativa económica privada muy potente, que nada tiene que ver con PER y subvenciones.

– Málaga no tiene nada que ver con las diversas manifestaciones sevillanas impuestas por la Junta, como el Rocío, la Copla, el flamenco, los carnavales de Cádiz, etc. Todas son tan respetables en Málaga como la salsa, el tango o la jota aragonesa. Nuestra propia cultura nos lleva a los verdiales, el traje de cenachero, etc. como parte de nuestro pasado y de las nuevas fiestas que puedan provenir de los numerosos residentes  extranjeros, con los que nuestra provincia mantiene estrechos vínculos.

(…) la sociedad malagueña, que salga de la hipnosis y síndrome de Estocolmo en el que estamos sumidos ante la Junta Andaluza de Sevilla.

La Junta ha dejado de invertir en Málaga ingentes cantidades de dinero y los ha invertido descaradamente allí…

FALSOS MITOS

Treinta años de autonomía no han servido para fortalecer la hermandad entre Sevilla y Málaga, sino para todo lo contrario. Hoy, Málaga se afirma contra Sevilla, como fruto de una estrategia de los alcaldes de la capital malagueña, fueran del signo político que fueran, desde Pedro Aparicio (PSOE) hasta Francisco de la Torre (PP), pasando por Celia Villalobos (PP), la misma que botaba en el palco del estadio malagueño durante un partido de fútbol al grito ‘¡Puta Sevilla!’ de la enfervorizada masa de hinchas.

El discurso del agravio comparativo contra Sevilla ha calado tan hondo en el imaginario colectivo malagueño que hasta Griñán tuvo que referirse a ello ante la candidata socialista, María Gámez,  a la Alcaldía: “Tenemos que hacer que el malagueñismo sea una identidad compartida –dijo-, que no se defina por exclusión o por confrontación y llevamos muchos años viendo que a lo que se ha invitado a los malagueños es a ser antital o anticual”.

Este discurso del agravio se basa en dos postulados falsos: 1) Que Málaga es la capital económica de Andalucía, cuando Sevilla aún genera más riqueza al conjunto de la economía andaluza y tiene más empresas que Málaga; 2) Que Sevilla le roba las inversiones a Málaga, cuando en los 18 años transcurridos desde la Expo las inversiones del Estado en Sevilla sólo han superado una vez la media nacional. Y, para acabar con el mito, las inversiones en infraestructuras para la Expo fueron de 258.224 millones de pesetas en Sevilla y de 213.155 en Málaga. Escasa diferencia para ser Sevilla la sede del evento.

EL AVE

En los la Transición, el Gobierno hizo contactos diplomáticos para pedir consejos sobre cómo combatir el independentismo vasco. Una de las recomendaciones recibidas fue que incrementara la construcción de ferrocarriles y de carreteras, para favorecer al máximo los contactos con el resto del país y, mediante la permeabilización de la sociedad vasca, acabar así con los tópicos del nacionalismo y del separatismo, que florecen en la incomunicación.

Sevilla y Málaga pueden complementarse en multitud de iniciativas y en este sentido la futura conexión por AVE, que unirá a ambas capitales en tan sólo 55 minutos, hará más por mejorar las relaciones bilaterales  que cien discursos políticos. La primera consecuencia de la alta velocidad será la desestacionalización del turismo, ya que los 28 trenes en servicio diario permitirán dar satisfacción a una demanda inicial estimada de 2,5 millones de usuarios.

LAS UNIVERSIDADES

Un extraordinario ejemplo de que es posible una estrategia ‘win-win’ (en la que los dos ganen) de Málaga con Sevilla en vez de Málaga versus Sevilla la han dado los rectores de las Universidades al hermanarse en una candidatura conjunta para crear un ‘campus’ único de excelencia y fomentar seis grandes áreas de investigación: aeroespacial, biotecnología, transporte, energía, comunicaciones y turismo.

Ambas universidades se han percatado de que Sevilla y Málaga generan el 45% de la riqueza de Andalucía, agrupan el 80% de las empresas de base tecnológica, tienen dos parques tecnológicos punteros (el PTA y Cartuja-93) y que las fortalezas de una (telecomunicaciones y turismo en el caso malagueño) compensan las debilidades de la otra. Aquí nadie ha dicho que la sede debe estar en tal o cual sitio como condición ‘sine qua non’, sino todo lo contrario: ambas universidades compartirán titulaciones y una escuela internacional de postgrado y planes de atracción de talento y de movilidad de profesores y alumnos.

Mientras políticos, economistas e iluminados se dedican al enfrentamiento, las Universidades de Málaga y Sevilla demuestran que es posible vertebrar Andalucía.

Pinza contra Sevilla

Las 22 academias de la Lengua Española incorporaron recientemente a la página web del Diccionario voces como ‘abducir’, ‘cultureta’, ‘muslamen’, ‘tsunami’, ‘bróker’, ‘meloncete’, ‘rojillo’….y así hasta 2.996 enmiendas y adiciones al texto normativo de nuestro idioma porque, según el secretario de la Real Academia, ésta está “en el tajo siempre, haciendo aportes continuos para seguir el ritmo de la sociedad y del idioma”.

No estará tan en el tajo cuando aún no ha incorporado la palabra de moda del  verano tras su invención por esa maestra del eufemismo que tiene la Junta de Andalucía y que se llama Rosa Aguilar. Si usted teclea en el buscador web de la Academia los neologismos ‘reprogramación’ y ‘reprogramar’, acuñados por la consejera de Obras Públicas, la respuesta que obtendrá será que “no están en el Diccionario”.

Sí están en el Diccionario palabras de toda la vida como ‘retrasar’, ‘diferir’, ‘aplazar’, ‘posponer’….pero como con ésas se entiende todo y de lo que se trata es justamente de contrariar a nuestro universal poeta Juan Ramón Jiménez, que decía “inteligencia, dame el nombre exacto de las cosas”, Rosa Aguilar no anunció  este agosto un retraso en la ejecución de 39 obras públicas programadas por la Junta y un recorte de 850 millones de euros en las inversiones, sino una ‘reprogramación’.

DISFRAZAR LA REALIDAD

¿Que cuál es la diferencia? Según la María Moliner del Gobierno andaluz, “retraso significa que no se sabe cuándo culminarán las obras; hablamos de ‘reprogramación’ con la certeza de que las obras se van a culminar”. Extrapolando a la realidad sevillana el argot de la consejera, el que las setas de la Encarnación no se concluyeran en ninguna de las cuatro fechas anunciadas desde 2004 hasta hoy no significa que acumulen tres años de retraso, sino simplemente  que su ejecución fue ‘reprogramada’.

Y cuando a Rosa Aguilar le preguntaron por una obra sevillana cuyo inicio se retrasará, perdón, quería decir ‘reprogramar’, seis meses, estuvo sembrada al decir que sufriría “una deriva en el tiempo”. Genial. Habrá que pensar seriamente en proponer la candidatura de nuestra maga del lenguaje para el primer sillón vacante de la Academia, porque esta inventora de eufemismos se merece una letra mayúscula.

SEVILLA TRAGA

Para que no la acusen de estar al servicio del ‘centralismo sevillano’ y sabedora de que a quien dentro del PSOE levante la voz en defensa de Sevilla le puede pasar lo mismo que a José Caballos, y que todos los suyos aquí van a decir amén o a repetir como papagayos  el argumentario oficial, Rosa Aguilar le ha pasado la mayor parte de la factura de la ‘reprogramación’ a Sevilla, para blindarse frente a las protestas de otras provincias. Así, del ahorro global de 850 millones en toda Andalucía, la Junta le ha metido un tijeretazo de 451,6 millones a Sevilla o, lo que es lo mismo, de cada 100 euros que no invierte, 53 se los quita a nuestra provincia. Y de las 39 obras que se ‘reprograman’, 12 (el 30,76% del total) estaban previstas en Sevilla.

Sufrirán un retraso de entre 6 y 10 meses el viaducto del Pago del Medio -que debe unir La Rinconada con San José-, el ramal de Brenes, la ronda urbana sur de Mairena del Aljarafe y otras tres carreteras. En materia ferroviaria, la consejera no ha osado meterle mano al tren de la Bahía de Cádiz, el tranvía de Jaén o los Metros de Granada y Málaga, pero ha ‘reprogramado’ todas las conexiones de Sevilla. Ni siquiera ha dejado indemne una sola para al menos disimular: dos tramos del tranvía de Dos Hermanas –y Toscano, tan contento-, el tranvía del Aljarafe, el tramo final del tranvía de Alcalá de Guadaíra con la Universidad Pablo de Olavide y dos tramos de la alta velocidad, el de la estación de Santa Justa al aeropuerto y el túnel de los Alcores.

Ésta era, a lo que se ve, la apuesta de la Junta por la movilidad sostenible en el área metropolitana. Si a la ‘reprogramación’ de la Junta en materia ferroviaria se le une la del Ministerio de Fomento en carreteras, especialmente en la SE-40, vemos que Sevilla es la gran víctima andaluza de la ‘pinza’ formada por las dos Administraciones en materia de obras públicas.

CONSECUENCIAS

La Junta va a diferir la inversión de 451 millones de euros en la provincia de Sevilla durante los próximos seis, siete o diez meses si, en el mejor de los casos, se cumplen los plazos de la ‘reprogramación’, pero, por la magia del lenguaje eufemístico de Rosa Aguilar, como no se van a rescindir los contratos, ni se van a paralizar (¿?) las obras, no va a haber repercusión alguna en el empleo, como si las empresas constructoras pudieran mantener en plena crisis mano sobre mano a sus plantillas si no hay carga de trabajo.

Cuando el Ministerio de Fomento anunció su propio plan de recortes y anulaciones de obras públicas, las patronales de la construcción, en un vano intento de frenar al ministro Blanco, hicieron un estudio para estimar los efectos de las desinversiones gubernamentales. Según el informe, por cada millón de euros dejados de invertir en las obras públicas se pierden 18 empleos directos e indirectos, tanto en la construcción como en los sectores auxiliares.

Aplicando estos cálculos al anuncio de la Junta, los 451 millones de euros que por de pronto no se invertirán en Sevilla se traducirán en la pérdida de 8.118 empleos.

Esta cifra equivale a todos los habitantes de un municipio como Santiponce, pero probablemente Rosa Aguilar diría que se trata  de “una deriva temporal en la ocupación”.

La otra agenda oculta de Monteseirín

La historia de cómo nació y se desarrolló el Parque Alcosa que cuenta en su web el IES Pablo Picasso (www.iesppicasso.org) es un ejemplo de historias similares de decenas de barriadas. Narra esta web que en los años 60, ante la escasez de vivienda en Sevilla, un constructor valenciano se comprometió a construir VPO si le cedían suelo barato.

Los comienzos fueron muy difíciles, por la falta de agua potable, que se distribuía con camiones-cisterna. Las aguas residuales corrían por tuberías paralelas a las del agua potable y morían en un principio en pozos negros. El alumbrado público dejaba esquinas de los primeros bloques sin iluminar, lo que favorecía el gamberrismo.

Como estos terrenos quedaban muy alejados del casco urbano y no entraban en los planes del Ayuntamiento a corto plazo, el barrio demandaba servicios que no tenía: acometida de agua potable y alcantarillado, mercado, colegios, consultorio…

Dice la página del instituto que actualmente las avenidas principales están recepcionadas por Urbanismo, pero no el interior de las plazas, por lo que son los propios vecinos los que, constituyendo intercomunidades, cuidan jardines, acerados y parterres, y que una de las reivindicaciones más antiguas de las asociaciones es la recepción de las zonas urbanizadas y la urbanización de las zonas pendientes, ya que los vecinos pagan sus impuestos municipales “y el Ayuntamiento contesta que con los medios económicos actuales la recepción total del barrio se hará en sucesivas etapas”.

En tiempos de Rafael Carmona como delegado de Urbanismo –hasta 2003- se calculó que el Ayuntamiento aún tenía un centenar de barrios por recepcionar oficialmente. Y en febrero de 1995, el portavoz del grupo socialista, José Vallés, decía que actuar en barrios sin estar recepcionados “es una falta de ética en la que el PSOE no hubiera incurrido nunca”.

LA TASA FUSTEGUERAS

Cincuenta años después de aquella colonización de suelos para erigir Alcosa y otros barrios sin apenas equipamientos, los tiempos del urbanismo son otros. Ahora, en los Planes Generales adquiere una importancia fundamental la determinación de la red de sistemas generales, para asegurar la coherencia y racionalidad en el desarrollo urbano: red de vías públicas, de circulación rodada y peatonal; infraestructuras para la prestación de todos los servicios de acceso, suministro de energía eléctrica, suministro y saneamiento de agua, alumbrado, telecomunicaciones…

El suelo destinado a estas dotaciones públicas de carácter general lo obtiene el Ayuntamiento de forma gratuita con cargo a los propietarios del suelo, pero además de esta contribución forzosa, el redactor del último PGOU de Sevilla (2006), el arquitecto Manuel González Fustegueras, supo comprometer  a los promotores y constructores para que se implicaran en la financiación de las futuras infraestructuras generales de la ciudad, que habrían de permitir su expansión y el nacimiento ordenado de los nuevos barrios. A tal efecto, aquéllos firmaron 52 convenios urbanísticos por los que entregaron al Ayuntamiento unos 230 millones de euros.

DESVÍO DEL DINERO

En tiempos de vacas flacas como los actuales, esta reserva de dinero realizada en los tiempos de vacas gordas habría permitido activar la construcción de VPO (la ley exige un cupo mínimo en cualquier nueva promoción de viviendas) a precios asequibles para las decenas de miles de sevillanos demandantes de pisos, y mantener la actividad en el sector de la construcción.

Sin embargo, al igual que hizo con el informe sobre la inviabilidad técnica de las setas de la Encarnación, Monteseirín ha ocultado durante estos años que la denominada ‘hucha del PGOU’ se la estaba gastando no en los sistemas generales para la Sevilla del futuro, sino en su urbanismo de escaparate en, sobre todo, el Centro, justamente la zona con menos problemas de equipamiento de Sevilla: 65 millones de euros en el Parasol, 5 millones en la Alameda, 6 en la Plaza de España, 18 en los carriles-bici….y 41 millones en el primer tramo de la SE-35, 17,7 millones en el bulevar de Bellavista, 19,7 millones en el Plan de Barrios…

El Monteseirín que irrumpió en la política local firmando contratos-programa con las asociaciones de vecinos por el déficit de equipamientos de los barrios debido justamente a que las inversiones se concentraban históricamente aquende la Ronda del Tamarguillo, ha cambiado de discurso al verse descubierto. Ahora proclama que el dinero de los convenios urbanísticos debe servir para equipar “la ciudad construida” y no para hacer “viales o calles que van de ningún sitio a ninguna parte”.

CIUDAD HIPOTECADA

Los promotores, agrupados en Gaesco, han calificado el desvío del dinero de ‘la hucha del PGOU’ como “una estafa en toda regla” e, indignados, estudian cómo llevar al Ayuntamiento ante los tribunales. Ahora, después de cuatro años con un PGOU nuevo, no hay sistemas generales ni dinero para ejecutarlos, por lo que, conforme a la nueva ley, ni siquiera se podrían otorgar licencias para viviendas si previamente no se han construido las infraestructuras.

Monteseirín no sólo ha hipotecado el presente de la ciudad (con él la deuda del Ayuntamiento asciende ya a 522 millones de euros), sino también el futuro. Los vecinos de Alcosa ya saben la respuesta a su pregunta de por qué el Ayuntamiento dice que no hay dinero para la recepción total de la barriada: porque el alcalde se lo gastó en las setas de la Encarnación y en “la ciudad construida”, no en la del futuro ni en la pendiente de rematar.

Remanente

El Diccionario de la Academia define ‘remanente’ como “aquello que queda de algo”. He tenido que ir al Diccionario para tratar de comprender el penúltimo eufemismo (siempre se inventarán alguno nuevo y yo ardo en deseos de ver hasta qué punto son capaces de exprimirse la imaginación) municipal, ese que dice que el Ayuntamiento tiene en la caja un remanente negativo de (valga la redundancia por el signo menos)        -31,7 millones de euros. No, mire usted, señor (sin) alcalde sin dinero y con lápidas de morosidad: remanente es de toda la vida, y como bien define el Diccionario, un resto, un sobrante, un excedente, un superávit, algo tangible, aunque sea poco, un mínimo minimórum, pero algo. La expresión ‘remanente negativo’ no es ni siquiera un eufemismo, porque se compone de dos términos antitéticos: lo negativo es la negación del propio remanente, y máxime si se trata, como es el caso, de 31,7 millones de euros. Hablando en román paladino, Monteseirín no ha dejado un remanente negativo, sino un pedazo de agujero de 5.274 millones de las antiguas pesetas.

El ficus seco

En el extremo de la ciudad deportiva del Betis, Heliópolis y su émulo Nuevo Heliópolis se alza, como un triste espantapájaros vegetal con sus muñones secos, un enorme ficus ya renegrecido que en su día fue un árbol frondoso en los jardines del Prado. Bajo sus ramas jugaron los niños y en su copa anidaron los pájaros, hasta que un día alguien decidió que estorbaba a la biblioteca universitaria de Zaha Hadid y, para evitar más protestas de vecinos y ecologistas, lo trasplantó a esta tierra extraña.. Se convirtió así en un solitario ejemplar en medio de una pradera de jaramagos que a duras penas verdea en verano. Dijeron no se sabe qué expertos que ninguno de los árboles trasplantados fuera del Prado se había perdido y que la operación fue todo un éxito. Este esqueleto vegetal prueba lo contrario. Quizás murió al verse solo, de la misma tristeza que los naranjos, por no poder oír más las risas infantiles y el trino de las aves. A este ficus seco, al contrario que al olmo de Machado, ya no le brotan ramas reverdecidas, ni espera milagro alguno de la primavera.

La serpiente del verano

Monteseirín ha recurrido a Europa Press para contestar a Torrijos y deslizar más sofismas sobre las setas, que está convirtiendo en la serpiente informativa del verano. Torrijos ha cuestionado el 31 de diciembre como fecha de su terminación y  vaticinado que no se concluirán hasta primavera y con más dinero..

Monteseirín afirma desconocer de dónde sale la estimación de su socio de gobierno. Éste ha sido muy claro al decir que se basa en su información “como primer teniente de alcalde” y que se atiene al “sentido de la realidad, de la responsabilidad y el conocimiento”.

Si Torrijos dispone de información reservada de la que carece el alcalde, pondría de manifiesto que Monteseirín  no se entera o cada vez pinta menos en el Ayuntamiento. Torrijos habría organizado un poder paralelo y sus propios circuitos informativos conforme a la tesis de Del Valle de que ocupa el espacio dejado vacío por Alfredo. Y si los dos disponen de la misma información pero cada uno da fechas distintas, uno estaría falseando la realidad, aunque después de que el Ayuntamiento ocultara desde 2007 el informe sobre la inviabilidad técnica del Parasol cualquier cosa es ya esperable de este gobierno.

SOBRECOSTES

Monteseirín alega que la mayor parte del sobrecoste se debe “a las mejoras planteadas en relación a las peticiones de los placeros…”

Urbanismo tramitó en enero a la petición del arquitecto de un segundo modificado, por la necesidad de rehacer los cálculos de los parasoles, compuestos por unas 5.000 láminas de madera, después de que en Alemania se derrumbara por el peso de la nieve un polideportivo y de que se decidiera recubrir la madera de las setas por miedo al calor.

Aprovechando esa circunstancia fue el Ayuntamiento el que, para evitarse problemas con los quejumbrosos placeros, pidió mejoras en los puestos de abasto,  por valor de 4,2 millones. ¿Cree alguien que Sacyr habría incrementado el coste sólo para atender a los comerciantes? No, la petición fue del Ayuntamiento, pero Monteseirín la presenta al revés.

INSUFICIENTE

Los comerciantes reclamaban puestos más de al menos 20 m2 frente a los 12 m2 diseñados por Mayer y que las instalaciones se hicieran de obra y no de acero. Pese a ser presuntamente inoxidable, un puesto-piloto montado como demostración acabó acumulando herrumbre y, tal como expresó el secretario de la cooperativa, “para colgar una estantería hay que llamar a un chapista”.

Otra queja de los placeros ha sido la reducción a 40 del número de puestos de venta, cuando hace casi cuatro decenios ellos eran 300 en activo, de los que ahora quedan unos 70.

Precisamente, cuando se debatió sobre el Parasol en la Comisión de Patrimonio, el jefe de Protección señaló que el proyecto era “bastante deficitario en lo referido al mercado de abastos y a la creación de una plaza pública” y que “con apenas 40 puestos aislados de 12 m2 cada uno, resulta a todas luces insuficiente para las futuras necesidades de una plaza de abastos de la centralidad de la Encarnación”. “Sin posibilidades de crecer –continuaba-, su capacidad de transformación y por tanto su supervivencia me parece exigua. Basta señalar que otros mercados que han sorteado con soltura la crisis de los mercados tradicionales, como La Boquería (Barcelona) y San Miguel (Madrid) tienen un mínimo de 60 puestos”.

Y según el pliego de condiciones, los puestos del mercado vacantes a medida que se vayan jubilando los actuales placeros pasarán a la galería comercial anexa gestionada por Sacyr, con lo que será sólo cuestión de tiempo que el antiguo mercado público, cuya recuperación ha servido de coartada para la operación de las setas, acabe convertido en un centro comercial privado, como otros grandes almacenes. Y recuérdese que Sacyr llegó a barajar imponer una renta de 500 euros/mes a los placeros.

PREVISTO DESDE 2004

Monteseirín también achaca el sobrecoste de las setas a la habilitación de un museo arqueológico, como si no hubiera estado previsto desde el principio en el diseño de Mayer de 2004. La referencia del concurso de ideas decía: “El proyecto, con sus grandes estructuras parecidas a setas, ofrece un espacio arqueológico, un mercado, una plaza elevada, múltiples bares y restaurantes debajo y en el interior de los parasoles, así como una terraza panorámica en el parasol más alto”.

Y se abundaba aún más: “Hace bastantes años, durante la excavación del aparcamiento subterráneo, fueron descubiertos restos arqueológicos. La ciudad de Sevilla decidió entonces convertir la zona en un museo y una plaza para atraer a los residentes y turistas. El museo arqueológico está emplazado por debajo del mercado, marcándose su presencia mediante una entrada dentro de la columna más gruesa del parasol”.

VIGILANTE

Monteseirín también ha incluido en los sobrecostes la urbanización del entorno, un reconocimiento implícito de que el Ayuntamiento habría asumido la reforma de la plaza, rebautizada como ‘la Encarnita’ y cuya ejecución correspondería teóricamente a Sacyr.

El alcalde proclama que vigilará para que la empresa en cuyo beneficio ha privatizado la Encarnación durante 40 años cumpla acabe las setas el 31 de diciembre, pero tras haber incumplido las cuatro fechas comprometidas anteriormente sin que el Ayuntamiento le haya aplicado la penalización prevista de 3.000 euros por cada día de retraso (en septiembre se cumplirán 1.095 días de demora),  los anuncios del alcalde tienen tanta credibilidad como los del pastor del cuento de que viene el lobo.

Siete Puertas

Recordarán que Manuel Rey, el delegado de Urbanismo inventor de las pastillas Macabeo, se sacó de la chistera un estudio en la línea del innombrable (para Monteseirín) Emilio Carrillo en que cuantificaba en ‘cienes’ y ‘cienes’ de miles de millones y de empleos el impacto económico de las setas de la Encarnación. Pues menos lobos. El centenario comercio de ‘Las siete puertas’, uno de los teóricos beneficiarios del Parasol sin Metro(pol), ha hecho honor a su nombre y nos ha dado con la puerta en las narices. Vamos, que ha echado el cierre. Su propietario  culpa de su desgracia a las setas del cuento de la lechera del (sin) alcalde. Dice que en vez de ser el  “balón de oxígeno” para el comercio prometido por el Ayuntamiento, el Parasol ha convertido el área de la Encarnación “en un desierto”. ¿Ven cómo va a ser verdad que Sevilla acabará siendo similar al desierto de Tucson, en Arizona, conforme al augurio de los meteorólogos? El pronóstico le va a venir de perlas a Monteseirín, Marchena, Rey and Cía. La culpa no la tendrán las setas, sino el cambio climático.

‘Se vende’

Una copistería cualquiera de Reina Mercedes. Entra un cliente y, pidiendo perdón a los que aguardan  en la cola, hace una pregunta al encargado para ver si le merece la pena esperar: “¿Tiene carteles de ‘Se vende’?”. Respuesta tras el mostrador: “Pues se me han agotado, pero aún me quedan un par de ‘Se alquila’”. Agotados los ‘Se vende’. Hasta ese momento no tomo consciencia de la magnitud de la crisis: existe un mercado de cartelería industrial sobre venta de pisos cuyos dueños han quedado atrapados entre la hipoteca, el despido o la más pura voracidad especulativa, sin atender al consejo de que “el último euro que se lo gane otro”. Aún recuerdo la también verídica historia que me contaba un promotor: apenas instalar la caseta de obras y el cartelón de una promoción de viviendas se llegaron a pagar 3.000 euros ¡por ceder el sitio en la cola de los que iban a reservar pisos con el pago de una mera señal para luego darles el pase!. En muchas de esas viviendas vacías hoy cuelga el cartel de ‘Se vende’, como los que industrialmente se expiden en las copisterías.

Precipicio

Tras acordar Tussam  pedir un crédito de 12 millones de euros para pagar las nóminas, el (sin) alcalde ha dicho que estos problemas no son de hoy porque la empresa municipal  “siempre ha estado al borde del precipicio”. Monteseirín es un experto en manipular la historia. Tal como recordamos en su día, doña Sole (Becerril) puso a cero el contador de las pérdidas de Tussam antes del traspaso de poderes municipales a Alfredo, en 1999. Desde entonces, gracias a la política de barra libre con los sindicatos practicada por el (sin) y materializada en generosos convenios con subidas superiores al IPC en las vísperas de los Viernes de Dolores y de los lunes del ‘alumbrao’ de la Feria (Guillermo Gutiérrez dixit), Tussam ha acumulado 384 millones en números rojos, salvados sólo por la campana de las aportaciones extraordinarias municipales y de los créditos bancarios. Pan para hoy y hambre para mañana. Si, como dice Monteseirín, Tussam ha estado siempre al borde del precipicio, todos estaremos de acuerdo en que con él la empresa municipal ha dado un paso al frente.

El papel lo aguanta todo

Una de las puertas de la Expo se llamaba Puerta de Triana. ¿Por qué con los años pasó a denominarse aquella zona Puerto Triana, en masculino, en vez de Puerta Triana, en femenino? No, no fue por aquello de que Sevilla ha sido puerto y puerta de Indias, sino por algo más prosaico.

Agesa convocó un concurso internacional de ideas para el reaprovechamiento del sector Sur de la Cartuja. Lo ganó un proyecto denominado Puerto Triana porque incluía un gran puerto deportivo circular excavado en la margen derecha de la dársena, entre el puente del Cristo de la Expiración y la torre Schindler.

La simulación gráfica era una preciosidad. Allí se veían, como si se pudieran tocar con los dedos, maravillosos yates con unos enormes mástiles que proyectaban la idea de que Sevilla se convertiría en la nueva meca del turismo náutico de lujo. Lo gordo iba detrás del puerto: su complejo comercial, su torre diseñada por Ricardo Bofill…..pero ésa es otra historia.

Al cabo de unos días, un colega se dio en la Redacción un tortazo con la mano en la frente y gritó: “¡Pero si esto es imposible!”. Nadie, ni siquiera los miembros del jurado, había reparado en que ninguno de aquellos yates podía atracar junto a la Cartuja, porque con sus mástiles no podrían haber pasado jamás bajo los puentes fijos de Los Remedios, San Telmo, Triana y El Cachorro. Pero la simulación gráfica coló y fue vital para la adjudicación del concurso.

El papel lo soporta todo.

LA HISTORIA SE REPITE

En mayo de 2007, a poco de las municipales, la Gerencia de Urbanismo, dirigida por  Manuel Marchena,  ocultó el descubrimiento de sus técnicos y de  Sacyr: el dibujo de las setas con el que el arquitecto alemán Jürgen Mayer había ganado en marzo de 2004  el concurso internacional sobre la Encarnación era inejecutable.

El posterior delegado de Urbanismo, Celis, confesó luego que se trataba de “un proyecto imposible cuya ejecución ha sido incierta desde que comenzó y que se adjudicó sin que existiera la tecnología necesaria para poder ejecutarlo”. Nadie sabía entonces cómo se ensamblaban cada uno de los 5.000 cruces de las láminas de madera que debían componer los parasoles, pero el jurado quedó obnubilado por los dibujos presentados por Mayer y cuando se descubrió el pastel  el arquitecto puso como coartada “la ausencia de antecedentes similares en el mundo”.

LA FACTURA

El coste de haber asumido un simple boceto lo están pagando con creces los sevillanos –unos 116 millones de euros-, pero ¿qué fallos de supervisión han dado lugar a esta situación?

El decano de los arquitectos, Angel Díaz del Río, ha salido en defensa de Mayer con  la tesis de que “no hay ningún proyecto inviable técnicamente”. Según Del Río, al que se le vincula con el jurado que falló el concurso, la construcción de las setas nunca debió adjudicarse a partir del proyecto básico, como hizo Urbanismo, sino una vez redactado un proyecto de ejecución. ¿Cuál es la diferencia? El proyecto básico establece valores, estimaciones y previsiones genéricos, mientras que el proyecto de ejecución obliga a hacer cálculos detallados de estructura y a fijar un presupuesto desglosado por partidas y cerrado.

El secretario municipal, Luis Flores, dijo en su informe sobre las modificaciones presupuestarias para seguir sufragando las setas que los problemas técnicos debieron detectarse en el proyecto de ejecución, “lo que hubiera permitido una toma de decisiones con mayor conocimiento de causa y no encontrarnos ahora ante lo irreversible de la situación”.

DISEÑADOR Y EJECUTOR

Una situación propiciada además por que Sacyr, la constructora, encargó el proyecto de ejecución al propio Jürgen Mayer, justamente el menos interesado en desvelar las deficiencias técnicas de su diseño, hasta que ya no fue posible ocultarlas por más tiempo.

Tal como ha señalado el decano de los arquitectos, el Ayuntamiento perdió gran parte de su capacidad de control sobre las setas al permitir una situación “poco recomendable”: que Mayer acabara convertido en director facultativo de la obra al firmar un contrato a sueldo de Sacyr.

El informe del secretario municipal es aún más tajante, cuando dice: “Sería necesario extremar los controles para evitar situaciones como ésta, en la que falló el proyecto del arquitecto, no fue debidamente controlado por la empresa concesionaria que presentó el proyecto y tampoco encontró reparo alguno en la Oficina de Supervisión”. ¿Y quién era el máximo responsable de esta oficina en su calidad de gerente de Urbanismo? Pues Marchena, cuya nómina era  tan sólo 20.000 euros menor que la del gobernador del Banco de España.

HACIA EL OLVIDO

El secretario instó a que se depuraran responsabilidades por el quebranto económico sufrido por las arcas públicas a consecuencia de la enorme desviación presupuestaria  de las setas, pero en vez de atender el deictamen del funcionario municipal y abrir un expediente en tal sentido, Monteseirín, al decidir con su voto de calidad aportar otros 30,4 millones de euros y diferir la apertura de un expediente a la conclusión de la obra, ha asumido implícitamente que toda la responsabilidad por los fallos es del Ayuntamiento y no del arquitecto ni de la constructora.

Si llega el día en que se sustancie esta responsabilidad, probablemente tras pleitos y recursos en los tribunales, Alfredo ya hará años que no estará en el Ayuntamiento y los errores de su gestión no le pasarán factura ni a él ni a su partido en las urnas. Al fin y al cabo, es ya un político amortizado.